Internacional | Medio ambiente
La relación rota del ser humano y la naturaleza
Estas son las principales amenazas medioambientales en América Latina: la crisis climática y de biodiversidad se entrelazan con los problemas sociales
Este artículo forma parte del dossier de la revista #LaMarea95. Puedes conseguirla aquí.
De las inmensas extensiones de cactus y matorral de México al territorio del jaguar en el Gran Chaco de Bolivia y Paraguay, los ecosistemas de América Latina son de una diversidad única. La región alberga bosques nublados, selvas húmedas impenetrables, costas enredadas entre manglares, humedales y arrecifes de coral, páramos de alta montaña y desiertos que conforman la base de la que viven y gracias a la que prosperan 640 millones de personas.
América Latina es, también, una de las regiones más ricas en recursos del planeta, con sus suelos fértiles, sus inmensos recursos biológicos, sus depósitos de minerales y sus yacimientos de petróleo y gas. En los últimos siglos (pero, sobre todo, en las últimas décadas) su explotación ha entrado en conflicto directo con la gestión del territorio, la conservación del medio ambiente y la protección de los derechos de los pueblos indígenas.
Hoy, las amenazas medioambientales de América nos cuentan la historia de una relación rota entre el ser humano y la naturaleza, pero también de cómo la crisis climática y de biodiversidad se entrelazan con los problemas sociales para hacer tambalear las bases de nuestro mundo.
La destrucción de la Amazonía
Hablar de medio ambiente y América Latina es hablar del Amazonas, el mayor bosque tropical del planeta, repartido entre Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Guyana, Perú, Surinam y Venezuela. En el último medio siglo, cerca de una quinta parte de la superficie de la selva se ha deforestado para agricultura, ganadería, minería y otras actividades extractivas. Varios estudios recientes han señalado que el Amazonas podría estar cerca de un punto de no retorno tras el cual la selva dejará de sostenerse a sí misma y se convertirá, poco a poco y de forma irremediable, en una sabana. Su desaparición no solo significará una pérdida increíble de biodiversidad y del mayor sumidero de CO2 del planeta, sino que también alterará el régimen de lluvias y el clima de la región. Además, con ella desaparecerá el sustento de millones de personas y el elemento central de muchas de las culturas indígenas.
El auge del extractivismo fósil
Algunos de los nuevos gobiernos de América Latina, como el de Lula en Brasil, Petro en Colombia o Boric en Chile, llegaron al poder con la promesa bajo el brazo de poner fin al extractivismo y frenar la destrucción del medioambiente. Sin embargo, a nivel regional, los proyectos de prospección y extracción de petróleo y gas siguen teniendo mucho protagonismo. En los últimos años, México y Ecuador han seguido apostando por una industria que supone una importante fuente de ingresos, pero que no deja de dar muestras de agotamiento y es origen de multitud de conflictos ambientales. Y, mientras el gobierno de Lula no acaba de definir su postura con la extracción petrolera, Venezuela se agarra a un sector nacional en crisis profunda, Argentina intenta impulsar la construcción de plataformas offshore en el océano y Surinam y Guyana se entregan a una nueva fiebre del oro negro protagonizada por la estadounidense ExxonMobil.
Minería para la transición energética
Los molinos eólicos, los paneles fotovoltaicos y los coches eléctricos, pero también los smartphones, los centros de datos o las tecnologías de realidad virtual, comparten un denominador común: una sed inagotable de metales. Según la Agencia Internacional de la Energía, la demanda mundial de minerales se multiplicará por seis de aquí a mediados de siglo. Los protagonistas serán, sobre todo, el cobre, el níquel, el cobalto y el litio. Suramérica tiene reservas importantes de todos ellos y, en particular, de litio (alrededor del 60% de todos los recursos identificados en el mundo). Su extracción se ha disparado en Bolivia, Argentina y Chile en los últimos años a costa de poner en peligro ecosistemas delicados, como pueden ser los salares andinos, y contaminar y alterar las fuentes de agua dulce de las que dependen millones de personas en la región.
La crisis de la biodiversidad
América Latina, con sus selvas, sus ríos y sus montañas, es el lugar con mayor biodiversidad del planeta. Pero según el informe Planeta Vivo 2022, de WWF, es, también, el lugar del mundo donde ésta afronta más amenazas. La degradación de los hábitats, la deforestación, la contaminación y el cambio climático son las causas principales de la destrucción de la biodiversidad en la región. Las consecuencias van desde la pérdida directa de recursos hasta la desaparición de servicios ecosistémicos fundamentales para las sociedades latinoamericanas.
El riesgo de defender la tierra
En 2021, 200 personas fueron asesinadas en todo el mundo por defender los derechos humanos, la tierra y el medioambiente. México, Colombia y Brasil lideran esta triste estadística, concentrando más de la mitad de las víctimas mortales, según los datos de la organización Global Witness. Pero el asesinato es solamente el final de un duro camino, en el que antes hay amenazas directas a los líderes ambientales y sus familias, ataques y desplazamientos forzosos. Oficialmente, los conflictos por el territorio con empresas extractivas (petroleras, mineras, agrícolas, etc.) están detrás de uno de cada cuatro asesinatos, si bien las causas de la mayoría de ellos casi nunca se investigan en profundidad. Proteger a los defensores de la tierra y el medioambiente, de la mano de instrumentos como el Acuerdo de Escazú aprobado en 2021, es uno de los grandes retos ambientales de la región.
Fenómenos meteorológicos extremos
En noviembre de 2020, los huracanes Eta y Iota tocaron tierra en el mismo punto de la costa de Nicaragua con apenas dos semanas de diferencia, y dejaron a más de 10 millones de personas afectadas por inundaciones, deslizamientos de tierra y destrucción de viviendas e infraestructuras. No sólo la ruta y la intensidad de Eta y Iota fueron excepcionales, sino también la época en la que se produjeron, ya que la estación de lluvias en Centroamérica suele terminar en octubre. Los fenómenos meteorológicos extremos, desde huracanes a olas de calor, se están haciendo más frecuentes y más intensos en América Latina a causa del cambio climático. Esto multiplica los riesgos de una región que el último informe del IPCC definió como un “punto caliente de la vulnerabilidad” por sus condiciones preexistentes de desigualdad, pobreza o debilidad institucional que dificultan su adaptación a la crisis climática.
Desaparición de los glaciares andinos
Los Andes son la cordillera de los nevados, montañas tan altas que a pesar de estar en zonas tropicales todavía sirven de refugio para las nievas y los hielos perpetuos que aguantan desde la última gran glaciación. Los glaciares andinos son, también, una fuente esencial de agua dulce para cerca de 75 millones de personas en América Latina, pero están desapareciendo. De acuerdo con el IPCC, su superficie se ha reducido un 50 % desde 1980, amenazando la seguridad hídrica de muchas comunidades y aumentando el riesgo de erosión y deslizamientos de tierra en las montañas.
Alteración de los regímenes de lluvias
América Latina es una potencia agrícola. Pero, más allá de la gran industria dedicada al cultivo de soja o cereales para exportación, la agricultura de la región es fundamentalmente familiar y de subsistencia. Así, la relación entre la tierra, la seguridad alimentaria y el cambio climático es clara a lo largo y ancho de la región. En las últimas décadas, los regímenes de lluvias en los que se basan los calendarios de siembra y cosecha se han vuelto cada vez más irregulares e impredecibles. Según el último informe del IPCC, esto ha provocado un descenso en la producción de alimentos clave como el maíz, una tendencia que está siendo particularmente acusada en el llamado «corredor seco de Centroamérica».
El fin de los corales (y de la pesca)
La gran barrera de coral de Belice es la segunda mayor del mundo después de la australiana. Este ecosistema sirve de vivero para casi todas las especies que pueblan el mar Caribe (muchas de las cuales acaban convirtiéndose en recursos pesqueros importantes para las poblaciones de la región) y, junto a los manglares y las praderas marinas, forman un sistema de protección natural frente a la erosión costera y la subida del nivel del mar. Todos los ecosistemas costeros de América Latina, como arrecifes, marismas y manglares, se están viendo muy afectados por el cambio climático y la acidificación de los océanos. Si las emisiones de gases de efecto invernadero no se reducen y estos ecosistemas no se protegen, muchos podrían desaparecer en pocas décadas. Con ellos, desaparecerán una serie de hábitats clave para la vida en el océano y para las comunidades humanas que dependen de los recursos marinos.
ESPAÑA: SALVEMOS NUESTROS BOSQUES AUTOCTONOS.
Es urgente proteger al castaño, al roble, al abedul, a la encina, al acebo, al haya, al olmo, al fresno…
Eucalipto, eucalipto, eucalipto, eucalipto…
hay regiones de España (especialmente en el norte peninsular) y Portugal donde solo se ven eucaliptos.
NI rastro de los bosques autóctonos.
Ni biodiversidad, ni historia, ni patrimonio natural. Nada, solo eucalipto.
Estos monocultivos intensivos impactan los ecosistemas, muchas veces incluso dentro de espacios protegidos, en zonas de alto valor ecológico o en lugares donde existen hábitats sensibles o especies amenazadas, haciendo peligrar la supervivencia de estos espacios y especies.
Estamos reclamando a las administraciones públicas que prohíban la implantación de eucalipto en todo el territorio y tomen medidas para la recuperación y mejora del estado de conservación de los bosques autóctonos.
Necesitamos tu firma
https://seoactua.org/peticion/no-eucaliptos?utm_source=Iterable&utm_medium=email&utm_campaign=campaign_7599584&hash=6664525e5ae8fc66048ae965d6660d70&l=32312&cod=&iterableEmailCampaignId
Un nuevo informe señala cómo Banco Santander financia a compañías que destruyen la Amazonía – Antiglobalización-
El informe “Las ganancias del colapso” señala a ocho grandes bancos como impulsores de la destrucción de la Amazonía y del clima, al financiar compañías de petróleo y gas en la región.
En los últimos 15 años, esta financiación bancaria ha ascendido hasta los 20.000 millones de dólares, 11.000 millones de los cuales fueron directamente atribuibles a estos ocho bancos, entre los que se encuentra Banco Santander.
El informe también alerta de que se está llegando al punto de no retorno por la degradación y deforestación combinada.
Ocho grandes bancos mundiales —JPMorgan Chase, Itaú Unibanco, Citibank, HSBC, Banco Santander, Bank of America, Banco Bradesco y Goldman Sachs— han financiado con más de 11.000 millones de dólares actividades petroleras y de gas en la Amazonía, tal y como señala un nuevo informe de Stand Earth y de COICA (Coordinadora de Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica).
Esta financiación está estrechamente relacionada con actividades de petróleo y gas en áreas amazónicas de Brasil, Colombia, Ecuador y Perú, donde las quemas y derrames de petróleo han contaminado las vías fluviales y suelo amazónico, enfermando a comunidades indígenas, limitando sus medios de vida y violando sus derechos.
Aunque estos bancos representan el 5 % de los bancos hallados en operaciones petroleras y de gas, son responsables del 55 % del total estimado de 20.000 millones dólares que pueden rastrearse directamente en la región. El importe restante —unos 9.000 millones de dólares— lo aportan más de 150 entidades.
Tal y como señala Fany Kuiru, coordinadora general de la COICA, “la degradación y deforestación combinada nos enfrenta a un punto de no retorno inminente, que para nuestros pueblos se traduce en enfermedades crónicas consecuencia de la contaminación; en la pérdida de nuestra soberanía alimentaria por los metales pesados que están en los peces y el agua que bebemos; y en una violencia sistemática contra quienes defendemos nuestro hogar”.
WWF no es precisamente un buen ejemplo en defensa de los derechos indígenas que son los mejores guardianes de la selva.
Con la creación de los parques nacionales, sobre todo en Africa, para efectuar safaris para ricos y multimillonarios, el Borbón padre era uno de los clíentes, han contribuído a la expulsión, tortura y malos tratos de muchos indígenas.
WWF no es un buen ejemplo.
MAÑANA SERA DEMASIADO TARDE… para hacer lo que debimos haber hecho hace ya mucho tiempo. Profético discurso que Fidel Castro hizo ya en 1992. Sólo le dejaron hablar 5 minutos que no tienen desperdicio alguno por la sabiduría que sus palabras encierran. (vídeo)
En la Conferencia de Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo,1992, en Río de Janeiro, el Comandante en Jefe Fidel Castro alertaba a la Comunidad internacional, sobre los peligros que amenazaban la existencia de la especie humana en la Tierra, en vísperas del Día Mundial del Medio Ambiente.
https://www.youtube.com/watch?v=-C_3gpSARV4