Economía
El poder económico español no tiene quien le escriba
«Las páginas de los periódicos, plagadas de anuncios y de comunicación corporativa, son la maleza que nos impide ver la corrupción empresarial con nitidez», escribe Andrés Villena
El lector probablemente conozca parte de la trayectoria de Koldo García, el exasesor del Ministerio de Transportes que, en plena pandemia y confinamiento, se hizo presuntamente con comisiones millonarias por mediar en una oportuna venta de mascarillas. Su biografía es suficientemente llamativa y, además, ha sido descrita al detalle en horario infantil.
También la de Luis Bárcenas, el extesorero del Partido Popular que renovara la fórmula de los sobresueldos en el partido con más militantes de España. O de Miguel Blesa, el presidente de Caja Madrid que compartiera con José María Aznar confidencias y apuntes de oposición.
Todos estos casos integran la difusa categoría de corrupción política. El relato de sus protagonistas sirve para exorcizar las frustraciones que la ciudadanía vive bajo un sistema que genera una injusta distribución de premios a distintos tipos de esfuerzos.
Pero estos relatos no operan más que como ansiolíticos. Y como árboles de mareantes ramas societarias que eclipsan el bosque. En el centro de este se encuentra la gran empresa, pero nosotros solo podemos intuirlo. Las páginas de los periódicos, plagadas de anuncios y de comunicación corporativa, son la maleza que nos impide verla con nitidez. Ignoramos sus ejercicios de contabilidad creativa, de explotación laboral, de agresivas deslocalizaciones y de optimización fiscal. Y de fraude. Lo que sabemos de dichas prácticas nos viene de fuera: de las investigaciones que la prensa de otros países ha realizado sobre las grandes corporaciones. Sabemos que algo pasa, pero no conocemos lo que ocurre. Y ha llegado un momento en que ni siquiera nos importa.
La ideología dominante anida en este punto ciego de la democracia. La corrupción, los manejos ilegales de dinero, las intenciones aviesas y las malas prácticas siempre tienen a un político como último responsable. A un ministro, a un consejero o a un concejal. El problema son los partidos y las instituciones por éstos penetradas. Al iluminar solamente esta dimensión de la vida social, el cuarto poder ignora al capital. En parte, porque depende de éste; y en parte, porque cruzar una línea roja es peligroso, y además, casi desconocido.
Cuarenta años sin prensa
Nuestra herencia autoritaria contribuye a la explicación de este fenómeno. La fase final de la dictadura, con una tímida liberalización de la prensa y del régimen, presenció la publicación de varios casos de corrupción que terminaron con el mito de la santa austeridad del franquismo. Entre estos destacaron la estafa inmobiliaria de SOFICO, el caso REACE o del aceite de Redondela, o el más célebre, el de MATESA. En todos estos, los empresarios encausados aparecían respaldados o financiados por altos representantes de la dictadura, como ministros, dirigentes de la banca oficial o miembros del alto mando militar.
El ocaso de la dictadura y la transición se produjeron al tiempo que las dos crisis del petróleo hacían tambalearse el frágil capitalismo español. El reinicio democrático no fue suficiente para asentar una cultura de independencia periodística y esto favoreció a un poder empresarial, y sobre todo bancario, que protagonizaría la financiación de los nuevos partidos políticos. La liquidación y la venta de los periódicos de la antigua Prensa del Movimiento, los medios públicos en manos del partido único de la dictadura, en 1984, se materializó en grandes grupos privados con especialización territorial y una escasa vocación de periodismo independiente.
La crítica económica y empresarial, que en los años de González se asociaba a los excesos de las mayorías absolutas, se identificó con un concepto difuso: el del control del poder. Algunos libros de excepcional factura dibujaron la arquitectura de las redes políticas y empresariales de los felices años ochenta. Destacan, entre otros, El clan. La historia secreta de la ‘beautiful people’, escrito por Raúl Heras, o El dinero del poder, por Ramón Tijeras y José García Herrera. Estos trabajos analizaban el sistema económico, empresarial y mediático construido en torno a la élite de Felipe González, y pese a que hacían un excelente análisis de la nueva clase dominante y de sus fuentes de financiación, no se detuvieron en las dinámicas de las grandes empresas, beneficiarias también de aquella etapa dorada.
La eclosión de la cultura del pelotazo en la segunda mitad de los ochenta y el inicio de las fusiones bancarias en plena globalización financiera ofrecieron una oportunidad de fiscalización periodística de la banca española que se tornó, de nuevo, en crítica política. El abogado del Estado Mario Conde se hacía en 1987 con la presidencia de Banesto, desafiando a la estructura oligárquica de las finanzas. Conde inició una política de expansión bancaria, empresarial y mediática, lo que supuso una nueva fusión de poderes.
La propaganda y la popularidad social del banquero de Tuy, el nuevo príncipe financiero, no lograron ocultar los agujeros de un banco que arrastraba problemas desde finales de los años setenta, una situación que había afectado a otras grandes entidades bancarias que escaparon sin menciones de la hoguera regulatoria. En torno a Conde se generó casi una industria editorial. Por una parte, las publicaciones monográficas sospechosamente favorables al banquero; y por otra, una minoría de críticas, de la que los libros de los periodistas Ernesto Ekaizer –Banqueros de rapiña– y Encarna Pérez y Miguel Ángel Nieto –Los cómplices de Mario Conde– son los ejemplos más destacados. La fijación en Conde, desahuciado del poder bancario a finales de 1993, permitió olvidar los problemas y las tendencias disfuncionales del sector financiero español. Banesto fue absorbido por el Banco Santander.
Menos aún se ha escrito desde que la hegemonía conservadora se convirtiera en un hecho en 1996, con la llegada al ejecutivo del Partido Popular liderado por José María Aznar. A partir de entonces se han narrado escándalos empresariales, como los de las opacas cesiones de crédito del Banco Santander, el uso de información privilegiada del expresidente de Tabacalera y posterior jerarca telefónico, César Alierta, o las contrataciones de policías del lado oscuro por parte de entidades como Iberdrola o BBVA. Pero de estos no ha quedado una investigación sistemática que ofrezca una amplia y detallada panorámica del funcionamiento de la gran empresa en España. Como sí ha ocurrido con redes de corrupción política como la de la Gürtel, reina de las mordidas en los años dorados de Aznar y fuente de una amplia bibliografía periodística y judicial.
Entre el miedo y el parentesco
Esta anemia económica tiene numerosas causas. En primer lugar, muchos medios no tienen incentivos para meterse en líos con este poder, al que a veces confunden con una etérea entidad denominada «libre mercado». En segundo lugar, la prensa y las televisiones dependen de la financiación privada, cuando no han nacido con un apoyo tácito y una serie de acuerdos implícitos con empresas del IBEX 35.
En estos casos, el tamaño del diario o del medio de comunicación parece ser el problema, en un hecho algo contraintuitivo: la capacidad de influencia mediática parece ir en sentido contrario a la independencia periodística. Las publicaciones de pequeños medios que analizan los abusos de las empresas son confundidas despectivamente con el activismo. La ciudadanía, acostumbrada a identificar la información con la gratuidad, cierra con esta conducta el círculo vicioso de la censura empresarial.
La publicación de escándalos como la manipulación del tipo de interés interbancario, el Libor, en Inglaterra, el fraude fiscal bancario en Francia o el caso de las emisiones de Volkswagen en Alemania, parecen imposibles hoy día en nuestro país. La oligarquía, el poder económico, no tienen en España quien les escriba. Con excepciones que, por el momento, nos servirán para confirmar esta regla, el silencio continúa en una democracia a la que le faltan aún demasiadas extensiones.
SUMA Y SIGUE EN LA ESCALADA BÉLICA: OTROS 14.000 MILLONES DE EUROS EXTRA DE GASTO MILITAR EN ESPAÑA
Sigue la desenfrenada escalada militar del Consejo de Ministros
Por JUAN CARLOS ROIS, DEL GRUPO TORTUGA.
Han trascurrido aproximadamente seis meses del año y el Gobierno no ha perdido el tiempo en lo que se refiere a disparar el gasto militar.
Durante este período, en 20 consejos de ministros más dos acuerdos se ha aprobado gasto militar, para este y sucesivos años, por importe de al menos (porque hay acuerdos de los que no han hecho transparente el gasto) 13.931,78 millones de euros.
Los acuerdos de gasto alcanzan las categorías más inusitadas, como por ejemplo, para restauración y cantina en operaciones de paz, o para pago de seguros de la guardia civil, reparaciones de tejados, combustible, compra de aviones apagafuegos por el ministerio de Transición Ecológica para la UME y hasta la privatización de un hospital de la defensa, sin olvidarse de los tradicionales gastos de suministros, reparaciones y reposición de material, adquisición de material, programas de armas o alimentar la guerra en Ucrania.
La distribución del gasto indica a su vez la prioridad del sobregasto militar español: alimentar la guerra, comprar armas destinadas a su desplazamiento a cualquiera de los 18 lugares en los que España participa en guerras o colabora con ellas.
Contrasta esta cruda realidad con el cúmulo de mentira y lavado de cara de lo militar que difunde la propaganda oficial y con la implicación más que obscena del poder institucional y no institucional en el rearme.
Vamos por una peligrosa pendiente. Ya veremos qué opina el respetable cuando el grado de militarización afecte a las comodidades de nuestra ensimismada sociedad o cuando ordenen la restauración del servicio militar.
La buena lógica dice que es preferible aplicarnos ahora a prevenir la guerra y a luchar por que no alcance mayores dimensiones el abrazo militarista que nos preparan, pero no parece que la agenda social de las distintas articulaciones que aún existen tengan ningún interés fuera del de lamerse las heridas por sus constantes y cada vez más sonoros fracasos electorales y argumentales….
https://canarias-semanal.org/art/36424/suma-y-sigue-en-la-escalada-belica-otros-14000-millones-de-euros-extra-de-gasto-militar-en-espana
Eurosuicidio colectivo.
La pasada semana se daba a conocer que la Unión Europea imponía una serie de aranceles al coche eléctrico chino en base al seguidismo a Estados Unidos que aplicó hace ya un tiempo una medida similar pero más dura.
Europa ha entrado en una fase de descontrol y autolesión que terminará en el suicidio colectivo de todos sus países miembros con el único fin de mantener el nivel de competencia y de dominio (o más bien sometimiento) de EE.UU. sobre las potencias occidentales.
La racha de los episodios más recientes se remonta en el corto plazo al inicio del conflicto ucraniano con la constante dotación de material de guerra de todo tipo para el gobierno de Kiev. Lo cual supuso un aumento en las partidas para los ministerios de defensa y la concesión de cantidades ingentes de dinero a fondo perdido para que Ucrania pudiera seguir en el frente. Ya de partida esto suponía la imposición del país norteamericano a los países europeos de participar en una cruzada propia contra Rusia, la cual era socia comercial prioritaria para muchos de estos países.
Póngase de manifiesto el ataque al gaseoducto Nord Stream 2 por parte de los estadounidenses y la más que burda manera de taparlo y esconderlo por toda la turba parlamentaria europea y sus acólitos medios de comunicación.
Casualmente el gran beneficiado fue EE.UU. que consiguió aumentar la exportación de gas licuado con destino la Unión Europea, mientras esta se desangraba por todos los costados con los sobrecostes que tiene importar desde el otro lado del Atlántico y su transformación en gas útil una vez en tierra.
Mientras tanto se habían aprobado una serie de medidas de castigo a Rusia, las cuales lejos de minar su economía, tuvieron efecto rebote y perjudicaron gravemente la salud de las economías centroeuropeas, en especial, la de aquellos países con mayor proximidad en lo que se refiere a fronteras.
Por si fuera poco tener como enemigo o al menos como enemigo de tu mejor amigo a una de las principales potencias mundiales, resulta que Europa ha decidido terminar por hacerse el harakiri. La idea de emitir leyes que sancionen y graven el precio de los coches eléctrico chinos por medio de aranceles les ha parecido maravillosa para copiar a su mejor amigo. Así pues las relaciones con China empiezan a no ser las mejores.
Lo que parece que no sabe la Unión Europea, es que su mejor amigo en verdad no lo es y se aprovecha de él para sus propios intereses. Bien harían los países europeos en renunciar al Frankenstein que es la actual UE en el que el cerebro del monstruo es Estados Unidos.
Y es que ante tal toma de decisiones que van en contra del interés propio de los países europeos, viendo lo atado de pies y manos que se muestran los distintos países dentro de la UE y el papel de sometimiento, más si cabe, de países secundarios como es España, la consigna a seguir debe ser la salida de la UE y la ruptura con todo este tipo de organizaciones y países que te imponen su agenda.
O salvamos al pueblo o salvamos al capital, con Estados Unidos como mejor representante de este. (Ferrán Bielsa)
EL INSACIABLE MOVIMIENTO PRIVATIZADOR QUE ARRASA EN ESPAÑA CON TODO LO PÚBLICO, por Martín Alvarez.
La desigualdad económica, la precariedad laboral y la privatización de Servicios Públicos son los tres jinetes que cabalgan sobre la economía española sin que ninguna «coalicion progresista» sea capaz de ponerles freno. EL ARROLLADOR AVANCE DE LA DESIGUALDAD ECONÓMICA EN ESPAÑA.
En España, la brecha entre los más ricos y los más
pobres sigue aumentando. Según Oxfam, el 1% más rico de la población española posee casi el 25% de la riqueza total del país.
A nivel internacional, la situación es similar. Los multimillonarios han aumentado sus fortunas exponencialmente, mientras millones viven en la pobreza extrema.
Esta creciente desigualdad es un claro indicativo de que la dinámica del desarrollo del sistema económico capitalista empuja inevitablemente a la concentración de la riqueza en muy pocas manos, haciendo que la base de su pirámide social tienda a estrecharse, provocando incluso la desaparición progresiva de determinadas clases sociales, como es el caso de las clases medias.
Incluso una entidad tan poco sospechosa como puede serlo ESADE (Escuela Superior de Administración y Dirección de Empresas), en un informe reconoce que «España presenta niveles de desigualdad de renta superiores a la media europea, en parte debido -dice- a la diferencia en ingresos entre grupos de edad y la concentración del capital en los sectores más ricos. El estudio resalta que la progresividad del sistema fiscal ha disminuido desde la crisis financiera de 2008, contribuyendo a la persistencia de estas desigualdades.
https://canarias-semanal.org/art/36391/el-insaciable-movimiento-privatizador-que-arrasa-en-espana-con-todo-lo-publico