Cultura

Pedro Almodóvar Caballero: “Me he convertido en mi musa”

Bob Pop charla con Pedro Almodóvar sobre su libro más reciente, ‘El último sueño'. Este es un extracto de la entrevista, que podrás leer en #LaMarea94.

Pedro Almodóvar. Foto: Iglesias Mas.

Pedro Almodóvar me convoca a las cuatro de la tarde de un Viernes Santo para charlar a través de Zoom sobre su libro más reciente, El último sueño. Después de habérmelo leído un par de veces –y de haberlo gozado muchísimo–, me hace ilusión hablar con Almodóvar un Viernes Santo, solo un año después de que él escribiera una deliciosa crónica del tedio durante una tarde de Jueves Santo, una Memoria de un día vacío, que también se incluye en esta colección de relatos. Alimento mi vanidad pensando que he salvado, durante algo más de una hora, a Pedro Almodóvar del aburrimiento de la Semana Santa. Y empezamos a hablar. Y me entrego a escucharle y a dejarme embaucar por sus historias, que él cuenta igual de bien sobre el papel, en una película o en cualquier charla relajada. Esto no es una entrevista. Esto es una muestra más del enorme talento de Pedro Almodóvar para la narración oral. Yo no soy un periodista; yo vuelvo a ser un adolescente embelesado.

La primera pregunta que te quiero hacer es por qué no has firmado este libro como Pedro Almodóvar Caballero. Porque hay un texto que firmas así –El último sueño– y creo que hubiera sido lo justo, no solo porque es una crónica de orfandad que escribes al día siguiente de la muerte de tu madre, sino porque hay mucho de ella en tus relatos. De esa memoria que conservas de tu madre, leyendo en voz alta las cartas a las vecinas del pueblo e inventándose algunos pasajes para felicidad de las oyentes.

Hubiera sido un buen homenaje. Es verdad. Me lo dices tarde porque ya están impresos. Para diferenciarme del Pedro Almodóvar cineasta hubiera sido gracioso.

Como creador tienes ese don, el de inventar a través de palabras de otros. En casi todos los relatos aparece gente que lee o que habla a través de las demás. 

Siempre hay historias dentro de las historias; no es una cuestión que yo haya hecho deliberadamente, ni conscientemente, ni como parte del estilo, sino que mi modo de fabular me lleva siempre ahí. De hecho, mi primer recuerdo como fabulador es muy lorquiano. Yo tendría nueve años en esa época. Mi hermana asistía a clases de corte y confección en el pueblo. Entonces yo iba al cine con mis hermanas, ellas sabían perfectamente lo que veíamos, porque lo veíamos los tres juntos, pero había una cosa que les divertía mucho y era que yo les contara la película después de verla. A veces, en casa, pero muchas veces iba a ver a mi hermana a la clase de costura, que en verano se hacía en un patio. Allí estaba la maestra con un montón de adolescentes enseñándoles a coser y me preguntaban por la última película que hubiera visto. Y yo les contaba la película y me enardecía tanto el hecho de contársela que la iba aumentando y me inventaba una que tenía que ver con la que había visto, pero la mitad era invención mía.

Y ahora, ¿cómo recuerdas esas películas? ¿Cómo las viste o cómo las contaste?

Bueno, en mi cine hay un momento en que ya solo son guiones, guiones que se convierten en películas. Y no cuento nada antes. En otra época, en los 80, sí eran películas que antes de abordar o durante el abordaje del guion yo ya les contaba a los amigos o a la gente que me rodeaba de qué iban, de qué iban a tratar. Yo trabajaba en ese momento en la Telefónica, en el lugar más separado del centro de la ambición administrativa, porque yo allí no quería prosperar. Entonces les pedí a mis superiores que me desterraran a un lugar donde no hubiese gente ambiciosa administrativamente hablando, y me mandaron a un almacén donde el único administrativo era yo y lo demás era personal del almacén, con lo que evidentemente les demostraba que yo no quería llegar a más en la Telefónica. 

Recuerdo contarles las primeras peripecias que se me iban ocurriendo en mis guiones a aquellos mozos de almacén. Ellos eran muy masculinos y muy brutos, en el mejor y en el peor sentido. Pensaban que les estaba gastando una broma y uno de esos días –porque yo escribía durante el trabajo, acababa mi tarea pronto y escribía– se me ocurrió la canción de Te quiero porque eres sucia y se la recité a ellos. No podía imaginar que unos meses después les diría: “Podéis ir al cine Peñalver a ver la película”. Y se quedaron patidifusos cuando vieron que lo que les estaba contando como una futura película era una película de verdad, con muchos defectos, claro, pero de verdad. Pepi, Luci y Bom. No dieron crédito, se quedaron pasmados. 

Hablando de ambición, ¿tú sientes que has vivido una ambición distinta con el cine y con la literatura?

Sí, al principio quería ser escritor. Después el cine es el que me posee y me dedico a ello. Un poco también porque yo era como esas actrices cómicas que admiran muchísimo a las actrices dramáticas porque creen que ellas no están hechas para eso, y las admiran incluso en exceso, porque las cómicas tienen muy fácil hacer drama. Yo me sentía así, con ese complejo de inferioridad con respecto a los escritores y pensaba que no tenía el talento suficiente para convertirme en escritor de verdad. […]

Podrás seguir leyendo la entrevista en #LaMarea94.

Si te gusta este artículo, apóyanos con una donación.

¿Sabes lo que cuesta este artículo?

Publicar esta pieza ha requerido la participación de varias personas. Un artículo es siempre un trabajo de equipo en el que participan periodistas, responsables de edición de texto e imágenes, programación, redes sociales… Según la complejidad del tema, sobre todo si es un reportaje de investigación, el coste será más o menos elevado. La principal fuente de financiación de lamarea.com son las suscripciones. Si crees en el periodismo independiente, colabora.

Comentarios
  1. 14 de abril: del laicismo soñado de 1931, a la laicidad imposible de 2023.
    Por Francisco Delgado – Grupo pensamiento laico.
    ..Hace 92 años, una gran parte de la ciudadanía y de quienes encabezaban la política española que trajo la II República tras las elecciones municipales de abril de 1931, soñaban con un estado laico..
    …En 1931 se pretendía «pasar página» a siglos de un enorme dominio católico de las instituciones y de la vida pública y privada y que más allá de las creencias «impuestas» históricamente a «sangre y fuego» a cada persona a título individual, se pretendía que las instituciones del Estado fueran realmente laicas, poniendo un especial énfasis en la Educación, como un instrumento garante de formar personas libres de todo tipo de ataduras…
    …Ante ello, la corporación católica en pleno (con mayor o menor énfasis), los partidos de la derecha, las cofradías y ciertas asociaciones e incluso ciertos sujetos republicanos montaron en cólera atacando duramente estos postulados laicistas, como base fundamental de la República, que desembocaría en 1933 con el triunfo de las derechas y en 1936 con el golpe de estado nacional católico y fascista.
    …El Estado laico de 1931 fue un bonito y loable sueño que duró muy poco, ya que -incluso- el anticlericalismo mostrado por ciertos grupos contribuyó a que el radicalismo nacional católico atacara con falsedades y dureza los postulados saludables y republicanos en materia de laicidad…
    ….Yo, a estas alturas de 2023, afirmo que estamos, institucional y políticamente, en un Estado confesional católico o pluri-confesional, si nos atenemos a los acuerdos con diversas corporaciones religiosas de 1992 y a los constantes beneficios y privilegios que todas las instituciones otorgan, permanentemente, a diversas corporaciones religiosas cristianas, islámicas, etc. y a la realidad del día a día. Lo que hace que la laicidad institucional sea imposible con los actuales partidos y coaliciones electorales y las que, previsiblemente, se anuncian a futuro.
    …En lo simbólico, hay miles de ejemplos que podría citar de alcaldes y alcaldesas, líderes políticos, ministros y ministras… y un largo etcétera de casi todos los colores políticos, pero -a modo de ejemplo- uno de los penúltimos actos lo ha protagonizado la Ministra de Justicia, Pilar Llop, que a su vez es nada más y nada menos que la Notaria general del Estado (o del reino). Además de las imágenes difundidas con gran alarde de publicidad institucional, desde las redes sociales «oficiales» del gobierno ha difundido diversos mensajes como: «Es un auténtico privilegio haber participado como ministra esta noche en Sevilla en la visita de los Armaos de la Macarena..». o «he participado por vez primera en el desembarco de la legión y la entronización del Cristo de la Buena Muerte…», «ha sido una experiencia emocionante que ensalza la gran labor de la legión española…», «estoy sobrecogida por el fervor y la intensidad de las cofradías y agradecida al alcalde de Málaga (PP) y al subdelegado del Gobierno (Psoe)…», y ésta es una muy pequeñísima muestra simbólica confesional de la realidad…
    …Así está el patio 92 años después de que en España se produjera a lo largo de 1931 y desde el 14 de abril el establecimiento de las bases para construir, por fin, un verdadero Estado laico y una Enseñanza laica.

  2. SEMANA SANTA, que martirio y que gusto por involucionar tiene la gente.

    «La laicidad es la columna vertebral de las democracias. Es el garante de la asepsia ideológica de los Estados, y de la liberación del yugo de las religiones en cuestiones políticas y públicas, lo cual es, quizás, el punto clave de la cuestión. Los países y las sociedades sometidos a la presencia de la religión y sus dogmas impuestos son sociedades atrapadas en el sometimiento a unos esquemas políticos, sociales y morales que son el polo opuesto del humanismo y de los derechos humanos. Las religiones monoteístas demonizan la alegría, la libertad, la búsqueda de la felicidad; nos sumergen a los individuos en el miedo, la culpa, el temor al castigo, y hacen loor continuo a la desgracia y a ese famoso valle de lágrimas que nos hacen creer que es la vida. Un verdadero panegírico del sufrimiento y de la tristeza.
    La ideología y la dogmática religiosas son fundamentalmente reaccionarias y totalitarias, de ahí que la religión siempre se alíe con derechas y extremas derechas, y considere enemigas a cualquier ideología progresista y a cualquier ideario de democracia, humanismo, tolerancia o de respeto a la diversidad y a los derechos humanos. El humanismo, sin duda alguna, es un gran aliado de la felicidad humana, al considerar al hombre con derecho a la autorrealización y a la búsqueda de la plenitud y de la alegría; al contrario del teísmo, que considera al ser humano un esclavo sumiso e inerme de la divinidad, torturado por los sentimientos de pecado y de culpa, y aterrado, consciente o inconscientemente, por el famoso “castigo divino”; aunque, como bien dijo Tólstoi, el infierno no está en ultratumba, está aquí, a nuestro alrededor, creado por los propios hombres.
    (El país más feliz del mundo – Coral Bravo)

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.