Cultura
Lia Kali: “La música arropa, a mí me ha salvado la vida”
A Lia Kali le ha costado llegar a tener su propio disco entre las manos. Por eso no extraña que haya querido llamar al álbum ‘Contra todo pronóstico’. Hablamos con la barcelonesa sobre un debut versátil que ya ha puesto su nombre en boca de muchos.
Lia Kali remarca que la música puede ser un refugio. Una catarsis también. De hecho, ambas cosas, cada una bien diferenciada en cada mitad de su disco, es lo que evocan sus canciones. Contra todo pronóstico (Propaganda Pel Fet, 2023) es una colección ecléctica de temas que van más allá del tradicional toque “urbano” al soul o al rap. Tiene una voz educada en escuelas de jazz, un gusto musical que une con naturalidad a Camarón y Amy Winehouse con Nina Simone, Buenavista Social Club o Lagartija Nick y habla con seguridad de su trabajo.
Pero llegar hasta estos doce temas no ha sido fácil. “Durante la cuarentena decidí tener el control absoluto de lo que quiero hacer y comencé a escribir. Al principio no tenía dinero para hacerlo, estuve en diversos curros y conocí gente que me hizo el favor de dejarme pagar a plazos. Al final he dado con un sello y gente que ha creído en ello y que me ha ayudado a estar más tranquila a nivel económico”, afirma la artista, que se define como “peleona” y asegura haberse llevado muchas negativas en lo musical. “Me he comido mucho el hecho de que nadie apostara por mí. Eso hace que no creas en ti misma. El dolor de que te digan que no vales es lo que hace que luego necesites escribir y cantar”, defiende.
Lo que es seguro es que el disco no le cierra puertas estilísticas, con una primera parte más oscura e introspectiva y una segunda más luminosa y bailable. “Soy muy de extremos. He estado tan tan mal que ahora tiene que ir todo bien. Esas sombras son las que hacen que también haya luz, y siguen estando allí, pero ahora mismo brilla más la luz. La esperanza y el amor propio nacen más en la segunda parte del disco. Hacia el final cambia un poquito la música, hay más electrónica. Pensé mucho el orden de las canciones en cuanto a historia y coherencia con el estilo”, dice sobre un álbum con colaboraciones de Elane y Zatu de SFDK o producciones del compañero de este último, Acción Sánchez, que se une a las habituales en Toni Anzis con la catalana. Un disco que debía cumplir también el requisito de poder tenerlo en las manos, tocarlo. “Quería tener algo físico. Lloré cuando acabé de verlo. Sientes ese orgullo de haberle dedicado tanto tiempo a algo”, afirma.
También se siente así por su padre, Xavi Isern, batería de grupos como The Roosters, que le descubrió, por ejemplo, la música de Kanye West. “Sé que a él le hubiera gustado dedicarse únicamente a esto y sí que hay esa parte de que se sienta orgulloso de que yo pueda llegar a hacerlo. Que mis padres estén contentos le da más sentido a todo. Ellos me han apoyado mucho”, sostiene.
“La música te arropa. A mí me ha salvado la vida. Igual es una forma de buscarle sentido a contar una historia cruda que podría darte pudor de otra manera. Hay cosas que hay que denunciar, es importante compartir la experiencia para que cambie algo”, indica Lia Kali. “Cuando escribo, lo hago por necesidad personal. Pero a la hora de decidir qué entra y qué no, tienes la duda porque son muy personales. No es ‘tuve un desamor’. No, es algo más bestia. Sí que existe esa implicación de contar cosas para que otra gente no las tenga que vivir. De poner ese granito de arena. He intentado escribir en tercera persona pero luego no lo cantaba igual. Esto es muy mío”, cuenta.
Hablamos de un tema del disco, UCA, llamado así en referencia a la Unidad de Crisis de Adolescentes de Sant Boi de Llobregat, en Barcelona. Allí, con 14 años, pasó unos días que describe como una pesadilla.“Estuve muy poco tiempo, menos de una semana, pero es un tema que sigue costando contar. Se dieron cuenta de que yo no tenía que estar ahí. La psiquiatra estaba de vacaciones y a mí me estuvieron medicando sin diagnóstico y a punto de atar. Lo primero que me dijeron fue que había un chaval que no conocí que llevaba una semana atado a la cama, un chico que había venido debajo de un camión. Había otro porque no tenían sitio en el centro de menores de Can Llupià. Era necesario para mí contar esto. Me ha escrito mucha gente que ha trabajado, o trabaja, o que ha estado allí, gente que me ha dicho que no había pensado en el suicidio hasta que no ha pasado por allí. Trabajadores que han dejado esos sitios por el dolor que les suponía ver a los chavales así. Está claro que aquí como se trata la salud mental es callando, durmiendo, maltratando y torturando a esos chavales que lo único que necesitan es un abrazo. Porque además hay contacto cero”, lamenta.
El presente y el futuro próximo, sin embargo, sonríen ahora a la cantante. A las fechas de presentación del disco en Barcelona (5 de abril en Apolo) o Madrid (20 de abril en Independance), se le suman festivales importantes como el Viña Rock, el Cruïlla y el Rototom Sunsplash, además de su primera vez cruzando el charco para actuar en México y Colombia. No fue fácil llegar, pero Lia Kali lo ha hecho para quedarse.