Cultura
Un libro para entender el periodismo y la democracia en la era de las emociones
Josep Carles Rius hace un canto al ejercicio comprometido y digno de la profesión, en un libro que estudia el papel del periodismo en conflictos como el de Palestina o Ucrania, o en acontecimientos que han puesto a prueba las democracias, como el auge de la extrema derecha, la presidencia de Donald Trump, el Brexit o el Procés catalán.
Josep Carles Rius le propuso a J.J.Caballero Gil que escribiera el prólogo de su libro Periodismo y democracia en la era de las emociones (Edicions de la Universitat de Barcelona). Caballero, compañero de trabajo y de aventuras periodísticas diversas durante cerca de un cuarto de siglo -en La Vanguardia, Público y la Fundación Periodisme Plural- le dijo que en vez de un prólogo prefería redactar el epílogo. Y leer las diez páginas que le dedica facilitan la labor de realizar la reseña de las 450 que componen el inmenso trabajo de Rius. “Es un libro muy necesario, repleto de voces autorizadas y muy oportuno, porque aún están vivas las secuelas de tres grandes fenómenos comunicativos que aquí se estudian: Trump, Brexit y Procés. Es, también, un libro que molestará a algunos. Bien está si así es”, escribe Caballero.
Quienes se molesten leyendo Periodismo y democracia en la era de las emociones es porque no son o no han actuado como buenos periodistas. Rius analiza las historias que desfilan por su libro con el rigor y los criterios que reclama a quienes se dedican a esta profesión. Caballero también resume acertadamente estos criterios: “Voluntad de objetividad (que no hay que confundir con neutralidad, porque, ante determinados hechos, no se puede ser neutral), respecto a la veracidad y vocación de ecuanimidad a la hora de tratar la pluralidad de la sociedad. Sin olvidar que el derecho a la información no sólo es de los periodistas, sino también de los ciudadanos”.
La objetividad no existe
Y acudiendo a otro periodista de aquellos cuya trayectoria autoriza a que se les escuche con atención, Bru Rovira, cuando dice que “el periodismo no puede ser sólo una profesión que se ejerce para ganarse la vida. Era y debe ser un trabajo de compromiso no sólo con el lector sino también con las propias fuentes, con las vidas de los otros, con los testimonios que recogemos, con las vidas que explicamos… Compromiso. Esa es la palabra”. Ana Macpherson, que trabajó con Rius en El Periódico y en La Vanguardia, recuerda que “con él había que esforzarse por hacer el mismo trabajo un poco mejor, ir más allá, pensar y explicar un contexto más completo. Puro respeto a lectores diversos”.
Compromiso, objetividad, ecuanimidad, rigor, seriedad, dignidad, respeto a las personas y a la deontología profesional son palabras y conceptos que impregnan el libro de este periodista que hoy preside el Consejo de la Información de Cataluña (CIC) y que, en su día, fue Decano del Colegio de Periodistas de Cataluña. Estos conceptos los opone a los que entiende que han hecho y hacen mucho daño al periodismo y a la sociedad, que son la conversión de los medios de comunicación en correas de transmisión de intereses políticos o económicos, el recurso a las mentiras o las medias verdades, la obsesión enfermiza por la audiencia, la excitación de las emociones y bajas pasiones en perjuicio de la información estricta o la precariedad que se ha impuesto en el sector desde hace ya un buen puñado de años.
Rius no engaña a nadie. Reconoce que la objetividad absoluta no existe. Lo avisa de entrada. “Este no es un libro neutral: toma partido por el periodismo con horizonte ético, independiente, comprometido con los derechos humanos, con vocación de acercarse lo máximo posible a la verdad de los hechos, y con voluntad de ejercer la crítica y el control de los poderes, incluido el mediático. Y tampoco es un libro objetivo porque la objetividad no existe. Este libro es producto de reflexiones profesionales y académicas. Y de la experiencia”, se lee en el primer párrafo.
Sin democracia, no hay periodismo
La experiencia académica de Josep Carles Rius es también notable. 25 años como profesor de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Autónoma de Barcelona se notan en este Manual que puede servir perfectamente como guía de una asignatura de un curso entero. El Prólogo, convertido en Preliminar, lleva un título contundente: Sin democracia, no hay periodismo (sin periodismo, no hay democracia. Y el conjunto de la obra está repartida en cinco apartados: «El desafío de las democracias»; «Bajo el imperio de las plataformas»; «El ‘procés‘ en Cataluña, un caso de libro»; «Cara y cruz del ecosistema mediático” y “Los grandes retos del periodismo”.
Además del análisis del porqué muchos medios de comunicación, plataformas y redes sociales nacidas gracias a Internet contribuyeron a hacer a Donald Trump presidente de Estados Unidos, a que el Brexit ganase el referéndum británico o a potenciar la desinformación que rodeó el Procés catalán. Periodismo y democracia en la era de las emociones también recoge algunas de las experiencias que Rius ha vivido en primera persona a lo largo de su carrera profesional. La suma de experiencias y reflexiones viene avalada por un trabajo de documentación espectacular. Es evidente que detrás de este libro hay un trabajo y una búsqueda de las referencias adecuadas que reclaman su divulgación máxima, en las facultades de Periodismo y fuera de ellas.
Rius insiste en recordar que el periodismo constituye un servicio a la sociedad. Por tanto, no se le puede tratar como un producto más que hay que dejar en manos del libre mercado. El buen periodismo no debe dejarse vencer por la tentación de azuzar las emociones en vez de informar de lo que la ciudadanía debe saber ni caer en manos de intereses que nada tienen que ver con la práctica correcta del “oficio más bonito del mundo”, como tituló uno de sus libros José Martí Gómez. Oficio que han practicado otros profesionales que encontramos en el libro con los que Rius ha trabajado o a los que ha admirado, como el propio Martí Gómez, Josep Maria Huertas o Margarita Rivière. Periodismo y democracia en la era de las emociones es, también, una forma del autor de rendirles un merecido homenaje.
…Assange, quién defendía su proyecto de «fiscalizar y desenmascarar a los poderosos» fue perseguido y logró mantenerse prófugo durante 9 años antes de ser capturado en Inglaterra.
Hace unas semanas Assange fue puesto en libertad no sin antes dejar un preocupante mensaje para el periodismo crítico y para quienes creen en la información como un derecho inalienable: Assange acordó con los fiscales de EEUU y se declaró culpable del delito de espionaje.
Este hecho abre una brecha difusa que genera preguntas frente a cuáles son los límites que tiene el periodismo investigativo para realizarse y asimismo para difundirse masivamente.
El caso de Assange evidencia el poder que tiene la información tanto al revelarse como ocultarse.
Lxs periodistas tienen un rol fundamental en la elaboración del criterio colectivo y construcción de sentidos en cualquier sociedad.
Que decir de periodistas que deciden publicar mentiras, apoyar con sus medios a los opresores y recibir dinero de ellos…
(El caso Assange y los interrogantes al periodismo, Antonio García)
El periodismo es una profesión molesta para el poder. Ello muestra lo importante que es nuestra labor.
-Pablo González Yagüe-
P.D.
Ni tampoco nos deja rescatar la verdadera historia de aquellos hechos.
Cómo van a poner a prueba las democracias si aún no han llegado y cada vez se alejan más.
Que fijación y que manera de picar en el anzuelo con llamar democracia al fasciocapitalismo catolicismo. Por añadidura en este pais tenemos el sistema feudal de la monarquía que por si fuera poco nos fue impuesta por la dictadura fascista, dictadura ésta que nunca ha dejado el mando de su cortijo y que no nos deja rescatar los cadáveres de los que se opusieron a ella y a la legalidad republicana. Ni tampoco nos deja rescatar la legítima de aquellos hechos.
Aquí otra referencia sobre la vigencia de la lucha de clases, esencial en la era de la desinformación:
«Do we live in a Marxian world?» https://doi.org/10.3846/20294913.2016.1212740