Política
Enric Juliana: “Las cenizas del independentismo están casi apagadas, pero no apagadas del todo”
El periodista acaba de publicar 'España: el pacto y la furia', donde repasa las últimas dos décadas de la vida política del país.
«2004 vive en 2024». Esa es la columna vertebral de España: el pacto y la furia, el último libro de Enric Juliana, un repaso de las últimas dos décadas de la vida política del país a través del diario del propio periodista, adjunto a la dirección de La Vanguardia, de sus vivencias en Madrid y de su mirada hacia Catalunya. Juliana repasa la furia que recorre las arterias políticas de España, «uno de los países más polarizados del mundo», a la vez que recuerda que el pacto forma parte de la cotidaniedad social y política del país, aunque la mayoría de las veces quede opacada por el estruendo.
Lo primero que se encontró cuando llegó a Madrid fue la mentira. Asegura en el libro que La Vanguardia fue el único de los grandes diarios que no atribuyó la autoría del atentado a ETA. ¿Cómo cree que se viviría a nivel mediático y político un atentado de esas características veinte años después?
La Vanguardia fue el único de los diarios de mayor difusión que no atribuyó la autoría a ETA, pero hubo otros medios como La Voz de Galicia o El Correo que mantuvieron una línea similar. Eso nos explica algo que es importante, y es que el factor distancia, en este caso concreto, introdujo una mayor serenidad y una mayor capacidad reflexiva. Esto nos invita a pensar que es importante en un país que no todo el sistema nervioso esté concentrado en un único punto, sino que esté repartido.
¿Cómo se reaccionaría hoy? Bueno, hoy hay una diferencia importante, y es que en aquel momento comenzaba el despliegue de la telefonía móvil y ahora estamos ya en la fase siguiente, en el sentido de que las redes sociales se han consolidado e incluso algunas de ellas ya han madurado hasta un punto en el que empiezan a caer. Hay una nueva dinámica de la información y una nueva dinámica de la intercomunicación entre las personas mucho más ultrarrápida, instantánea, para lo positivo y para lo negativo.
Yo creo que, en la actualidad, el intento del gobierno de Aznar de desviar la atención durante varios días hubiese sido más difícil. Es decir, la crisis de confianza hubiese estallado antes y quizá con mayor virulencia, con lo cual posiblemente no se habrían arriesgado. Yo creo que arriesgaron porque aún tenían la mentalidad analógica y creían que una determinada versión, no sustentada en los hechos, se podría mantener durante tres días. Pensaban todavía en tiempos lentos. Ese fue su gran error. Un error que ha dejado una huella todavía muy visible en la política española.
El libro comienza con la derecha acusando al gobierno del PSOE de ser ilegítimo y termina con la derecha acusando al Gobierno de ser ilegítimo.
Sí, la herida pasa por ahí. En la pugna entre la derecha y la izquierda en España siguen resonando las cacofonías de la guerra civil. No solo son adversarios políticos, sino que se temen mucho los unos a otros. Temen que el uno liquide al otro.
En el momento en el que el PSOE gana las elecciones del 2004, el razonamiento frío de los dirigentes del PP es entrar en alerta ante la posibilidad de que el PSOE logre estabilizar un gobierno. Desde la derecha se interpreta que la sociedad española es propensa al centro-izquierda y que si el centro-izquierda gobierna con naturalidad, configura una especie de orden natural español y entonces sacarlos del poder cuesta mucho. Ellos parten de esta idea por la experiencia de los gobiernos de Felipe González, un tiempo que se les hizo eterno.
Este trauma es el que les lleva a pensar que si Zapatero se asienta, puede acabar durando otros 14 años. Ante esto, su primer deber fue evitar que el Gobierno se asentase para que los españoles tuviesen la sensación de que era un Gobierno abocado a la provisionalidad. Por ello negaron la legitimidad, para que la sociedad interpretase que se trataba de un paréntesis en la historia política de España y que, dentro de cuatro años, volvería la derecha a gobernar. De esta estrategia se derivan las políticas e iniciativas como la batalla contra el Estatut de Catalunya o las manifestaciones contra las leyes del Gobierno.
En 2008, Zapatero gana las elecciones con autoridad. Era un momento en el que la situación política podría haber dado un giro porque ya era muy complicado disputarle la legitimidad. Pero al cabo de unos meses, la situación de crisis económica se plasma con toda su crudeza y entonces se produce un desmoronamiento de la autoridad política y del consenso alrededor del Gobierno que desemboca en el adelanto electoral.
Viene entonces la mayoría absoluta del PP, que se produce por una decantación derivada de la crisis económica y hay unas erosiones importantes del PP y de todo el sistema político español que provocan la aparición de Podemos.
Ahora lo que tenemos es una mayoría parlamentaria complicada que sale de unas elecciones que, más que ganarlas la izquierda, no las gana la derecha. En realidad se produce un empate y la derecha le niega la legitimidad al Gobierno porque esta vez tiene que zarandearlo al igual que con Zapatero hasta cronificar ante la sociedad la idea de que esto es un lapso que hay que superar lo antes posible.
En la pugna entre la derecha y la izquierda en España siguen resonando las cacofonías de la guerra civil
Aseguraba ya el 31 de octubre de 2004 que “algunas togas” podrían acabar siendo “el más peligroso adversario de un Gobierno de tintes laicistas”. ¿Por qué 20 años después hay partidos que siguen negando la intervención de la judicatura en asuntos políticos, principalmente durante gobiernos progresistas?
En aquel momento, el gobierno de Zapatero puso en marcha un programa legislativo que era audaz. Ahora, leyes que se aprobaron entonces pueden parecer la cosa más natural del mundo, como el matrimonio homosexual, pero en aquel momento no lo eran. España no es Dinamarca ni es un país donde triunfase la reforma protestante. No ha sido un país permeable a la individualidad, a los derechos individuales. El protestantismo se basaba en una especie de emancipación individual. En los países católicos, introducir aquello en 2004, era complicado. En Roma no estaba Francisco, sino un señor polaco que consideraba que todo esto era una obra demoníaca. La Iglesia batalló mucho y su papel fue muy importante. Ahora lo hemos olvidado porque su capacidad de incidencia es menor.
De hecho, señala a Rouco Varela como “el verdadero líder de la oposición” durante los gobiernos de José Luis Rodríguez Zapatero.
Sí, yo creo que durante unos años fue así. Rouco tuvo pulso en la calle contra las leyes de Zapatero y también a través de la COPE, que fue la punta de lanza mediática contra el Gobierno. La COPE y El Mundo formaban un tándem contra el diario ABC hasta el punto de que lograron echar al director, José Antonio Zarzalejos, gracias a la presión de Rouco, porque no siguió la versión conspiranoica del 11-M. Estas teorías tenían como objetivo provocar el colapso del juicio para que embarrancase, sembrar todo el procedimiento de sospechas y, de esta forma, lograr invalidar el juicio, porque si el tema no se juzgaba por colapso de la instrucción, se demostraría la ilegitimidad del tiempo político. Ese era el objetivo.
Hay que decir que Rajoy intentó distanciarse de esta estrategia pero no se enfrentó directamente porque sabía que no tenía suficiente fuerza. A Rajoy, en 2008, intentan limpiárselo porque se dan cuenta de que no han conseguido su objetivo de deslegitimar al Gobierno, y le cargan la culpa a él por blando. La furia se dirige contra Rajoy y los hilos políticos y económicos empiezan a moverse contra él. Solo falló en esa campaña que Esperanza Aguirre no se decidiese a dar el paso y Rajoy acabó afianzando su liderazgo gracias a la victoria del PP en Galicia en 2009 y, después, ganando las elecciones europeas ese año. Fíjate el paralelismo con la época actual: cambia Aguirre por Ayuso y a Rajoy por Feijóo. Aunque Feijóo es más duro que Rajoy, ha visto que se tenía que vestir de ultra, y se ha vestido.
A mitad de camino, en el libro, nos encontramos con 2014. Si en 2004 se desató la furia, ¿en 2014 empezaron a fraguarse los pactos? ¿O en 2014 se encendió la furia todavía más?
En el libro yo digo que, pese a este clima tan duro, en momentos de una cierta excepcionalidad, o en momentos muy delicados, los mecanismos de pactos se han activado en España, y pongo tres ejemplos: el pacto para la reforma exprés del artículo 135 de la Constitución para garantizar el pago de la deuda, el pacto para la creación de la ley de abdicación para el rey emérito y la aplicación del 155 en Catalunya. Y también hay otros pactos complejos que han dado paso a los gobiernos de coalición, a la ley de amnistía…
El pacto para la moción de censura a Rajoy en 2018.
También. Pactos los ha habido y de una cierta complejidad. Este es un país que tiene su punto de sofisticación política. Sucumbir al ruido nos hace pensar que somos un país condenado al camorrismo político y no es cierto.
Lo que hizo Puigdemont, más que una declaración de independencia, fue un acto teatral
“En la Europa posterior a la Segunda Guerra Mundial las grandes marejadas sociales no se producen en los momentos de mayor dificultad económica”, escribe. ¿Por qué?
Porque en los momentos de mayor dificultad económica, la gente tiene miedo. Tiene miedo y saben que no hay que hacer zozobrar mucho el barco porque les puede perjudicar todavía más. Las protestas se producen en el momento en el que se empieza a tener la sensación de que se sale de la crisis. Esto no es exclusivo de España. En el momento más crítico, el miedo es paralizante; en el momento más duro de la crisis económica, apenas hubo manifestaciones y protestas. Los sindicatos convocaron una huelga general que la gente apenas siguió.
Cuando la situación empieza a ir mejor, aflora el malestar porque la gente se da cuenta de lo que ha perdido y porque, además, la mejora, como suele pasar siempre, no es igual para todos. Es lo que pasa exactamente en 2014, cuando la crisis ya estaba superándose, pero los jóvenes españoles se dan cuenta de que su futuro ha sido arruinado o así lo perciben.
“Sánchez nunca ha sido un izquierdista, ese es un dato fundamental para entender los últimos diez años de la política española”, dice en el libro. ¿Por qué, entonces, es el blanco de la furia de la derecha? ¿Por pragmático?
Porque dura. [Risas] Porque es un tipo duro, y no hay duda de ello. El combate político está claro y la derecha es inteligente. Ellos saben que un ataque enfocado contra el PSOE o contra la izquierda de una manera obsesiva genera muchos mecanismos de defensa, porque el país históricamente se ha sentido emocionalmente vinculado a la izquierda. Eso es mayoritario, aunque con grados muy distintos. Ahora bien, si los ataques se enfocan contra un individuo y a este individuo lo empiezas a demonizar y a exagerar sus rasgos adversos es más fácil construir una base social amplia con una fobia hacia esa persona. De esta forma, es posible reclutar a gente vinculada a la izquierda, aunque tibiamente. Eso ha sucedido con exsocialistas e incluso con gente que se proclama de izquierdas pero que milita en el antisanchismo. El antisanchismo puede ser más amplio que el antisocialismo y la antiizquierda.
La derecha lo que está buscando es que esas personas que están en las franjas de fronteras con el PSOE se pasen al PP sobre la base de presentar a Sánchez como un tipo entre radical y despiadado.
¿El concepto de “España plurinacional” se mantendrá en el tiempo asumido como un marco mental del PSOE o terminará por desaparecer cuando al PSOE ya no le interese su uso?
Esta es una buena pregunta. No lo sé, sinceramente. Pienso que, en 2004, a mí me dicen que en España se hablará con naturalidad de la plurinacionalidad del Estado y no me lo creo. En ese sentido, creo que hay conceptos que en aquel momento estaban en fase incipiente que han madurado mucho, pero cuidado, veremos a ver si se mantienen.
Pese a este clima tan duro, en momentos de una cierta excepcionalidad, o en momentos muy delicados, los mecanismos de pactos se han activado en España
La amnistía, ¿era inevitable?
Para conformar la mayoría parlamentaria e investir presidente a Pedro Sánchez, sí, evidentemente. El régimen parlamentario funciona así. Yo creo que los indultos abrían paso a la amnistía. En Catalunya, lo que sucedió fue un conato de declaración de independencia. ¿Por qué digo conato? Porque fue una declaración de independencia que ni siquiera se publicó en el diario oficial de la Generalitat y que no estuvo acompañada de ninguna acción real que fuese reflejo de ella. Por lo tanto, fue una declaración de independencia sin parangón, una cosa bastante insólita. Lo que hizo Puigdemont, más que una declaración de independencia, fue un acto teatral. Y ante eso cabían dos respuestas en el momento en el que se produjo y después. Por un lado, el castigo ejemplar, siguiendo, en sentido figurado, los consejos del general Espartero en el siglo XIX, que decía que, para mantener la tranquilidad en España, Barcelona debería ser bombardeada cada 50 años. O bien ir a una superación política mediante una cierta generosidad, subrayar la derrota del independentismo sobre la base del abrazo, cosa que tiene antecedentes en la política española, empezando por el famoso abrazo de Vergara.
Esas fueron las dos opciones y, en primera instancia, se opta por el castigo. Con la moción de censura del 2018, el ambiente político se mueve hacia la otra opción. Evidentemente, no se podría ir a la amnistía desconociendo todavía la sentencia del Tribunal Supremo. No se daban las condiciones para ello y se optó por los indultos, que abrían la apuesta a la amnistía, con la consecuente reacción que ello iba a conllevar.
Ahora, Sánchez tiene que apostar por una legislatura larga, porque sabe que el paso del tiempo puede aminorar los efectos adversos que la amnistía tiene sobre una parte importante de la población.
Y también se abre un nuevo periodo en el que Junts se convierte en un actor de pleno derecho en el juego y eso abre la puerta a que el PP pueda pactar con Junts, con el que no comparte la visión sobre la cuestión nacional, evidentemente, pero sí comparten ideas sobre política económica y social. Y fíjate que Feijóo, a la que puede, emite señales en esa dirección. La última hace unos días, recordando que su partido se reunió con dirigentes de Junts. El siguiente paso será reconocer que han estado en comunicación directa con Puigdemont.
¿Cree que eso ha sucedido?
Yo creo que sí.
Junts y Esquerra siguen sosteniendo que la amnistía es solo un paso más en la carrera por la autodeterminación. ¿Está el independentismo desfondado o tiene fuelle para seguir corriendo?
Eso lo veremos en mayo. Ahí tendremos una fotografía muy interesante. Yo lo veo amortiguado, básicamente por dos motivos. Primero, porque mucha gente que les había seguido se ha dado cuenta de que lo que les planteaban, sobre que la ruptura interna de España se podría hacer sin costes, no era verdad. Eso era una fantasía; en ese sentido, ellos engañaron a sus seguidores y ahora hay una parte que están enfadados, otros defraudados, y eso puede derivar en abstención. El independentismo va a acudir a las elecciones muy dividido y habrá una candidatura de los que se sienten traicionados y otra explícitamente de extrema derecha, que era una corriente que ya existía y ahora se sienten desinhibidos ya que, si no pueden hacer la independencia, quieren decir lo que realmente piensan. Hablan como Vox pero en catalán.
Yo no creo que el independentismo vaya a desaparecer de Catalunya. Después de una década de intensas movilizaciones sociales, la huella que ha quedado es muy fuerte y no se va a desvanecer. Las cenizas del independentismo están casi apagadas, pero no apagadas del todo.
La hegemonía en Euskadi la tiene el nacionalismo vasco desde tiempos pretéritos y eso va a seguir siendo así
Un presumible auge de la extrema derecha en las próximas elecciones europeas, ¿cómo afectaría al futuro de España?
En España se da una circunstancia concreta y es que tenemos a la extrema derecha menos perspicaz de Europa. Con la que está cayendo estos días, con los dos partidos principales con manchas de aceite en la camisa, con el caso de Koldo para el PSOE y el de la pareja de Ayuso para el PP, sería un momento propicio para que un partido como Vox diese un golpe en la mesa. En cambio, no se están revelando, actúan como si tuviesen miedo de algo.
¿Miedo de perder el poder institucional que ya han logrado si rompen con el PP?
Bueno, también le han acusado de haber desviado fondos del partido a una fundación, y es como si Abascal tuviese miedo de que se supiese algo sobre cómo funciona Vox.
Por último, este año también tendremos elecciones vascas. ¿Tiene Bildu posibilidades de lograr la hegemonía política de Euskadi?
La hegemonía en Euskadi la tiene el nacionalismo vasco desde tiempos pretéritos y eso va a seguir siendo así. La cuestión es quién será el partido principal del nacionalismo vasco. Bildu viene a significar en estos momentos un relevo generacional e incluso una cierta modernización y un cierto viraje a la izquierda. Pero el Bildu de 2024 ni siquiera es el Bildu de 2020, sus tonos cada vez son más suaves. Mi impresión personal es que el PNV está en una situación de manifiesto empate con Bildu, e incluso puede darse el caso de que Bildu supere al PNV en votos pero no en escaños.
¿Se puede encontrar Pedro Sánchez con un problema si Bildu y PNV empatan en escaños?
Depende. Habría que ver el resultado exacto. Yo creo que no porque seguro que se encontrará la fórmula. Pienso que para Pedro Sánchez, el problema estaría en que el PNV se sintiese con incentivos para buscar un acuerdo con el PP. Un empate Bildu-PNV no ofrece incentivos al PNV para acercarse al PP.
¿Y si el PSOE tuviese que elegir a quién investir presidente?
El PSOE siempre apoyará al PNV, y Bildu no organizará ningún estropicio. La idea del tripartito de izquierdas echando al PNV del Gobierno no es una posibilidad hoy, en estas elecciones. En unos años, vete a saber.
Parece que ni el 15M ni PODEMOS haya existido
(Respuesta a Alfonso, 25/03/2024 a las 17:36).
Alfonso, igual Pedro Sánchez es más de los tuyos de lo que crees:
20 abril 2023. PSOE y PP aprueban la reforma de la ley del ‘solo sí es sí’ con el voto en contra de Unidas Podemos, ERC y EH Bildu.
https://www.eldiario.es/politica/psoe-pp-aprueban-reforma-ley-si-si-voto-unidas-erc-eh-bildu_1_10135971.html
Pues ójala que las cenizas del independentismo revivan.
Es lo más sano que nos puede pasar a quienes nos negamos a ir hacia atrás.
A quienes queremos cortar con esta España casposa, monarcofranquista, caciquil, nacional-católica y con estos súbditos manipulados que no se quieren esforzar en pensar por sí mismos, que se niegan a evolucionar y que encima creen que son las mejores esencias y el ombligo del mundo.
Que se queden con sus esencias. Cuando vean que los demás no las queremos, igual les hace pensar.
Y ójala que el ejemplo de Catalunya se extienda a otras Comunidades.
Mejor sólo que mal acompañado.
TYPICAL SPANISH:
“Militarismo y machismo”” en las escuelas de Moreno Bonilla: “”Piden a los alumnos que se vistan de legionarios”
La Junta de Juan Manuel Moreno Bonilla lanzó una circular hace una semana en la que señalaba la Semana Santa como “marcador identitario”.
Andalucía Laica denuncia que promueven “el militarismo y el machismo”.
Esta asociación, que lucha por la laicidad de las instituciones de la región, ha presentado una denuncia ante la Inspección Educativa y la Delegación Territorial de Educación.
Las actividades de carácter religioso “atentan contra la libertad de conciencia y el laicismo de las instituciones públicas”, afirman desde Andalucía Laica. La celebración de actos con motivo de la Semana Santa, festividad católica, discriminan a una parte del alumnado por sus creencias, “alejándonos de la escuela inclusiva”. La incitación que además se hace a vestir a los niños como legionarios o penitentes, promueve valores propios del nacionalcatolicismo, como el “dogmatismo, el militarismo y el machismo”.
Esta deriva de la Junta de Andalucía, contraviene los principios fundamentales de la Constitución Española, como “el pluralismo, la libertad ideológica y religiosa de la ciudadanía”. Las instituciones públicas, especialmente los centros educativos, deben ser “neutrales”.
Andalucía Laica cita el artículo 21 del Estatuto de Autonomía de la región y el artículo 4 de la Ley de Educación Andaluza. Ambos textos establecen que “la enseñanza pública, conforme al carácter aconfesional del Estado, será laica“
Buen análisis. Quizá recordar algo del contexto internacional para ubicar ciertas políticas o explicar el desencanto social: como el viraje neoliberal en lo económico, la entrada en la otan, la reacción patriarcal ante la cuarta ola feminista.
¿Pedro Sánchez no es izquierdista?
¿A cuantos violadores tiene que liberar para que reconozcais que es uno de los vuestros?