Política

Vox ‘regala’ sus votos a Feijóo

La formación ultraderechista, ajena a la aritmética parlamentaria, renuncia a entrar en el gobierno para impedir, dice, el triunfo de «los enemigos de España».

El líder de Vox, Santiago Abascal, junto al vicepresidente de acción política de su partido, Jorge Buxadé. VOX/DOMINIO PÚBLICO

Vox ha cambiado de estrategia: ya no exige entrar en un hipotético gobierno de Alberto Núñez Feijóo sino que ofrece sus votos gratis en la investidura. El movimiento no cambia nada: la aritmética parlamentaria impide la elección de un presidente del Gobierno del Partido Popular. Los números, sencillamente, no cuadran. ¿Por qué renuncian entonces a entrar en el Ejecutivo? La razón última, expresada ayer en un comunicado de prensa, es impedir la reelección de Pedro Sánchez con el apoyo «de todos los enemigos de España». Feijóo reconoció que esta decisión de sus socios es «un avance». Los motivos de Vox, en cualquier caso, son más publicitarios que funcionales.

Santiago Abascal, líder de la formación ultraderechista, achacó sus malos resultados electorales a la estrategia del «voto útil» propugnada por Feijóo durante la campaña. Ahora, consciente de que sus políticas radicales en los gobiernos autonómicos han movilizado el voto izquierdista, recula y trata de hacer las paces con el Partido Popular. En su abandono hay también, de forma implícita, una abjuración de los principios fundamentales de su movimiento: dar un paso atrás para que Feijóo intente atraerse los votos del PNV, un apoyo imprescindible si quiere llegar a la Moncloa.

Pero el presidente de los nacionalistas vascos, Andoni Ortuzar, fue bastante claro el día siguiente a las elecciones del 23-J: ni siquiera se plantea negociar con Feijóo, a quien acusa de haber blanqueado a la extrema derecha. «Con el fascismo, nada de nada, ni con quien se ayude de él», afirmó, por su parte, Aitor Esteban, el hombre del PNV en Madrid. Y hoy mismo han reiterado su negativa.

«Vox no será la excusa de nadie ni el impedimento para evitar un Gobierno de quienes pretenden destruir los fundamentos de la Constitución», aseguraba el partido de Abascal en su comunicado, confiando en que pasara desapercibido que es la propia formación neofascista la que choca frontalmente con la Constitución de 1978, ya que se ha mostrado de forma reiterada contraria a la España de las Autonomías, precisamente uno de los «fundamentos» de la Carta Magna.

La formación de extrema derecha y el Partido Popular continúan, por otra parte, manteniendo diferentes pulsos en los gobiernos regionales. Lo que sí quiere hacer en el parlamento nacional (regalar los votos de sus 33 diputados a cambio de nada), no está dispuesto a hacerlo Vox, por ejemplo, en la Región de Murcia. La amenaza de una repetición electoral sigue sobrevolando a esta hora la Cámara de Cartagena. Y también hay tiranteces en Ceuta. El popular Juan Jesús Vivas no quiere hacer un papelón como el protagonizado por María Guardiola en Extremadura. De perfil moderado y plenamente consciente de lo que significa Vox en un lugar como Ceuta, donde hay tantos españoles de confesión musulmana, Vivas se ha mostrado radicalmente contrario a pactar con el partido ultra. Y el presidente de la ciudad autónoma (cargo que ostenta desde 2001) asegura que en Génova respetan y apoyan su decisión. ¿Significan estos desencuentros que PP y Vox se distancian? Nada de eso. El pasado jueves, sin ir más lejos, llegaron a un acuerdo para gobernar conjuntamente en Aragón.

Vox encaja en el análisis de Feijóo

Alberto Núñez Feijóo, después de dos semanas de silencio vacacional, habló ayer durante la celebración de la Fiesta del Albariño en Cambados (Pontevedra) e hizo un peculiar análisis de la situación política actual. El líder popular habló de tres posibles escenarios. El primero de ellos es «el bloqueo y una nueva repetición electoral, como ocurrió con el señor Sánchez en 2015 y en 2016». La declaración omite un matiz importante: Sánchez no bloqueó la investidura en 2016 sino que dimitió de su cargo como secretario general del PSOE y después su partido decidió abstenerse para hacer presidente a Rajoy. No hubo, pues, repetición electoral en 2016. Otro error de Feijóo en una larga carrera jalonada equivocaciones, tergiversaciones y mentiras.

«El segundo escenario –continuó el líder conservador– es una investidura del señor Sánchez a cambio de debilitar el Estado, de disminuir los intereses generales y de quebrar el principio de igualdad de los ciudadanos». Esta afirmación es, en realidad, una opinión personal de Feijóo: de acuerdo con la Constitución, el Estado español está compuesto, también, por sus organismos autonómicos y lo que el PSOE está sopesando es modificar ciertas estructuras territoriales a petición de sus potenciales socios de investidura.

«Y el tercer escenario –finalizó Feijóo– es un acuerdo amplio y constitucional». En esta amplitud y esta constitucionalidad el líder del PP incluye a Vox, un partido contrario a las políticas de igualdad de género, las políticas contra la violencia machista, los derechos LGTBI, la libre expresión artística, la memoria democrática y el Estado de las Autonomías, entre otros asuntos.

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