Sociedad
Militar en EEUU, pastor en León
La Universidad de León está desarrollando un perro robot capaz de pastorear el ganado. Se basa en un modelo que en Estados Unidos se usa para vigilar instalaciones militares.
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El campo español se va quedando sin rebaños, pero en la Universidad de León un equipo de alto nivel se afana en crear un sofisticado robot perro pastor. Uno de los grandes proyectos del Módulo de Investigación en Cibernética (MIC) es un robot que pueda suplir a un careador, el perro que dirige al ganado, y a un mastín, el perro que lo guarda. «No es una demanda del mercado, ni tenemos la intención de fundar una start-up para venderlos», explica Vicente Matellán Olivera, catedrático y fundador del grupo de robótica, sentado en un sillón junto a uno de sus humanoides jubilados.
Las oficinas del equipo en el MIC tienen al fondo un gran cuarto que, en principio, parece uno de esos saloncitos que las grandes tecnológicas ponen a sus empleados para que no sientan la necesidad de irse a sus casas. «No, no», aclara el ingeniero. En eso tampoco son como una start-up del sector. La amplia estancia con salita, cocina y cuarto de baño diáfano es su laboratorio: aquí prueban cómo se desenvolverían los robots en un entorno doméstico. Cada picaporte de los armarios de la cocina es diferente. «No es que seamos superoriginales, es que necesitamos probar diferentes tipos de agarres», indica. El techo está forrado de cámaras colgantes para comprobar cuánto aciertan sus robots.
Han investigado extensamente la interacción entre los robots y las personas. Ahora quieren descifrar «cómo interactúan seres artificiales con seres biológicos que no somos nosotros». Es decir, cómo se relacionan los robots y los animales. En concreto: cómo lo hace su robot perro pastor con las ovejas, vacas, canes y lobos con los que tendrá que lidiar cuando esté –ese es el objetivo– solo en el campo. El proyecto no ha nacido en León por azar. «Esta universidad tiene una vinculación muy fuerte con el mundo ganadero y su facultad más emblemática, la que abrió el camino, fue la de veterinaria (fundada en 1852). Tenemos mucha relación con gente de ese entorno», cuenta Matellán. Y menciona a unos especialistas imprescindibles para el proyecto: los etólogos, quienes se dedican a la parte de la biología que estudia el comportamiento de los animales.
El robot al que están convirtiendo en perro pastor se lo compraron a una empresa de Estados Unidos, Ghost Robotics. Impone, nada más entrar en las oficinas, con su apariencia y paso militar. No es marrón, ni negro con manchas blancas, ni se parece a un mastín o a un perro de carea. Es verde ejército, llega por encima de las rodillas humanas y su robustez está probada en el terreno. Los ingenieros muestran el vídeo de una prueba en el campo, cuando resistió la fuerte embestida de una vaca. El Tuercas no habría podido.
El Tuercas, más pequeño y con movimientos más simpáticos, fue el robot con forma de perro con el que comenzaron el proyecto hace tres años, pero pronto se dieron cuenta de que necesitaban adquirir una máquina más fuerte para las duras condiciones del campo. El Tuercas es de Unitree Robotics, una empresa china con precios más bajos que Ghost Robotics. El modelo de El Tuercas, el A1, cuesta unos 20.000 dólares. Un perro robot modelo B1, como el que usa el equipo de Matellán, vale 100.000 dólares en Unitree y más de 150.000 en Ghost Robotics.
Al perro robot con el que trabajan desde hace menos de un año aún no le han puesto nombre. En Estados Unidos, este modelo se diseñó para los marines y lo emplean las Fuerzas Armadas para vigilar sus instalaciones. «Lo usan como seguridad perimetral, pero también para la adquisición de objetivos. En España me consta que lo han presentado en diferentes unidades», indica el ingeniero. Y añade: «Estoy seguro de que en la siguiente guerra a la que vayan los estadounidenses los que tendrán que entrar en un lugar (donde se puede esconder el enemigo) ya no serán soldados sino robots».
¿Ya hay robots como este armados? «Todo depende de a qué llames un robot. Un dron de los que está lanzando Rusia es un robot, sólo que en vez de patas tiene alas», dice. «Pensar que no hay robots que disparan solos hoy en día es engañarte a ti mismo. La Cúpula de Hierro [de Israel] dispara sola, los cohetes disparan solos y ponérselo a un robot con patas para que dispare solo… pues el día que haga falta. No hay ningún problema tecnológico para que eso no ocurra».
La clave es el ‘software’
En León, a ese robot que en Estados Unidos usan para vigilar instalaciones militares, lo entrenan para una tarea muy diferente: proteger al ganado del lobo en campo abierto. Matellán remarca una noción fundamental: los robots que vemos son sólo la parte material (el hardware); lo que puedan llegar a hacer depende del software, de los programas que los ingenieros desarrollen para ellos. Exactamente a lo que se dedica el equipo de robótica de la Universidad de León.
«La inteligencia artificial o el software ha hecho muchas cosas por nosotros y las va a seguir haciendo. Y seguro que algunas de ellas serán malas, pero me dan más miedo otras tecnologías, como la biotecnología, porque es mucho más fácil malutilizarla, coger el virus de la viruela y modificarlo para un ataque. Me parece mucho más peligroso eso que pensar que vamos a tener un robot Terminator. La ciencia ficción nos ha hecho mucho daño», desarrolla. ¿Y si un millonario compra un perro robot y lo pone con un arma a vigilar su casa y el perro se equivoca y dispara a alguien que pasa? «Puede fallar como puede írsele la cabeza a un guardia. O como ocurre alguna vez que un cazador dispara por error a una persona al tirarle a un jabalí. La suposición de que vamos a ser perfectos es irreal. Ni los humanos lo somos ni los sistemas de visión artificial y de inteligencia artificial montados en un robot van a ser perfectos». Y añade: «No sé por qué suponemos que las máquinas van a ser peores que nosotros. Me dan más miedo los humanos».
En los cinco minutos que tiene entre clase y clase esta mañana, se incorpora a la conversación Lidia Sánchez González, titular del área de arquitectura y tecnología de computadores (ATC) e integrante también de este grupo de robótica que trabaja para convertir al perro de apariencia militar en un perro pastor autónomo. ¿El robot puede ya distinguir entre un lobo y una oveja? «El robot, por sí solo, no. Tenemos que proporcionarle modelos para dotarle de esa inteligencia. Aún no los hemos desplegado en el robot, pero tenemos modelos de visión con los que se puede distinguir entre depredadores como el lobo y mamíferos no dañinos, como una oveja o una vaca. Ya hemos publicado el código y está accesible para que se pueda desplegar en cualquier sistema».
Sensaciones artificiales
Al perro pastor robot ya se le puede marcar una trayectoria y hacer que vigile ese perímetro. Falta incorporarle los modelos de visión, con los que distinguirá entre lobo y oveja, y comprobar qué puede hacer a partir de ahí: cómo disuadirá al lobo, cómo se avisa al pastor. «Nunca queremos dañar, sino disuadir», aclara Sánchez. El equipo investiga ahora qué tipo de «sensaciones artificiales» pueden insertar en el robot para lograr esas acciones. «Los veterinarios nos decían que el sentido principal para las ovejas y los perros es el olfato y que nuestro perro no huele a nada. Entonces tenemos que trabajar en ponerle un olor», cuenta Matellán.
El catedrático fundó el grupo de robótica que ahora tiene el perro pastor como proyecto estrella, un equipo donde hay una presencia equilibrada de hombres y mujeres, algo que no ocurre en los estudios de ingeniería informática. «Es una de las ingenierías que menos mujeres tiene, no sabemos por qué. Y ha empeorado la situación en ese sentido desde que yo estudié», lamenta Sánchez, que está involucrada en proyectos para acercar este universo a las niñas y a las jóvenes.
Los ganaderos les dicen que un robot para sustituir a sus perros careadores, los que les ayudan a guiar el ganado cuando pasta, no lo ven tan interesante como la posibilidad de tener un perro robot mastín, para guardar el ganado del lobo. «Pensamos que podría ser útil por los requisitos de la nueva Ley de Bienestar Animal y también por el problema con el lobo en Castilla y León. Por ejemplo, un mastín debe descansar, y puede dormir y no defender a tiempo las ovejas, mientras que a nuestro robot le podemos poner una base a la que acudirá cada cierto tiempo a recargarse». Y lo hará solo.
Los investigadores como ellos trabajan para generar el comportamiento autónomo de los robots. Insisten en que, aunque despierte recelo social, ese es el futuro. «A nivel individual habrá gente que resulte perjudicada, a la que como sociedad habrá que atender. Pero creo que en lo global vamos a vivir mejor, vamos a tener mejores condiciones de trabajo y vamos a tener que trabajar menos. Es inevitable. Lo que se está desarrollando no se va a prohibir. Es como si en el pasado se hubieran negado a usar la rueda. Si tú no la usas, otros lo harán».
Cuando hay tanta gente sin trabajo y perder el tiempo en inventar artilugios para que dejen a más gente sin trabajo.
Arriba las máquinas y el ser humano que se joda, es su problema no el mío.
Y le llaman progreso.