Nerea Pérez de las Heras: “En momentos críticos, la verdadera tragedia es no tener amigas”

Nerea Pérez de las Heras, dramaturga y actriz, sufrió un accidente este verano del que salió con vida y con media pierna amputada. Tras su recuperación, y ya de regreso a la nueva temporada del podcast que presenta mano a mano con su amiga Inés Hernand, Saldremos mejores, quiso contar su experiencia desde el ángulo más luminoso: el de las numerosas amigas que estuvieron junto a ella durante su convalecencia. Amigas que viajaron de toda España para estar a su lado en un hospital mallorquín.

Nerea, ¿sola no puedes y con amigas sí?

Siempre. Es eso. Ese es mi leitmotiv vital y debería ser también el leitmotiv político general y moral de todo el mundo. Por supuesto que sí. Así lo llevo hasta las últimas consecuencias en todos los aspectos de mi vida. Y me ha ido fenomenal, la verdad.

¿Crees que se valora la amistad, sobre todo la amistad entre mujeres?

Bueno, creo que se está empezando a valorar. Es un tipo de relación en la que nos estamos empezando a fijar. La amistad entre mujeres ha sido siempre muy interesante narrativamente. La amistad entre mujeres es lo más interesante que hay, porque son relaciones mucho más complejas y con muchas más capas que un romance. La de Melania y Escarlata en Lo que el viento se llevó, sin ir más lejos. Lo que ocurre es que no se le ha dado un papel central en nuestra vida. Claro que las amigas son importantes pero… «¡qué tragedia no tener pareja!, ¡qué tragedia no tener familia!, ¡qué tragedia no tener hijos!».

En momentos críticos, de lo que te das cuenta es de que la verdadera tragedia es no tener amigas. Las amigas forman un soporte y una red que hace que también se sostengan entre ellas. Y no carece de muchos de los elementos jerárquicos, celos y toxicidades que tiene la pareja, pero la pareja tiene una propaganda increíble. Las amigas tienen muy poca propaganda.

De hecho, el imaginario machirulo considera que no hay nada peor que dos mujeres juntas en un espacio porque serían las peores enemigas entre sí…

Claro, y te diré que eso tiene cierta base. La misma base que el «bollodrama», que el «hay que ver las lesbianas, entre vosotras, ¡qué movidas tenéis!». El ojo dominante a cualquier relación compleja en la que dos seres humanos se comunican de manera profunda lo ve como un lío, como un drama: dos víboras sacándose los ojos. Tengo movidas con mis amigas porque hablo mucho con mis amigas y porque me conocen muy bien y yo las conozco muy bien a ellas. Porque vivimos muchas situaciones juntas y porque no estamos todo el rato moviéndonos en una superficialidad como de colegas de trabajo, como sí hacen muchísimos hombres con sus amigos.

No sé si muchos hombres se deshacen en lágrimas con sus tres amigos por una afrenta de uno con el otro. Existe, claro que existe. Entre ellos existe igualmente. Pero no hay un aprendizaje, no hay una socialización de género entre ellos para enseñarles a sacarlo fuera y comunicarse. Entonces, en todo eso que ven como un conflicto, realmente lo que hay es complejidad. Nuestras relaciones son más complejas porque nos han enseñado a expresarnos y a reconocer nuestros sentimientos y los de la otra persona. Es un entrenamiento.

El hecho de que las mujeres tengáis ese concepto tan chulo y tan profundo de la amistad, ¿crees que tiene que ver con los refugios frente a las agresiones, el ninguneo o la violencia simbólica?

Claro que sí. Sí, sí, ellos tienen fratricia, no amistad. Una cosa es ser cómplice y otra cosa es ser amigo. Esa también es la diferencia entre sororidad y amistad; la amistad es algo amoroso, profundo. La sororidad es otra cosa. La sororidad no es amistad. La sororidad es ese gatillo que se dispara cuando una tía te cuenta que está sufriendo una situación de violencia machista, aunque no sea tu amiga, aunque te caiga como una patada en el culo, aunque políticamente estemos en sitios opuestos. La sororidad es el gatillo que te dice: «¡Cuidado, voy a activar esta complicidad política y voy a prestar muchísima atención aquí, porque esta pava está en mi equipo!». Ellos han jugado siempre con esa lógica de equipo. Nosotras hemos tenido relaciones muy profundas, pero la lógica de equipo no la hemos tenido. Hemos tenido mucha amistad, pero no suficiente sororidad.

¿Y ahora?

Ahora, claro, cada vez más, porque te das cuenta de que una cosa es la amistad y otra cosa es la complicidad política.

Oye, ¿y por qué ellos, cuando se defienden y aseguran que no son machistas, siempre se justifican diciendo que tienen madre, mujer, hermanas, hijas… pero nunca dicen que tengan amigas?

Nunca tienen amigas. Porque todas esas madres, hijas, esposas son elementos en los que juega muy poquito la elección. Solamente ocurre con la novia, y la novia también viene impuesta: si no la tienes, es un poco raro. Y fíjate qué curioso: en todas esas relaciones hay elementos de cuidado, sobre todo desde la madre, y elementos de jerarquía con las hijas, y poca horizontalidad con la pareja. Idealmente debe haberla, pero, claro, con la pareja también hay sexo, hay atracción, hay otros elementos. Con la amiga no se folla y tiene que haber horizontalidad para que funcione la relación. Entonces, obviamente, es más complicado tener amigas porque ahí hay que jugar de igual a igual. Y hay que atender a la otra persona aunque no te la vaya a chupar, ¿sabes?

Hablando de atender… Tú este verano tuviste un accidente tremendo y has hablado mucho de cómo tus amigas te cuidaron. Hay una cosa que me interesa mucho, además de que me cuentes la experiencia, y es si hay algún tipo de ayuda administrativa para amigas que cuidan de amigas en momentos duros.

Si hay una ayuda para una persona es para la pareja. Todo está pensado para que te sostenga tu pareja y los hijos que tengas, ya está. Todo está pensado para la familia nuclear o para la pareja, no está pensado para la comunidad, que al final son las amigas. No está pensado para la tribu, ni para el pueblo, ni para la comunidad de vecinas. O sí, estaba pensado y se nos ha olvidado.

Cuando se habla de cuidados debería empezar a plantearse esta posibilidad y volver a eso, que me interesa mucho, que es el concepto de tribu.

Sí, al concepto de filiación más allá de la familia nuclear. Al concepto de filiación más allá de lo que es productivo. Una familia nuclear es productiva. Tiene hijos y los ofrece al mundo, supuestamente o idealmente, pero una tribu no. Una tribu es autosuficiente. Tampoco conviene. No conviene que la gente se dé cuenta del poder y el valor que tiene cuando se organiza, es muy revolucionario. Y ahora nos estamos casando. ¿Y qué coño más queremos? Pues a lo mejor queremos que vosotros os dejéis de casar y empecéis a mirar esto de esta manera.

Yo he podido montármelo así porque soy lesbiana, porque esta es mi cultura, y al final he visto que, en una situación de emergencia, esta es la manera ideal de montárselo. Y por eso yo estoy haciendo una propaganda muy consciente y muy constante para que la peña tenga amigas y cuide de sus amigas y cuide a sus amigos y les haga las mudanzas y esté ahí y se quede a dormir haciendo la cucharita, incluso.

Ojalá te hagan caso.

Ojalá. En realidad, nos tienen que hacer caso las chavalitas de Internet, cada cual en su casa. A las instituciones ya les llegará.

Exacto, ya se apañarán con nosotras.

Ya soñarán con nosotras cuando seamos células autosuficientes, cuando seamos células autogestionadas, ya se enterarán, hostia. Jajajaja.