Política
Leonor save the King
¿Salvará Leonor la monarquía? ¿Está depositando el rey su esperanza en Leonor? Algunas claves desde la jura de la Constitución y su mayoría de edad.
Una vez, en unos premios literarios, la reina Letizia dijo que sus hijas habían devorado las dos obras ganadoras. Una de ellas se llamaba La niña invisible, de David Peña, uno de esos maravillosos libros de El Barco de Vapor que, en otras épocas, en otras casas, sólo se podían leer en la biblioteca del colegio, si había. En éste, publicado en 2018, cuando Leonor tenía 13 años, se narran las aventuras de Trog, una niña que quiso hacer el viaje que, en su tribu, sólo hacían los niños.
De alguna manera, con la jura de la Constitución el pasado octubre y su mayoría de edad, la princesa Leonor iniciaba su viaje hacia el trono, reservado en primer lugar –según el mismo texto que juró– para ellos, los hombres. Y de momento, aunque hay mensajes, guiños, gestos que tal vez quieran mostrarnos una Trog, una chica de su tiempo, Leonor está siguiendo al pie de la letra las normas estipuladas en esta tribu llamada monarquía. «Les pido que confíen en mí, como yo tengo puesta toda mi confianza en el futuro de la nación, el futuro de España», dijo aquel día solemne en el que los grupos republicanos que iban a sostener días más tarde el Gobierno se ausentaron y otras figuras consideradas republicanas, como la presidenta del Congreso, la socialista Francina Armengol, gritó: «¡Viva el rey!».
God save the king, dice la letra del himno británico tras la muerte de la reina Isabel II, cuyo palacio anda revuelto estos días a cuenta de otra princesa. «No hay futuro en el sueño de Inglaterra», decía la canción de los Sex Pistols. Aquí, en España, los más republicanos creen que no hay dios que salve a la monarquía, que no tiene futuro, pero hay numerosos hechos que indican que la monarquía, una vez más, intenta salvarse. Hay quienes, tras los escándalos de Juan Carlos I, sitúan el arranque de la operación con Felipe VI, a quien ahora, algunos de los que antes vitoreaban al padre, han pasado a llamar Felpudo VI y otros insultos nunca antes escuchados desde posiciones monárquicas y ultraderechistas. Hay quienes ven que la operación, insuficiente según las encuestas que se realizan –el CIS sigue sin preguntar–, sigue con su hija. ¿Salvará Leonor la monarquía? ¿Está depositando el rey su esperanza en Leonor?
«Hubo un momento, tras las elecciones europeas en las que irrumpió Podemos, en el que el Gobierno, las direcciones de los grandes partidos, la gente cercana a la Casa Real y todo el poder fáctico que hay bajo la Iglesia consideraron que había que cambiar algo: o Juan Carlos abdicaba en ese momento o a lo mejor no tenía ni la posibilidad de abdicar. Creo que en eso acertaron», rememora el catedrático de Derecho Constitucional Javier Pérez Royo. «En el otoño de ese mismo año, de 2014, fue cuando salió todo el escándalo de las tarjetas black, en el que fue implicado Rafael Spottorno, que era jefe de la Casa del Rey. Imagina el escándalo que hubiera sido. Y, desde entonces, hay una campaña para resaltar la figura de Felipe VI, que se encontró con Cataluña y dijo la barbaridad que dijo el 3 de octubre… Incluso él mismo ha ido teniendo más cuidado y se ha ido haciendo un trabajo para recomponer su figura. Ahora, claro, han aprovechado el 18 aniversario de Leonor. Esa operación está en marcha. Qué va a dar de sí es imprevisible», reflexiona el catedrático.
La experta en comunicación no verbal y liderazgo femenino Patrycia Centeno lo resume en una palabra: marketing. «Lo esencial para todo aquel que quiera sobrevivir es tener un heredero, una heredera, porque así te estás asegurando que después de ti habrá otra persona», analiza. «Y hay una realidad: al principio las niñas estaban muy protegidas, prácticamente no aparecían. Y aparecen en el momento en que empiezan a tener problemas. ¿Por qué? Porque las necesitan, es decir, son la garantía de la continuidad. Hay esperanza, ‘no os preocupéis, a lo mejor llega otro y lo hace mejor’. Es una manera de tranquilizar», prosigue.
En ese sentido, Pérez Royo considera que, en la actualidad, la monarquía continúa con el favor de la inercia histórica: «Forma parte del paisaje español, y el miedo a que desaparezca también está. Es el elemento de integración de todas las élites extractoras de España, las cohesiona. Y ahora mismo hay una situación tan inestable que hay miedo a cambiar; la idea produciría una cierta sensación de abismo».
La operación Leonor, una continuidad
El nivel de ataques es tal que el episodio machista sobre una supuesta foto íntima de Letizia ha suscitado inevitablemente el apoyo de personas republicanas, sobre todo mujeres. «Eso, y la cierta tranquilidad que proporciona la existencia de una institución que no depende de las elecciones ni de nada», añade Pérez Royo, quien insiste en que la operación no va a dejar de estar en marcha nunca. «La monarquía dependerá de cómo marche el país. Es decir, la monarquía necesita que el país funcione bien. Y lo que están haciendo ahora con Leonor es un indicador del grado de desesperación en el que se encuentran, como si fuera el salvavidas, cuando lo que debería estar haciendo esta chica es estudiar», sostiene.
Una encuesta realizada entre el 19 y el 22 de septiembre por Sigma Dos para la revista Hola, a 2.104 personas de entre 18 y 65 años, valora con un 6,2 sobre 10 la figura de la princesa, de la que, como destacan varias periodistas que analizan los datos en el documental Operación Leonor, apenas sabemos nada. Nada, más que sabe idiomas –incluido un perfecto catalán–, parece educada y responsable. «La operación Leonor no sólo resulta inconsistente sino una farsa por el bajo apoyo popular, especialmente entre las nuevas generaciones. La historia, por otra parte, de esta dinastía anida en el imaginario y memoria popular. Hablamos del peor lastre de la historia de España: una monarquía corrupta, indolente, autoritaria y peripatética», define el diputado de Sumar Francisco Sierra, primer presidente del Ateneo Republicano de Andalucía.
Según una encuesta reciente realizada para eldiario.es, la mayoría de la población apoya la celebración de un referéndum sobre el modelo de Estado y, en una hipotética votación, un 44,7% respaldaría la república frente a un 43,5% que se decantaría por la Corona. Ya lo dijo Suárez en aquella entrevista con Victoria Prego en la que, años más tarde, confesó que no convocó una consulta porque sabía que la monarquía perdería. «La monarquía es insalvable desde su origen franquista y el claro posicionamiento con la derecha y la extrema derecha. Y por los recientes acontecimientos del referéndum en Cataluña y la investidura del segundo gobierno de coalición. Es insalvable por la corrupción y por la apropiación como antaño de los sectores ultramontanos. En otras palabras, es más propia de una monarquía absoluta en valores que de una vocación democrática. En los usos y abusos de posición y en los intereses que representa», afirma Sierra.
El otro libro ganador que devoraron las niñas se llamaba Biografía de un cuerpo, de la escritora asturiana Mónica Rodríguez, y cuenta la historia de Marcos, un adolescente que estudia danza desde pequeño, cuyo nivel de exigencia en el conservatorio le genera problemas con su familia, con lo que esperan de él, y hace que no encuentre su lugar. En el fondo, el libro indaga en varias preguntas clave en esta etapa de la vida: ¿Quién soy? ¿Qué quiero? ¿Quiero dejar de bailar? La reina Letizia, en la entrega del galardón, elogió así la obra: «No creáis que es un libro de ballet. No es eso. Es mucho más. Es la historia de un adolescente. Y de lo que conlleva sacrificarse por algo que de verdad te interesa y que merece el esfuerzo necesario».
No es difícil imaginar, tras este cuento, a la misma Leonor jurando la bandera como su padre, dando el discurso de los Princesa de Asturias como su padre, acudiendo a la apertura de las Cortes, como su padre, y estudiando Derecho, como también hizo su padre. ¿Quiere eso Leonor? ¿La agobiará su particular conservatorio? ¿Preferirá dejar de bailar? ¿De que su padre le dé, como este fin de semana, sorpresas? «Lo que puedo decirles es que entiendo muy bien y soy consciente de cuál es mi deber y de lo que implican mis responsabilidades», dijo en el Teatro Campoamor de Oviedo.
La encuesta de Sigma Dos destaca que casi el 70% apoya que reciba la misma formación que Felipe VI. «[Eso significa] aferrarse a un modelo que por lo menos con el rey ha funcionado», opina Luz Sánchez-Mellado en el citado documental. Pero avisa: «España no es la España que era, y el futuro tampoco. Las incertidumbres que va a tener que torear Leonor no tienen nada que ver con las de su padre, sin ninguna nube en el horizonte… parecía. Luego vino la tormenta. Leonor puede tener la tormenta todos los días».
Leonor y las redes sociales
De momento, su agenda será muy limitada, muy parecida también a los años de formación de Felipe VI. Pero hay algo que destacan, como negativo, en el documental: que no conoce España, que tiene muy poca calle. Y que no es normal que una chica de 18 años no tenga redes sociales. ¿Cómo conectará con su generación, sus posibles súbditos?
La línea estratégica de la Fundación Princesa de Girona está enfocada, de hecho, a la juventud. «Si quieres conectar, tienes que adoptar primero, al menos un poco, el lenguaje que ellos utilizan. Segundo, el lenguaje visual. Y el lenguaje visual para ellos está en las redes sociales», describe Centeno. «En esto la monarquía sigue el mismo esquema. Felipe no ha cambiado en nada la forma del padre en dar el mensaje de Navidad. Si Leonor reinara, no podría hacer lo mismo. Es decir, no basta con poner a una persona más joven; tienes que hacer, además, que ese mensaje cuadre con la época. Y esto no lo están haciendo. Creo que es una equivocación», expresa la experta en comunicación no verbal.
Para bien o para mal, la princesa cargará –está cargando ya– con la comparación constante con su predecesor. «El problema llegará cuando empiece a reinar, como ha ocurrido con Felipe», afirma Centeno. Y lo fundamental, como con su padre, es no meter la pata: «No necesitan hacer nada más que eso. Pero es verdad que ahora vamos a tener una tensión política muy fuerte y vamos a ver si se logra aislar o no de ello».
Por ahora, la Casa del Rey se asegura titulares del tipo Leonor, concienciada con el cambio climático, el feminismo, el mundo cooperativo… La propia Letizia preguntó recientemente por el decrecimiento, echa mano del rap para hablar de salud mental, se hace selfies con personajes como Belén Esteban…
Sierra considera que, más allá de los intentos de seducir con símbolos, la operación Leonor no aporta valor alguno: «Ni en su educación, militar y en la estela de su padre y el sucesor de Franco, ni en la ejemplaridad, educada en colegio privado». El atuendo tampoco está ayudando, como explica Centeno, para una generación que, según las encuestas, conforma el grupo de edad más republicano: «No quiero decir que la vayan a vestir de superestrella del pop o de influencer, pero algunos guiños se podrían haber hecho».
Pérez Royo es rotundo: «Pese a los gestos –y en ese sentido la gente ahí se autoengaña– yo creo que es una monarquía muy de derechas. Si hay una encrucijada, me temo lo peor con este rey». Tras la jura, mientras su hija leía los mensajes del Libro de Honor muy entretenida, su padre, el jefe de la tribu, la avisó de que debía seguir con el cortejo oficial.
Gonzalo Puente Ojea, «La cruz y la corona, las dos hipotecas de la historia de España».
La Constitución monárquica de 1978 sólo merece su abrogación y su olvido, pues nació de un perjurio institucional y de una ruin deslealtad. Perjurio, es decir, violación del respeto y estricto cumplimiento de las Leyes Fundamentales y de los Principios del Movimiento Nacional, del heredero del Caudillo y designado por él, en un acto injurioso para la ciudadanía, para sucederle con atributos regios. Perjurio también de unos Procuradores de las Cortes y de unos Consejeros Nacionales que habían prestado esos mismos juramentos solemnes. Eran estos juramentos de las mencionadas leyes y normas institucionales la única cobertura jurídica de las funciones encomendadas por el Dictador. Deslealtad, es decir, abandono del compromiso ideológico y político que los partidos antifranquistas habían contraído con sus seguidores cuando llegase el día de cumplirlo. Aquéllos habían prevaricado para conservar tanto poder como fuera posible, en una coyuntura histórica difícil para ellos. Éstos desertaron para satisfacer sus ansias de un poder que codiciaban. Todos llegaron en seguida a sus arreglos lampedusianos para un cambio de papeles que simulase que todo iba a ser diferente a fin de que todo siga igual. Las mismas máscaras, y detrás otros actores dispuestos a bailar la danza de los cargos, las prebendas, los negocios, las prevaricaciones, exhortando a los ciudadanos a la laboriosidad, a la austeridad, y recabando su aplauso. Mientras tanto, los mismos dinastas, la misma Iglesia, la misma desigualdad, el mismo atropello de la libertad de conciencia, la misma industria mediática al servicio de los políticos o de los magnates. Y la nación encanallándose cada día más….
Vale la pena siquiera hablar de una institución propia de la Edad Media y que además nos fue impuesta por una dictadura?. Pero como en este país predominan un rebaño de manipulados, les han hecho creer que monarcofranquismo y capitalismo que dicho sea de paso son lo mismo, les han hecho creer que ésto es la democracia.