Economía | Política
El Gobierno debe pagar 18.000 millones de euros antes de 2040 por 11 contratos de compra de armamento
En una respuesta parlamentaria, el Gobierno informa de que tiene 11 contratos activos para adquirir armamento. Faltan 18.212 millones de euros por pagar. El compromiso de pago, en uno de los casos, llega hasta 2040. Aunque la excusa para armarse sea la guerra de Ucrania, la mayoría de los contratos se firmó con anterioridad a la invasión rusa.
España se está armando. Hasta los dientes. Igual que el resto de países de la OTAN, que entre los 31 suman el 55% del gasto militar mundial (1,34 billones de dólares en 2023). Actualmente, el Gobierno de España tiene en vigor 11 contratos para la compra de armamento, que ha ido firmando en los últimos años. La cuantía total de los mismos es de 22.229 millones de euros, de los que ya se han abonado 3.906. Por lo tanto, aún se deben 18.322 millones, cuyo pago se extenderá hasta 2040.
El dato se extrae de una respuesta parlamentaria ante las preguntas de los diputados del PP Agustín Conde Bajén y Carlos Rojas García.
Para dibujar esta espiral belicista, a lo comprometido hay que añadir el creciente presupuesto en Defensa, las partidas ocultas en otros ministerios y los gastos extra que se aprueban en los consejos de ministros. El principal argumento para justificar el gasto es la guerra de Ucrania. Sin embargo, la realidad es que la gran mayoría de estos 11 contratos se firmaron con anterioridad a la invasión rusa (24 de febrero de 2022).
Fragatas, submarinos y aviones de combate
El contrato de mayor importe (4.317 millones de euros) se le adjudicó a Navantia, el 29 de abril de 2019, para la construcción de cinco fragatas F-110. Hasta ahora se han abonado 80,8 millones de euros y el calendario de pagos convenido finaliza en 2026.
A continuacion, por lo que se refiere a su cuantía, se sitúa otro contrato rubricado con Navantia, de 3.907 millones de euros. El objeto es la construcción de cuatro submarinos diésel-eléctricos (serie S-80). Estos se acabarán de pagar en 2032, y el importe ya satisfecho es de 1.299 millones de euros.
El tercero corresponde a la compra de 20 aviones de combate Eurofighter (EF-2000). Es un programa internacional, que se realiza a través de la agencia NETMA. El total es de 2.637 millones de euros, por encima de los 2.043 iniciales. Los pagos finalizarán en 2023 y, hasta este momento, se han abonado 544,4 millones de euros.
Vehículos de combate y armas de siguiente generación
El programa NGWS/FCAS (siglas en inglés de Sistema de Armas de Siguiente Generación/Futuro Sistema de Combate Aéreo) le supondrá a España (en lo que corresponde a las fases 1A, 1B y 2) 2.610 millones de euros. Es un programa de cooperación internacional. La industria española dentro de este programa tiene como coordinador a Indra. Además, apuntan en la respuesta parlamentaria, participan Airbus, ITP y SATNUS (GMV, Sener y Tecnobit). El calendario de pagos (hasta ahora se han abonado 372 millones) se extenderá hasta 2027.
El Gobierno de España ha comprometido también 2.520 millones de euros con TESS Defense para la compra de 348 vehículos de combate sobre ruedas (VCR) 8X8 ‘Dragón’. Se han realizado ingresos por un total de 168,2 millones de euros. El saldo quedará a cero en 2030.
También a TESS Defense se le adjudicó el contrato para el diseño y fabricación del Vehículo de Apoyo de Cadenas (VAC). El importe total es de 1.970 millones de euros (cuyo plazo termina en 2035), de los que ya se han pagado 30 millones.
Aeronaves y satélites SPAINSAT y XTAR-EUR
1.695 millones de euros destinará el Gobierno de España a adquirir 16 aviones Airbus C295 en configuración de patrulla marítima (MPA) y de vigilancia marítima (MSA/VIGMA). La adjudicataria es Airbus, se terminarán de pagar en 2031 y lo satisfecho hasta ahora asciende a 50 millones de euros.
El último de los contratos para la compra de armamento del Gobierno de España –que excede los 1.000 millones de euros– es para el desarrollo de los nuevos satélites Spainsat-NG y XTAR-EUR. Las empresas adjudicatarias son Hisdesat, Airbus y Thales-Alenia. El importe total es de 1.397 millones de euros y los pagos aún no se han iniciado. Es el único contrato cuyo periodo de pago se extiende hasta 2040.
Vehículos de combate y buque de intervención subacuática
De las tres adjudicaciones restantes para la compra de armamento, una tiene por objeto la adquisición de Vehículos de Combate de Infantería y Caballería (VCI/C) Pizarro, y Vehículos de Combate de Zapadores (VCZAP) Castor (833 millones de euros para GDELS-Santa Bárbara Sistemas).
Otra es para la construcción de un buque de intervención subacuática. El valor es de 181 millones de euros y la adjudicataria es Navantia. El menos cuantioso también fue para Navantia, con el propósito de construir buques hidrográficos costeros, por un importe de 158 millones.
Dinero, mucho dinero para la guerra, (Eduardo Luque, El Viejo Topo)
Nuestro país ha entrado, por imposición de la OTAN y de la UE (su brazo político), en una renovada carrera de armamentos. Nos dicen que el objetivo es invertir el 2% del PIB. La realidad es otra muy distinta: el actual gobierno oculta los costos reales de nuestra inversión, por ejemplo en el conflicto de Ucrania. Hemos de reconocer que los métodos son creativos. Por señalar un caso: participamos en el Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo (BERD). Esta institución ha comprometido financiación para Ucrania por valor de 3.000 millones de euros en el período comprendido entre el 2022 y 2023. El 13 de abril del 2023, la exministra de Hacienda Nadia Calviño firmaba otro acuerdo con el BERD por el que España aportará garantías por valor de 100 millones de euros para ayudar a los municipios ucranianos. Si estos no devuelven el crédito, España responderá con sus activos. Mucho nos tememos que casi siempre serán las pensiones públicas las que se utilicen como garantía en caso de impago. Como señalamos en anteriores reflexiones, ni el Departamento de Estado de Estados Unidos, ni la UE, ni la OTAN ni el Fondo Monetario Internacional auditarán las cuentas del gobierno de Zelensky. La corrupción es de tal magnitud que gran parte de las aportaciones realizadas son desviadas a bolsillos particulares.
La cosa militar en nuestro país siempre ha estado reservada a una casta dispuesta a defender los intereses de los grupos poderosos. Es por ello que el sistema capitalista no trata mal a la alta oficialidad, puesto que ésta, en algún momento, ha de servir como barrera frente a la revuelta social. Nuestra historia está plagada de golpes de Estado y guerras civiles promovidas en la mayoría de los casos por las clases pudientes dispuestas a todo por mantener sus privilegios.
La democracia española –lo narra con especial maestría Joan E. Garcés en su libro Soberanos e intervenidos– se siente permanente vigilada por aquellos miembros de la casta que se arrogan el papel de “garantes últimos de los intereses de España”. Es por ésta y por otras razones que conocer cuál es el presupuesto de defensa –es decir, el gasto en armas y afines– ha sido históricamente como completar los doce trabajos de Hércules. Las cifras reales, que no las oficiales, están guardadas bajo siete llaves y siete candados. No es porque protejan un secreto militar sino porque, en muchas ocasiones, esos presupuestos ocultaban operaciones nada edificantes…..
La máquina militar occidental es enormemente cara y enormemente ineficiente. ¿Cómo entender que un pueblo extremadamente pobre como Yemen sea capaz de plantar cara a Estados Unidos e Inglaterra en el golfo de Adén? Sólo para que tengamos un dato: un misil antiaéreo norteamericano lanzado desde una fragata cuesta 2.000.000 de dólares, mientras que un dron yemení no llega a 2.000. Todo este despilfarro militar no ha servido para nada: los yemeníes siguen atacando barcos mercantes con destino a Israel.
La guerra es una ocupación cara. El equipo de combate que transporta un soldado israelí vale de media de 25.000 a 90.000 euros en función del tipo de unidad y características. Asimismo, el gobierno estadounidense gastaba unos 2.100.000 dólares al año por cada soldado desplegado en Afganistán. Todo un desatino. Según cifras oficiales, el costo del despliegue militar español en ese país asiático, al margen de las pensiones (tuvimos 102 muertes en el operativo), alcanzó los 4.000 millones de euros. Vendrían a ser unos 180.000 euros por soldado al año, y eso sin contar que al soldado se le resta cierta cantidad de su sueldo en concepto de uniforme, comida, IRPF o sanidad.
El sistema de financiación para la guerra es enormemente complejo e intrincado. Se parte de una premisa: cuantos más conflictos haya, cuantas más guerras existan, más rentable es la industria militar. Hacia ese destino se dirige parte de nuestro dinero. Sin darnos cuenta sufragamos el esfuerzo bélico a través de nuestras actividades financieras más comunes. La venta de bonos o acciones, la contratación de seguros…. o ingresando nuestros ahorros en Fondos de Pensiones privados. Esto es así porque la actividad financiera en general carece de controles éticos por parte de sus inversores, o incluso del propio Estado….
Vivimos en Estados donde el peso de lo “militar” se convierte en una rémora para el propio desarrollo social. Donde la “casta” que se nutre de las arcas públicas vive oculta bajo un manto de oscuridad, y solo en pocas ocasiones podemos hacer un poco de luz.
https://canarias-semanal.org/art/36094/dinero-mucho-dinero-para-la-guerra
Para comprar armas, parece que si hay dinero de sobra, o para regalar millones a la banca o subvencionar empresas con beneficios, rebajar impuestos a los más ricos, etc. Pero para pagar pensiones , educación, sanidad y vivienda pública, o mejorar el estado de bienestar de los cuidadanos , no hay ni un euro, y además, según nuestros representantes europeos, hay que volver a la senda, de la contención en el gasto público y deuda de los estados.
¿ En que quedamos , para unas cosas y empresas, hay dinero de sobra, pero para el bienestar de los cuidadanos, que somos los que pagamos la mayoría de los impuestos, tenemos que apretarnos el cinturón? Que por cierto, el de ellos es de gran firma y el nuestro es de soga al cuello.
Y les recuerdo, que si las guerras existen, no es por interés de los ciudadanos, que nos encanta estar tranquilos y en paz, sino por el interés de las élites para acaparar poder y hacerse con los recursos del planeta. Pero los que van al frente a empuñar un fusil y mueren, somos los ciudadanos, por si a alguno se le olvida.
Josep Borrell, eres un embustero. Simplemente di que son las guerras del capitalismo occidental a las que nos estáis arrastrando inventandoos mentiras cómo es vuestra costumbre. Quién no se acuerda de las armas de destrucción masiva para invadir Irak?.
Reconozco que tanta culpa tenemos los que consentimos como los despotas degenerados y homicidas que nos ordenan.
Insurgente.org:
El títere Borrell reconoce que sin la presencia occidental en Ucrania la guerra duraba dos semanas.
«Se como terminar la guerra en Ucrania en dos semanas. Simplemente cortando el suministro de armas», ha dicho en una conferencia en Oxford. Dijo que «Rusia es la mayor amenaza para Europa y que la gente puede morir en las calles si no podemos ofrecer seguridad, si no disuadimos a los que quieren expandir la guerra a nuestros territorios».
Hospitales y carreteras…