Opinión
¿Dónde está el problema de las migraciones?
«¿Por qué no se pone el foco en las causas que explican, a pesar de los muros y de las medidas represivas que aplican las instituciones comunitarias, por qué continúan creciendo los flujos migratorios y lo harán todavía más en los próximos años?», se pregunta el economista Fernando Luengo.
Tengo el convencimiento de que, además de que hay mucha hipocresía y racismo, existe un importante desenfoque, opino que deliberado, en el tema de los movimientos migratorios.
Buena parte del debate y de las políticas implementadas se centran en cómo gestionar esos flujos y en su impacto en los territorios o países de destino. Por supuesto, esta reflexión es muy necesaria, sobre todo porque se ha convertido en un lugar común afirmar que representan un lastre para nuestras economías y una amenaza para la convivencia, y que por todo ello hay que restringir o incluso prohibir su entrada (no estoy hablando, claro, del personal especializado, universitarios, directivos y ejecutivos de empresas… para los cuales, por lo general, todas las puertas están abiertas). El reciente Pacto Europeo de Migración y Asilo aprobado por la Comisión Europea materializa, para vergüenza de las instituciones comunitarias, este diagnóstico.
Lo cierto es que quien pone en el tablero el asunto de las migraciones desde esta perspectiva es sobre todo la extrema derecha. Y lo pone como uno de los grandes problemas que es necesario enfrentar. La delincuencia y la inseguridad, los bajos salarios y el desempleo, el derroche de fondos públicos… La culpabilidad de esta situación recaería sobre la inmigración, que catalogan como invasión.
No hay datos que respalden estas afirmaciones, pero ¡qué más da! Por simplista y manipulador que pueda parecer este planteamiento, que lo es, cala y mucho entre la población, como ha quedado de manifiesto en las consultas electorales en España, en Alemania, en las elecciones al Parlamento Europeo y, recientemente, en Francia.
Es un mensaje atractivo que cala entre amplios estratos de la población, no sólo ni principalmente entre los sectores receptivos por ideología a este tipo de enunciados. También entre los de abajo, entre los perdedores de la globalización y las crisis, entre los desempleados y los que cuentan con empleos y salarios indecentes, entre los que no alcanzan a subirse al tren del crecimiento ni disfrutan de sus supuestos beneficios. En un contexto de confusión y despolitización masiva, culpar a los de afuera tiene recorrido político. De esta manera, las derechas, no sólo las extremas, están consiguiendo una amplia base social que no se alimenta de la información sino de la intoxicación, los bulos y las mentiras.
Estamos ante un planteamiento que omite, errónea o deliberadamente, que las inmigraciones, por su efecto positivo en la producción y el consumo, han sido claves a la hora de dar cuenta del crecimiento de la economía en las últimas décadas, al tiempo que han contribuido al rejuvenecimiento de una pirámide poblacional cada vez más envejecida. Se afirma, con el mismo sesgo, que las personas migrantes han sido un factor de degradación de las condiciones de trabajo y de presión a la baja de los salarios, cuando más bien han sido víctimas de unas relaciones laborales que premian al capital castigando al trabajo.
En todo caso, ¿por qué no se pone el foco en las causas que explican que, a pesar de los muros que levanta Europa y de las medidas represivas que aplican las instituciones comunitarias, de la xenofobia imperante entre amplias capas de la población, de las penosas condiciones de vida que padecen los que consiguen quedarse en territorio comunitario, de que se les cuelgue el sambenito de delincuentes en potencia y principales responsables del supuesto aumento de la inseguridad ciudadana… por qué razón, a pesar de todo esto, continúan creciendo los flujos migratorios y, si no cambian las cosas, lo harán todavía más en los próximos años?
Esta es, en mi opinión, una pregunta crucial que hay que hacerse, que las izquierdas deben poner sobre la mesa para merecer esa etiqueta, porque su contestación y lo que se haga al respecto es decisivo.
Porque, digámoslo con claridad, los movimientos migratorios, hacia los países supuestamente ricos, son imparables y continuarán aumentando si no se atajan las causas de fondo que están en su origen. ¿O es que acaso pensamos que las personas que los protagonizan son excursionistas que pretenden entrar y quedarse en Europa para conocer mundo?
La mayor parte de esos flujos, que proceden principalmente de África (y también de Ucrania), se explican por las guerras, por el impacto devastador del cambio climático y, como consecuencia de todo ello, por el formidable aumento de la pobreza.
¿Qué hace al respecto la denominada comunidad internacional? ¿Y las instituciones comunitarias? ¿Y nuestro gobierno? Ya lo he dicho antes: levantar muros. Se habla mucho en los foros globales y se derraman toneladas de tinta sobre la necesidad de «ayudar» al sur global; se reconoce –en el bla, bla, bla de la retórica institucional todo cabe– que precisamente los países más pobres son los más perjudicados de los adversos efectos del cambio climático, del cual son responsables, sobre todo, los más desarrollados; que las políticas depredadoras de recursos llevadas a cabo por los grandes grupos corporativos, apoyados por los gobiernos occidentales y los regímenes títeres, están detrás del empobrecimiento y expulsión de la población; que los muy altos niveles de deuda externa son un factor de estrangulamiento de las finanzas de los poderes públicos, que se ven obligados a satisfacer de manera prioritaria las exigencias de los acreedores, en forma de pagos de intereses y devolución de los créditos.
Si no hay políticas que de manera decidida –con recursos, no con palabras y pomposas declaraciones– aborden estas cuestiones la presión migratoria será cada vez más intensa y no habrá ningún muro que la detenga.
Debate en el Queremos Opinar sobre el impacto de la inmigración en España junto a José Miguel Villarroya, Javier Bonomi, Ricard Férnandez …
https://www.youtube.com/watch?v=ouf8z_kZJGI
Orgulloso de ser Europeo? Yo no.
Yo no quiero que me someta esta mafia capitalista, corrupta, manipuladora y mendaz que a su vez está sometida por los grandes capos del capital mundial y obligada a financiar a su ejército genocida, la OTAN.
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Amnistía Internacional denuncia restricciones y ataques sistemáticos a las libertades en Europa.
En toda Europa el derecho de reunión pacífica está sufriendo una fuerte embestida a medida que los estados deslegitiman, estigmatizan, criminalizan y reprimen cada vez más a quienes se manifiestan pacíficamente, imponiendo restricciones injustificadas y punitivas y recurriendo a medios cada vez más represivos para acallar la disidencia.
Así lo afirma Amnistía Internacional en un nuevo informe: Europa, un patrón arrollador de restricciones y ataques sistemáticos socava la protesta pacífica.
Lo has dicho todo, Fernándo, la razón por la que las derechas y extremas derechas se hacen con los gobiernos, los motivos de la inmigración y la necesidad de que haya un debate público, honesto y en profundidad, sobre las causas de la inmigración que tú has enumerado y que los medios del sistema, especialmente derechas y ultraderechas tergiversan continua e intencionadamente logrando confundir y convencer a los desinformados, que son la mayoría, de que los culpables de su precariedad son los inmigrantes.
Tengo entendido que los africanos simplemente piden que el norte rico, expoliador y causante del éxodo climático al que los ha condenado «se olvide de ellos, que sabrán salir a flote».
Cinismo más grande como el sistema capitalista occidental, expoliador y genocida, ninguno.
SOCIALISMO o BARBARIE.