Internacional

K5, el robot-policía del metro de Nueva York: “Es otra cámara más en uno de los sitios más vigilados del mundo” 

Este dispositivo patrulla actualmente en fase de pruebas en la estación de Times Square por la noche, mide más de metro y medio y cuenta con cuatro cámaras que registran la actividad del vestíbulo.

K5, el robot-policía del metro de Nueva York. L. G.

Entre viajeras que vuelven de fiesta con los tacones en la mano, músicos callejeros, personas sin hogar que deambulan por el vestíbulo del metro y neoyorquinos que suben y bajan escaleras arrollando al resto de usuarios del transporte público, un robot ha conseguido captar la atención de los pasajeros del suburbano que pasan por una de las paradas más concurridas del metro de Nueva York, Times Square.

Este dispositivo se llama K5. Con una carcasa blanca, que mide 1,6 metros, y serigrafiado con varios logotipos de la policía de la ciudad estadounidense, el robot registra la actividad del vestíbulo de la estación de Times Square gracias a las cuatro cámaras que tiene incorporadas. Su independencia y su movilidad es parecida a la de un robot aspirador. Puede alcanzar una velocidad máxima cercana a los cinco kilómetros por hora.  

El alcalde de Nueva York, Eric Adams, aseguró en su presentación que esta nueva adquisición sirve como elemento disuasorio para salvaguardar la seguridad en el transporte público. “El vídeo que graba puede verse en caso de emergencia o si se comete un delito”, apuntó. Además, este dispositivo tiene incorporado un botón que permite a los viajeros contactar “inmediatamente” con un agente de policía para hacerle alguna consulta o comunicar una incidencia. 

“Es una cámara rodante. Se desplaza y puede seguir a los sospechosos”, explica Oliver Bendel, docente de la Universidad de Ciencias Aplicadas y Artes del Noroeste de Suiza. Este profesor, que ha focalizado parte de su trabajo académico en estudiar la evolución de los robots policiales, destaca que el dispositivo utilizado por los agentes neoyorquinos “no es lo suficientemente rápido” y, por lo tanto, “cualquiera puede simplemente huir de él”. 

Esta apuesta tecnológica del alcalde de Nueva York comenzó a funcionar a finales de septiembre y por ahora se encuentra en los dos meses de prueba que se ha dado el gobierno municipal para ver cómo funciona. En este periodo inicial, K5 sólo patrullará entre la medianoche y las seis de la mañana en el vestíbulo de la turística estación de Times Square y lo hará acompañado en todo momento por un agente de policía. Por ahora, no se prevé que el robot vaya a bajar al andén, aunque desde el Consistorio limitan el riesgo de que este dispositivo pueda ser empujado a las vías. “Seamos claros: no es fácil de manejar. Es muy pesado [180 kilos]”, sentenció Adams. 

La empresa que ha diseñado este robot lo promociona como un dispositivo “de seguridad exterior totalmente autónomo”. Esta compañía, que opera con el nombre Knightscope, tiene su sede en California. Hasta ahora, K5 había sido utilizado en hospitales, centros comerciales, aeropuertos, almacenes y casinos, según publicó The New York Times

Para Bendel, la efectividad del nuevo fichaje de las patrullas neoyorquinas es discutible. “Me parece una solución buena y fiable para zonas privadas y semipúblicas”, apunta. Sin embargo, pone en cuestión la movilidad de este modelo en espacios públicos, como las estaciones de metro. “No puede superar todas las barreras: las escaleras y las pendientes pronunciadas le resultan complicadas”, añade. Alerta, asimismo, de que existe “un riesgo de colisión” con los humanos que paseen por la zona. 

“Es otra cámara más en uno de los sitios más vigilados del mundo”, indica William Owen, director de comunicación de Surveillance Technology Oversight Project (STOP). Entre los defensores de los derechos digitales también se ha cuestionado el fin último de la información que obtenga el robot. Sus cámaras se encuentran en uno de los puntos más frecuentados de la ciudad. Semanalmente el metro de Nueva York acoge más de 20 millones de desplazamientos. 

K5 no sólo puede grabar imágenes, también puede “escuchar” y detectar “sustancias peligrosas como el humo”, indica Bendel. Aun así, el alcalde de Nueva York ha insistido en varias ocasiones en que este dispositivo “no grabará audio ni utilizará reconocimiento facial”. Una afirmación que Owen pone en cuarentena. El portavoz de la organización STOP explica que, debido a la experiencia que tienen en proyectos previos, “es muy complicado confiar en la policía [de NY] porque no dan o es muy difícil acceder a información sobre el uso de las herramientas de vigilancia” de la ciudad. 

Desde este colectivo recuerdan que las técnicas de reconocimiento facial “discriminan a los neoyorquinos racializados, musulmanes, inmigrantes y otras comunidades híper vigiladas en la ciudad”. En esta misma línea, Bendel reconoce que la labor de K5 en espacios públicos “se inmiscuye” en la “esfera privada e íntima” de los ciudadanos. “No creo que sea buena idea dejar que el K5 deambule por zonas públicas, por las calles y plazas de Nueva York”, añade el profesor de la universidad suiza, que además alerta de que los mecanismos de grabación del robot creado por Knightscope pueden contribuir a la “la vigilancia masiva, filtrando flujos de personas y transmitiendo grabaciones y percepciones”. 

Adams ha alardeado del coste que le supone a las arcas públicas de la ciudad la labor de esta máquina. “Nueve dólares la hora, muy por debajo del salario mínimo”, explicó en la puesta de largo de K5 en la estación de Times Square. Por ahora, el municipio únicamente alquila este dispositivo las horas en las que está patrullando en el metro. En unas semanas se determinará su futuro. La fase piloto terminará a finales de noviembre y por ahora desde el ayuntamiento no han comunicado si renovarán su compromiso con la empresa californiana. 

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