Cultura

Ana Belén y el olvido imposible

El Ayuntamiento de Jaén retira una obra de teatro sin ninguna significación política. Al parecer, la única razón para la cancelación son las opiniones progresistas de su actriz principal.

Ana Belén y José Luis Gómez en ‘Romeo y Julieta despiertan...’. JAVIER NAVAL / TEATRO ESPAÑOL

«Hemos olvidado la guerra (…), pero no hemos olvidado ni olvidaremos nunca la victoria». Estas palabras de Torcuato Fernández Miranda marcaron la senda de nuestra transición a la democracia. Era una declaración de propiedad del país. Y, además, era mentira que olvidaran la guerra. Nunca la olvidaron. De hecho, la reeditan cada día, en cada uno de los miles de ayuntamientos de España, por las cuestiones más peregrinas: el mantenimiento de una acera, la poda de los árboles de una plaza o una inocente obra de teatro. Cualquiera de estas actividades, si hay alguien de izquierdas trabajando a favor, basta para que la derecha se posicione en contra y se levante en armas (metafóricas, de momento). Su última víctima ha sido Ana Belén, que ha visto cómo Jaén desprogramaba su obra de teatro Romeo y Julieta despiertan… La pieza es una comedia sobre el amor en la edad madura sin ninguna significación política. ¿Por qué la retiraban entonces? Pues precisamente porque la derecha no olvida.

Ana Belén fue una de las artistas que más activamente se posicionó a favor del PCE en los años de la Transición. Participó en mitines, recitales y anuncios electorales. Incluso prestó su voz a la banda sonora de Dolores, el documental de José Luis García Sánchez sobre Pasionaria. Luego, como pasó con tanta gente de la cultura, moderó sus posiciones políticas y estuvo más vinculada a la socialdemocracia que representaba el PSOE. Formó parte, junto a Víctor Manuel, Almodóvar, Serrat o Sabina, de aquel grupo bautizado despectivamente como «los de la ceja», que apoyó a Zapatero en las elecciones generales de 2008. Podría decirse que, ya entonces, la propia Ana Belén había olvidado su pasado comunista. Pero hay quienes nunca lo hicieron. No olvidaron ni la guerra ni la victoria ni aquellas estrofas que decían: «Sí, veremos a Dolores caminar, las calles de Madrid». La derecha nunca olvida.

Desde el Ayuntamiento de Jaén, en manos de PP y Jaén Merece Más, justifican la retirada de la obra de teatro de Ana Belén diciendo que no había ninguna contratación cerrada oficialmente por la anterior corporación. En esa misma situación hay, al menos, otros dos espectáculos que sí se llevarán a cabo: los conciertos de Raphael y de Pablo López. El cantante favorito de Carmen Polo podrá seguir desarrollando su profesión con normalidad en Jaén. La mujer que una vez cantó a Dolores Ibárruri, no.

Romeo y Julieta despiertan… es un texto del austriaco Eberhard Petschinka que imagina que los jóvenes amantes creados por Shakespeare despiertan de un largo sueño convertidos en ancianos. La comicidad de la pieza reside en que Julieta, a pesar de tener casi 70 años, actúa exactamente igual que en el momento de su muerte, cuando era una adolescente. Por su parte, Romeo (interpretado por José Luis Gómez, todo un mito del teatro), tiene demencia senil y no recuerda nada, pero seguirá al lado de ella, buscando su identidad y las raíces de su amor perdido. A priori no hay nada en la historia de estos amantes de Verona redivivos que pudiera molestar a los nostálgicos del franquismo. Nada más allá de las opiniones personales de su protagonista.

Ana Belén siempre estuvo ahí

«He firmado todos los manifiestos en favor de la cultura, en contra de la censura», ha explicado Ana Belén a El País. «He hecho todos mis deberes», añadía la actriz, que efectivamente siempre ha dado un paso al frente cuando ha visto amenazada la libertad artística.

La acumulación de cancelaciones de espectáculos culturales puede parecer un hecho reciente y podría culparse de ella a la tóxica influencia de Vox. Pero no es exactamente así. El año pasado el PP de Madrid ya retiró la obra de Paco Bezerra Muero porque no muero (La vida doble de Teresa) de los Teatros del Canal. Marta Rivera de la Cruz era (y aún es) la consejera de Cultura del gobierno de Isabel Díaz Ayuso; además, va como número 2 en la lista de Madrid en las elecciones del próximo domingo, sólo por detrás de Feijóo. Cuando se confirmó la cancelación de la obra de Bezerra se organizó una lectura dramatizada en la Sala Berlanga, de la SGAE. Entre las actrices que interpretaron a Santa Teresa esa noche estaba Ana Belén. «He firmado todos los manifiestos y no fui al Círculo de Bellas Artes porque estaba fuera», se reafirma la artista. Y la derecha, recuerden, no olvida.

Hay un hecho lamentable (con apéndice teatral incluido) que sirve para hacer un paralelismo con la España de hoy. En 1986, el austriaco Kurt Waldheim, exsecretario general de la ONU, se postulaba a la presidencia de su país. Antes de los comicios salió a la luz una información que lo colocaba en una posición muy difícil: se descubrió que había estado afiliado al Partido Nazi, que antes de la Segunda Guerra Mundial había participado en un grupo paramilitar y que durante la contienda actuó como oficial coordinador en Salónica (Grecia), donde se aniquiló a la comunidad judía y se certificaron múltiples crímenes de guerra. Waldheim, que anteriormente ya había perdido unas elecciones, las ganó esta vez.

La respuesta del escritor Thomas Bernhard a aquella indecencia fue Heldenplatz (‘Plaza de los Héroes’), una obra teatral que retrataba Austria como un país enfermo. Uno de sus personajes afirma que no podía imaginarse que «los austriacos, después de la guerra, pudieran ser más odiosos y aún más antisemitas que antes de la guerra». Bernhard metió el dedo en la llaga y provocó un escándalo monumental.

La política en España se ha vuelto tan loca que no sería extraño no sólo que ganara las elecciones un partido que censura obras de teatro sino que llegara al poder otro, peor si cabe, que en un momento de euforia pudiera llegar a celebrar el asesinato en Granada de nuestro dramaturgo más célebre. Como se vio en Austria, cosas así pueden pasar.

«Sea por lo que sea –dice Ana Belén sobre la cancelación de su obra–, sólo puedo decir esto: qué mala es la censura y qué malo es el retroceso. Lo que hay que hacer es votar y tener muy claro lo que se vota».

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Comentarios
  1. Hay que votar por la democracia, nos va en ello también los derechos sociales que hemos luchado todos,no se puede permitir que vuelva el fascismo.

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