Política
“No me doy por aludida”
Ayuso acudió ‘obligada’ al debate de Telemadrid, el único en el que participará en esta campaña. Leyó muchos folios y, salvo enfados puntuales, ignoró las interpelaciones del resto de candidatas.
Ayuso fue al debate de anoche en Telemadrid, pero como si no. Mientras tanto, el resto de candidatos a la presidencia de la Comunidad de Madrid se dirigía a ella esgrimiendo cifras negativas y criticando sus acciones de gobierno. Pero ella no estaba por la labor de contestar. Y la estrategia le salió bien. Probablemente no perdió un solo voto tras su comparecencia (por llamarlo de alguna manera) en un debate a cinco bandas que se centró fundamentalmente en los problemas territoriales, cuando ella lo había planteado como una impugnación del sanchismo. Le dio igual.
Que sus rivales hablaran de vivienda, de exclusión social, de transporte, de reindustrialización de la región, de salud mental, de educación, de los vecinos afectados por las obras del metro en San Fernando de Henares… nada de eso hizo que entrara al trapo. Siguió en su mundo, un paraíso de libertad al que acuden todos los seres humanos condenados a la pobreza por las políticas de izquierdas. A tenor de sus palabras, millones de españoles huyen despavoridos de las comunidades donde no gobierna el PP para recalar en la Tierra Prometida: Madrid. ¿Suena disparatado? Pues fue así, tal cual.
Su principal rival en las elecciones, Mónica García, la candidata de Más Madrid, se dirigió varias veces a ella directamente. La respuesta de Ayuso no pudo ser más clara: “No me doy por aludida”. Y difícilmente hay otra frase que pueda expresar mejor su forma de hacer política. Porque es absolutamente cierta: no se da por aludida en nada. Nada de lo que ocurra en Madrid, a pesar de llevar gobernando cuatro años la región, le concierne. Ha hecho de la displicencia su bandera. Y eso a sus fans les encanta.
Es muy difícil atacar esa postura, pero lo cierto es que Mónica García podría haber hecho más. O al menos se esperaba más de ella. La gran revelación de las elecciones de 2021, la mujer que consiguió sorpassar al PSOE, la que ha empuñado con más brío la bandera de la sanidad pública en Madrid, no supo cómo desactivar el pasotismo de Ayuso, que ni siquiera la miraba. “Usted quiere más ultrarricos, nosotras queremos más pediatras”, le decía. Pero los temas que sacaba sólo hacían resoplar a la presidenta, que no quería estar allí, que exhibió claras muestras de fastidio, que estaba desesperada por irse, que no volverá a acudir a ningún debate en esta campaña. Ya ni siquiera hace promesas electorales. No le hacen falta. Va sobrada.
El debate, por tanto, no cambió nada. O casi nada. Sí sirvió, por ejemplo, para dar a conocer al candidato socialista, Juan Lobato, que mostró un perfil propositivo y tranquilo. Quién sabe, quizás haya ganado algún voto en medio de tanta crispación. O quizás no. Quizás esa imagen posibilista y conciliadora sea considerada intrascendente y actúe en su contra. La política vive momentos tan convulsos que es difícil saber cómo puede funcionar en la urnas la candidatura de alguien que utiliza su minuto final para pedir “educación y respeto”. En esta época de trumpismo rampante podría parecer una marcianada.
Aunque para marciana Rocío Monasterio. A su ya habitual catálogo de salidas de tono sumó anoche una performance vergonzosa: sacó un antiguo cartel de Vox en el que culpaba a los menores extranjeros no acompañados de las bajas pensiones que cobran los jubilados. “Me equivoqué cuando dije que cada mena en Madrid nos costaba 4.700 euros al mes. No era verdad. Resulta que nos cuesta 6.400 euros”. El resto de candidatos se llevaba las manos a la cabeza ante el infame y racista teatrillo, y con razón. Cómo sería que hasta Ayuso, abochornada, salió a afearle el gesto. El resto de intervenciones de la candidata ultra se centró en la batalla cultural, atacando las iniciativas para paliar la crisis climática, lo que ella llama “ideología de género” y advirtiendo que se empieza subiendo los impuestos a los ricos y se acaba como en Cuba. “Soy española, pero también soy cubana y sé de lo que hablo”, aseguró. En un giro verdaderamente chiripitifláutico, acusó al gobierno de Sánchez de darse abrazos con Fidel Castro, aunque éste falleciera en 2016, dos años antes de que Sánchez llegara a la Moncloa.
Agresividad innecesaria
Por desgracia, Monasterio no fue la única que montó el show. Alejandra Jacinto, la candidata de Podemos-IU- Alianza Verde, decidió apretar el acelerador a mitad del debate y desabrocharse la chaqueta malva que vestía. Debajo llevaba una camiseta con la cara del hermano de Ayuso y la cifra que le otorgó la presidenta a dedo durante la pandemia: 286.000 euros. ¿Era necesario? Probablemente no. Hasta ese momento había hablado con elocuencia y seguridad. En el bloque dedicado a la vivienda, el tema que mejor conoce, superó a todos sus contrincantes. Mientras la derecha hablaba de la okupación y del miedo de las abuelitas a pasar un fin de semana fuera por si les arrebatan la casa (es literal), Alejandra Jacinto presentó hechos: “Hemos hecho más por la vivienda pública sin estar en el gobierno que ustedes. Hemos recuperado 1.721 viviendas que ustedes vendieron al fondo buitre Goldman Sachs en 2013. Y las hemos recuperado porque los tribunales les han obligado a ustedes a devolverlas al patrimonio público. Usted, Isabel, lleva 0 viviendas públicas en cuatro años y yo llevo ya 1.721”.
Lobato siguió en la misma línea y pidió a Ayuso que no se molestara en prometer más pisos: “En las diferentes campañas en las que ha participado ha prometido 15.000 viviendas. Acaba su mandato y va a entregar cero”. Aunque quizás su momento más brillante fue cuando explicó la causa de la deuda descomunal que acumula la administración popular en Madrid. Esta deuda crece y crece sin parar. En los últimos 10 años se ha duplicado. ¿Es por que han invertido ese dinero en la atención primaria o en mejorar los centros escolares públicos? Pues no. Como explicó Lobato, es porque “cada año han regalado 1.000 millones en rebajas de impuestos al 0,2% de las grandes fortunas”.
Pero todo eso son cifras, y Ayuso no hace política con cifras. La hace, y con gran éxito, con ideología. Siempre puede inventar otras cifras, y a veces lo hace, pero es que ni siquiera lo necesita. No ha sido capaz de aprobar unos presupuestos en tres de sus cuatro años de gobierno, pero no le hace falta. Usa los grandes conceptos y le basta. Ayer afirmó que su partido es el gran defensor “de la libertad y de la vida”. ¿Y quién no? La obviedad, en cualquier caso, le funciona. También dijo representar “la cultura del esfuerzo en contraposición a la cultura de la subvención”, que lleva a las personas (ojo a la referencia hayekiana) a un “camino de servidumbre”. Lo llevaba escrito, claro; apenas hubo interacción con sus rivales. Pero si brilla en algo es en la incorrección, y ésta le sale naturalmente: para destacar la cualidad acogedora de la ciudad de Madrid dijo que allí “no hay charnegos”. Y como colofón, su minuto final fue un monumento a la incoherencia: “Nos hemos cansado de Sánchez, de tanta frivolidad, de él y de sus socios, de escándalos, de superioridad, 1.100 violadores beneficiados, asesinos de ETA que son aliados de Sánchez… Muchos mayores nos dicen, preocupados, que no quieren vivir en un país de enfrentamientos. Por eso yo no llamo a la contra, llamo a favor”.
Las encuestas dicen que va a arrasar.
Me lo temía ; Alfonso y sus colegas son como un «fijo» en la quiniela…
Salud.
Alejandra Jacinto la desmontó y la hizo hacer mucho el ridículo a la señora Ayuso… esa es la sensación general.
Viendo el nivel de los políticos en general, es decir de mediocres pa abajo,que nos puede sorprender? Estos parásitos del sistema , tristes marionetas en mano de la oligarquía, ofrecen su circo precampañero repartiendo crecepelo a borregxs . No votes ,no sirve para otra cosa que reforzar el fascismo de las instituciones herederas del franquismo. No votes Infórmate, organízate, sal a la calle y lucha. La lucha esta detrás de la barricada, en la asamblea de tu barrio, en el piquete de lxs compas de huelga, no está en las urnas. Salud
Yo no vi el debate, pero ya te digo que a Ayuso le importa tan poco la libertad como a los demás les importan la sanidad, la educación o el transporte.
Para nada me extraña la actitud de Ayuso y que le funcione. Es conocedora de la miseria que anida en las redes, de los debates que en ellas triunfan y las tendencias que en ellas se mueven. Negacionismo de los grandes problemas sociales, empezando por el Cambio Climático; planteamientos xenófobos que incluso ruborizarían a los nazis de los años 30, incluso ante catástrofes humanitarias en el Mediterráneo; hostilidad ante las iniciativas colectivas, grupos políticos, sociales; etc etc
Hay gente muy pasada de la cabeza y hasta dudo que tengan corazón. Y eso Ayuso lo sabe, se aprovecha, triunfa
Es muy triste
Nos queda resistir, juntarnos quienes aún somos ajenos a toda esta miseria. Esperar momentos, oportunidades mejores. Mientras, hacer lo que podamos colectivamente
Y esperar que también Gaia, nos eche un cable, qué triste llegar ahí, nos dé un buen susto, nos ponga el colapso de frente, a ver, si al fin, reaccionamos
Siento mi tono sombrío y, también, lleno de rabia
Alfonso : esperamos expectantes tus desvaríos mentales………
Salud.