Opinión

Capitalismo y avance de la extrema derecha

"Haríamos bien en añadir más complejidad a los análisis que pretenden poner sobre la mesa las causas de fondo del ascenso de la extrema derecha", escribe Fernando Luengo

Santiago Abascal y Marine Le Pen en 2022. VOX ESPAÑA / Licencia PDM 1.0 DEED

Uno de los factores que da cuenta de la regresión en materia de derechos sociales y laborales que estamos experimentando reside en el avance de la ultraderecha -dentro y fuera de Europa y también a escala global-. Un avance que supone un ataque frontal contra derechos básicos que creíamos consolidados y plenamente reconocidos en las políticas públicas. Las consecuencias económicas, sociales y medioambientales de esta dinámica son dramáticas y, en la actualidad, perfectamente visibles. 

Se trata de partidos con un apoyo electoral creciente, como han puesto de relieve las recientes elecciones al Parlamento Europeo, pero que ya era manifiesto en las consultas celebradas en los últimos años. Partidos que están entrando con fuerza en las instituciones y que también están ocupando sin complejos -diría que con arrogancia- las calles. Con su actuación están borrando las líneas rojas aparentemente infranqueables que preservaban derechos básicos de la ciudadanía. 

Estos partidos no son outsiders de la política que intervienen en la misma en asuntos periféricos o meramente simbólicos. Entran con una agenda de profundas transformaciones estructurales y cuentan con un formidable apoyo mediático, económico y, en el Estado español, de sectores relevantes de la judicatura, que también han entrado en la pelea política comprometidos con las derechas. 

Su fuerza social y electoral no sólo, ni principalmente, descansa en los que añoran el pasado y, entre nosotros, reivindican el relato de los que acabaron con la República, implantaron a sangre y fuego la dictadura franquista y los que metieron a este país en un gigantesco agujero negro de atraso y represión. Sus apoyos, actuales y potenciales, son mucho más amplios

Se encuentran en un magma social heterogéneo y transversal. Entre los que han visto cómo empeoraban sus condiciones de vida o han experimentado mejoras claramente insuficientes; entre los perdedores de la globalización y las crisis económicas; entre los indiferentes y los que se manejan con el sambenito de «todos los políticos son iguales, todos meten la mano en lo público en su propio provecho»; entre los hastiados de la política oficial, los que se sienten huérfanos de referencias y no se reconocen en las políticas y los políticos convencionales; entre los que buscan identidades y seguridades fuertes fuera de lo conocido, de lo que habitualmente se considera como establishment ; entre los que contemplan con desconfianza y sienten amenazadas por las reivindicaciones de los movimientos feministas sus posiciones de privilegio, enquistadas en estructuras y patrones de comportamiento profundamente patriarcales; entre la mucha gente cuya única fuente de información son las redes sociales y los programas basura; y entre los que asociación migración con violencia, delincuencia, pérdida de puestos de trabajo y deterioro de las condiciones laborales.

Haríamos bien, por lo tanto, en añadir más complejidad a los análisis que pretenden poner sobre la mesa las causas de fondo del ascenso de la extrema derecha.

En paralelo a todo lo anterior, no deberíamos perder de vista una cuestión fundamental. El deterioro social y laboral que, como acabo de señalar, se intensifica con el auge de la extrema derecha, con su irrupción en las instituciones y con la aceptación, de una manera u otra, de su discurso: ese deterioro tiene raíces mucho más profundas. La responsabilidad del mismo está en el capitalismo realmente existente, que poco o nada tiene que ver con la ensoñación de capitalismo que se estudia en las facultades de Economía. 

El enorme peso de un reducido número de corporaciones gigantes, la desorbitada concentración de la renta y la riqueza en pocas manos, la entrega de sectores vitales de lo público a los mercados, la captura de las regulaciones por los grandes grupos empresariales y la aceptación por parte de gobiernos e instituciones de las políticas salariales, presupuestarias y estructurales que imponen los mercados y que benefician a sus actores principales.

La degradación económica y social de la que, no lo olvidemos, se alimenta el ascenso de las derechas -las extremas y las supuestamente más moderadas-, tiene mucho que ver con esta oligopolización de la economía. Las elites empresariales, siempre muy pragmáticas, poniendo por encima de cualquier otra consideración sus beneficios y privilegios, también están jugando esta baza política -de hecho, aquí se encuentra una de sus vías de financiación más importantes- y, por supuesto, son ganadoras de este proceso de derechización.

Mirar en esa dirección es, en consecuencia, crucial. Es imposible que mejore de manera sustancial y sostenida la situación de los de abajo si no se reducen los privilegios de los de arriba. Es un principio muy básico. Enfrentar las desigualdades cuyo origen está en ese intenso y creciente proceso de concentración y en la colonización de las políticas económicas. Ese es el camino a seguir, otra manera de hacer política donde podrían empezar a reconocerse sectores de la población que ahora se sienten huérfanos de referencias y que son carne de cañón de las derechas.

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Comentarios
  1. LO QUE NO TE CUENTA LA «IZQUIERDA» SOBRE EL AUGE DE LA EXTREMA DERECHA (vídeo, 5 minutos, imprescindible ver)
    Un análisis de clase sobre los resultados de las elecciones al Parlamento Europeo.
    Los resultados de las elecciones europeas han dejado dos cosas meridianamente claras sobre la situación política actual.
    En primer lugar, la altísima abstención muestra que la mayoría de la población está desencantada y desconectada de lo que representa la Unión Europea.
    En segundo lugar, las elecciones le han dado una victoria arrolladora a la derecha tradicional y un gran crecimiento a los partidos de extrema derecha, que se convirtieron en ganadores en países como Francia, Austria e Italia, y continúan creciendo en otros como Alemania o el Estado español.
    Pero más allá de estos números, conviene analizar, desde una perspectiva de clase, cuál puede ser la razón por la que se está produciendo este fenómeno.
    -Cristóbal García Vera-
    https://canarias-semanal.org/art/36328/video-editorial

  2. Magnífico análisis.
    Ya que te hicieran caso políticxs y masas de votantes
    A tener en cuenta que el gobierno de España no es independiente. Ni tampoco la Europa del capital alineada con los amos del mundo.
    Europa a obedecer a USA y España lo que le manden.
    Vergonzoso que aquí aumente la precariedad, los recortes, que hay niños que pasan hambre mientras desembolsamos millones de nuestros impuestos para la guerra del yankee en Ucrania.
    Por muy manipulada que esté la gente, que lo está, no me cabe en la cabeza que no lo vea, que nadie proteste por nada. Hasta los supermercados están abusando con el precio de la comida…
    Algo muy raro está pasando. Tienen miedo a la ley mordaza o están entretenidos en temas secundarios como los conejos de la fábula o pobres descerebrados piensan que PP/VOX les va a traer el bienestar? Donde han gobernado lo que han dejado ha sido especulación y corrupción; pero otra vez les vuelven a votar.
    Hay que empezar por derogar la ley mordaza para poder protestar sin miedo, si la gente no protesta está todo perdido pues hemos de ir por delante de los gobiernos y obligarles a obedecer al pueblo no al poder económico sea de donde sea.
    Lo advirtió Lenin y posteriormente Durruti: cuando la burguesía ve que su poder peligra llama a su aliado el fascismo.
    Pero no parece que peligre pues tienen más ganancias que nunca y el rebaño de su parte. Saben manejar el pastoreo.
    Encuentro que los «progres» en el gobierno no han sabido ir a los problemas más importantes y que afectan a las mayorías.
    Si se dicen de izquierdas tendrían que saber que lo suyo es la lucha de clases.

  3. Cada vez hay más gente que por «privilegios de los de arriba» entiende que le pillen a uno robando e, instantáneamente, unos funcionarios digan que no ven indicios de delito. No es que la gente vote extrema derecha, es que vota una extrema izquierda diferente.

  4. Muy de acuerdo con el artículo. La foto de Milei en la visita a Madrid con los ejecutivos de las más grandes empresas del país reflejaba muy bien la simpatía del capital financiero (los principales propietarios de los oligopolios de este país) por las políticas de Milei que está destrozando en Argentina a las clases trabajadoras e imponiendo un régimen dictatorial basado en la represión y en la mentira. Cuando las clases trabajadoras está fuertes los capitalistas pactan para neutralizar a las vanguardias y crear división, pero cuando las clases trabajadores carecen de organizaciones de clase los capitalistas tratan de desmantelar todas las conquistas. Es la situación actual.

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