Medio ambiente
Un desastre previsible: la circunvalación y el colegio inundados en Zaragoza están sobre el cauce de un barranco
Tras las inundaciones en Zaragoza, desde el Colegio de Geógrafos aseguran que fue un error construir ahí y los vecinos recuerdan que ya avisaron a la Administración del riesgo que se corría. Recogemos algunas de sus propuestas.
Les llamaron “extremistas e inconformistas”. Despectivamente, les espetaron que eran de esos “ecologistas que no se conforman con nada”. Chema Gregorio, un histórico del movimiento vecinal de Torrero –el barrio (viejo) anejo a la zona que se inundó la pasada semana en Zaragoza–, recuerda que sus alertas fueron obviadas. Más de dos décadas después, y nada orgullosos de tener razón, les toca decir aquello de: “Os lo dijimos”.
Las imágenes vividas en la capital aragonesa, con coches manejados por el agua como marionetas y personas tratando de salvar la corriente encima del capó, son inéditas, pero no imprevisibles. Todo lo contrario. Fueron muchos los que, en su momento, advirtieron del riesgo que se corría.
Una variante construida sobre el cauce de un barranco
La circunvalación que se inundó es el Tercer Cinturón (Z30) y fue inaugurada el 12 de septiembre de 2002, tras años de planificación, ejecución, parones y protestas. A un lado se encuentra el mencionado barrio de Torrero, y al otro, con posterioridad a la variante, se erigió el de Parque Venecia.
Tanto la carretera como parte de las instalaciones afectadas por la riada están en el lecho del cauce del Barranco de la Muerte (que recibe este nombre por un acontecimiento bélico que se remonta al siglo XII).
Es algo sabido. Como también lo era el peligro que comportaba. Gregorio comenta que desde finales de los años 80, cuando ya se dibujaba el trazado, trataron de evitarlo. Y no sólo por la amenaza, sino también porque afectaba al Pinar, que era la zona de esparcimiento y recreo de los vecinos, explicaba en AraInfo.
En conversación con La Marea, Gregorio recuerda que hubo “manifestaciones, reuniones con políticos, asambleas y viajes a Madrid para ir al Ministerio de Obras Públicas y Urbanismo (MOPU)”.
Finalmente, pudieron más otros intereses y, como afirma Rafael Martínez, presidente del Colegio de Geógrafos de Aragón, “fue un error construir ahí”. Un barranco en su estado natural no lleva flujo de agua, pero un episodio de lluvia extrema (como el del jueves pasado, cuando cayeron más de 50 litros por metro cuadrado en menos de una hora), “provocó un crecimiento súbito de las aguas, comúnmente conocido como flash flood (inundación relámpago), que comporta esto: un movimiento exacerbado de todo lo que hay en el lecho de ese curso”, añade.
El divulgador ambiental y miembro de Ecologistas en Acción Paco Iturbe coincide en el análisis: “Lo que se ha visto es un barranco en su máximo esplendor, el agua ha ido por donde ha ido siempre”. Por eso, subraya, la Z30 lleva en el lateral “un pequeño canal, un desagüe que recoge el agua, pero en una tormenta como esta no fue suficiente”.
Rozando la tragedia
No es la primera vez que se produce una riada de este tipo, aunque sí ha sido la más virulenta. Hace 50 y 20 años, con la zona mucho menos urbanizada, el barranco ya alertó de su fuerza. Tanto Martínez como Iturbe lo comparan con lo sucedido en la tragedia del camping Las Nieves en Biescas (Huesca), que dejó 87 muertos y más de 180 heridos.
Esta vez sólo se ha rozado la desgracia, pero ha de ser un aviso para navegantes. “Hay que vigilar la ordenación del territorio y la planificación urbana. Los agentes políticos, que toman decisiones, deben revisar los usos del suelo y comprobar si puede haber un riesgo evidente hacia las personas o los bienes, como ocurre en este caso”, afirma Martínez.
Dentro de la gravedad de lo sucedido, comenta Iturbe, “no ha habido que lamentar grandes desgracias, porque ahí se puso una carretera. El agua busca su sitio. Puede que nosotros no, pero el agua tiene memoria”.
En este sentido, Martínez recuerda que este tipo de catástrofes serán cada vez más frecuentes debido al cambio climático. «Ya estamos conviviendo con él y se van a producir eventos de carácter extremo de forma más regular: lluvias, sequías, y todo tipo de fenómenos meteorológicos, sobre todo en latitudes medias”, argumenta.
Iturbe se refiere a la emergencia climática para hacer hincapié en que ésta puede cambiar los periodos de retorno: “Situaciones que antes pasaban cada 10 o 15 años, ahora pueden acaecer cada dos o tres. Habrá que tenerlas mucho más en cuenta. El cambio climático agrava las malas decisiones. Las deja en evidencia”.
¿Y ahora qué?
Teniendo en cuenta que un evento de este tipo se repetirá y, probablemente, no habrá que esperar otros 20 años para que suceda, la pregunta es: ¿qué se puede hacer? Martínez afirma sin ambages que las instalaciones allí situadas (tanto el colegio como las de tipo comercial) se deben retirar. “No valen medidas compensatorias para modificar el curso del barranco. La naturaleza va a ocupar lo que es suyo”, asegura.
También aconseja que se activen los sistemas de alerta para que se pueda cerrar el Tercer Cinturón si es preciso. Con esta medida, el tanque de tormentas y limpiando el curso del barranco “debería ser suficiente”, sostiene.
Iturbe comparte la propuesta de cerrar la circunvalación cuando vengan tormentas excepcionales. “Sabiendo las cosas y adaptándose, se puede solventar y convivir con esto”, estima este divulgador ambiental. Y pone el ejemplo de otro barrio de Zaragoza, el Actur: “Está en una zona inundable con un periodo de retorno de 100 años. En 1961 fue la última vez que se inundó, y aún no se había construido nada. En 2050 o 2060 se va a volver a inundar, pero si se avisa y la gente está preparada, no tiene por qué pasar nada”.
Cambiar el colegio y el supermercado de sitio
Tras lo sucedido, se han puesto en guardia los vecinos de Parque Venecia, que ponen el foco en el Colegio María Zambrano, que fue arrasado por el agua apenas un año después de su inauguración. Se encuentra, detalla Martínez, “justo en el brazo geomorfológico, en el giro que hace de forma natural el barranco”. En el momento de las inundaciones estaba vacío, pero si hubiera habido niños y niñas dentro, la fatalidad podría haber sido mayúscula.
Los padres y las madres de dicho centro se reunieron este miércoles, 12 de julio, con la alcaldesa de Zaragoza, Natalia Chueca. El próximo lunes lo harán con el consejero de Educación en funciones del Gobierno de Aragón, Felipe Faci.
La presidenta de la AMPA, Noemí Corbatón, recuerda que en febrero de 2018, cuando les dijeron que se iba a constituir jurídicamente el centro, la ubicación ya estaba decidida, y no tuvieron oportunidad de opinar.
Ahora tienen claro que hay que cambiarlo de lugar. No obstante, señala, “a las familias les trasladamos calma, que dejemos trabajar a las administraciones, que han respondido de forma impecable”.
Asumen que será imposible tener construido un nuevo centro para el inicio del próximo curso (en septiembre) y quieren escuchar las alternativas que les plantean. Si se decide que regresen al María Zambrano, enfatiza, “tendrá que ser con garantías. Tanto el Ayuntamiento de Zaragoza como el Gobierno de Aragón deben acometer trabajos para garantizar que si se repite la situación no ocurrirá lo mismo. Que modifiquen los planes de evacuación y de emergencia y que se realicen actuaciones que nos permitan estar allí de forma segura”.
En cualquier caso, deja muy claro que esto sólo sería una solución temporal, y que lo que quieren es que el colegio cambie de ubicación.
En el penoso y agonizante reino de SSSSSSSSSSSSPAÑISTAN sigue valiendo todo ; y además con el aplauso y » bendición » del voto ignorante.
Salud.