Internacional

El misterioso despido de Tucker Carlson

El famoso presentador de derechas deja Fox News. Entre las posibles causas se encuentran sus opiniones en política exterior, la indemnización millonaria que la cadena debe pagar por desinformar sobre las últimas elecciones presidenciales, y una demanda por discriminación.

Tucker Carlson durante una charla con estudiantes en Florida. GAGE SKIDMORE (CC BY-SA 2.0)

“Cuando la gente honesta dice la verdad, con calma y sin avergonzarse, se vuelve poderosa … [Es] la ley de hierro del universo: las cosas verdaderas prevalecen”. Son las palabras de Tucker Carlson, el popular presentador de la cadena conservadora estadounidense Fox News cuyo despido fue anunciado el pasado 24 de abril en un brevísimo comunicado. Sin mencionar los motivos por los que abandona el programa que lleva su nombre, líder de audiencia en la franja horaria nocturna –a partir de las 20.00 horas–, Carlson arremetía contra todo el entramado mediático del país, supuestamente controlado por la élite política de Washington, demócratas y republicanos a partes iguales, y denunciaba que hay temas “no permitidos” como la guerra, el poder de las corporaciones o los recursos naturales, para después afirmar que existen pocas personas que no mientan, implicando ser él una de ellas. “Mientras que puedas escuchar las palabras [verdaderas], hay esperanza”, concluyó, alimentando la curiosidad sobre su trabajo futuro, del que sólo circulan especulaciones, con un “nos vemos pronto”.

Este alegato, publicado en Twitter, cosechó más de 20 millones de visualizaciones en las primeras 24 horas y conforma una pieza más de un puzle sobre el que se tienen pocos datos fiables. El despido, eufemísticamente definido como “de mutuo acuerdo” por la televisión propiedad del magnate Rupert Murdoch, llega días después de que Fox News alcanzase un acuerdo millonario con Dominion Voter Systems, la empresa encargada de suministrar las máquinas para contar los votos de las últimas elecciones presidenciales. Dominion demandó a la cadena por difamación a raíz de las acusaciones infundadas de fraude electoral que impulsaron a millones de telespectadores a creer que Trump había salido victorioso en los comicios de 2020, y el litigio terminó con una indemnización de más de 787 millones de dólares que deberá pagar Fox News.

Aunque varios analistas destacan que este desembolso estaría detrás de la decisión de librarse de Carlson, lo cierto es que el presentador era un activo innegable: desde que en 2016 fuese contratado para conducir su propio espacio, superaba con creces la media de audiencia de otros medios; según la BBC, atraía un 45% más de anunciantes que el siguiente programa en prime time, a pesar de haber perdido algunos patrocinadores influyentes debido a la desinformación transmitida. Por otra parte, Fox News sufrió una estrepitosa caída en bolsa tras revelar el despido, y ha llegado a perder hasta un 36% de telespectadores a falta de otra estrella que sustituya a Carlson, de manera que se ha cuestionado una explicación exclusivamente basada en la rentabilidad.

Tucker Carlson, un trumpista… ¿presidenciable?

Otras hipótesis apuntan al lenguaje ofensivo utilizado habitualmente por el presentador, descubierto durante el proceso legal con Dominion; a la demanda interpuesta por Abby Grossberg, productora y antigua compañera suya que lo acusa de crear un ambiente laboral degradante para las mujeres y las minorías religiosas; o al fuerte personalismo de quien había desafiado la línea editorial marcada por sus jefes. Es evidente que Carlson, conocido por sus simpatías hacia Trump, ha sido muy crítico con el posicionamiento mayoritario adoptado por el Congreso respecto a la guerra de Ucrania. Además, dio validez al testimonio del periodista Seymour Hersh, según el cual Estados Unidos sería responsable de la voladura de los gasoductos Nord Stream, e incluso sugirió la imposibilidad de que la OTAN permaneciese unida si su país había boicoteado la economía europea. En este punto se hace necesario subrayar los vínculos entre Putin y parte de las derechas estadounidenses y europeas, estudiados por el historiador Timothy Snyder en El camino hacia la no libertad (Galaxia Gutenberg, 2018), así como el enfoque abiertamente antigubernamental de Carlson, quien llegó a pedir a Trump la libertad de Julian Assange, condenado por difundir las violaciones de derechos humanos en Irak y Afganistán a manos del ejército norteamericano.

Con opiniones siempre escoradas a la derecha –siguiendo el enfoque de Fox News–, de tintes racistas y misóginos, experto en sembrar dudas en torno a los últimos comicios presidenciales, Carlson se había convertido también en una voz incómoda alrededor de temas relacionados con la política exterior, y esa retórica aparentemente anti-establishment ha contribuido a labrarle una fama como adalid de la verdad y defensor de la libertad de expresión a ultranza de manera muy parecida a como Trump se proyectó en los medios, contra la élite (a la que pertenecía), salvador dispuesto a “drenar la charca” o el fango institucional. Por esa razón, ya hay quien augura que Carlson podría presentarse a las primarias republicanas, tirando del mismo hilo transgresor de su predecesor y aprovechando su capital televisivo, riqueza y redes de influencia.

Por ahora, el único hecho constatable es su despido en mitad de borrosas circunstancias y, a juzgar por su vídeo y el apoyo masivo suscitado en Twitter, la intención de Carlson de seguir influenciando la opinión pública, de una forma u otra y, lo que es más peligroso, tal vez convertido en mártir.

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Comentarios
  1. Rusia ha desafiado a Estados Unidos a demostrar que no destruyó el oleoducto.
    Un portavoz de la embajada rusa en Estados Unidos dijo: «Calificamos el incidente como un acto de terrorismo internacional que requiere una investigación exhaustiva e independiente».
    La Duma rusa adoptó un borrador de apelación al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas proponiendo una investigación sobre las explosiones.
    El portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, Wang Wenbin, dijo que se necesitaba «una investigación objetiva, imparcial y profesional sobre las explosiones», y que los responsables «deben rendir cuentas».
    El parlamentario alemán de izquierda Sevim Dagdelen dijo que quería «saber qué aprendió el canciller [Olaf] Scholz del presidente estadounidense Biden sobre la destrucción de Nord Stream».
    La miembro irlandesa del Parlamento Europeo, Clare Daley, dijo: «Luego viene Seymour Hersh, el periodista de investigación vivo más aclamado del mundo, que produjo una afirmación detallada de que Estados Unidos y Noruega ejecutaron la explosión de gas Nord Stream.
    «Me parece asombrosa la completa falta de curiosidad entre las élites de la UE sobre quién es responsable de un acto de sabotaje contra la infraestructura de un estado miembro de la UE y los medios de vida de nuestros ciudadanos».
    La cofundadora de Code Pink, Medea Benjamin, tuiteó: «¿No crees que Seymour Hersh está volando el gasoducto Nord Stream? ¡Entonces haz tu propia investigación, una real, y cuéntanos tus resultados!»
    El representante permanente de Rusia ante la ONU, Vasili Nebenzia, dijo:
    “Cuando planteamos la cuestión de una investigación internacional objetiva, las tácticas de los estadounidenses y europeos se redujeron a negar la implicación de Estados Unidos, por un lado, y a impedir una investigación transparente e imparcial del sabotaje, por otro”, afirmó durante una reunión del Consejo de Seguridad citado por RT.
    “Cuantas más pruebas surgían de la implicación de Washington y sus aliados de la OTAN, más insistía Occidente en que no estaba justificada una investigación internacional”, añadió.
    Nord Stream: revelaciones… explosivas (vídeo)
    https://insurgente.org/nord-stream-revelaciones-explosivas/

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