Política
La investidura de Feijóo: un discurso caduco
El candidato del PP desgrana las líneas de un gobierno, que, salvo sorpresas, no será posible, y que marcan su continuación como líder de la oposición.
Ver o escuchar el discurso de Feijóo, en cualquiera de las lenguas cooficiales, ha sido como ver o escuchar un vídeo antiguo, un anuncio de otra temporada, como cuando en el súper, con un folleto de ofertas en la mano, empiezas a comprar sabiendo que la fecha de la promoción ha acabado hace tiempo. O como cuando al empezar a bajar del tren o de un avión, el monitor, fundido a negro, comienza a reproducir de nuevo la misma película que acaba de terminar.
De alguna manera, el tren, el avión, el tiempo de Feijóo como futuro presidente del Gobierno –o el momento, siguiendo su lema de campaña–, acabó –salvo sorpresa– la misma noche del 23-J, cuando el recuento de las elecciones determinó que los números del PP, ni siquiera con la ultraderecha de VOX, sumaban para llegar a la Moncloa.
«Tengo principios, límites y palabra“, ha dicho nada más comenzar su discurso en el Congreso, la primera sesión de una investidura calificada como “pérdida de tiempo” por los partidos que han sustentado el gobierno de coalición hasta ahora y que confían en poder reeditar tras el presumible fracaso del candidato del PP, bien en los próximos días, bien tras una repetición electoral. «En mi programa no figura la amnistía, la autodeterminación ni fórmulas análogas equivalentes. Fuera de la Constitución no hay democracia«, ha reiterado.
A pesar de su victoria el 23-J, como ha recordado en varias ocasiones al PSOE –»el segundo partido de la Cámara»–, hay quienes sitúan su derrota incluso antes, la noche en la que decidió no acudir al debate con los demás candidatos. Y hay quienes ven como la prueba más evidente de su fracaso el hecho de que, en todo este tiempo, la investidura real –no la que propuso el rey por “costumbre democrática”– es la que ha estado y sigue negociando el candidato del PSOE, Pedro Sánchez, con los independentistas. «Esta sesión nos retrata a todos, a mí y a usted, señor Sánchez», ha afirmado el candidato del PP. Y, ante las risas de la bancada de la izquierda, Feijóo ha repetido: «Tengo a mi alcance los votos para ser presidente del Gobierno». «Pero no acepto pagar el precio que me piden para serlo», ha continuado, casi como si necesitara seguir convenciendo de su mensaje, más que a sus oponentes, a sus mismos compañeros de partido.
Este martes, como el pasado domingo en el acto multitudinario auspiciado por Aznar, ha sido arropado por los principales dirigentes de su formación. Aunque si efectivamente todo sale según lo previsto y el transfuguismo no obra el milagro, es posible que, como auguraron los gritos desde la calle de Génova la noche electoral, a su viaje como líder del PP le quede también poco recorrido.
Discurso como líder de la oposición
Durante su discurso, Feijóo ha seguido el guion de quien llega a una sesión de investidura, pero sin el convencimiento de quien sabe que sí tendrá oportunidad de ejecutarlo. El grueso de su intervención ha estado marcado por las líneas que enarbolará como jefe de la oposición, y que ya ha venido desgranando a lo largo de este último mes de espera en el que se ha hablado de transfuguismo como de principios democráticos: «Hay quien reniega de la Transición. Yo vengo a reivindicarla y a reclamar su vigencia. La Transición es lo mejor que hemos hecho porque lo hicimos juntos. Y lo que hay detrás de esta investidura es esto: elegir entre preservar lo que nos es común o seguir cavando en un frentismo motivado por intereses personales que acabará beneficiando absolutamente a nadie». Incluso ha mencionado a Felipe González y a Zapatero entre los presidentes que –dijo– habrían hecho lo mismo que él.
«Yo no voy a disfrazar nunca como cambios de opinión lo que son mentiras», ha dicho en clara referencia a Sánchez. Y ha explicado su visión sobre la diversidad: «Ser gallego es mi forma de ser español. Nadie tiene que explicarme que hay varios idiomas, porque yo tengo dos, y valoro todos los idiomas de España. Pero estoy harto de buen y mal español, de buen y mal gallego, de buen y mal catalán. Estoy harto de imposiciones de todo tipo. España será siempre una nación de ciudadanos libres e iguales».
De ese mismo papel o discurso caduco, de esa lista de ofertas pasadas de fecha, el líder de la oposición ha leído diferentes propuestas para un futuro que «reponga la concordia»: desde incorporar un delito de deslealtad constitucional a volver a incrementar las penas de malversación de fondos públicos; desde una comisión de investigación sobre la posición con el Sáhara a los seis pactos que ya propuso al dirigente socialista para intentar llegar a un acuerdo imposible.
Entre esas medidas, anunció mil jueces y magistrados extra en los próximos cinco años, la aprobación de la renovación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) y, al mismo tiempo, que sean los jueces quienes elijan a los jueces. «Y los juristas de reconocido prestigio, que se elijan en las Cortes generales», ha detallado. Además, ha abogado por el «cierre de las puertas giratorias» entre el poder ejecutivo y el poder judicial.
En el apartado económico, aparte de la bajada de impuestos propia de la derecha, Feijóo ha causado estupor en la bancada del gobierno en funciones con su propuesta de mantener algunas de sus medidas, como las ayudas vigentes contra la inflación, el compromiso de aumentar el salario mínimo o el anuncio de que el impuesto a la banca se inyecte a las familias que no pueden asumir la subida hipotecaria. Entre otras propuestas, Feijóo también ha anunciado la exención de pagar impuestos durante dos años a los nuevos emprendedores.
En clave social y de conciliación, el candidato del PP ha destacado que las escuelas infantiles de cero a tres años serán gratuitas y propondrá a los sindicatos y a la patronal que en el plazo de un año haya un marco general que, vía convenio colectivo, establezca una semana laboral flexible y un banco de horas para que los trabajadores puedan disponer de ellas en periodos no lectivos. Todo, claro, si fuera presidente. Con el apoyo de la ultraderecha, a quien ha dado las gracias. «Ofrezco ser un presidente de fiar para el pueblo y para esta Cámara. Yo, sí», ha concluido.
¡ He ganado las elecciones ! , ¡ He ganado las elecciones ! , ¡ He ganado las elecciones ! , si terminara esta frase aprendida con un estridente chirrido ; podríamos decir que Feijóo es un lorito de la familia de las aves psitácidas .
Salud.
La evidente galopante misoginia que padece nuestro patético y desnortado Fonsi no lo va a llevar a ningún buen puerto ,je ,je . En todo caso a un centro penitenciario ; ¿o? a la Plaza de Colón donde se festejan l@s del fascismo egpaño.
Salud .
El tren de Feijóo ha pasado. LLega el momento del cobete de Yolanda Díaz.
Por fechas ya no podrían hacerse » otro Julio del 36…. » , pero no descartan otro » Tamayazo a 3 millones por vendido ( o lo que es decir : 3 x 4 = 12 millones de € ) ; o incluso cambiar el sistema métrico decimal para que los números les vuelvan a » cuadrar » ,je ,je ,je .
Si esta gentuza aullá ; es que el resto por lo menos no retrocedemos aún más.
Salud.
Repite, cómo loro dopado, el discurso grabado en el » chip» qué le metió Aznar.
Feijóo ( o el/la que quieran proponernos ) es/son tan de fiar ; como una cobra metida en los calzoncillos , je ,je .
Salud.