Opinión

Elegir hacer lo correcto por Palestina

"El deleznable objetivo que aparentemente tiene el actual Gobierno israelí no puede ser conseguido sin la cobardía de quienes perpetran sobre el terreno los crímenes dictados", opina Jordi Calvo.

Manifestación a favor de Palestina y contra la ocupación israelí el pasado el domingo 15 de octubre de 2023 en Bruselas. BELGA via Reuters Connect

Estos días en que ha comenzado la incursión terrestre del ejército israelí en Gaza con un apagón informativo que hace presagiar lo peor, parece que se corroboran las sospechas de que esta guerra, que prevén larga y dura, no es una respuesta emocional atacando de manera terrible a un terrible ataque. Es la guerra como instrumento para conseguir el objetivo político por excelencia del Gobierno israelí, quedarse con los Territorios Ocupados de Palestina, eliminando o expulsando a quienes no les permiten hacerlo.

Todo indica que estamos ante un ejemplo arendtniano en cuanto a su teoría de la banalidad del mal, por la que podemos actuar cumpliendo, aceptando y normalizando órdenes, consignas y propuestas que tienen implícita una violencia extrema, sin cuestionar ni reflexionar sobre la moralidad de nuestros actos. Esto puede ser lo que estén haciendo gobernantes, políticos, militares, fabricantes de armas, líderes de opinión, periodistas y personas normales y corrientes, entre las que nos podemos encontrar cualquiera de nosotros. 

Un plan malvado

En política hay poco espacio para la improvisación. Ni el ministro de Defensa Yopav Gallant improvisó los primeros días de la masacre cuando ordenó un asedio total sobre la Franja de Gaza un plan que incluía que no habría “electricidad, ni alimentos, ni gas”. Ni lo hizo el presidente eatadounidense, Joe Biden, en su declaración institucional durante su visita a Tel Aviv, en la que dio el visto bueno a lo que parece que va a pasar los próximos meses.

Su tímido comentario sobre los errores en la respuesta tras el 11-S de su país para alertar de lo que pudiera cometer Israel tras el 7-O no parecía buscar evitar una guerra, sino alertar de que ésta aprendiera de los errores cometidos en Afganistán. El gobierno de Netanyahu ha interpretado estas palabras en el sentido opuesto al que han sido explicadas por los medios de comunicación, como que el error quizá fue no haber sido lo suficientemente contundente, no haber eliminado el enemigo de tal manera que no pueda resurgir. Puede que la declaración de Gallant de que “estamos luchando contra animales humanos y actuamos en consecuencia» no sea tan sólo una declaración en caliente, fruto de la ira, sino una calculada advertencia de lo que estaba por venir. 

El gobierno extremista de Netanyahu es, además, rehén de su relato, se ve obligado a mantener coherencia con su narrativa de que lo que ha provocado la muerte de 1.300 israelíes a manos de Hamás no tiene nada que ver con sus políticas de ocupación y apartheid en la Franja de Gaza y Cisjordania. Lo más terrible es que los predecesores a Netanyahu han hecho prácticamente lo mismo, con lo que una propuesta política alternativa que surja internamente es poco probable. El Gobierno de Israel actual necesita justificar sus palabras y sus actos volviendo con un botín que “compense” el sacrificio. Esta compensación bien podría ser la anexión de facto de un nuevo territorio. Para lo que necesita no sólo la movilización y consentimiento internas, sino el apoyo económico, político y militar de sus aliados exteriores. 

Complicidad eichmaniana

Las responsabilidades del genocidio en ciernes son compartidas. El deleznable objetivo que aparentemente tiene el actual Gobierno israelí no puede ser conseguido sin la cobardía de quienes perpetran sobre el terreno los crímenes dictados. La sociedad israelí es probablemente la más militarizada del mundo, está preparada para la ocupación militar y para la guerra. Cuenta para ello con un extenso servicio militar obligatorio para hombres y mujeres, la obligación de prestarlo en los territorios ocupados y el continuo entrenamiento militar de sus reservistas. Los miles de bombardeos son llevados a cabo por militares que, si bien son manipulados, adoctrinados y entrenados para cumplir órdenes, también son responsables de lo que sucede. La maldad de quienes cumplen las órdenes de bombardear, sin sufrir el menor riesgo, con el fin de eliminar la población gazatí objeto de sus ataques, no es menor que la de Eichmann, cuando afirmaba que tan sólo cumplía órdenes, que no era corresponsable del genocidio nazi del pueblo judío.  

Pero quienes perpetran la violencia en primera línea no podrían hacer nada sin los cómplices de Netanyahu, Gallap y quienes hoy comandan Israel. El primero, el Gobierno de Estados Unidos, que no ha dudado en enviar al Mediterráneo dos buques de guerra, aviones de combate y 2.000 marines para apoyar militarmente a Israel y disuadir a quienes pretendieran apoyar militarmente a Hamás. 

La complicidad de Europa es también clave. La tibia demanda de “pausas humanitarias” de la Unión Europea no es más que un cheque en blanco para la ofensiva militar del ejército israelí, que pide con la boca demasiado pequeña el respeto del Derecho Internacional Humanitario. 

El Gobierno español, por su parte, mantiene un cómplice posicionamiento legitimador de la violencia israelí en Gaza, ya que no ha tomado ninguna medida que demuestre una mínima distancia con los crímenes que se están cometiendo en la Franja de Gaza. Una complicidad que seguirá vigente mientras no suspenda toda relación militar con Israel, lo que incluye un embargo de armas, dejar de exportar material de defensa y doble uso a Israel, pero también dejar de comprar armas y componentes y equipamientos militares a una industria israelí que necesita ingresos para mantener la viabilidad económica de la militarización del país. 

Lo correcto y lo deseable

El shock que el 7–O ha generado en la sociedad israelí –y, en cierto modo, en el resto del mundo– pretende ser aprovechado por Netanyahu como única vía de supervivencia de su gobierno, acelerando su agenda colonizadora de Gaza y Cisjordania con una agresiva ofensiva militar que acabará con la vida de miles de inocentes. Todo ello contribuirá además a construir un mundo post 7-O más inseguro. Es lo que ha conseguido la presidenta de la Comisión Europea Von der Leyden con su particular foto de las Azores, poniendo a la ciudadanía europea en el punto de mira de quienes, por desgracia, elijan la violencia para mostrar su rechazo al genocidio que se perpetra en Palestina. 

Afortunadamente, no todo es complicidad con la violencia extrema que estamos viendo en la Franja de Gaza. El secretario de Naciones Unidas, el presidente brasileño, algunos políticos coherentes, ONG, movimientos de solidaridad con el pueblo palestino, movimientos pacifistas, el mundo de la cultura, académicos, y hasta organizaciones y colectivos judíos en Israel, EEUU y otros países eligen estar en el lado correcto de la Historia. No nos queda más que confiar en que los muchos manifiestos, declaraciones, artículos, actos públicos, concentraciones y manifestaciones contra la violencia, la guerra y en solidaridad con las víctimas de este conflicto, ayuden a ver la maldad implícita en cada una de las acciones que contribuyen al exterminio que se pretende llevar a cabo en la Franja de Gaza y, lo que es más importante, a pararlo. Es lo deseable para vivir en paz no sólo en la Franja de Gaza y demás territorios palestinos, sino también en Israel y el resto del mundo. ¿Elegiremos hacer lo correcto?

Jordi Calvo es coordinador e investigador en el Centre Delàs d’Estudis per la Pau.

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Comentarios
  1. ¿Cómo educar tras el genocidio en Gaza? · por Enrique Díez, «El Diario de la Educación».
    (La reflexión y preocupación docente que hace el profesor Díez en su artículo resulta pertinente en términos laicistas por el impacto que este conflicto tiene sobre la enseñanza, la distorsión entre los conceptos y la realidad, la necesidad de un pensamiento crítico superador del pensamiento único, la formación de una conciencia libre, la defensa de políticas de paz y diálogo en la resolución de conflictos, etc. También preocupación por los destrozos sobre infraestructuras educativas y servicios públicos en Palestina que van a afectar a más de una generación masacrada, formada en más del 50% de su población por jóvenes, niñas y niños que van a ver limitada su educación y necesidades para crecer en libertad. Los derechos del menor y su interés superior, en resumen).
    ¿Cómo educar en derechos humanos tras el genocidio en Gaza para exterminar a la población palestina? ¿Cómo educar para la paz tras el nuevo Holocausto de Gaza? ¿Cómo educar en valores y solidaridad ante la “solución final” que está aplicando el régimen israelí?.
    Porque este genocidio del régimen israelí ha sido televisado desde el minuto uno y difundido en las redes sociales por todo el mundo. No podremos alegar, como cuando se perpetró el Holocausto contra los judíos, gitanos y comunistas por otro régimen nazi como el actual régimen sionista israelí, que no se supo de forma inmediata. El genocidio nazi en los campos de concentración lo hicieron inicialmente a escondidas, y su noticia se fue sabiendo poco a poco. Sin embargo, el actual genocidio planificado y ejecutado por un Estado Terrorista, dirigido por fanáticos sionistas de extrema derecha y ultrarreligiosos extremistas, está siendo retransmitido en directo en todo el mundo.
    Pero es que, además, hemos tenido a la vista el terrorismo de estado sistemático del “estado de Israel” durante 75 años. Actualmente retienen a más de 5.000 palestinos secuestrados en Israel -muchos de ellos son niños y niñas-, desatan ataques aéreos constantes sobre la franja de Gaza, realizan asesinatos diarios en Cisjordania, así como el robo y expolio de tierras y negocios y expansión de los asentamientos israelíes ilegales en Cisjordania y Jerusalén Este. Y todo esto ante la absoluta pasividad y complicidad de la autodenominada “comunidad internacional”, que ha mirado hacia otra parte ante el campo de concentración en que el régimen sionista israelí ha convertido a Gaza o ante las innumerables resoluciones de la ONU condenando el apartheid israelí sobre la población palestina, para no enfrentarse a Estados Unidos, que apoya y justifica este exterminio prolongado. Tanto el partido demócrata como el republicano, cuyos representantes electos dependen de su billetera, regada con dólares de sangre. Que también se riegan en España: tres gobiernos del PP han financiado con dos millones de euros a una ONG del jefe del lobby pro-israelí.
    ¿Cómo nos piden al profesorado que eduquemos para la paz en las escuelas mientras nuestros gobernantes aplauden la “solución final” aplicada por el gobierno neonazi y sionista de Israel en Palestina, y nuestro alumnado asiste atónito a esta barbarie y presencia en directo la complicidad y apoyo explícito del presidente de Francia, Macron, del primer ministro de Inglaterra, Sunak o del Presidente de Estados Unidos, Biden que les envía de miles de millones de dólares en armamento (reflotando así a las multinacionales de las armas que le financian) para que sigan asesinando impunemente a miles de personas, hombres, mujeres, ancianos y ancianas, niños y niñas? Incluso contempla el apoyo de representantes de la Unión Europea como la presidenta de la Comisión Europea Von der Leyen o la presidenta del Parlamento Europeo, sin que se les haya destituido de forma inmediata.
    ¿Cómo seguir educando en derechos humanos en los centros educativos ante la impunidad con la que un régimen y una buena parte de su población ha participado activa y decididamente en el holocausto palestino de Gaza, con el patrocinio de naciones que se autodenominan democráticas? ¿Con qué argumentos y razones podemos dirigirnos a las futuras generaciones para hablar de humanidad cuando las manifestaciones en todo el mundo de miles de personas exigiendo a sus gobiernos parar el genocidio han sido desoídas por sus gobernantes, más preocupados por los intereses económicos de las multinacionales de sus países que por la atrocidad perpetrada con su silencio cómplice?….
    https://eldiariodelaeducacion.com/2023/11/02/como-educar-tras-el-genocidio-en-gaza/

  2. Gaza: Israel se encarga de que no haya observadores para evitar ser juzgado por crímenes de guerra
    Las seis toneladas de plomo que Israel dejó caer sobre el campo de refugiados de Jabalia marcan el tono de la operación israelí iniciada el 7 de octubre. Demuestran que la cúpula política y militar del estado de Israel pisa el acelerador al límite con tal de conseguir sus objetivos.
    La ausencia de observadores sobre el terreno y el asesinato de periodistas supone una dificultad para demostrar los crímenes perpetrados por Israel
    Sin observadores no hay rendición de cuentas.
    (El Salto)

  3. Un alivio y una esperanza contar con personas y entidades como el Centre Delás d’Estudis per la Pau. Gracias por estar ahí.

    Escribió Alfonso Sastre y nos recuerda a menudo nuestro compañero Iñaki Gil, el terrorismo es la guerra de los pobres, especialmente cuando se enfrentan a los poderosos. Jean Rostand bordó este mismo concepto en otra frase: mata a un hombre y serás un asesino; mata a millones y serás un conquistador; mátalos a todos y serás Dios, que es justo a lo que parece estar apuntando Israel estos días en Gaza.
    Por qué dice Occidente que Hamás es un grupo terrorista? Todos sabemos que es el partido político que ganó legítimamente las elecciones en Gaza y que hoy, seguramente, se haría con la victoria en toda Palestina si se celebrasen otros comicios.
    Otras veces dicen que Hamas es terrorista porque sus militantes practican el secuestro. Yo les preguntaría ¿saben cuántos miles de palestinos se pudren en cárceles enemigas? Ahora son aproximadamente cinco mil, pero han sido más del doble. Las celdas judías están llenas de presos políticos, de mujeres, niños, enfermos y personas sin ningún tipo de cargos, lo que llaman eufemísticamente detenciones administrativas. ¿Quién es de verdad el terrorista?
    Es difícil reconocer que en el estado de Israel hay civiles cuando toda, absolutamente toda su población está militarizada desde los 18 años hasta más allá de los 50. Cuando los supuestos civiles del estado sionista están mayoritariamente armados y cuando practican cada día el terror contra los palestinos indefensos.
    Probablemente, la cuestión es que, de acuerdo con las tesis de Sastre y Rostand, Hamás es pobre, no mata lo suficiente y se enfrenta a Estados Unidos y sus aliados.
    Y quien piense que lo que antecede solo es fruto de una posición partidaria, que lea y relea la Resolución 3070 de la Asamblea General de Naciones Unidas, que:
    … Reafirma igualmente la legitimidad de la lucha de los pueblos por librarse de la dominación colonial extranjera y de la subyugación foránea por todos los medios posibles, incluida la lucha armada.
    https://canarias-semanal.org/art/35221/hamas-no-es-una-organizacion-terrorista

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