Feminisimo
‘Mi voz, mi decisión’: pañuelos verdes contra la extrema derecha global
El pasado 8 de mayo, algunas de las estatuas más emblemáticas de Madrid amanecieron con pañuelos verdes. Una acción que se enmarca en la campaña ‘Mi voz, mi decisión’, que, ese mismo día, organizó una jornada acerca de cómo la extrema derecha trata de socavar los derechos de las mujeres.
El oso de la plaza del Sol, Daoiz y Velarde en la del Dos de Mayo, o Velázquez, frente al Museo del Prado: todos ellos amanecieron el 8 de mayo con un pañuelo verde anudado al cuello. El símbolo internacional de la lucha por el derecho al aborto tomó así las calles de Madrid, a través de sus más icónicas estatuas con protagonistas masculinos. La acción, del grupo activista Violetas(N), se enmarca dentro de la campaña europea Mi voz, mi decisión, que busca garantizar la posibilidad de una interrupción voluntaria del embarazo segura, gratuita y accesible para todas las mujeres de la UE.
Era solo el comienzo de una jornada en la que este tema iba a tener un gran protagonismo. El mismo día en que el Tribunal Supremo anunció su aval a la ley que castiga el acoso a las mujeres en las clínicas que realizan abortos, Mi voz, mi decisión organizaba un encuentro dedicado, precisamente, a la amenaza que supone la extrema derecha para los derechos de las mujeres.
La extrema derecha contra los derechos de las mujeres
Ante la posibilidad de una mayor presencia de partidos de este signo en el Parlamento Europeo tras las elecciones del próximo junio, el movimiento My voice, my choice, presente ya en 11 países, busca blindar el derecho al aborto a través de una Iniciativa Ciudadana Europea (ICE). Su objetivo es que se cree un mecanismo financiero que permita garantizar que las mujeres de cualquier país, en el que la interrupción voluntaria del embarazo no sea posible o accesible, se desplacen a otro de manera gratuita y segura. Para ello, necesitan recabar un millón de firmas en toda la UE antes del 5 de junio.
La jornada La extrema derecha contra los derechos de las mujeres fue una de las acciones de difusión y concienciación realizadas dentro de esta campaña. Una serie de mesas abordaron desde distintos puntos de vista este fenómeno, que, según insisten las convocantes, «no es espontáneo, sino que está financiado por intereses económicos y políticos».
A lo largo del día, por el salón de actos del centro cultural La Corrala de Madrid, donde se celebraba, pasaron representantes de diversas entidades y organizaciones sociales, así como feministas y activistas de diversos ámbitos que apoyan esta iniciativa. La exministra de Igualdad Irene Montero asistió también a las charlas, así como el expresidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero, que realizó una firma simbólica.
Entre las participantes de las mesas estaban dos de las promotoras de la iniciativa a nivel europeo, Alice Coffin (Francia) y Tina Tomši? (Eslovenia), que representan además a los dos únicos países que tienen garantizado en sus Constituciones el derecho al aborto en toda la Unión Europea. También Luciana Peker, periodista y activista argentina, que repasó la lucha de este país por el derecho al aborto, un ejemplo que Mi voz, mi decisión considera un referente.
El aborto para las mujeres migrantes
Otra sesión, moderada por la periodista y activista colombiana Andrea Aldana, se centró en la cuestión del aborto desde el punto de vista de los derechos humanos, y en la situación específica de las mujeres migrantes en España en lo relativo a este derecho. Y en una más, los periodistas Miquel Ramos y Andrea Dip y la abogada penalista Nora Rodríguez abordaron las estrategias de los movimientos reaccionarios a nivel global. Todas las intervenciones pueden verse en el canal de YouTube de Mi voz, mi decisión.
«Nos tendrán enfrente, vamos por delante», repiten las promotoras de la iniciativa. En las próximas semanas habrá más actos de presentación en ciudades como Valencia, Málaga y Las Palmas de Gran Canaria. De un lado a otro del Atlántico, los pañuelos verdes siguen recordando que nunca hay que dar por garantizados los derechos… a menos que se blinden legalmente.