Alicia Gutiérrez: “Es un error monumental reírse de Ayuso”

Leer el libro que acaba de publicar la periodista Alicia Gutiérrez permite hacerte una idea, basada en hechos, de quién es la presidenta madrileña, por qué triunfa y por qué las encuestas siguen dándole mayoría absoluta. Cada uno puede sacar sus propias conclusiones. Pero leer este libro, Porque me da la gana. Ayuso, la nueva lideresa (Akal), también permite identificar, sobre todo a quien no siga a diario en InfoLibre el trabajo de investigación de su autora, que hacer periodismo riguroso e independiente es una tarea de titanes. 

Referente de la honestidad y maestra de periodistas, Gutiérrez, a quien incluso le cuesta tomarse la licencia de opinar en una entrevista como ésta sobre un personaje que está en la boca de todo el mundo, es un ejemplo de ese periodismo en peligro de extinción.

Y quienes sí están acostumbrados a leer sus exclusivas tienen en este libro, además de un extraordinario artículo periodístico de 236 páginas, la suerte de poder disfrutar de una lectura trufada de pasajes literarios y cinematográficos que denotan la faceta –esta sí– más personal de la periodista. 

Una de las tesis de su libro es que Isabel Díaz Ayuso no es tonta, que no es un títere de nadie. ¿Por qué hay tanta gente, sin embargo, que cree lo contrario, o que, al menos, no es tan lista? 

Una cosa es que efectivamente haya un auténtico gurú en su equipo –de eso no hay duda– y otra cosa es considerar que ella es una lerda, una tonta, una IDA. Hay un concepto filosófico que es la parresia y que se refiere a la cualidad de alguien para hablar de manera audaz, firme, sin miedo. Ayuso ha conseguido proyectar una imagen de ella misma como la política que dice realmente la verdad y lo que piensa. Y eso, en mi opinión, ha sido muy importante, porque lo asocia, además, al concepto libertad, al objetivo libertad. No es casual que en su cuenta de Twitter ponga “libertad y después, todo lo demás”, disocia este concepto de todo lo demás, como si alguien pudiera ser libre estando en la miseria. 

También ha tenido una gran capacidad de fluctuación: desde ser una alumna disciplinada de Esperanza Aguirre a echar a volar por su cuenta. Es alguien que durante muchos años fue amiga, subordinada –en cursiva– de Pablo Casado y que, cuando llegó el momento, dio el machetazo. Es alguien que consigue todo esto, y yo creo que es también culpa de la izquierda no tumbar esa estrategia. La política más españolista del PP es la que, sin embargo, defiende una especie de independentismo tributario para Madrid y no soporta que el Gobierno lleve a otras comunidades organismos institucionales para hacerlas revivir. Ha conseguido proyectar que Madrid es España y que España es Madrid. Es centralista o independentista según le convenga. Y una persona que consigue eso no puede ser tonta. 

En la presentación de su libro en Madrid con Baltasar Garzón hizo mención al machismo del que se había beneficiado. 

Sí, hay un cierto machismo del que se beneficia. ¿Alguien dijo que Aznar era tonto por tener de gurú a Miguel Ángel Rodríguez, el mismo de Díaz Ayuso? ¿Alguien dijo que Aznar era tonto por posar con los pies encima de la mesa al lado de Bush? ¿Alguien dijo que Aznar era tonto cuando se le oía un acento español americanizado? Es un poso machista que se convierte en un bumerán contra quien lo sostiene. Y por eso considero que es un error monumental reírse de esta mujer. Porque reírse de ella lo que consigue es alejar, desviar la atención de lo que hace realmente. Olvidas la tragedia de las residencias, el desastre de la sanidad, etc.

Hay un punto clave que señala también en el libro y que es que Aguirre la incorpora en la lista electoral en 2011. Luego vinieron Ciudadanos y VOX en 2019. Si lo primero no hubiera sucedido, ¿estaríamos hablando ahora mismo de Ayuso? 

Me acuerdo de algo que aprendí con un libro que me regaló un amigo: Fiesta bajo las bombas, de Elías Canetti. El pintor Oskar Kokoschka contaba que si a él no lo hubieran admitido en la escuela de arte de Viena y hubieran admitido a Hitler, que también se había presentado, la historia hubiera sido distinta. Evidentemente, hay una concatenación de casualidades que permite que una trayectoria vital o política evolucione hacia un sitio u otro. Que también ha tenido suerte, por supuesto. Iba en un puesto en una lista con el que, en teoría, no iba a ser diputada.

Y otro de los grandes logros de Ayuso y, a su vez, una de las grandes diferencias con respecto a Aguirre, a quien se la relaciona con la aristocracia, es que Ayuso ha conseguido proyectar de ella misma una imagen de mujer de clase media, cuando en realidad es alguien a quien sus padres le han donado un piso estupendo en el segundo distrito más caro de la capital. Sin embargo, vende el discurso del esfuerzo y de que ha salido adelante solo por su trabajo. Es una experta en oratoria y sabe cómo repetir mensajes cortos que se incrustan en el cerebro del electorado.

En ese aspecto es muy parecido también el discurso de su compañero de partido y presidente andaluz, Juanma Moreno, sobre sus orígenes: se ha hecho a sí mismo, sus padres migraron.. Y ambos hacen políticas similares con respecto a la sanidad, los beneficios fiscales para los más ricos… Siempre que tiene ocasión o le preguntan, Moreno elogia el modelo económico de Ayuso. Pero Moreno tiene un aura moderado. 

Uno de los problemas que ha tenido el PP es que siempre ha sido visto como el partido de los que más tienen. Y ahora quieren borrar eso, que parezca que ellos son hijos de un tendero como Margaret Thatcher o de alguien que tuvo que migrar o de alguien que no hacía más que trabajar. Y eso se consigue con ese mensaje, que el PP no sea únicamente el partido de Los Remedios o de Heliópolis en Sevilla o del barrio de Salamanca en Madrid, sino que es el partido de todos. Y lo consiguen de tal forma que logran camuflar que, al suprimir el impuesto de patrimonio, estás perjudicando a la mayoría de la población. Porque, ¿cómo se paga la sanidad, la educación, los servicios sociales, si no es con impuestos? Pues consiguen que la gente piense que la bajada de impuestos beneficia a todo el mundo. 

Antes hablaba de la responsabilidad de la izquierda. ¿Qué responsabilidad tiene la izquierda en que estos mensajes funcionen, en que estos políticos tengan éxito? 

Por ejemplo, la izquierda más izquierdista es la que más entra en el juego de que ella es tonta y eso provoca, moviliza a quienes no están en esa izquierda más izquierdista. Y en concreto, con respecto a los impuestos, considero que la izquierda no ha explicado de forma suficientemente clara y sostenida su impacto. Recientemente, el Gobierno ha hecho una campaña en ese sentido. Pero a lo mejor la izquierda debería llevar años consiguiendo que la gente conociera, supiera, que la política impositiva es clave para poder hacer política de izquierda, progresista.

Como usted misma recoge en su libro, otra de las suertes de Ayuso está relacionada con el poder judicial y el poder mediático. 

Vivimos en un país en el que un día los expertos tendrán que analizar qué está pasando con la judicatura. Hemos sabido hace unos días de la reunión de fiscales con Feijóo, por ejemplo. Eso es inaudito. Nadie lo toleraría con otro partido. A la derecha se le permite mucho más que a la izquierda. ¿Cuánto tiene que ver determinados miembros del sistema judicial y del sector mediático en su triunfo? Eso es muy difícil medirlo pero cuenta mucho. Que el hijo del juez que instruye la Púnica trabaja como letrado de la Comunidad de Madrid es un hecho. 

Cuenta que el equipo de Ayuso no le concedió una entrevista, pero sí le contestó a una cuestión: negó que fuera falangista. ¿Por qué le importa que esto quede claro?

Le importa porque no es precisamente democrático, pero en este caso yo sí puse mucho énfasis en que me contestara porque lo de que fuese falangista fue algo que únicamente contó Eduardo García Serrano y no hay datos de ello. Por otro lado, una cosa es que Ayuso sepa cómo captar votos de la ultraderecha cuando le interesa y otra es que la gente piense que ella estaba con un grupo artífice del franquismo. 

Hay otra cuestión que destaca en su estrategia política, que es el silencio: no saca pecho de la sanidad, de la educación, deja que hablen. ¿Hasta dónde puede llegar ese desmantelamiento de la sanidad pública en Madrid? ¿Y hasta qué punto cree que esas políticas en la Comunidad de Madrid han contagiado a otros territorios o han contribuido a que el deterioro o la apuesta por la privatización sea mayor en otras comunidades?

La apuesta por la privatización, de la que ella es capitana o adalid, lleva mucho tiempo fraguándose, con los hospitales concertados, los seguros médicos, los hospitales privados… Claro que puede influir. Pero ahí me salgo del periodismo. 

Y en su trayectoria periodística, ¿recuerda algún otro caso de político que haya fulminado a un líder de la manera en que Ayuso fulminó a Casado? 

No hay precedente. ¿Por qué el partido se volcó con ella? Porque darle la razón a él habría supuesto poner en peligro su poder en la Comunidad de Madrid. 

¿Feijóo corre peligro con ella? Porque los hechos han demostrado, hasta el momento, que las mujeres no tienen hueco en el PP para la Presidencia del Gobierno. 

Yo creo que la vida política de Feijóo depende de forma extrema de lo que ocurra el día 28. Si el PP consigue dar un aldabonazo en el conjunto del país, Feijóo estará más seguro; pero si no es así –y además Ayuso consigue mayoría absoluta y logra gobernar sin aliados–, el futuro de Feijóo es bastante oscuro. Cuando ella misma dice que su rival es Pedro Sánchez, se está igualando a un líder nacional. 

¿Y cree que su forma de hacer política funcionaría en otros territorios como Extremadura, por ejemplo?

Partir de la premisa de que la gente de Madrid es engreída y que prefiere políticos que hacen del orgullo madrileño su divisa me parece también un error. Ayuso está muy cerca del populismo. ¿Por qué no iba a triunfar en Extremadura? Otra cosa es que tuviera que utilizar resortes distintos. Moreno lleva en Andalucía un camino importante en ese sentido. El populismo no es solo de derechas.

Periodísticamente, ¿qué le ha aportado este libro?

Me ha aportado adentrarme en lo que conocía en apariencia y ahora conozco de forma más profunda. Para mí, los hechos y los datos son la clave del periodismo; el contexto, por supuesto. Pero a veces nos olvidamos de lo que está ocurriendo –y lo que está ocurriendo contrastable–. Hay demasiada gente que está en la idea que hay que aportar análisis. Yo creo que el análisis viene después de los hechos.