Cultura
La odisea de las pequeñas editoriales para tener un hueco en la Feria del Libro de Madrid
Este año, para poder compartir una caseta, cada editorial debe contar con, al menos, 80 títulos vivos en el catálogo.
“Llaman por lo de Barrett”, se escucha al otro lado del teléfono. Parece que no es la primera vez que alguien llama al Gremio de Libreros de Madrid preguntando “por lo de Barrett”. Esta editorial sevillana anunció el pasado 24 de marzo que no iba a participar en la Feria del Libro de Madrid este año debido al aumento en el número de títulos vivos en catálogo como requisito para poder optar a un stand en el evento, que se celebrará entre el 26 de mayo y el 11 de junio.
El año pasado, Barrett compartió una caseta en la feria con otras dos editoriales “amigas”, Dos Bigotes y Consonni. Para poder hacerlo, debían cumplir con dos requisitos cuantitativos: que cada editorial dispusiera de un mínimo de 25 títulos en el catálogo y que la suma de títulos totales de las tres fuera superior a 199. Barrett, dice, cumplió con esas cifras “por los pelos” y pudo participar en la edición de 2022.
Este año, sin embargo, las condiciones han cambiado y se exige a las editoriales un mínimo de 80 títulos en su catálogo, es decir, un aumento de más de un 300% respecto a la edición pasada. Entre las tres, tendrían que sumar más de 350 libros si quisieran optar a compartir una caseta. Unas cifras que Barrett no cumple y que, explican en un comunicado, consideran que desplaza y quita protagonismo a las editoriales pequeñas “con menos volumen de novedades”.
Un espacio finito en El Retiro
La directora del evento, Eva Orúe, ha explicado a lamarea.com que el criterio fijado ha sido aprobado por unanimidad por la comisión organizadora en la que están representados los libreros, las editoriales y las distribuidoras. Orúe defiende que es el único criterio objetivo que puede fijarse ante uno de los grandes problemas que tiene la Feria del Libro de Madrid: la falta de espacio. “Estamos en El Retiro, que es un parque público e histórico y tenemos unas limitaciones de espacio. Por eso, cada año buscamos fórmulas para intentar que nadie se quede fuera”, explica.
Desde Barrett entienden esta problemática y la “dificultad” que supone organizar este tipo de eventos y contentar a todos los actores implicados. Sin embargo, no comparten el criterio cuantitativo como único elemento para determinar quién se queda fuera de la feria: “Nosotras no tenemos que buscar la solución, porque no somos los organizadores. Sí que nos preguntamos, por ejemplo, por qué el corte no se hace por arriba. Quizá hay editoriales gigantes que tienen un volumen suficiente como para no necesitar estar en la feria. O se debate sobre las casetas de las librerías, o incluso se realiza por sorteo en el que te puede tocar dos años seguidos, pero no un tercero”, proponen desde Barrett.
Víctor Saenz-Díez, de la editorial Pepitas de Calabaza, considera que el requisito de títulos vivos en catálogo es una de las únicas fórmulas objetivas para adjudicar las casetas, si bien critica el salto “exponencial” que se ha dado de un año para otro. Asimismo, comparte con Barrett la necesidad de buscar alternativas que no solo afecten a las pequeñas editoriales sino que se ponga el foco en las grandes: “Si hay un problema de espacio en la Feria del Libro, también habrá que darles un toque a los grandes grupos editoriales que, a través de sus diferentes marcas, acaparan toda una hilera de casetas”, explica. Ante ello, sugiere poner límite al número de stands que pueden ocupar las editoriales de grupos como Planeta o Penguin Random House, el duopolio que copa el mercado editorial español.
Una “zona común” para las pequeñas
Tras rechazar la solicitud de Barrett para la ocupación de un stand compartido en la edición de este año por no cumplir con los requisitos, desde la Feria del Libro se les ofreció ubicarse en un “espacio común” con otras editoriales que tampoco cumplen con las cifras pedidas desde la organización. Este lugar consistiría, ironizan desde Barrett, en “un mostrador corrido donde compartiremos junto a editoriales random y sin ningún tipo de afinidad, organizadas según orden alfabético (un criterio increíblemente deslumbrante)”.
La directora de la Feria del Libro, Eva Orúe, explica que, en la actualidad, hay más de 20 editoriales pequeñas que no cumplen con los requisitos para compartir un stand, aunque asegura que su presencia en la feria “está garantizada”: “Seguimos trabajando en intentar ganar metros en las casetas pero, en el caso de que no sea posible, la organización les pondría una zona común en el centro de la feria, que es un lugar muy concurrido. De esta forma, les garantizamos que tengan un lugar en el que puedan estar, aunque quizá no es donde quieren o donde les gustaría estar”.
A pesar de estos ofrecimientos de última hora, desde Barrett ya han declinado participar este año en el evento “con mucha tristeza” y consideran que estas nuevas propuestas son “parches” que no solucionan el problema de la Feria del Libro de Madrid. Otras editoriales que previamente también habían anunciado que no participarían en el evento, podrían cambiar de opinión tras la última propuesta de la organización, según han explicado a este medio.
Un mercado editorial saturado
Según el último Anuario de Estadísticas Culturales del Ministerio de Cultura, en 2021 se editaron en España 92.700 libros, la mayoría (64.600) fueron en papel. Ese mismo año, 3.164 editores tuvieron actividad, lo que supone una producción media de 29 libros cada uno. Desde Barrett aseguran que una de las principales quejas por parte de las librerías es que “el mercado literario está sobresaturado y que se publican demasiadas novedades”. Ante eso, critican que desde el Gremio de Librerías “se fomenta y se premia” que las editoriales publiquen cada vez más: “¿No es acaso también proteger el medio ambiente y fomentar la sostenibilidad publicar menos títulos?”.
Desde la editorial Consonni, por su parte, también abogan por poner el foco en los grandes grupos: “No debería haber discusión entre las pequeñas y medianas editoriales porque una publique cinco o diez o veinte títulos más que otra cada año. El problema lo generan quienes publican 100 títulos cada mes, que son los grandes grupos editoriales”, aseguran a lamarea.com. Este “problema sistémico”, explican, provoca que sean también estas multinacionales las que copen las informaciones, reseñas y las ferias como consecuencia de su poder de mercado.