Cultura
Antoni Benaiges: la fuerza de un símbolo
Su historia ha dado pie a libros, obras de teatro, documentales y exposiciones. Ahora llega a la cartelera ‘El maestro que prometió el mar’, la película sobre el docente catalán asesinado en Burgos al comienzo de la Guerra Civil.
En 2010, cuando empezó a excavarse la fosa de La Pedraja, en Burgos, aún quedaban vivos varios alumnos de Antoni Benaiges. Fue maestro de escuela en el pueblo de Bañuelos de Bureba antes del golpe de Estado de 1936. En su aula usaba el método de Célestin Freinat, quien abogaba por enseñar mediante el respeto a las necesidades individuales del niño y la niña, del juego, del descubrimiento, del fomento de la creatividad. Todo lo contrario a la filosofía de «la letra con sangre entra», tan común por aquellos años entre los educadores religiosos. Benaiges fue asesinado por los falangistas poco después del estallido de la guerra.
En aquel julio del 36, cuando el maestro fue apresado y torturado, el curso ya había llegado a su fin. Ni siquiera tendría que haber estado allí. Si seguía en Bañuelos fue porque les había hecho una promesa a los niños: iba a llevarlos de excursión a conocer el mar en su localidad natal, Mont Roig del Camp, en Tarragona. Aquella historia la conoció el fotógrafo Sergi Bernal a pie de fosa y dio lugar a un documental y a una exposición. También a los libros de José Antonio Abella y Francesc Escribano. Al cómic de Javier Martínez Sancho. A la obra de teatro de Xavier Bobés y Alberto Conejero. Y ahora a una película dirigida por Patricia Font: El maestro que prometió el mar.
El brutal homicidio de Antoni Benaiges ha originado tantas recreaciones artísticas porque tiene la fuerza de los símbolos. Resume (como el asesinato de Lorca o el bombardeo de Gernika) el doloroso nacimiento de nuestro país tal y como hoy lo conocemos. De alguna manera, la ovación recibida cuando la película se presentó en el Festival de Valladolid obedece a esa singularidad y habla de la vigencia, en tiempo presente, que sigue teniendo esta historia. «La acogida de Valladolid fue espectacular», relata Font. «El impacto emocional de una película, normalmente, no se puede calcular. Todos nosotros, todo el equipo, amamos esta historia, pero no nos esperábamos aquello. Y creo que toca tanto al público porque no es tan lejana. Todos hemos oído historias similares en casa. Nos han llegado a través de nuestros padres, de nuestros abuelos».
Patricia Font mezcla dos líneas temporales en su relato: la actualidad, representada por el personaje que interpreta Laia Costa, una mujer que acude a la fosa de La Pedraja para asistir a la búsqueda de los restos de su bisabuelo, y la del tiempo inmediatamente anterior a la Guerra Civil, que sigue los pasos de Antoni Benaiges (Enric Auquer) en Bañuelos de Bureba. «La idea de entrelazar las dos tramas se debe a nuestro deseo de transmitir el mensaje de que no es un tema pasado sino que sigue siendo actual. Aún quedan muchos cuerpos por exhumar y no nos podemos permitir que todo esto caiga en el olvido», explica la directora.
Y sin embargo, aquella España negra que nació en el 36 (sociológicamente muy viva, como puede verse estos días en las calles de Madrid) ha tratado de tapar sus crímenes y continúa con esa pretensión. Benaiges ya fue eliminado una vez, pero no ha sido la única. El pasado julio el Ayuntamiento de Briviesca, presidido por el Partido Popular, censuró la representación de la pieza teatral El mar. Visión de unos niños que no lo han visto nunca, de los ya citados Bobés y Conejero. La obra lleva el mismo título que uno de los cuadernos que los alumnos de Benaiges imprimieron en clase. En ellos, siguiendo los postulados pedagógicos de Freinat, expresaban sus deseos, sus pensamientos. Los niños no eran sujetos pasivos, meros receptores de lecciones y varazos, sino que tenían voz. Una voz, por lo visto, intolerable para el franquismo de entonces y para la derecha de hoy.
«A mí me sorprendió mucho aquella noticia», confiesa Font, que rodó su película en la localidad sin problemas: el equipo de gobierno anterior pertenecía al PSOE. «Tuvimos todo su apoyo y, de hecho, el logo del Ayuntamiento de Briviesca aparece en los títulos de crédito». ¿Significa eso que esta historia sigue dividiendo al pueblo? No exactamente. La maniobra de censurar la obra de teatro obedece más a la obsesión de unos políticos concretos que a un estado de ánimo popular. En Bañuelos de Bureba, «a raíz del descubrimiento de la historia de Antoni y de su legado, rehabilitaron la escuela, que estaba cerrada y abandonada, y crearon la Asociación Escuela Benaiges». Ese espacio, hoy, es un museo abierto al público, que puede visitar la casa del maestro, ver fotos de todos sus alumnos y, quizás lo más importante, los cuadernos que éstos componían con una pequeña imprenta manual. La mayoría fueron quemados por los falangistas que irrumpieron en el pueblo, pero se salvaron los ejemplares que Benaiges enviaba a su familia tarraconense y los que intercambiaron con otros colegios de todo el mundo que también seguían el método de enseñanza de Freinat.
El equipo de casting de la película realizó pruebas a más de 1.000 niños en Burgos. «¡Creo que vieron a todos los que entraban dentro del rango de edad!», bromea la directora. «Cuando ya estaban escogidos el trabajo consistió en adaptar los personajes a su personalidad, en que entendieran las secuencias, pero, sobre todo, en jugar mucho con ellos. Tenían que crear un vínculo real con el maestro. Eso Enric lo trabajó a conciencia. La relación con ellos no paraba cuando decíamos corten. Mientras yo preparaba una toma lo veía a él, al fondo, jugando con los niños. Por eso la película transpira esa emoción, porque es real».
El trabajo de Enric Auquer sorprende porque está muy alejado de sus papeles anteriores. «Es que es muy versátil –destaca Font–. Se transforma en cada papel. Y en este proyecto se ha involucrado muchísimo. Ha hecho un trabajo enorme de documentación y ha aportado un montón de ideas muy buenas. Los grandes actores tienen eso: imprimen carisma al personaje y lo elevan». Una de las ideas de Auquer para crear su personaje fue subrayar su acento catalán. «Él se basó en vídeos que había visto de entrevistas con Salvador Espriu, con Josep Pla, con Dalí… Se dio cuenta de que todas estas personalidades de la época, aunque habían viajado mucho por todo el mundo, tenían un acento muy marcado. Existía el peligro de caer en la caricatura, pero Enric es muy valiente, le gusta arriesgarse, y supo encontrarle la medida justa a ese acento». A tenor de la reacción del público, fue una apuesta ganadora: en Valladolid hasta le aplaudían cuando iba por la calle. «Y su sobrina, que llegó a conocer a Benaiges y que todavía vive, estaba maravillada. No nos dijo en ningún momento: “Antoni no era así”. Al contrario, le encantó. Toda la familia está muy agradecida», cuenta Font.
Estas emociones trascienden lo ideológico en una película que es «inevitablemente política», según su realizadora. «Pero no era mi intención principal. Cuando yo me pongo a dirigir no estoy enfocando la historia en la política, la estoy enfocando en el elemento humano». La promesa del mar, a su juicio, posee un «componente poético» que prevalece por encima de todo. Esto es lo que los modernos censores no quisieron ver. Como decía el escritor Francesc Escribano, que también es productor de la cinta, «prohibir esto es como prohibir la poesía. Es una historia que habla de la infancia, de los maestros y de su vocación. Ver maldad ahí es algo que no me entra en la cabeza».
Europa Laica conmemora el Día Internacional de la Infancia exigiendo la promoción de la libertad de conciencia frente al adoctrinamiento.
El 20 de noviembre se conmemora el Día Internacional de la Infancia debido a que en esa fecha de 1959 la Asamblea de la ONU aprobó la Declaración Universal de los Derechos del Niño, y ese mismo día de 1989 la Convención de Derechos del Niño, un tratado internacional de Derechos Humanos de obligado cumplimiento para los 196 países firmantes, que entró en vigor el 3 de septiembre de 1990, y que fue ratificado por España en ese mismo año.
Siguiendo las recomendaciones de la ONU, desde Europa Laica demandamos hoy y cada día el cumplimiento de esos derechos, y hacemos énfasis en lo siguiente.
Europa Laica requiere del Gobierno de España, del resto de poderes públicos y del conjunto de la sociedad, el cumplimiento de la Convención de Derechos del Niño, y en particular del artículo 14.1, que proclama que “Los Estados Partes respetarán el derecho del niño a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión”. Este derecho obliga tanto al Estado como a padres y tutores; las niñas y niños no son de su propiedad, sino que la obligación de todos es facilitar el pleno desarrollo de los menores en libertad, considerándolos como sujetos de derechos, entre los que está el de poder formarse para ejercerlos según su edad y grado de madurez. La misma Convención considera como criterio prioritario de actuación “el interés superior del menor”.
Sin embargo, en España todavía se impone una religión a aproximadamente la mitad de las personas recién nacidas. Y a la imposición formal le sigue el adoctrinamiento: en el curso 2022-2023, 3.119.268alumnas y alumnos (un 57 % del total) han sido matriculados en religión católica, y hay que sumar los matriculados en asignaturas de otras religiones. Esas y esos menores están viendo vulnerados, mediante la instrucción catequista dentro y fuera de la escuela, su libertad de conciencia y el desarrollo libre de su pensamiento.
Ya es hora, en consecuencia, de poner en marcha la progresiva y efectiva desaparición de los conciertos educativos por los que se deriva dinero público a centros confesionales.
No olvidemos que los diversos entornos adoctrinadores son un terreno propicio, además, para el paso de los abusos mentales a los abusos sexuales, como se puede colegir del Informe del Defensor del Pueblo sobre estos abusos en el ámbito de la Iglesia.
Pensamos que hoy en día es más necesaria que nunca la promoción del pensamiento crítico y la autonomía moral, como la mejor defensa frente a cualquier tipo de indoctrinación o manipulación. Especialmente, frente a la creciente amenaza de un control cada vez más insidioso sobre las conciencias y los comportamientos humanos, ejercido mediante tecnologías de rostro amigable por sus aspectos positivos, como la inteligencia artificial.
Son varios los frentes y ámbitos en los que hay que actuar en defensa de los Derechos de la Infancia, como el de la educación, los medios de comunicación, la industria audiovisual, las tecnologías digitales, y otros….
https://laicismo.org/europa-laica-conmemora-el-dia-internacional-de-la-infancia-exigiendo-la-promocion-de-la-libertad-de-conciencia-frente-al-adoctr
El genial Forges tenía una viñeta que vendría genial a este relato , la podríamos resumir en : » la señalización de prohibido pensar….» , en la que un guardia realiza una denuncia a un viandante que se rasca la cabeza delante de la señal de » prohibido pensar » , pensando este último por que calle transitar » .
Esa prohibición al día de hoy ; continúa en perfecto vigor.
Salud.
Aquí, en Colombia, la película LOS COLORES DE LA MONTAÑA dibujan la tragedia de maestras y campesinos asediados por los paramilitares que no les importaba que la escuela fuera territorio de paz. ¡¡¡¡Bellísima!!!!
Tengo el libro, conmovedor, tierno, cercano…
Antoni era un gran idealista. Casi todos los maestros y maestras republicanos lo eran.
¡Había tanto idealismo en aquella época!. Demasiado bonita para que durara.
El protagonista de «Historia de una maestra» de Josefina Aldecoa, también lo era, por eso acabó como Benaiges y tantos otros maestros de zonas rurales.
El cura y el caciquismo local no podían tolerar que no se sometieran a ellos y además que tuvieran la «osadía» de enseñar a pensar y a ser libres a sus alumnos.
Así que los denunciaban a la Falange sabiendo con toda seguridad que serían fusilados.
MEMORIA EN OTSOPORTILLO:
La iglesia temía más a los maestr@s republicanos laicos que a los milician@s que arrojaban bombas. (vídeo, 5m.)
Hoy en dia llevar la memoria hasta las ultimas consecuencias es lanzar un torpedo sobre la linéa de flotación del régimen del 78
https://www.youtube.com/watch?v=MQLk4A1ArUU
Magnífico y oportuno artículo.
No es una película, es un documental, supongo.
Tengo el libro. Conmovedor, entrañable, tierno.
Antoni era un completo idealista. ¡Había tantos en aquella bendita época! ya nunca se verá otra igual. Demasiado bonita para que durara.
Sobre todo los maestros y maestras eran los más aborrecidos en las zonas rurales, por la iglesia, a través del cura que junto a los cuatro caciques que siempre han mandado en los pueblos no podían tolerar que los maestros enseñaran a pensar por sí mismos a sus alumnos, les enseñaran a ser libres.
Los protagonistas de «Historia de una Maestra», otro libro conmovedor, entrañable y tierno, vivieron las mismas vicisitudes y trágico final que le tocó vivir a Antoni.