Valencia incumple la obligación de tener una zona de bajas emisiones

Este artículo sobre Valencia forma parte de un dossier más amplio titulado ‘Ciudades inhabitables’ y se publicó originalmente en #LaMarea93. Puedes conseguir la revista aquí.

La primera estación de medición en Valencia se instaló en 1994 en el distrito de L’Eixample. Las tres últimas, en 2021 (en Poblats Marítims, Olivereta y Patraix). Desde 2015, es decir, con Joan Ribó como alcalde de la ciudad, se han colocado cinco medidores. En total hay 11 y dos paneles informativos.

Desde 2016, señalan en el Ayuntamiento, no se han superado ni los valores límite anuales de NO2, PM10 y PM2,5 ni el valor límite horario fijado para el NO2. Únicamente se han producido en algunas estaciones superaciones puntuales para las partículas PM10, pero siempre dentro de las permitidas por la normativa atmosférica.

Por lo tanto, no ha habido que activar ninguno de los dos protocolos (de NO2 y PM10) que Valencia tiene para los episodios de alta contaminación. Como sucede con todas las ciudades, la realidad hubiera sido muy distinta si los límites fueran ya los que Europa fijará a finales de 2023 o los que recomienda la OMS.

En 2021, según la Evolución de la Calidad del Aire en la Comunidad Valenciana, y teniendo en cuenta lo que pedirá Bruselas, se habrían superado en dos de los nueve medidores del NO2, y en todos menos uno con lo aconsejado por la OMS. En el caso de las partículas PM10, los umbrales se hubieran rebasado también en dos de las nueve estaciones, y en seis, al albur de lo que estima conveniente la OMS. Por su parte, con las exigencias de Europa, los límites para las partículas PM2,5 habrían sido superados en cuatro. En siete para la OMS.

El tráfico en Valencia

Valencia no cuenta aún con una zona de bajas emisiones, aunque, aseguran en el Consistorio, se creará próximamente, como obliga el Gobierno desde la aprobación de la ley de cambio climático y transición energética -en mayo de 2021-: «Pero no haremos tanto hincapié en el etiquetaje de la DGT como parece exigirse, ya que no compartimos la idea de que obligar a la gente a comprar un coche nuevo sea la solución para contaminar menos”, aclaran. Durante los últimos años han incidido en la reducción del tráfico. La última medida fue la creación de la primera Área de Prioridad Residencial en Ciutat Vella, restringiendo la circulación a los residentes, transporte público y distribución de mercancías.

No obstante, explican, la gran transformación se produjo antes: “Cuando introdujimos en el núcleo histórico la operatividad de las supermanzanas, evitamos el tráfico de agitación y de paso por el centro histórico al diseñar una circulación en bucles. No prohibía el acceso a ningún foráneo, pero, al impedir que se tomara el centro como un atajo a otros destinos, redujo notablemente la circulación”.

También, subrayan, la peatonalización de plazas céntricas “ha supuesto una transformación radical respecto a la circulación de vehículos a motor por el centro de la ciudad”. También, aseveran, han potenciado el transporte público con la compra de más de 350 autobuses en los últimos años. Actualmente, el 4,5% del total de la flota son eléctricos, el 6,3% a gas, el 37,2% diésel y un 52% híbridos.

Valencia tiene 5,94 millones de metros cuadrados de zonas verdes netamente urbanas. Esta suma incluye 14 grandes parques y jardines urbanos, 289 parques y jardines de barrio, 82 bulevares y paseos ajardinados y 85 zonas verdes asociadas a equipamientos públicos. Respecto a la red de carriles bici, es de 187,4 kilómetros, de los que 64,4 se han construido en los últimos siete años. Destacan las fuentes municipales que lo importante son las cualidades de estos carriles, puesto que, “a diferencia de los anteriores, que se hacían sobre acera, con itinerarios muchas veces rocambolescos e inconexos, los nuevos se han hecho en vías principales, en calzada, segregados y con anchura suficiente”.

Actualización: 24 mayo de 2023, 19h