Cultura
“El cine debe ser visto como una inversión en la cultura del país”
Pablo Lago Dantas presenta ‘O auto das ánimas’, su ópera prima, un viaje de reconciliación con sus orígenes rurales. El director gallego apuesta por la deconstrucción social e íntima y por las nuevas masculinidades.
O auto das ánimas es el debut del experimentado director de fotografía Pablo Lago Dantas. Su primer largometraje tuvo su première mundial en Nyon, en el pasado festival Visions du Réel. Él nos habla desde California, su nuevo hogar tras haber vivido en Barcelona, Londres y otros muchos lugares. Después de tanta mudanza, su película es, precisamente, un regreso a su pueblo natal, en Galicia. El realizador nos cuenta que su “familia vive apegada a las tradiciones y creencias de su tierra”. Tras 20 años viviendo en el extranjero, regresa a la casa de su abuela para la temporada tradicional de aguardenteiros, artífices del proverbial licor gallego, y su película se convierte en un retrato melancólico, reflexivo y tierno de su familia y de las gentes de su pueblo. En ese retorno a los orígenes, los fantasmas del pasado se entremezclan con el paisaje verde y gris de Galicia. En la película, Lago presenta su tierra con una puesta escena y una fotografía que hechizan al público.
Su película me ha trasladado directamente, desde los primeros minutos, al norte de España. Esa lluvia, esos cielos nublados, ese verde intenso… ¿En qué ha basado el trabajo de fotografía?
Para mí había una asimilación entre el paisaje y la memoria. Es esa imagen blanca que intentas alargar pero que al final se escapa. La idea de la película es una aventura interna, un viaje interior que va atravesando capas. Quería trasladar esta idea al propio largometraje, a su estructura narrativa y a su estética. Se trata de un traspaso, de llevar al espectador al mundo en el que vive mi abuela. Es un lugar como congelado en el tiempo, donde lo real se mezcla con la memoria.
¿Cómo alguien que procede de un lugar que parece detenido en el tiempo, decide salir y recorrer tanto mundo? Porque usted ha vivido en muchas partes de España y de Europa. Y ahora está en Estados Unidos.
Esta sociedad que reflejo es una sociedad muy estructurada y hay una presión bastante fuerte para mantenerla. De alguna manera, me sentía atrapado y no veía posibilidades para desarrollarme. Allí todo el mundo tiene una vida relativamente parecida, en cuanto a tener trabajo, una casa, una familia, hacer su propio vino… Esa identidad te arrastra, esa cosa de lo rural gallego. Desde pequeño yo me preguntaba acerca de otras cosas, y eso me hizo decidir salir. Tenía claro que, en cuanto pudiese, me iría a ver cómo era el mundo de fuera. Creo que nací con ese espíritu aventurero y de descubrir.
¿Y, dentro de este mundo, cómo le atrapó el cine?
Con 20 años empecé a estudiar fotografía fija, sin tener muy claro para qué, pero me llamaba la atención. Era algo que me gustaba, y después fue abriéndose paso la parte instintiva. Cada vez iba metiéndome más y empecé a interesarme por el arte y la imagen en movimiento. Luego en Audiovisuales, me introduje ya en el cine, descubriendo el neorrealismo italiano y las vanguardias cinematográficas. Eso me cautivó y me enganché a este cine. Me di cuenta de que era mi vocación.
Con O auto das ánimas regresa a sus orígenes y a los de su familia. ¿En qué momento su cabeza hizo clic y decide hacer este viaje vital y plasmarlo en una película?
Yo creo que se fue gestando poco a poco. La propia historia la llevaba dentro, desde que me fui. Es verdad que a la edad de 18 años, con un espíritu más rebelde, lo que buscaba era apartarme de toda influencia para empezar de cero. «Matar a tus padres», como dice Nietzsche. Era como buscar quién soy desde la nada. Esto me llevó a alejarme, pero al entrar en una edad más adulta, cada vez que visitaba la familia iba cambiando mi mirada. El hecho de que mi abuela se hiciera mayor también hizo que me acercara más. Antes era una mujer activa y fuerte, y al ver que ya no, eso me hizo pensar mucho en la muerte y en lo que significa. Todo esto estaba vinculado a lo que simboliza el mundo de los aguardenteiros, el mundo de la tradición, el arraigo a la tierra y a los viñales que tienen todos los vecinos. Mi generación ya no hace esto, así que empiezas a proyectar el futuro sin estas tradiciones. Me imagino este lugar dentro de 20 años y será completamente diferente. Todo esto me empujó a hacer este viaje, que muestra este conflicto interno que quería explorar, atreverme a enfrentarlo, mirarlo a la cara. Tenía una historia que contar y el cine es mi herramienta natural para hacerlo.
Al final, ¿la película le ayudó a reconciliarse con este conflicto interno?
Sí, fue como una terapia y una cura. He dado algunos pasos, aunque el conflicto sigue estando ahí. Al adentrarme en él, me siento más unido a mi familia. Durante el tiempo que pasé con mi abuela, intentamos entendernos, y aunque veamos el mundo de forma diferente nos aceptamos porque nos queremos. Descubrí que las cosas más esenciales del ser humano se repiten, aunque sea con formas diferentes. Los símbolos de la vida se mantienen y eso me hace sentirme más unido a ellos.
¿Su familia y su pueblo han podido ver la película?
No, no la han visto. Quiero esperar a que la vean en el cine y se estrene en Galicia. Espero que sea pronto. Esta es, creo, la parte más importante tras acabar la película. Quiero saber cómo la recibe mi familia, mi abuela, mi pueblo.
Su película ha pasado con éxito por varios festivales internacionales, pero ¿cuándo la podremos ver en salas?
Aún estamos en festivales y durante un año tendrá este recorrido, mientras cerramos y logramos estrenarla en salas.
Regresando al contenido de la película, me ha impresionado mucho la imagen de la Galicia rural y tradicional, en el sentido más profundo de la palabra. ¿Cómo gestiona usted esa doble identidad entre lo tradicional y lo más cosmopolita de la España actual?
Creo que este conflicto interno del que hablaba forma parte de mi identidad, una identidad más escéptica, más orientada hacia la exploración y lo cosmopolita, e incluso hacia lo individualista. Sin embargo, trato de equilibrarla con esos valores que están arraigados en la tierra en la que nacía. He vivido en varias ciudades, me he desplazado continuamente, y muchas veces he echado de menos esas comidas familiares y esos momentos de convivencia con los vecinos durante las celebraciones. Claro, a partir de ahí surgen mis preguntas más existenciales: ¿dónde está mi hogar? ¿Algún día tendré un hogar? Y creo que mi hogar siempre estará allí, aunque no viva allí. De momento, he podido construir algo parecido en otro sitio. Todo esto tiene que ver con la identidad y los valores con los que crecí.
En este mundo frenético y cada vez más uniforme, ¿cree que esas tradiciones se están perdiendo? ¿Se sigue haciendo el aguardiente con estos rituales?
El aguardiente se sigue haciendo. Es cierto que antes se hacía de forma más itinerante y había más personas con este oficio. Había movilidad; unas semanas en casa de unos y luego se trasladaba a casa de otros. Tras la entrada en la UE, debe hacerse de forma fija en un sitio. Es evidente que llegará un momento en el que desaparecerá como tradición familiar o local. Posiblemente Manuel sea uno de los últimos aguardenteiros. Supongo que se mantendrá puntualmente o como reliquia, pero no de una forma generalizada como antes.
De ahí la importancia de películas como O auto das ánimas, que recogen ese oficio y lo mantienen al menos en la memoria visual, ¿no? Y eso entronca con el tema de la vida, la muerte y el tiempo.
Sí, el tiempo. Al final mueren unas cosas para que nazcan otras. En este caso no es la España vaciada, porque mi pueblo no se vaciará sino que cambiará, se transformará. Estas tradiciones desaparecerán y llegarán otras formas de habitar el espacio. Esto es muerte, tiempo… Acaban unos ciclos y empiezan otros.
¿Fue difícil sacar adelante una película como ésta y en gallego?
Sí, muy complicado a nivel de financiación, por esas características y por ser una ópera prima. Pero incluso con un presupuesto reducido se ha podido sacar un buen resultado, el mejor posible dadas las circunstancias. Eso sí, le dedicamos muchísimo tiempo. Es una pena, porque hay una gran precariedad en el sector y conviene visibilizarlo. Hay películas con muy poco presupuesto que luego están en festivales internacionales por su calidad. Esto da prestigio al país, por eso no debe ser considerado «un gasto» sino una inversión en la cultura. Al final, cunado hay tan poco dinero, el proyecto tendrá necesariamente un recorrido complicado. Hay una distribución y una redistribución muy poco equilibradas. Una televisión pública se deja millonadas en un Mundial de fútbol o pone películas de grandes sagas, pero luego limita mucho la inversión en películas propias. Con una parte de esta inversión, se pueden hacer muchas buenas películas que aporten a la cultura del país. Parece que se invierte más en el ocio que en la cultura, cuando debería haber más equilibrio.
Lago quiso resaltar, al final de la entrevista, el papel de la voz de la gente mayor, como su abuela, de la que debemos aprender como sociedad y a la que le debemos muchas de las cosas que hoy disfrutamos. El director cree firmemente en la importancia de darle voz a este colectivo, que pocas veces aparece y no tiene altavoz, y eso es lo que hace en su película. También habla de la importancia de la comunicación y de cómo a muchas familias les resulta difícil lograr fluidez en este aspecto. Lago explica cómo la película le ayudó a acabar con este tabú y cómo las nuevas generaciones pueden tener más herramientas para gestionarlo. Insiste en la importancia del vínculo con las mujeres de su familia y en la dificultad que sigue habiendo con los hombres; ahí hay un tema muy importante en el que trabajar y avanzar socialmente: el de las nuevas masculinidades.
‘O auto das ánimas’ se estrenó en el prestigioso festival Visions du Réel, en Suiza. Además, fue el proyecto ganador del Mentoring Projects en el festival L’Alternativa 2019, premio Primer Test en el REC Film Festival 2020 de Tarragona y premio a mejor largometraje en el WIP del Festival de Málaga 2020. Asimismo, fue seleccionado en el WIP del Festival Internacional de Cine de Tesalónica, en el WIP (Push-Play) del Festival Internacional de Cine de Gijón 2020 y en la Incubadora del Dok 2021.