Cultura

El huevo de la serpiente se incuba en casa

Kaouther Ben Hania está nominada al Oscar por su documental ‘Las cuatro hijas’. Cuenta la historia de una madre que ve cómo sus dos hijas mayores la abandonan y acaban integrándose en el Daesh.

Las actrices Nour Karoui y Ichrak Matar (en el centro) interpretan a las hermanas ausentes. Junto a ellas, las reales Eya y Tayssir Chikhaoui. CARAMEL FILMS

«El viejo mundo se muere. El nuevo tarda en aparecer. Y en ese claroscuro surgen los monstruos». La célebre frase de Antonio Gramsci ha sido de gran utilidad a Kaouther Ben Hania –según ha confesado ella misma– para comprender todo lo que pasó tras las primaveras árabes. En ese claroscuro aparecieron los fundamentalistas, «los lobos», como los llama la protagonista de su documental Las cuatro hijas.

Su objeto principal de estudio es una madre que obtuvo una enorme atención mediática en Túnez cuando sus dos hijas mayores abandonaron el domicilio familiar, se fueron a Libia y se unieron al Daesh en 2014. «Se las comieron los lobos», dice esta mujer, Olfa Hamrouni, mirando fijamente a la cámara. Ben Hania cuenta su tragedia familiar, sí, pero desde una perspectiva muy alejada de lo que entendemos por una historia de buenos y malos. Y de fondo entendemos los cambios producidos en su país tras la ansiada caída del dictador Ben Alí.

Si hay algo que sorprende en Las cuatro hijas es la sofisticación de su aparato narrativo. Entre la realidad y la ficción, la directora filma a la Olfa Hamrouni real y a una actriz (Hind Sabri) que la interpreta. Usa a otras dos actrices para encarnar a las hijas ausentes y a las dos que quedan a su lado (Eya y Tayssir Chikhaoui) para escenificar un explosivo choque de generaciones… y muchas cosas más. La cuarta pared es un elemento flexible en el que Olfa da indicaciones a la actriz que la encarna, en el que Ben Hania lanza sus preguntas al elenco, en el que las protagonistas detienen la escena y cuentan sus problemas y gritan y ríen y lloran en momentos en los que no siempre es fácil saber si se trata del pasado representado o de un presente real y reflexivo.

Para Ben Hania, esta historia es una tragedia griega en la que Olfa hace el papel de Medea. Sólo que no se trata de ningún papel. Olfa es la madre tiránica que, de alguna manera, ha empujado a sus hijas mayores en brazos de los terroristas. Es también la mujer fuerte que abandona a un marido maltratador y trabaja para sacar adelante a sus hijas sola. Paradójicamente, esta mujer es asimismo la representación del patriarcado, ejerciendo la violencia sobre sus hijas e imponiendo una severidad de costumbres que ellas no pueden aceptar. No es intransigente en cuestiones de religión, pero ha sido educada en un mundo en el que las mujeres permanecen en casa, supeditadas a los hombres. Adora a sus hijas, pero las trata con mano de hierro. Es un ogro, pero también una mujer dulce y con gran sentido del humor. La directora desnuda todas estas contradicciones ante la cámara con su participación, su pleno conocimiento, su beneplácito. Esto produce una especie de disonancia cognitiva en el espectador y acaba siendo el principal valor del filme.

Las cuatro hijas
Olfa Hamrouni en una escena de Las cuatro hijas. CARAMEL FILMS

En ocasiones, la figura de Olfa recuerda a la del torturador indonesio que protagonizaba aquel otro prodigio documental llamado The Act of Killing (2012). Uno podría preguntarse por qué aceptaron ser exhibidos así, uno recreando sus crímenes y la otra pegando a sus hijas. El primer caso se explica por la inconsciencia, pero lo de Olfa es mucho más complicado. Olfa no se enorgullece de sus errores pero parece decir «este es mi amor y no he sabido expresarlo de otra manera», lo que le da a su historia una dimensión trágica estremecedora. ¿Cuántas veces el huevo de la serpiente no ha sido incubado en casa, inadvertidamente?

Segunda nominación al Oscar

Las cuatro hijas, que participó en la sección oficial del pasado Festival de Cannes, ha sido nominada al Oscar al mejor documental. No será la primera vez que Kaouther Ben Hania desfile por la alfombra roja de Hollywood: ya fue nominada en 2021 por El hombre que vendió su piel. Aquella película sí que era de ficción, pero estaba basada en un personaje real: el de Tim Steiner, un hombre que vendió su piel a un artista para que éste la tatuara y que fue comprada por un coleccionista alemán. Ben Hania enriquecía esta siniestra historia dándole a su protagonista un carácter especial: en su cinta, el ser humano que se convierte en objeto a merced del mercado se trata de un refugiado sirio que huye de la guerra.

La capacidad de esta directora para tratar con una exquisita finura toda suerte de tramas impactantes es extraordinaria. En Las cuatro hijas dibuja con gran precisión las diferentes personalidades de sus protagonistas. Maneja con medida la intensidad dramática, diluyendo las asperezas de un relato desaforado. Ofrece al público (sobre todo al occidental, tan proclive a los reduccionismos folclóricos) un retrato de Oriente a la altura de su complejidad social y religiosa. Convierte el análisis psicológico de una familia desestructurada en todo un ensayo político.

Lo cierto es que, examinando la profundidad intelectual de su trabajo, su segunda nominación al Oscar no es ninguna sorpresa. Ni las que vengan en el futuro.


‘Las cuatro hijas’ se estrena en cines el viernes 9 de febrero.

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Comentarios
  1. ¿Cuántas veces el huevo de la serpiente no ha sido incubado en casa,?
    …cuando Ayuso deliberadamente se empeña en calificar a Pedro Sánchez, a Sumar y a sus socios como comunistas, bolcheviques, filoetarras o chavistas, ella sabe perfectamente que no es así, pero es consciente del pánico que tiene el ciudadano medio a situarse en los extremos o próximos a ellos, y lo que consigue muy astutamente es que el grueso de los equidistantes se incline hacia posiciones cada vez más a la derecha, para apartarse en la medida de lo posible de esos supuestos y malvados comunistas del gulag, de las purgas o del tiro en la nuca con los que identifica a Sánchez y sus socios.
    Si se usa como lema de cabecera el «Ni terrorismo, Ni genocidio» para que paren la guerra, se le está diciendo a Israel que pueden continuar con sus ataques indiscriminados y con su guerra en tanto en cuanto exista un terrorista armado en Palestina dispuesto a rebelarse, y no parece esta la mejor forma ni el mejor mensaje para encontrar la paz. ..
    https://canarias-semanal.org/art/35661/contra-la-equidistancia-que-nos-empuja-hacia-el-fascismo

  2. El Estado Islámico, ISIS o Daesh, fue creado por la CIA, el MOSSAD y el MI6 para reventar a Siria. El profesor Michel Chossudovsky, economista canadiense y director del Centro de Investigación sobre la Globalización, en Montreal, ha recopilado 24 verdades que los gobiernos occidentales no quieren que la población conozca acerca de ISIS (o Estado Islámico) y Al-Qaeda… ¿Cómo es posible que sigan el juego de los Estados Unidos encaminado a crear un estado mundial policial? Pasando por la destrucción de pueblos, culturas ancestrales y restos de antiguas civilizaciones. La barbarie en su máxima dimensión.

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