Economía | Opinión

El lenguaje adormecedor que la izquierda no puede dar por bueno

"No hay derechas ni izquierdas, solo pura racionalidad en materia de economía. El pensamiento conservador gana por goleada", escribe el economista Fernando Luengo

Pancarta contra los recortes. ANA REY / Licencia CC BY-SA 2.0 DEED

¿Cómo denominamos a las cosas? ¿Qué palabras utilizamos y en qué contexto lo hacemos? Es posible que algunas personas, pienso sobre todo en economistas, crean que es perder el tiempo detenerse en cuestiones relativas al lenguaje. Seguramente, en su opinión, estas sean accesorias y, en todo caso, de poca importancia, y piensen que lo verdaderamente sustancial es ir directamente al meollo de las cuestiones: los diagnósticos y las alternativas.

Pero resulta que, por el contrario, es muy necesario reparar en los términos que habitualmente se utilizan en economía -en las denominadas ciencias sociales, en general- y que con frecuencia se dan por buenos. Porque esos términos tienen casi siempre una intencionalidad, que puede ser difícil o incluso molesto desvelar, pero que es muy necesario hacerlo. En otras palabras, el lenguaje, en apariencia inocuo, delimita un terreno de juego y, de alguna manera, también las reglas del mismo, los diagnósticos y las alternativas. Y eso no es poca cosa.

Abundan los ejemplos, como cuando se habla de “flexibilidad laboral”, o de “moderación de los salarios”, o de “racionalidad” económica o se le pide a la ciudadanía “apretarse el cinturón”. Me detendré ahora en la palabra “austeridad”, que el sentido común reivindica, en oposición al despilfarro, como algo bueno, como una virtud a practicar. Siguiendo este enunciado, los gobiernos deben ser austeros en la gestión de lo común, al igual que hacen las familias cuando manejan su presupuesto. Con ese mismo sentido común, aplicado a la gestión de las cuentas públicas, se defiende que los ingresos y los gastos deben tender al equilibrio, que un buen Gobierno no debe gastar más de lo que es capaz de recaudar, y que, en línea con ese postulado, un objetivo central de la política económica tiene que ser reducir los niveles de deuda y déficit públicos.

Un grave error, porque, precisamente, el Estado, para atender las necesidades de la ciudadanía y las de las generaciones futuras, puede y debe gastar por encima de lo que ingresa. Por otro lado, aunque la familia austera se pone como ejemplo del buen hacer, atención, porque los mismos que levantan la bandera de la austeridad en lo público, han defendido, sin pestañear, un modelo económico sostenido en el despilfarro, materializado en el endeudamiento desaforado de familias y empresas, modelo que ha sido muy lucrativo para las elites y que nos condujo al crack financiero de 2008.

Este planteamiento de la austeridad presupuestaria tiene todavía más miga. Situar la argumentación en esos parámetros significa aceptar de hecho que el origen de las crisis está en el supuesto despilfarro público. De ahí la imperiosa necesidad de implementar políticas austeras, que en Europa se han materializado en el Pacto para la Estabilidad y el Crecimiento, cuya aplicación se suspendió durante la pandemia y que ahora ha vuelto, intacto en lo fundamental. Otra de las cargas de profundidad de esa argumentación consiste, además, en presuponer que lo público es intrínsecamente ineficiente, al contrario que la iniciativa privada, a la que, por definición, se otorga la virtud de la eficiencia. Pura ideología que nada tiene que ver con la realidad pero que termina calando entre la población.

Ya tenemos puesta la camisa de fuerza, de la que es muy difícil desprenderse. El debate ya no está situado en el “qué” sino en el “cómo”; esto es, en determinar la mejor ruta para alcanzar el objetivo indiscutible de la política económica,: la disciplina presupuestaria.

No hay derechas ni izquierdas, solo pura racionalidad en materia de economía. El pensamiento conservador gana por goleada. No sólo se impone una determinada concepción de la política económica que otorga prioridad a la gestión de la demanda agregada, a través de la contracción del gasto público; no sólo se considera que la llave del crecimiento económico y la transformación estructural se encuentra en los ajustes presupuestarios permanentes.Hay mucho más.

Las políticas de rigor presupuestario son un factor determinante de la concentración de la renta y la riqueza. Penalizan a los grupos de población más desfavorecidos al reducir la cantidad y calidad de los servicios públicos -como la salud y la educación-. También, y esto es muy importante decirlo, porque quienes defienden estas políticas no abren la puerta a recaudar más y mejor de los de arriba, que sería otro camino para el saneamiento de las cuentas públicas. Es verdad que en los últimos tiempos se pone más el foco en la privilegiada posición de las oligarquías, que con las crisis y con las guerras no han dejado de enriquecerse, pero poco se hace y desde luego no lo suficiente para revertir los privilegios fiscales de los que disfrutan.

Una última reflexión sobre el alcance que tiene dar por bueno el término “austeridad” referido a la estrategia a seguir por los gobiernos. Hay toda una dinámica corporativa cuyo objetivo -naturalmente, no declarado de manera explícita- es entrar en los espacios y actividades que ahora se administran desde lo público con recursos del Estado. No sólo me refiero a los ámbitos antes citados -la salud o a la educación-, sino a todo lo que tiene que ver con la gestión de los asuntos comunes y al creciente negocio relacionado con las políticas tecnológicas y las denominadas “verdes”, donde también se mueven cantidades ingentes de dinero de los gobiernos. Para ello, nada más provechoso que degradar lo público y privarle de recursos y capacidades.

Y, más en el terreno político, conviene ser plenamente consciente de la carga de profundidad de las estrategias de “austeridad”. En realidad, sin eufemismos, pretenden y están consiguiendo la creciente privatización de los activos y de la propia gestión pública, atacando uno de los pilares fundamentales sobre los que se asentaría una política de izquierdas comprometida con los pobres y la lucha contra la pobreza, que perdería legitimidad, sobre todo cuando esta izquierda asume, en aspectos fundamentales, el discurso de la austeridad.

Atención, porque en ese proceso de deslegitimación se crean las condiciones para que entren a saco, ganando influencia, las derechas más reaccionarias y extremas.

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Comentarios
  1. El pensamiento conservador y la economía de mercado gana por goleada; pero es que lo están imponiendo incluso en las universidades, que deberían ser ante todo templos de filosofía, conciencias progresistas, puertas abiertas a un mundo más justo, libre y sabio.

    UNI Laica reclama que la Ley Universitaria Para Andalucía (LUPA) garantice la laicidad y no discriminación en las universidades públicas andaluzas.
    Hace más de un año, UNI Laica (Asociación por la Defensa de una Universidad Pública y Laica) denunció ante el Senado y el Ministro de Universidades que el proyecto de la LOSU (Ley Orgánica del Sistema Universitario) contenía diversos aspectos confesionales y discriminatorios, pero el 9 de marzo de 2023 el Pleno del Congreso de los Diputados aprobó dicha ley con esas graves deficiencias.
    Ahora estamos en puertas de la promulgación de una Ley Universitaria Para Andalucía (LUPA), y UNI Laica plantea la necesidad de corregir en Andalucía aquellos aspectos de la LOSU, considerando que el Estatuto de Autonomía de Andalucía, en su artículo 21.2 establece que «La enseñanza pública, conforme al carácter aconfesional del Estado, será laica», objetivo que refrendó la Ley de Educación de Andalucía.
    Por todo ello, UNI Laica pide que la LUPA corrija los siguientes aspectos negativos de la LOSU:
    1. Disposiciones discriminatorias por razón de religión y convicciones.
    2. No se pone fin a las enseñanzas confesionales en la Universidad.
    3. No se prioriza el sistema público de universidades frente al privado….
    https://laicismo.org/uni-laica-reclama-que-la-ley-universitaria-para-andalucia-lupa-garantice-la-laicidad-y-no-discriminacion-en-las-universidades-publicas-andaluzas/290989?utm_source=mailpoet&utm_medium=e

  2. Le llamais la izquierda y no lo es, oe, oe, oe,
    Le llaman democracia y no los es, oe, oe, oe,
    Que no, que no, que no puede ser, raperos a la cárcel y fascistas al poder,
    raperos a la cárcel y monarcofranquismo en la cúspide del poder.

    Pablo Hasèl (Pablo Rivadulla Duró) ha cumplido 3 años en prisión, casi la mitad de la condena. “Me quedan 3 años y 2 meses, que cumpliré hasta el último día sin beneficios penitenciarios que reduzcan la condena, como cualquier otro preso político que no se arrepienta”, afirma en una entrevista con Sare Antifaxista. Está al día de lo que ocurre en el mundo social, económico y político, aunque la “enfermedad estomacal” que padece le provoca “mucho cansancio”, indica que “saco fuerzas de la rabia y de las ganas de continuar luchando”.
    “El aumento de ganancias multimillonarias de esa minoría de parásitos explotadores ha sido a costa de generalizar aún más la pobreza”
    Hay un severo deterioro objetivo de las condiciones de vida que se impone con aún más recortes de libertades y una intensificación de la manipulación mediática. El empeño aún mayor en idiotizar al personal puede percibirse nítidamente también en el mundo del arte y de la cultura, cada día más degenerado para embrutecer a la clase trabajadora y alejarla de posicionamientos revolucionarios.
    Esta fase del capitalismo es inseparable de la guerra imperialista. Agresiones intolerables que financiamos nosotros con millonadas astronómicas que no se invierten en sanidad u otras necesidades básicas. El armamento que este Gobierno ha proporcionado a los fascistas ucranianos no solo nos cuesta un ojo de la cara, también ayuda a perpetuar la barbarie. Una guerra provocada por la OTAN -como tantas otras- sirviendo principalmente al interés de los yanquis obsesionados con destruir a Rusia, apropiarse de sus recursos, controlar la zona, etc. La gravísima compra-venta de armamento con Israel que el Gobierno de PSOE-UP no solo no detuvo sino que aumentó, también es otro ejemplo de cómo el imperialismo es un problema de primer orden. La estrecha colaboración en materia represiva con los sionistas también nos afecta mucho, pues perfeccionan su represión compartiendo armamento, tecnología y entrenamiento. Algo poco conocido y que también explica la tibieza cómplice del Gobierno ante la intensificación del genocidio y del apartheid contra los palestinos.
    La oposición al imperialismo, por tanto la reivindicación de la salida de la UE y de la OTAN, son una prioridad para cualquiera verdaderamente progresista.
    «Siempre en la trinchera»: “Siempre en la trinchera donde espera otra vida/su barbarie es pasajera y llena combatirla/Donde con la empatía herida aprendes a disparar/y siempre hay rebeldes mejorando este lugar/La defendemos a fuego, hay mucho en juego/no van a arrebatarnos el futuro mundo nuevo/Cada razón profunda inunda pasión guerrillera/Nos cavaron una tumba y la convertimos en trinchera/“.
    (Insurgente.org)

  3. LOS BANCOS Y SUS BENEFICIOS RECORD: TÚ ERES EL QUE PAGA EL PRECIO, Aday Quesada.
    En un año reciente, los grandes bancos cobraron en España 85.000 millones de euros solo en intereses a familias y empresas. Eso es mucho dinero, y es uno de los modos fáciles en que los bancos hacen beneficios.
    Los bancos centrales, como el Banco Central Europeo (BCE), son como los directores de la orquesta económica de esta oligarquía. Deciden cuánto costará pedir prestado dinero (a través de los tipos de interés) para influir en la economía. Si suben los tipos, pedir prestado es más caro; si los bajan, es más barato.
    Recientemente, el BCE decidió subir estos tipos, lo que significa que los bancos pueden cobrar más por los préstamos que dan. Esto ha llevado a que los bancos ganen aún más dinero, incluso cuando muchas familias y negocios sienten la presión de estos costos más altos.
    Cuando los bancos ganan más dinero, no necesariamente significa que la economía vaya mejor. Para las familias y empresas, significa que tienen que pagar más por los préstamos que tienen. Y mientras los bancos reparten parte de sus ganancias entre sus accionistas, muchas personas se preguntan sobre el impacto en la economía general y en la justicia de estas prácticas.
    Algunos expertos creen que el BCE pronto bajará los tipos de interés, lo que podría aliviar un poco la presión sobre las familias y las empresas. Sin embargo, los bancos siempre encuentran maneras de mantener sus beneficios, ya sea cobrando diferentes tipos de comisiones o encontrando nuevas formas de hacer negocio.
    Entender cómo funcionan los bancos y su impacto en nuestra economía es fundamental. Aunque puede parecer un tema complejo, está afectando directamente a nuestras vidas diarias, desde los préstamos y las hipotecas hasta el ahorro para el futuro. Al comprender mejor estos temas, podemos tomar decisiones más informadas como consumidores y ciudadanos. Y, también, para actuar social y políticamente en consecuencia.

  4. Añadiría otros palabros al análisis de esta horripilante decadencia capitalista: emprendimiento, responsabilidad empresarial, criterios ASG, criptomonedas.

  5. Mi austeridad para matar en Ucrania y Palestina.

    En los próximos días, los 27 países de la U.E se reunirán en París para garantizarle los 50.000 millones de euros al gobierno golpista títere de la OTAN y del imperialismo como el de Zelenski, que suprimieron elecciones y prohibió los partidos de izquierda, ante la complicidad de sus socios provisioncitas de la U.E.
    Sánchez ha venido defendiendo en todo momento el pleno respaldo del occidente capitalista y al zelenskismo, destacando la importancia de que sus miembros consiguieran cerrar en su última cumbre en Bruselas el acuerdo para desbloquear el dichoso importe de 50.000 millones de euros. (Insurgente.org)

  6. De seguir con las políticas de austeridad para el pueblo llegaremos a la necesidad y si esas políticas siguen, pues mira, cuando ya no hay nada que perder es cuando se han hecho las grandes revoluciones en el mundo.
    Palestina vencerá.

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