Internacional
Al menos 40 personas asesinadas en un campo de refugiados de Rafah que Israel calificó como zona “segura”
El Ejército israelí ha lanzado ocho misiles contra tiendas de campaña ocupadas en su mayoría por niños y mujeres. Muchas personas han sido quemadas vivas. Raquel Martí (UNRWA) asegura que las imágenes que llegan de Rafah "son de las peores que hemos visto desde que comenzó la ofensiva sobre Gaza".
Decenas de personas (algunos medios ya sitúan la cifra por encima de 50) han sido asesinadas en un campo de refugiados en Rafah, en un nuevo bombardeo efectuado por el Ejército de Israel el pasado 26 de mayo.
Según informó la agencia WAFA, las fuerzas de ocupación atacaron, con al menos ocho misiles, las tiendas de campaña de las personas que se refugiaban en un campamento de desplazados que se había establecido recientemente cerca de los almacenes de UNRWA al noroeste de Rafah.
La Media Luna Roja Palestina (PRCS) confirmó que las personas que estaban dentro de las tiendas, en su mayoría niños y mujeres, habían sido quemadas vivas. Esta institución informó de que sus ambulancias han transportado en las últimas horas a un gran número de fallecidos y heridos, tanto hacia la clínica Tal Al-Sultan como a los hospitales de campaña cerca del mar de Rafah.
El ataque al campo de Rafah fue la respuesta del Ejercito hebreo al lanzamiento de misiles sobre Tel Aviv, supuestamente por parte de Hamás, unas horas antes. Los proyectiles del grupo terrorista palestino apenas provocaron daños materiales y ninguna víctima mortal.
Zona “segura”
La PRCS indicó también que «este lugar se designó por la ocupación israelí como zona humanitaria» y que «los ciudadanos evacuados fueron obligados a desplazarse hasta allí».
A ello también se refiere la directora ejecutiva de UNRWA España, Raquel Martí. A través de la red social X, ha criticado la narrativa israelí alrededor de la evacuación y ataque a Rafah: «No sirve de mucho decir que la zona bombardeada por Israel en Rafah era la zona designada segura por ellos tras forzar a miles de personas a desalojar el este de Rafah. Ya dijimos en su día que era mentira. No hay, ni nunca ha habido, zonas seguras en Gaza».
Martí también ha manifestado que «las imágenes que llegan de Rafah son de las peores que hemos visto desde que comenzó la ofensiva sobre Gaza. Los bombardeos sobre tiendas de campaña dejan decenas muertos y personas quemadas por los incendios creados por el ataque».
Según los datos difundidos por WAFA, el Ejército israelí ya ha matado a 35.894 personas y ha herido a 80.643. Miles de víctimas, añaden, continúan «bajo los escombros o esparcidas por las carreteras».
Caso omiso a la Corte Internacional de Justicia
Estos bombardeos llegan sólo dos días después de que la Corte Internacional de Justicia (CIJ) ordenara a Israel detener su ofensiva militar contra Rafah y abrir el cruce de esa ciudad del sur de Gaza con Egipto para permitir la entrada de ayuda humanitaria.
En un fallo de emergencia solicitado por Sudáfrica, los magistrados del máximo tribunal judicial de las Naciones Unidas también determinaron que Israel debía dar acceso a la Franja de Gaza a cualquier misión de investigación de la ONU e informar sobre los avances de cumplimiento de la orden en un mes.
El presidente de la Corte, Nawf Salam, indicó que Israel debe aplicar la orden «de conformidad con sus obligaciones en virtud de la Convención para la Prevención y Sanción del Delito de Genocidio, y en vista del empeoramiento de las condiciones de vida que enfrentan los civiles en la gobernación de Rafah».
«El Estado de Israel debe detener inmediatamente su ofensiva militar en Rafah y cualquier otra acción que pudiera infligir al pueblo palestino en Gaza condiciones de vida que provoquen su destrucción física total o parcial», dictó la sentencia del tribunal.
Sabino Cuadra Lasarte, Viento Sur:
Y dijo Yahvé a Netanyahu, su profeta: “La tierra que hoy ocupáis es la que yo os prometí, porque fuisteis el pueblo elegido por mí para su goce y no ningún otro. Suelo sagrado para honrar mi nombre y no para ser hollado por quienes veneran falsos dioses. Por esta razón, debéis separar de raíz la cizaña del grano, para que la cosecha sea buena en esta tierra y, al igual que yo, vuestro único dios, envié contra el reino del faraón siete plagas para forzarle a liberaros de la esclavitud, vosotros también debéis ahora lanzar sobre quienes han ocupado este suelo sagrado cuantas sean necesarias para hacerlas retornar a su ser natural. Que sean así destruidas sus casas, sus mezquitas, sus iglesias, sus hospitales y sus escuelas. Arrasar también, sin que quede piedra sobre piedra, sus pueblos y ciudades. Destruir sus fuentes y huertas, molinos y mercados. Matar a sus animales, a sus asnos, cabras, ovejas y vacas. Y cuando lleguéis a la última plaga, la de dar muerte a los primogénitos de cada familia, como hice yo en Egipto, no os conforméis con eso, sino acabar también con cuantos niños y niñas, ancianos y ancianas, enfermos y heridos ocupen estas tierras”. Y Netanyahu, tras escuchar la palabra de Yahvé, se puso a la labor.
Orit Strock, ministra de Asentamientos (ilegales) y Misiones Nacionales ya había afirmado antes incluso del ataque de Hamas que “no sé cuánto tiempo nos tomará pero la franja de Gaza es parte de la tierra de Israel y algún día tendrá que volver a ella”. Dudas temporales éstas que parece se resolvieron pronto, pues pocos días después Ben Gvir, ministro de Seguridad Nacional, propuso fomentar los asentamientos en la franja de Gaza y forzar a los palestinos a una “migración voluntaria”, ya que esto “¡Es moral!, ¡Es racional!, ¡Es lo correcto”, ¡Es la verdad”, ¡Es la Torá y el único camino!. Y sí, también es humanitario!”: Yahvé lo quiere, hagamos su voluntad.
Desde la creación del Estado de Israel, en 1948, su historia ha estado jalonada de expulsiones, ocupaciones y represión para con la población palestina presente en esas tierras desde hace varios miles de años. Paralelamente, este estado se ha mofado de cuantas resoluciones condenatorias han sido dictadas en el marco internacional (ONU) e, incluso, incumplido flagrantemente los acuerdos por él suscritos (Oslo). Israel solamente reconoce una ley: la Torá es el único camino, ha dicho el ministro Ben Gvir.
El estado de Israel se ha conformado así como un régimen teocrático, déspota, xenófobo y criminal para con el pueblo palestino. Parejo a ello ha quedado demostrado hasta la saciedad que atajar lo anterior exige por parte de cualquier estado que afirme asentar su política internacional en la defensa de los derechos humanos, algo más que declaraciones y huecas resoluciones. Es preciso por ello romper todo tipo clase de relación diplomática, comercial, armamentista, cultural, deportiva con este régimen criminal porque, a día de hoy, continuar con una política de mero palabrerismo y pasividad no es sino pura complicidad con este genocidio.