Tariq Ali: “El único político que ha atacado con fuerza a Netanyahu es la ministra española Ione Belarra”

Tariq Ali (Lahore, Pakistán, 1943) es uno de los grandes pensadores de la izquierda del siglo XX y de lo que llevamos de XXI. Historiador, periodista, escritor, cineasta y activista, fue uno de los oponentes más visibles a la guerra de Vietnam, participó en algunos de los eventos más importantes de la lucha por los derechos civiles de los afroamericanos y es miembro del consejo editorial de la revista New Left Review desde los años 60. Entre sus ensayos más reconocidos se encuentran El choque de los fundamentalismos, Los dilemas de Lenin o El síndrome Obama. Ahora suma, también con Alianza Editorial en España, Winston Churchill: sus tiempos, sus crímenes, un análisis histórico de quien fue dos veces primer ministro de Gran Bretaña. Nos atiende por videoconferencia desde su casa en Londres, rodeado de mesas y sillas atestadas de libros y papeles. La conversación se extiende más allá de la entrevista, movido por su curiosidad por ahondar en la situación de otros países y contextos.

En los últimos años, se han estrenado numerosas películas y series de televisión que retratan a Winston Churchill como un demócrata ejemplar y un estadista al que prácticamente le debemos la derrota de los nazis en la Segunda Guerra Mundial. Al mismo tiempo, cada vez más activistas han realizado protestas para denunciar el racismo del líder británico que, incluso, llegó a proponer el eslogan Keep England White (“Mantener Inglaterra blanca”, en español). ¿De dónde bebía ese racismo genético del que habla usted en su ensayo? 

La pasión de Churchill era ser militar, pero como no triunfó en el campo de batalla se dedicó a su segunda opción, la política. Procedía de una familia poderosa y de tradición castrense. Antes de ser primer ministro, Churchill trabajó en varios gobiernos y su prioridad fue siempre defender el Imperio Británico, lo que instrumentalizó para ascender en su carrera. Ese racismo era un sentimiento compartido por la clase dominante de su tiempo, que no pensaba en el punto de vista de los países ocupados, de las personas que habían sido torturadas y asesinadas.  

Pero todo el culto del que goza en la actualidad Churchill es bastante reciente. Mientras estaba vivo, recibía numerosas críticas y se publicaron libros sobre lo que realmente era, un líder político muy derechista. Claro que hizo algunas cosas útiles durante la Segunda Guerra Mundial, pero por aquel entonces estaba claro que la habían ganado quienes fueron al campo de batalla y, sobre todo, el Ejército Rojo, que aplastó a los nazis en Stalingrado y que había librado las batallas más determinantes en territorio de la Unión Soviética. Finalmente, hay que sumar el espaldarazo de la ayuda militar de Estados Unidos.

Churchill también se dedicó con ahínco a destruir a las organizaciones obreras en Inglaterra.

Era la política del Partido conservador. Los sindicalistas y socialistas estaban muy orgullosos de su imperio, y esa contradicción fue la que les debilitó. El imperio británico y el colonialismo infectó a grandes sectores de la población. De hecho, cuando los movimientos obreros atacaron a los políticos, defendieron a la monarquía, que desempeña un papel político muy importante, no es apolítica en absoluto. Lenin dijo que las grandes debilidades de Churchill eran que no era demócrata y que dependía demasiado de la monarquía y del Ejército, sus dos instituciones predilectas. Fue una evaluación muy precisa. 

En el libro, explica que Churchill apoyó siempre a Franco porque consideraba que era lo mejor para el Imperio Británico y porque prefería el fascismo a los judíos y a los comunistas. ¿Cómo fue la relación entre ambos? 

Todo comenzó con la Revolución rusa de 1917. Churchill temía que si se extendía y triunfaba en Europa y en el resto del mundo, sería el fin de los británicos. Por eso siempre apoyó a los bandos de la derecha para impedirlo. En este sentido, Franco era perfecto porque había acabado con un gobierno electo de socialistas, comunistas y anarquistas, de los que Churchill siempre defendió que había que deshacerse. De hecho, declaró que de haber sido español habría luchado con los franquistas y en el caso de haber sido italiano, con Mussolini. Fue muy sincero sobre su orientación política. La tragedia no fueron sus palabras, sino las consecuencias de sus políticas. Imagínese qué habría pasado si tras la Segunda Guerra Mundial Franco y la Falange hubiesen sido expulsados y se hubieran celebrado elecciones democráticas. Estoy seguro de que se habría restaurado un gobierno republicano y habría sido una España muy diferente. 

Churchill era una figura profundamente reaccionaria y tuvo mucha responsabilidad de que la dictadura franquista durase tanto. Su influencia también supuso una verdadera tragedia para otras zonas de Europa. De hecho, aunque le dijo a De Gaulle y a otros líderes europeos que apoyaba la unión del continente, también aclaró que si había un enfrentamiento con Estados Unidos, siempre estaría del lado de estos últimos.

«Churchill era una figura profundamente reaccionaria y tiene una responsabilidad muy profunda en la duración de la dictadura franquista»

En su trabajo, siempre está presente la perspectiva histórica, que es la que permite entender, por ejemplo, que nada de lo que está ocurriendo estos días en Palestina e Israel se puede explicar sin incorporar al análisis la ocupación y el régimen de apartheid israelí. ¿Cuál es su análisis de lo que está ocurriendo allí en estas semanas?

Hay quienes se sorprenden del ataque de Hamás a Israel sin entender que los israelíes llevan ocupando territorios palestinos desde hace 75 años. En 1947, cuando se creó Israel, las Naciones Unidas tenían un plan bastante bueno de dividir el territorio. De hecho, le daban más a los israelíes: el 60%. Pero entonces, un año después, Israel lanzó una guerra para apoderarse de la mayor parte del suelo, dejando solo Gaza y Cisjordania a los palestinos. Desde entonces, la situación nunca se ha estabilizado: la primera Intifada, la segunda… Muchos de mis amigos judíos piensan que para el mundo habría sido mejor que los judíos hubieran seguido viviendo en Europa. Así, el monstruo sionista no habría nacido en las tierras árabes.

Churchill recibió la súplica por parte de los judíos de que bombardease los campos de concentración, a sabiendas de que matarían a muchos judíos, pero como única vía para pararles. Les respondió que la Fuerza Aérea estaba concentrada en otras regiones. Así que el sentimiento de culpa no es sólo de Alemania. Recuerdo que Tony Blair, el exprimer ministro británico, dijo que la Segunda Guerra Mundial fue una guerra humanitaria dedicada a salvar a los judíos. Le respondí en una televisión: “Sí, fue una guerra tan exitosa que murieron seis millones de judíos que supuestamente ustedes fueron a salvar”. Y mientras, sigue habiendo un enorme antisemitismo en los países europeos, con la posible excepción de España y Portugal.  

Así que los palestinos se han convertido en víctimas indirectas del exterminio judío durante la Segunda Guerra Mundial. No serían tratados así si un fascismo enloquecido no se hubiera apoderado de Alemania en el siglo XX. Y es eso lo que todavía utilizan como propaganda los medios de comunicación occidentales. Un ministro del Gobierno de Netanyahu dijo que los palestinos son peores que los animales. Ni Hitler dijo nunca nada así. Están usando una retórica dirigida a deshumanizarles y crear odio. 

Tras la guerra de 1956, Israel envió a un equipo a matar soldados egipcios porque Egipto controlaba Gaza. El objetivo era provocar una nueva guerra. El entonces presidente de Estados Unidos, el general Eisenhower, amenazó personalmente a los israelíes con sanciones si no se retiraban de Gaza. Y lo hicieron. Por eso, periodistas inteligentes como Gideon Levy, que escriben artículos más veraces en el periódico israelí Haaretz que muchos de los periódicos occidentales, le dice a los estadounidenses que si realmente fuesen amigos de Israel no les apoyaría porque un amigo debe decirte cuándo estás cometiendo errores. Pero no lo hace porque persigue sus propios intereses.

“Si Israel cumple con su promesa de ocupar el norte de Gaza, creo que las calles del mundo árabe estallarán”

Mientras que asistimos a manifestaciones masivas en todo el mundo en apoyo al pueblo palestino, los líderes de la Unión Europea y de los Estados Unidos siguen apoyando sin fisuras a Israel. ¿Qué consecuencias puede tener esta ruptura entre la sociedad civil y sus representantes institucionales? 

Ocurrió lo mismo en Irak. Participamos en manifestaciones mucho más grandes que las que estamos viendo estos días y rogamos a los gobernantes que no siguieran adelante con la invasión. Ahora la Casa Blanca y los británicos admiten que todo aquello fue un error ¿Cuándo admitirán que toda la política con respecto a Israel lleva siendo un error desde hace 20 años? 

De todas formas, no hay que subestimar la importancia de las manifestaciones porque los políticos europeos son considerados unos corruptos que siguen los dictados de Washington y los estadounidenses también sus vínculos económicos, sociales y financieros con el establishment sionista. Pero estas grandes marchas han sorprendido a los políticos porque no sabían que había tanta gente enfadada con sus decisiones y la democracia necesita del consentimiento del pueblo. Y también son importantes porque el mundo árabe está muy enfadado y mientras la clase dirigente de Marruecos o Egipto han aceptado a Israel, su pueblo ha salido masivamente a protestar a la calle. 

Los discursos del presidente Biden y de líderes europeos justificando la limpieza étnica de Gaza como si se tratase del derecho a la legítima defensa de Israel no sólo ofenden a sus sociedades civiles en general, sino que son especialmente violentas para su población de origen árabe o musulmán. ¿Estamos ante la enésima evidencia de que siempre fueron considerados ciudadanos de segunda?

Sí, es cierto. Y en Estados Unidos y en Europa se están produciendo ataques contra personas con nombres musulmanes. Tras el 11-S comenzó una ola de islamofobia que nunca se ha calmado. Algunos políticos intentaron dar marcha atrás, pero ya era demasiado tarde, la habían insertado en nuestras sociedades. Nos encontramos ante un escenario muy sombrío y la salida va a depender de cómo Europa en su conjunto responda a esta crisis. Por su parte, Israel quiere entrar en guerra con todos, con Hezbolá y con Irán, y Biden parece que le ha parado por el momento.  Pero si Israel cumple con su promesa de ocupar el norte de Gaza, creo que las calles del mundo árabe estallarán y sus gobiernos estarán bajo una fuerte presión. 

Esto no es un conflicto entre Israel y Hamás, sino entre sionistas y palestinos. Y todas estas manifestaciones que estamos viendo demuestran que la propaganda de ‘o estás con nosotros o con los terroristas’ no funciona. Por cierto, el único político que ha atacado con fuerza a Netanyahu es la ministra española de Asuntos Sociales, Ione Belarra, y sigue en el Gobierno, no se han deshecho de ella. Es muy importante que, al menos, un ministro se levante y diga la verdad. No es habitual en Europa. 

Por sus parte, los alemanes actúan como si el único genocidio o crimen de guerra que ha ocurrido es el de los judíos. Hace unos días, la policía alemana arrestó a un niño por portar una pancarta en la que decía «Stop al genocidio». Todo lo que está ocurriendo en Palestina va a acabar muy mal. No tengo ninguna duda al respecto. 

«Estamos viendo las consecuencias de que ni los británicos ni los franceses hicieron nada para detener el exterminio por parte de los nazis de seis millones de judíos«

Parece que hay un consenso sobre la imposibilidad de la solución de los dos Estados. ¿Cuál es su opinión?

Es una pregunta muy difícil. Durante mucho tiempo creí en la solución de los dos Estados. Pero los israelíes no han dejado de ocupar más y más tierras, de derribar más y más plantaciones de olivos, de envenenar pozos de agua con petróleo, de derribar viviendas. Han dejado Cisjordania sin casi nada, mientras la llenaban de colonos. También creí que un Estado con los mismos derechos para todos los ciudadanos podía ser una solución, pero los israelíes siguen actuando como si fuesen una raza superior, con un régimen de apartheid como Amnistía Internacional y tantas otras organizaciones han denunciado. El presidente sudafricano se lo recordó hace unos días a Netanyahu.

Israel está aislado, pero mientras cuente con el apoyo estadounidense, no reconocerían derechos iguales a los palestinos. Los dos Estados requeriría la retirada de los asentamientos israelíes y de sus tropas de la zona que tomaron a partir de 1967. Y tampoco lo van a hacer si Estados Unidos no les obliga. Así que Israel seguirá eliminando a los palestinos de sus tierras, ejecutando una segunda Nakba e intentando convertirlos en refugiados en los países vecinos.