Opinión
Contra la moderación
"La izquierda radical debe salir de la posición defensiva que ha asumido tras décadas de experiencias fallidas por golpes de Estado y errores propios para pasar a la ofensiva con un desacomplejado proyecto alternativo de sociedad", escribe Tirado.
La fallida investidura de Alberto Nuñez Feijóo dejó un inesperado protagonista del debate, el diputado socialista Óscar Puente, elegido por la bancada del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) para hacer la réplica al candidato a la Presidencia por el Partido Popular (PP). La sarta de verdades, con un tono entre sarcástico y provocador, que despachó Puente desde la tribuna fue criticada en los mentideros de la derecha como un ejercicio macarra que vendría a demostrar las pocas maneras del PSOE, su falta de elegancia y, sobre todo, la obsesión de Pedro Sánchez por mantenerse en el Gobierno.
Es curioso cómo la derecha española, que demuestra día sí y día también en el Congreso las formas prepotentes y faltonas que se gastan los señoritos crecidos en la impunidad más absoluta, pretende dar clases de moderación y decoro. Pero nos equivocaríamos si pensáramos que el debate que plantea el PP va de formas y no de contenidos. Disciplinando las supuestas malas formas de todo lo que se encuentra a su izquierda, la derecha pretende marcar, de manera férrea, qué tipo de izquierda debe tener enfrente y hasta dónde puede llegar su discurso ideológico.
Forma y fondo no son lo mismo y pueden ir disociados, pero se podría esperar que una fuerza política que es rupturista en las formas, tenga una audacia similar para defender ideas que no son bienvenidas por los sectores que asocian moderación al mantenimiento del statu quo. Desde luego, no es el caso de un partido de Estado como el PSOE, que no tiene ninguna intención de molestar al entramado de poder real que manda en España, ni pretende ningún giro a la izquierda con lo escenificado en el Congreso más allá de una calculada puesta en escena que responde a tácticas coyunturales.
Pero este artículo no pretende hablar de la investidura, ni del diputado Puente, ni del PSOE y, ni mucho menos, de la derecha española, sino de las fuerzas que existen a la izquierda de la socialdemocracia y de un fenómeno que va más allá de las fronteras del Estado español. Es lo que se ha venido en llamar la polarización asimétrica, esto es, la existencia en Europa, y en muchos países de América Latina, de una izquierda que asume la moderación en sus formas, y la renuncia a sus principios ideológicos, frente a una derecha cada vez más extremista y agresiva.
Resulta, por lo demás, desconcertante que, ante el surgimiento en la derecha y la ultraderecha –algunas veces indistinguibles– de liderazgos que no tienen el más mínimo rubor para defender políticas coherentes con su despiadada manera maltusiana de entender el mundo –como Javier Milei en Argentina o Vivek Ramaswamy en EEUU–, la izquierda supuestamente alternativa, en cambio, no se atreva a salir de los estrechos márgenes de posibilidad que le marca la aplastante hegemonía ideológica del capitalismo. Pero, quizás, no se trata de una cuestión de valor o de cálculo táctico en lógica electoral. Quizás el problema mayor radique en que gran parte de esta izquierda carece de una lectura alternativa del mundo que le dote de un proyecto estratégico que no pase simplemente por buscar quiméricas soluciones de mejora del capitalismo. Un sistema que, por otra parte, es el culpable de todas las crisis que esta izquierda denuncia, sin enunciar jamás al sistema económico que las provoca.
Quizás el ejemplo más dramático de la rendición de la izquierda, en estos últimos días, sea la elección en Syriza de un presidente del partido proveniente de las filas del empresariado, extrabajador de Goldman Sachs justo en el momento en el que Grecia estaba padeciendo los efectos de la crisis iniciada por el colapso de este banco de inversiones estadounidense. Se trata de la culminación de la deriva de una fuerza cuya victoria en 2015 insufló de esperanzas a las izquierdas europeas en su lucha contra la austeridad pero que acabó desinflando en tiempo récord todas las expectativas por sus reiteradas concesiones.
Syriza personifica a una izquierda que no sólo renuncia a sus principios sometiéndose al dictado económico de la Troika sino que, además, se permite el agravio de designar a tecnócratas contrarios a los intereses de la clase obrera, esa misma a la que se supone que debe defender como parte de su esencia, para llevarlos a la práctica. Un aparente suicidio político que, como ha sucedido en el caso de otros países donde la izquierda ha optado por esta desconcertante vía, como Italia, abona el camino para su más que segura irrelevancia futura.
Apostar por más moderación justo en una coyuntura histórica en la que el capitalismo ha dejado clara su incapacidad para resolver los problemas centrales que enfrenta la humanidad, proponiendo desde las fuerzas presuntamente rupturistas soluciones que se limitan a mejorar un sistema que se ha demostrado responsable del colapso ecológico, de las desigualdades económicas entre países y la injusticia extrema entre seres humanos que surge de la explotación, parece un ejercicio de superficialidad difícilmente defendible, salvo que sólo se piense en lógica electoral.
Hace falta, más que nunca, una izquierda radical que recupere la brújula ideológica, que sepa mantener la firmeza a la hora de defender sus propios principios y valores. Estos nunca pueden ser los de quienes tienen intereses contrapuestos a la emancipación humana. La confrontación se seguirá agravando conforme los recursos del planeta vayan disminuyendo y las crisis se vayan solapando. La ofensiva de la derecha es total y sin contemplaciones. La izquierda radical debe salir de la posición defensiva que ha asumido tras décadas de experiencias fallidas por golpes de Estado y errores propios para pasar a la ofensiva con un desacomplejado proyecto alternativo de sociedad. El partido es desigual pero no se puede renunciar a jugarlo.
La moderación es sólo la expresión fenoménica de un problema más profundo, que tiene que ver con el abandono de las coordenadas ideológicas marxistas que fueron esenciales para la izquierda comunista desde sus orígenes. No planteando propuestas que trasciendan las soluciones dentro del sistema, la izquierda radical se vuelve parte del sistema y, en definitiva, renuncia a su propia razón de ser, que siempre fue transformar la realidad, no acomodarse a ella. No es, en efecto, sólo un problema de derrota histórica sino de rendición ideológica. Resuenan las palabras que Margaret Thatcher enunció en la década de los ochenta, “no hay alternativa”, y no porque las diga la derecha sino porque buena parte de la izquierda que debería ser radical parece haberlas hecho suyas.
La izquierda se olvida de los pueblos originarios, los que más han sufrido el colonialismo ahora llamado megaproyectos/tecnología para el cambio climático, antes neoliberalismo y antes capitalismo (Lula, Evo,…) y por eso sólo representan a una burguesía que aunque sea de izquierdas tiene más privilegios que los más pobres de entre los pobres. Y por eso estos presidentes cuando vienen mal dadas no tienen quien les defienda…
citando a Rosa Luxemburgo, el obrero está oprimido tanto en el norte como en el sur por la clase dominante (sólo que la opresión a unos aún les deja tener un pisito, un coche e ir de vacaciones, y por eso lo que les pase a los más pobres y más aun a los del sur les suena muy lejano…)
Qué razón y qué difícil «proletarios del mundo uníos» , si no somos capaces de ponernos de acuerdo en una reunión de la comunidad de vecinos…
Pepe Mújica, todo un ejemplo para los políticos de las puertas giratorias, corruptos, para aquellos que están en la política para forrarse como confesó el pepero Zaplana:
Jesús para mí era… flor de militante político. Trajo el sentido de igualdad, el amor a la vida, un montón de cosas. Lo veo como un compañero histórico. Y trascendió a lo religioso.
Yo vivo como pienso porque de lo contrario… corro el riesgo de pensar como vivo … pobre es el que precisa mucho… O como dicen los Aymara, pobre es el que no tiene comunidad, no tiene compañero en la vida, el que anda solo. Los que tenemos compañeros, no somos pobres. Tenemos la cosa más importante: solidaridad de los compañeros… Se considera que la riqueza es una cuestión material y estamos sometidos a una civilización de mercado que le impone subliminalmente a la gente la confusión de ser con tener, que hay que estar comprando cosas y debiendo… Y pagamos con el tiempo de nuestra vida que comprometemos con el trabajo, porque en realidad no compras con plata, compras con el tiempo de tu vida.
Cuando me hicieron pinta de presidente pobre, ¡pobres son ellos!… Si tenés que vivir en esa casa de gobierno, cuatro pisos para tomar un té, ¡dejáte de joder!… Prefiero una casita que la limpio cuando puedo con mi vieja, y se acabó el partido, y vivo cómodo. No soy pobre, soy cómodo, que es distinto… Hay que aprender a andar en la vida liviano de equipaje.
e gobierno, cuatro pisos para tomar un té, ¡dejáte de joder!… Prefiero una casita que la limpio cuando puedo con mi vieja, y se acabó el partido, y vivo cómodo. No soy pobre, soy cómodo, que es distinto… Hay que aprender a andar en la vida liviano de equipaje
https://laicismo.org/el-expresidente-uruguayo-jose-mujica-habla-sobre-el-laicismo-y-el-crecimiento-de-los-no-religiosos/285940
Situándome en este país, sin ir más lejos, ¿no ves Arancha que la sociedad española está escorada todavía en el franquismo, manipulada y desinformada, todo sigue bien atado en las mismas manos y con la ayuda de la prensa manipuladora y por si ésto fuera poca cosa, la gente tiene adicción al consumo, si no fuera así, ya habría fracasado el capitalismo, y quienes rompan con franquismo y capitalismo van a recibir contados votos. Ningún partido quiere perder votos. Antes prefiere perder su coherencia, si es que la tenía.
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[Video] Cuando los trabajadores griegos le dijeron no a la reforma laboral.
«No nos convertiremos en esclavos modernos». «Las ocho horas de jornada fueron y serán una conquista de los trabajadores», decían las trabajadoras y trabajadores griegos a fines de septiembre. Como en muchos países, la discusión abierta frente a la ofensiva de las patronales -avaladas por los estados capitalistas- tiene que ver con cuántas horas de trabajo son necesarias socialmente, cómo combatir la desocupación y a la vez no dejar la vida en los trabajos para poder disfrutar de tiempo libre, estar con las familias o amigos. La reducción de la jornada de trabajo, sin afectar el salario y poder repartir las horas entre ocupados y desocupados, da una respuesta a eso.
No se puede aplicar planes de ajuste al pueblo trabajador -como hizo el anterior gobierno griego de Syriza- y pretender enfrentar seriamente a la derecha. Grecia es un ejemplo de esto.
https://www.izquierdadiario.es/Video-Cuando-los-trabajadores-griegos-le-dijeron-no-a-la-reforma-laboral
La izquierda radical, lxs auténticxs, está en la cárcel o vigilada, controlada y «gafada».
De todos modos, la lucha la ha de hacer el pueblo. Cuando el pueblo se pone delante y demuestra su fuerza a los políticos no les queda otro remedio que seguir, aunque sea a remolque; pero al pueblo jamás en mis largos años lo he visto tan anestesiado, tan entretenido en superficialidades, en vanalidades, creo que algo nos han echado y lo digo en serio.
La izquierda radical? Los sindicatos combativos, la lucha antifa, los anarquistas? Claro que existimos y luchamos pero nos reprimen, apalean, enjuician y encierran, la lista es muy larga
Los 6 de Zaragoza, la pah, las compas de Xixon, Pablo Hasel, Raquel de la lucha del metal de Cádiz ( juicio el 3 de noviembre),……..
Y quien es el responsable de todo este fascismo institucional tardío franquista? Pues si el Psoe, Podemos, o el batiburrillo de reformistas de Sumar, claro. La izquierda radical no necesita partidos políticos parásitos del sistema capitalista, necesita volver a la calle combativa en los piquetes detrás de la barricada, en los barrios obreros, y derrocar el sistema fascista poniéndole de rodillas, con bloqueos, sabotajes, ocupaciones, ahí donde le duele en la economía. Los políticos vendeobrerxs de izquierda sobran en esta lucha, porque quieren acomodarse para sus intereses.
Pero todavía está sociedad aborregada española no sufre todavía lo suficiente en sus carnes la miseria que crece a paso de gigantes,como para decidir prenderle fuego y arrasar con todo ,antes de reconstruir un mundo nuevo que se hace más necesario cada día.
Que el que quiere quemar,queme, que el que quiere romper, rompa, y que el que no sabe lo que quiere ,que no estorbe.eso es la izquierda radical y revolucionaria. Salud y anarquia.
Muchas gracias por tu artículo, no es nada fácil encontrar este tipo de contenidos, y da ilusión.