Cultura

Robe Iniesta, una historia contra todos

El músico y compositor extremeño transita los márgenes a la vez que consigue un éxito que se mantiene en el tiempo sin necesidad de traicionar sus principios

Robe Iniesta en una foto cedida por El Dromedario Records.

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La última canción del primer disco de Robe Iniesta (Plasencia, 1962) en solitario era una declaración de intenciones: «Al camino recto, por el más torcido, vengo derecho». La frase bien podría resumir la trayectoria del cantante y compositor extremeño que, cuando veía que la crítica y, sobre todo, el público, le asfaltaban el paso, decidía dejar el camino para evitar que en el alquitrán se le quedaran pegadas las pezuñas.

Dos años después del lanzamiento del que hasta ahora es el último disco de Extremoduro (Para todos los públicos, 2013), y tras agotar las entradas en buena parte de los 40 conciertos de la gira, la cara más conocida de la banda decidió lanzar un trabajo en solitario rodeado de músicos de primer nivel, aunque desconocidos si se los compara con el elenco de Extremoduro. Lo que aletea en nuestras cabezas (2015) iba a marcar un nuevo desvío en el camino musical de Robe, que ha continuado con Destrozares. Canciones para el final de los tiempos (2016), Mayéutica (2021) y Se nos lleva el aire (2023).

El periodista cultural Javier M. Alcaraz conoce bien la trayectoria de Iniesta. Su último libro Poesía básica (Efe Eme, 2023) reconstruye el proceso de creación de Extrechinato y tú, uno de esos proyectos liderados por Robe que tenía como objetivo poner música a los poemas de Manuel Muñoz, más conocido como Manolo Chinato, un poeta rural que asegura ser «un salvaje sin dueño». Desnudo, a lomos de un caballo, Chinato se convirtió en una leyenda del rock español tras la publicación del único disco del proyecto (2001), en el que participaron Fito Cabrales e Iñaki Uoho Antón, además del propio Iniesta.

Para Alcaraz, la personalidad de Robe es «indisoluble de su parte artística». «Él siempre ha tenido un carácter muy marcado y lo que ha hecho siempre ha sido por convicción. Nunca ha dado un paso si no creía en lo que estaba haciendo. No ha medido sus actos en términos de éxito y ha sido muy cabezota, pero cierto es que al final se ha salido siempre con la suya. Se ha podido equivocar, claro, pero el tiempo le ha dado la razón casi siempre», asegura el periodista.

Entre sus desvaríos creativos, un disco (Pedrá, 1992) compuesto por una única canción de casi media hora de duración y otros dos (La ley innata, 2008, y Mayéutica, 2021)  que, aunque divididos en diferentes temas, en realidad componen una obra única. «Es increíble que en la gira de Mayéutica lo que más celebrase el público fuera escuchar una única canción de 45 minutos. No hay nadie con una carrera como la suya, con canciones que son auténticos éxitos, y que consiga que su último disco sea el más celebrado», explica Alcaraz.

Sin miedo a desaparecer

Yo, minoría absoluta (2002) era el octavo disco de Extremoduro. En él se guardan algunos de los grandes éxitos de la banda como «La vereda de la puerta de atrás» o «Puta». Sin promoción, el disco se colocó en el cuarto puesto de los más vendidos, junto a los de Operación Triunfo, un formato en pleno auge en aquellos momentos y que el compositor detestaba: «Operación Triunfo me da un poco de yuyu. Que a la gente se le coma el tarro así de fácil, me asusta. Cuando veo los programas de máxima audiencia me parece que estoy rodeado de gilipollas y quiero pensar que ese es un reflejo irreal de la sociedad», expresó en la rueda de prensa de presentación del disco.

La banda pudo haber aprovechado la cima para transitar los caminos del éxito, pero nuevamente decidieron salirse del camino para caminar mejor. Porque al disco le acompañó un parón que duró más de seis años y del cual nació una obra maestra de rock, La ley innata (2008), un trabajo de una complejidad armónica y lírica que marcaba un punto de inflexión en la carrera del grupo. El público se dividió porque ese trabajo no se parecía en nada al rock transgresivo de los primeros discos, pero lo que podría haber sido un giro catastrófico, sumado a un posible olvido tras el parón, aupó a Extremoduro al primer puesto de las listas de éxitos.

Porque para Robe nunca ha existido el miedo a desaparecer, o incluso el miedo a no estar, y así lo demuestra su relación con la prensa. David Lerman, componente de su banda actual, cree que, además de la propia personalidad de Iniesta, siempre esquiva con los medios de comunicación, el desdén inicial de los principales diarios y radios le hace marcar distancia: «Extremoduro y Robe nunca han aparecido en las grandes fórmulas hasta que el grupo ya era tan potente que era imposible evitarlo. Pero en los primeros años resultaban muy incómodos porque las letras eran reivindicativas», asegura el saxofonista.

Alcaraz define la relación de Robe con la prensa como «beligerante»: «Hay un sentimiento de agravio por sentirse ignorado en los comienzos. A partir del 96 es cuando vio que, de repente, toda la maquinaria se puso en marcha y empezaron a fijarse en ellos y se tomó la venganza de no conceder entrevistas a nadie». El periodista, no obstante, cree que el paso del tiempo ha ido suavizando la postura del compositor y también los enfoques de la prensa: «Ahora tienen a periodistas más cualificados que dejan de lado todo lo que tiene que ver con las drogas, o con los tacos… Ahora se centran más en la música y no en lo que rodea a Robe. Y, por otro lado, él es ahora más aperturista y convoca ruedas de prensa para presentar los discos nuevos, hace alguna entrevista durante la gira…», explica Alcaraz.

Pero sigue siendo escurridizo y rehúye a las principales cabeceras y las grandes radios; una «estrategia», en palabras de David Lerman, que acompasa la personalidad de la banda y que, queriendo o sin quererlo, también encierra una cierta estrategia de marketing: «No nos gusta el faranduleo y, al final, no hacer promo es promo, porque generas también esa necesidad en los medios de buscarte y de estar pendiente de ti», sostiene el músico. Ese «halo de misterio» que rodea al personaje es también un reclamo.

Todas las fuentes consultadas para este reportaje coinciden en que la banda, por su propia concepción, cuenta con ciertas líneas rojas. Lerman y Alcaraz señalan una de ellas: «No vas a ver nunca a Robe en El Hormiguero», bromean. Una de las pocas veces que Robe Iniesta ha acudido al mainstream ha sido para darle una entrevista al cómico David Broncano en La Resistencia, aunque «las pautas las marcó él», señala Alcaraz.

Para Lerman, un músico tan consolidado como Robe no tiene miedo a la desaparición o al olvido: «Eso pasa cuando el ascenso ha sido muy rápido. Entonces la caída puede ser igual de rápida. Pero cuando tienes una carrera tan sólida y unos avales tan potentes como Robe, eso no se derrumba tan fácilmente».

El último de los márgenes

El compositor y cantante extremeño bien sabe que un buitre no come alpiste, que no es animal doméstico. Siempre al margen de las normas que dicta la industria musical, apenas hace videoclips de sus canciones en un mundo cada vez más visual, y si la tendencia es acortar los temas para lograr el máximo de escuchas en Spotify, los de su último disco giran entorno a los seis minutos de media.

«El underground consiste en mantenerse a un lado de la norma. No podemos catalogar si algo es underground o no fácilmente, porque depende del paso del tiempo. Está claro que Extremoduro nace con una actitud contestataria, contracultural, pero se acaba volviendo mainstream, y ahí es donde Robe se hace más esquivo, porque él no nació para eso, para comulgar con el sistema, sino para ser un inadaptado», explica Elena Rosillo, periodista y autora del ensayo Underground. El camino de la desviación (Fuera de Ruta, 2023).

Tanto Rosillo como Alcaraz creen que su personalidad no es única, pero sí es complicado que músicos como él alcancen el éxito: «Es muy difícil que volvamos a ver a personas así a este nivel y con este carisma. Habrá muchos chavales que sean como Robe, pero creo que ahora el sistema no les deja hueco, porque ahora la sobreexposición es la norma», asegura el periodista.

Nada es impensable, nada es imposible, pero pareciera que Robe puede ser el último en transitar los márgenes y los caminos de las utopías, y hacerlo ante el gran público. Sigue sosteniendo que todavía no ha hecho su mejor canción y que se encuentra en un excelente momento creativo. Por ello, todo indica que seguirá poniendo la banda sonora a la historia de alguna que otra generación más.

Hasta que se canse y nos vuelva a mandar a todos a tomar por culo.

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Comentarios
  1. «Operación Triunfo me da un poco de yuyu. Que a la gente se le coma el tarro así de fácil, me asusta. Cuando veo los programas de máxima audiencia me parece que estoy rodeado de gilipollas y quiero pensar que ese es un reflejo irreal de la sociedad»
    Cuanta razón tienes Robe, no se que debes pensar ahora en el 2024 en que la gilipollez se ha quintuplicado. No es nada placentero vivir en un entorno así.
    ¿Y la música que hay que oir hoy?. Lo tuyo es música Robe.

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