Los primeros sondeos señalaban un importante avance de la ultraderecha en las elecciones al Parlamento Europeo. Y los vaticinios se han cumplido: los ultras tendrán 131 representantes y, por lo tanto, ocuparán uno de cada cuatro escaños en Bruselas. Sin embargo, no serán la llave durante la legislatura y el Partido Popular Europeo (PPE) de Ursula Von der Leyen podrá seguir el frente de la Comisión si logra pactar con liberales y socialdemócratas como hizo durante los últimos cinco años.
Sin embargo, el auge de la extrema ya ha tenido sus primeras consecuencias. El presidente francés, Emmanuel Macron, ha convocado elecciones legislativas después de que Reagrupamiento Nacional (RN), el partido liderado por Marine Le Pen, haya obtenido casi un tercio de los votos.
Por su parte, el primer ministro belga, Alexander De Croo, ha dimitido tras conocerse los malos resultados para su formación, los liberales, en esta jornada electoral, en la que también se celebraban comicios federales y regionales.
En Italia, el partido de la actual presidenta del país, Giorgia Meloni, habría ganado las elecciones con entre el 26% y el 30% de los votos, de acuerdo con los primeros sondeos, lo que supondría 20 puntos más que hace cinco años, cuando solo lograron un 6,4% de las papeletas.
Alemania también ha sufrido una sacudida. Los conservadores de la CDU han ganado con holgura, con aproximadamente un tercio de los sufragios. La segunda fuerza más votada ha sido la de los posfacistas de Alternativa para Alemania (AfD), con un 16%, por encima de los dos partidos que gobiernan el país, el Partido Socialdemócrata del canciller Olaf Scholz y Los Verdes.
En Austria, la extrema derecha encabeza las estimaciones y el Partido Liberal de Austria (FPÖ), de tendencia xenófoba y euroescéptico, ganaría las elecciones con más del 25% de los votos.
Los resultados dibujan un panorama oscuro en el continente donde la izquierda pierde fuerza. Así, la suma de socialdemócratas, los verdes y The Left (La izquierda) se ha dejado 21 escaños en estos cinco años, pasando de 248 a 227, acusando, principalmente, el desplome de los verdes.