Internacional
Israel marca con bridas para ganado a los trabajadores palestinos
Los trabajadores denuncian haber sido objeto de torturas y trato degradante: “Nos han metido en un campamento que no era digno ni de animales".
Una fotografía de Said Khatib para Associated France Press mostraba a los trabajadores palestinos que quedaron aislados, tras el ataque de Hamás el 7 de octubre, marcados con una brida para ganado antes de ser devueltos por la fuerza a la Franja de Gaza, mientras Israel bombardeaba su territorio. La historia fue publicada por Associated Press y fue replicada en Le Monde, aunque ya no puede encontrarse en su directo, y en un reportaje para France 24. El telediario de TVE también incluía una imagen de uno de los trabajadores palestinos con la brida de ganado en su mano. Lo que es en sí mismo una noticia que expresa la deshumanización y animalización del pueblo palestino no pasaba de ser una nota al pie, un coleo en los márgenes.
Marcar a una persona con un número tiene una reminiscencia tétrica del pasado, más aún cuando quien lo lleva a cabo tiene en lo más profundo de su piel el recuerdo de haber sido marcados en el pasado. Una de las referencias más simbólicas de la Shoah es el antebrazo tatuado con un número que servía a los nazis para identificar a los presos en los campos de concentración. Solo el recuerdo de ese oprobio haría cuestionarse el hecho de marcar como ganado con un número a los trabajadores palestinos que tuvieron como delito estar trabajando en Israel en el momento en el que Hamás les atacó.
Los trabajadores palestinos enseñaban la brida con su número a los periodistas después de haber sido devueltos a Gaza sin la menor garantía para su seguridad y sin saber si sus viviendas seguían en pie o sus familias con vida. Elizabeth Throsell, portavoz de la oficina de derechos humanos de la ONU, declaró en una rueda de prensa sobre esta situación: “Se están enviando de regreso, no sabemos exactamente a dónde… incluso tienen un hogar para ir… estamos profundamente preocupados por eso».
Mano de obra barata
Hasta esta guerra, en Israel trabajaban aproximadamente 18.000 gazatíes con permiso transfronterizo. Cada día cruzaban uno de los pasos desde Gaza para trabajar en los terrenos agrícolas y en el sector servicios como mano de obra barata. Jamal Ismail, un trabajador del campo de refugiados de Maghazi, explicaba a Reuters su situación: «Solíamos servirles, trabajar para ellos, en casas, en restaurantes y en mercados a cambio de los salarios más bajos, y a pesar de eso ahora hemos sido humillados”.
Muchos de estos trabajadores quedaron atrapados en Israel cuando Hamás realizó el ataque el pasado 7 de octubre. El pasado 3 de noviembre, al menos 3.000 de esos trabajadores fueron enviados de vuelta a Gaza en el paso fronterizo de Kerem Shalom situado cerca de Egipto. La devolución se produjo días después de que Benjamin Netanyahu dijera: “Los trabajadores de Gaza que estaban en Israel el día del estallido de la guerra serán devueltos a Gaza”. Y dejó claro que no se les renovaría nunca más los permisos de trabajo, lo que cortaba uno de los pocos modos de subsistencia de la población gazatí.
Los trabajadores denuncian haber estado presos desde el momento del ataque en la cárcel de Ofer, en las afueras de la ciudad ocupada de Ramallah en Cisjordania, una prisión destinada exclusivamente a la custodia de palestinos. Yasser Mostafa, uno de los trabajadores palestinos devueltos a Gaza de manera forzosa, denunciaba a través de la Agencia Francia Presse haber sido objeto de torturas y trato degradante: “Nos han metido en un campamento que no era digno ni de animales. Nos han torturado con descargas eléctricas y lanzado los perros sobre nosotros”. Es difícil justificar que esos trabajadores fueran detenidos e interrogados porque para recibir esos permisos es necesario pasar un estricto examen de seguridad por parte de la inteligencia israelí y el ejército israelí. Solo después de que las autoridades hubieran comprobado que eran civiles sin afiliaciones políticas podían entrar a trabajar en Israel.
Carta íntegra de dimisión de un alto funcionario de la ONU ante la situación en la Franja de Gaza.
“Estados Unidos, Reino Unido y gran parte de Europa son cómplices de este genocidio”
Una vez más estamos viendo cómo se desarrolla un genocidio ante nuestros ojos, y la Organización para la que trabajamos parece incapaz de detenerlo. Para alguien como yo, que ha investigado los derechos humanos en Palestina desde la década de 1980, que vivió en Gaza como asesor de derechos humanos de la ONU en la década de 1990, y que ha llevado a cabo varias misiones de derechos humanos en el país antes y después, este asunto es profundamente personal.
También trabajé en esta organización durante los genocidios contra los tutsis, los musulmanes bosnios, los yazidíes y los rohingya. En todos los casos, cuando el polvo se asentó sobre los horrores que se habían perpetrado contra poblaciones civiles indefensas, quedó dolorosamente claro que habíamos fracasado en nuestro deber de cumplir los imperativos de prevenir atrocidades masivas, de proteger a los vulnerables y de exigir a los responsables que rindieran cuentas. Y así ha sucedido con las sucesivas oleadas de asesinatos y persecuciones contra los palestinos a lo largo de toda la vida de la ONU.
Alto Comisionado, estamos fracasando de nuevo.
Es un caso de genocidio de manual. El proyecto colonial y etnonacionalista europeo de los colonos en Palestina ha entrado en su fase final, hacia la destrucción acelerada de los últimos restos de vida palestina nativa en Palestina.
Los medios de comunicación corporativos occidentales, cada vez más sometidos y cercanos a los Estados, violan abiertamente el artículo 20 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, deshumanizan continuamente a los palestinos para facilitar el genocidio y difunden propaganda de guerra y apología del odio racial o religioso que constituye incitación a la discriminación, la hostilidad y la violencia. Las empresas de medios de comunicación con sede en Estados Unidos suprimen las voces de los defensores de los derechos humanos mientras amplifican la propaganda proisraelí. Los trolls del lobby israelí y los GONGOS [Organizaciones no gubernamentales patrocinadas por el gobierno] acosan y difaman a los defensores de los derechos humanos, y las universidades y empresas occidentales colaboran con ellos para castigar a quienes se atreven a denunciar las atrocidades. Tras este genocidio, estos actores también deberán rendir cuentas, como ocurrió con la radio Milles Collines en Ruanda.
“La exigencia de que nuestra organización actúe con principios y eficacia es mayor que nunca. Pero no hemos estado a la altura”
“La deferencia (guionizada por Estados Unidos) a los “acuerdos entre las propias partes” (en lugar del derecho internacional) fue siempre un truco de magia para reforzar el poder de Israel”
“Nuestro trabajo es insistir en que los derechos humanos del pueblo palestino no son objeto de debate en ningún lugar bajo la bandera azul”…
Le doy las gracias, Alto Comisario Volker, por escuchar este último llamamiento desde mi mesa. Dentro de unos días dejaré la Oficina por última vez, tras más de tres décadas de servicio. Pero, por favor, no dude en ponerse en contacto conmigo si puedo serle de ayuda en el futuro.
Craig Mokhiber
https://insurgente.org/carta-integra-de-dimision-de-un-alto-funcionario-de-la-onu-ante-la-situacion-en-la-franja-de-gaza/
Wake up (Palestina), una canción de Puño Alzao (vídeo)
En homenaje a la causa palestina
https://insurgente.org/wake-up-palestina-una-cancion-de-puno-alzao-video/
¿ Lo incluimos en lo del nazismo/sionista ? . Y Fonsito con esa » clarividencia ( de hoy ) » parece haberse equivocado tomándose hoy la » pastilla azul » como en Matrix ,je ,je .
Salud.
A estas cosas, en España, se las llama enfrentarse al fascismo.