Economía | Opinión

Banco Central Europeo, inflación y desempleo

En la política monetaria del BCE hay «una estrategia de clase», asegura el economista Fernando Luengo. Lo que busca es empujar las economías a la recesión, aumentar el paro para bajar los salarios, debilitar los sindicatos y volver a las políticas de austeridad.

Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo. DOMINIQUE HOMMEL / UNIÓN EUROPEA

El Banco Central Europeo (BCE) ha decidido mantener la política de altos tipos de interés. La última subida se ha producido hace unos días, situándolos en el 4,5%, una cota que no se alcanzaba desde 2001. Christine Lagarde, su presidenta, anunció esta medida, al tiempo que proclamó que se mantendría una política de tipos altos mientras los niveles de inflación se mantuvieran tan lejos del objetivo del 2%.

Una política que está centrada en la contención de la demanda, ¿es la adecuada cuando las causas de fondo de la inflación tienen que ver, sobre todo, con un problema de oferta? A la vista de los discretos resultados obtenidos hasta el momento, la contestación es, evidentemente, negativa. Pero no es mi intención en estas líneas intervenir en este debate, que, sin duda, es trascendente.

Desde otro punto de vista, el que me interesa abordar aquí, hay que decir que la estrategia adoptada por el BCE está cosechando los resultados perseguidos; hay una lógica en la aparentemente errónea política llevada a cabo por esta institución.

Elevando los tipos de interés –en otras palabras, encareciendo el coste del dinero– se empuja a las economías a la recesión. Algunas ya están en ella –según las previsiones del Fondo Monetario Internacional para 2023, la alemana, por ejemplo, experimentará una caída del 0,3% en su Producto Interior Bruto– y otras, como la nuestra, están experimentando una notable desaceleración en su ritmo de crecimiento.

Se espera que las empresas, en un escenario marcadamente adverso, con retrocesos en la inversión y el consumo y con aumentos en los niveles de deuda, procederán a ajustar sus plantillas a la baja, enseñando la puerta a una parte de sus trabajadores y trabajadoras. En cuanto a los gobiernos, atrapados en un endeudamiento en alza y teniendo en cuenta el horizonte de un previsible retorno a las políticas de austeridad presupuestaria ejecutadas desde Bruselas, reducirán o congelarán sus programas de contratación de personal.

Se espera (el BCE espera) que el consiguiente aumento del desempleo –por cierto, el real es muy superior al reflejado en las estadísticas estándar– presionará a la baja sobre los salarios: más personas buscando un empleo, más competencia entre los trabajadores, más disposición a aceptar las exigencias de los empresarios.

Todo ello en el convencimiento, muy asentado en el pensamiento económico conservador y, desgraciadamente, muy presente en la enseñanza de la economía en las universidades y en las políticas económicas aplicadas por gobiernos e instituciones, de que existe una relación estructural entre las retribuciones de los trabajadores y el comportamiento de los precios: si las primeras se moderan o retroceden, las tensiones inflacionistas quedarán contenidas. Como en tantas otras cosas, poco importa que la evidencia empírica en modo alguno respalde este planteamiento… la ideología y los intereses que alimenta juegan en otra liga. En la economía española y en el conjunto de las economías comunitarias el crecimiento de los costes laborales, cuando crecen, es sensiblemente inferior al de los precios; de hecho, la pérdida de capacidad adquisitiva está siendo muy importante. Hay que ser conscientes, además, que los costes laborales representan una parte relativamente pequeña de los costes totales que soportan las empresas.

Una estrategia muy bien pensada

En realidad, el objetivo perseguido por el BCE es alcanzar una «tasa de paro no aceleradora de la inflación» (NAIRU, en sus siglas en inglés). Reparemos en las implicaciones de esta tesis. La economía tiene que convivir con un nivel de desempleo –que algunos economistas, conservadores y no tan conservadores, sitúan en el entorno del 8%/10%– si se quieren mantener los precios bajo control… ¡a quien le importa los trabajadores atrapados en esta situación!, ¡el colmo de la indecencia!

Como siempre, los ámbitos de la economía y la política se solapan, componiendo una realidad matizada, compleja e intrincada. Detrás de esta estrategia económica hay un objetivo político: debilitar las organizaciones sindicales –que ya lo están y mucho–, perdiendo legitimidad ante los trabajadores y las trabajadoras que deberían representar. También quedaría comprometida la de un sector social público, atrapado en la (i)lógica de los recortes presupuestarios.

En resumen, no veamos en la persistente política antiinflacionista implementada por el BCE (y el resto de los bancos centrales) una rigidez a primera vista inexplicable o un dogmatismo ideológico. Por supuesto, existe rigidez y dogmatismo en esa hoja de ruta, pero hay mucho más. Hay toda una estrategia de clase destinada a preservar y fortalecer los privilegios de las élites.

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Comentarios
  1. Entidades y colectivos del movimiento por la vivienda, el movimiento ecologista y en defensa del territorio y los movimientos sociales y sindicales de Cataluña hemos hecho un llamamiento a movilizarnos el 20 de septiembre ante la celebración de The District.
    Se hecho una crítica a las consecuencias que The District, los macroproyectos especulativos y el modelo económico que se promueve con la complicidad de administraciones públicas y responsables políticas tienen sobre la vida de la gran mayoría social y sobre nuestro territorio.
    Manifiesto NO A THE DISTRICT.
    Compañero/as, The District, el congreso internacional de Fondos de Inversión, vuelve a reunirse en nuestro país los días 20, 21 y 22 de septiembre de este año. Los grandes expoliadores de nuestros hogares y de nuestro territorio, se encontrarán para definir sus estrategias para continuar enriqueciéndose a nuestra costa. Y nosotros, las que debemos trabajar para sobrevivir cada día, tenemos el deber de plantarles cara.La codicia de especuladores y rentistas en nuestro país agrava la miseria de las trabajadoras, con una nueva crisis capitalista y destruye el territorio que nos sostiene. Mientras la cuerda se tensa, gobiernos y administraciones estatales, autonómicas y municipales se llenan la boca con la defensa del derecho a la vivienda a la vez que promueven eventos como The District y son cómplices de los poderes económicos que atentan contra nosotros y nuestras vidas.Con The District, la patronal inmobiliaria en connivencia con los responsables políticos, pretende lanzar una nueva ofensiva, convirtiendo a Barcelona y Cataluña en «la capital europea» de la especulación inmobiliaria en un contexto en el que ya hemos sufrido más de 120.000 desahucios de familias y los fondos buitres mantienen 35.000 viviendas vacías y cerradas del medio millón de casas vacías que tenemos en Cataluña. Y no es casualidad que a la vez que los expoliadores de The District se reúnen en nuestra ciudad, también lo hagan los ministros europeos y empresarios en la cumbre de transportes y energía.
    El proyecto del Hard Rock en el campo de Tarragona, la ampliación del aeropuerto de El Prat, el puerto de Barcelona o de infraestructuras como el Quart Cinturó, el urbanismo voraz que amenaza al Delta del Llobregat y espacios naturales y agrarios en todo el país, las infiltraciones policiales en nuestras organizaciones, la Copa América, la reforma laboral, la Ley Mordaza, el H2MED y el acaparamiento de tierras para proyectos del oligopolio energético… son las piezas del proyecto político y económico que garantiza los beneficios millonarios para los especuladores y los rentistas, a expensas de expulsarnos de nuestros hogares y sustituirnos por turistas que consuman, de precarizar nuestros trabajos, de hacer inasequible la vivienda y de cargarse el territorio.Somos muchas las que queremos vivir mejor y nos organizamos para ello. Los sindicatos laborales,de vivienda, los movimientos feministas, antirracistas, ecologistas y grupos en defensa del territorio, los movimientos vecinales para defender a nuestros pueblos y barrios del capitalismo voraz, luchamos cada día por construir este nuevo mundo. Llamamos a la organización en los barrios, en el trabajo y en todas partes para continuar defendiendo una vida digna hasta que los pisos estén en manos de las trabajadoras. Nosotros tenemos claros cuáles son nuestros enemigos: Blackstone, Servihabitat, CaixaBank, Cerberus… demasiadas veces nos han echado de casa y han mercadeado con nuestro entorno.El año pasado conseguimos reventarles la inauguración de The District destapando cuál es su verdadero proyecto. Por eso, este año han tenido que trasladar la feria a L’Hospitalet. Pero nosotros lo tenemos claro, ¡no queremos The District ni aquí ni en ninguna parte! Y a todos los especuladores que nos desahucian cada día, les daremos la bienvenida como se merecen. Es una oportunidad como hay pocas para recibirlos como toca, ¡unámonos para mostrar rechazo a su mundo en crisis! Hacemos un llamamiento a las vecinas de clase trabajadora que simplemente queremos vivir y no sobrevivir.Ante su mundo de miseria, organicémonos, no sólo el 20, 21 y 22 para rechazar el congreso deThe District y todo lo que representa. Organízate en tu sindicato, en tu barrio, en tu ciudad o país y lucha para que el miedo cambie de bando y para crear un mundo nuevo.

  2. Se ve en su cara qué ésta mujer jamás ha tenido un orgasmo, por eso es inhumana y sub humana. Un buen ejemplar para estudios de Etología y para exibirla en el Museo de Cera de Londres.

  3. A esta mujer su misma cara la delata: rapiñera. En lugar de mandarla a la cárcel, el gran amo capitalista la premió con un cargo más alto por sus buenos servicios.

    «Por mucho que las llamemos ministras, juezas, fiscalas y portavozas seguirán siendo “novias de la muerte”. En la opresión y explotación de la mayoría de mujeres participan hombres y mujeres.
    No se trata de hormonas, ni de un cierto tipo de educación, sino de la firme voluntad de acabar con el sistema de explotación y opresión en el que vivimos, como entendió el movimiento obrero femenino que dio a luz al 8 de Marzo»
    (Tita Barahona – Las señoras de la guerra)

  4. Y lo triste del asunto es ,que su sueldo se lo pagamos nosotros con el único fin de perjudicarnos siempre.
    Lo que no se dan cuenta ,estos turbios seres que se dedican a dirigir estas políticas, es que pierden mucha credibilidad ante la ciudadanía y cuando las élites ya tengan todo el poder y a ojos vista, y no los necesiten, que acabará pasando, a ver a quien recurren, porque los ciudadanos ya vamos un poquito hartos de su mal hacer. Y si realmente estuvieran trabajando en empresas privadas, que tanto les gusta defender, ya estarían en la calle y en las colas del paro. Aunque ya sabemos que antes ya tendrán bien guardadas las espaldas en paraísos fiscales.

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