Economía

Cooperativas que renacen de las cenizas de empresas en quiebra

Con la reforma de la Ley Concursal, los trabajadores tienen derecho preferente para asumir la unidad productiva, vía cooperativa de trabajo.

Ambulancias Andalucía en Algeciras.

«La empresa de la que proveníamos no funcionaba bien. Empezaron los retrasos en los pagos, estaba perdiendo dinero. Meternos en Cádiz fue la quiebra total, porque allí se paga muy poco y, con la subida de precios, imagina lo que tiene que ser ahora».

Habla Serafín Pérez, el director financiero de Ambulancias Andalucía, una cooperativa que nació en 2014 dedicada, sobre todo, al traslado de pacientes, visitas médicas y de enfermería a domicilio. Están implantados en Sevilla, Málaga, Huelva, Córdoba y el Campo de Gibraltar. «Los antiguos dueños nos ofrecieron asumir la gestión y siete trabajadores elegimos el modelo cooperativista para salvar los empleos», explica. Actualmente son más de 50 socios y socias.

En su caso, la iniciativa partió de los propietarios de la empresa quebrada, pero podría no haber ocurrido. Y esa es una de las novedades importantes que recoge la reforma de la Ley Concursal, en vigor desde finales del pasado septiembre: los trabajadores tienen derecho preferente para asumir la unidad productiva, vía cooperativa de trabajo.

«Tenemos registrados más de 400 casos en los últimos tres años y es el momento de que la gente sea más consciente de esta posibilidad, antes de perder sus empleos y dejar morir una empresa«, explican desde la Confederación Española de Cooperativas de Trabajo Asociado (Coceta). Su presidente, Luis Miguel Jurado, insiste en el fortalecimiento del cooperativismo y la economía social, que considera «menos dependiente de los vaivenes del mercado, democrática y participativa, sostenible, más igualitaria y compatible con la vida personal y familiar».

La nueva legislación permite el uso del 100% del pago único sin necesidad de pasar por el desempleo. Según Coceta, las regiones mediterráneas y Andalucía lideran el número de transformaciones o reconversiones de empresas en crisis o sin sucesión recuperadas por sus trabajadores.

Tras ser despedidas de su empresa, Marie-Laure Mulochot y Laure Dewez crearon una cooperativa con la que continuaron la enseñanza de francés: Institut Verne Coop V. «Somos nosotras dos y una profesora contratada. Lo montamos todo a cien por hora. Es duro, pero tenemos ilusión. Y aunque no tengamos beneficios, pagamos nuestros gastos», resume Mulochot, que trabajó durante 17 años en el Instituto Francés de la capital valenciana.

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