Internacional
Francia se vuelca para frenar la reforma de las pensiones
Los sindicatos, decididos a ‘parar el país’, hacen una demostración de fuerza en la guerra de desgaste planteada desde el gobierno.
La estrategia del “ya se cansarán” no está funcionando en Francia. Los sindicatos siguen en pie de guerra por la reforma de las pensiones anunciada por el gobierno de la macronista Élisabeth Borne. Las movilizaciones, iniciadas el pasado 19 de enero, fueron disminuyendo en intensidad a lo largo de las semanas, tal y como se esperaba en el Elíseo. Pero las organizaciones sindicales han contraatacado con fuerza para revitalizar el movimiento. La de hoy es la sexta jornada de huelga general y está planteada aún con más ambición. El lema es “la France à l’arrêt”: ‘Francia paralizada’.
El aumento de la edad de jubilación, de los 62 a los 64 años, se ha convertido en una tormenta social que no tiene visos de amainar. Todos los sindicatos se han unido en las movilizaciones y todos los sectores han respondido favorablemente. El pasado fin de semana, por ejemplo, algunas centrales de energía redujeron la tensión eléctrica a la mitad. Los transportistas empezaron ayer a bloquear las carreteras. Cerraron escuelas y universidades (un 60% según los sindicatos; en torno a un 30% según el gobierno). El carburante está saliendo de las refinerías con cuentagotas. El tráfico ferroviario y aéreo se ha visto drásticamente afectado (el 80% de los trayectos en tren se han anulado). El metro de París no funciona y los turistas tampoco podrán continuar con su agenda como si nada pasara: el museo de Orsay, el palacio de Versalles y la torre Eiffel han cerrado sus puertas.
Según Philippe Martínez, líder de la CGT, el mayor sindicato de Francia, las movilizaciones han pasado “a otra fase”. El objetivo, como explicaba en France Info, es lograr una perturbación alargada en el tiempo que haga reaccionar al gobierno. Algo que se repita “todos los días”, en la medida de las posibilidades de cada trabajador y trabajadora. Lo llama “movilización prorrogable”. Se trata de que todos hagan “una o dos horas de huelga todos los días” y de que se manifiesten a las puertas de sus centros de trabajo. Su sindicato anunció que ha recaudado 600.000 euros a través de donaciones para alimentar la caja de solidaridad con los huelguistas.
“Lo que estamos viviendo es un pulso entre todo un pueblo y una sola persona: el presidente de la República”, decía esta mañana Jean-Luc Mélenchon, el líder de la Francia Insumisa, durante la manifestación que está teniendo lugar en Marsella. A su juicio, Emmanuel Macron tiene pocas opciones para salir del atolladero: o retirar la reforma, o disolver la Asamblea Nacional y anunciar unas nuevas elecciones legislativas, o preguntar a los franceses mediante un referéndum.
Si las cifras que maneja Laurent Berger, secretario general de la CFDT (el segundo sindicato del país), son fiables, el referéndum al que aludía Mélechon zanjaría la cuestión de las pensiones fácilmente: “Hay un 90% de trabajadores que expresan un desacuerdo con esta reforma. Y uno de cada tres ciudadanos también se opone”. Según Berger, el seguimiento de la huelga es hoy superior “en un 20%” a la del pasado 31 de enero, en la que participaron 1,27 millones de personas según las autoridades (2,5 millones según los sindicatos). Mélechon calificó la jornada como “histórica” por tratarse de “una movilización social que no se veía en Francia desde hace 30 o 40 años”. La protesta, subrayó, es transversal: “Toca todas las regiones, todas las profesiones y todas las generaciones”.
La movilización de los jóvenes en Francia
El partido de Mélechon ha sido especialmente beligerante en la estrategia de sumar a los y las jóvenes a la protesta. Una de sus iniciativas ha creado un gran revuelo en el seno del parlamento. El diputado insumiso Louis Boyard lanzó el pasado domingo un challenge en las redes sociales: invitó a los estudiantes a bloquear la entrada de sus institutos y a subir las fotos a Internet. Los autores de las imágenes “más bellas” serán invitados a visitar la Asamblea Nacional. Los diputados conservadores pusieron el grito en el cielo. “La política no es un challenge de Tik Tok”, protestaba en Twitter la presidenta de la cámara, Yaël Braun-Pivet. “¡Respete su función, respete su institución, respete a los franceses!”, añadía.
Según el sindicato estudiantil FIDL, 400 institutos se sumaron a la protesta con bloqueos o con participación activa en las manifestaciones. Philippe Martinez pidió específicamente a los jóvenes que se manifestaran por “su futuro”. Y ese ha sido también el motivo por el que lo han hecho muchos jubilados: abordados por la prensa durante las marchas, aseguraban que tenían hijos y nietos, y que salían a protestar por ellos.
La reforma de las pensiones ha hecho saltar la chispa de un malestar general que se viene fraguando desde hace décadas. La calidad del empleo ha bajado (en Francia como en todo Occidente), lo que ha hecho replantearse a mucha gente su relación con el trabajo, como contaba Arsenio Cuenca en un reciente artículo. No se trata sólo de alargar la vida laboral dos años más sino de hacerlo en condiciones cada vez más precarias: horarios insostenibles, salarios bajos, depresión, burnout (o ‘síndrome del trabajador quemado’), ausencia de un futuro esperanzador, bullshit jobs (‘trabajos de mierda’)…
La gran pregunta ahora, sobre todo entre los jóvenes, es: ¿para qué trabajamos?
FRANCIA PARALIZADA EN PROTESTA POR EL «PLAN DE JUBILACIONES» DE MACRON
Mientras Francia se ponía «en pie de huelga» en contra de la edad de jubilaciones, en España con un plan gubernamental considerablemente peor, reina la paz y el sosiego.
Si algo está caracterizando las jornadas de huelga general y protestas que se han producido a lo largo de los últimos meses en Francia es que la última convocatoria realizada siempre termina siendo más extensa e intensa que todas las que se habían celebrado con anterioridad.
Las huelgas en los ferrocarriles, del metro, de la educación, de las refinerías y la metalurgia, a las que han terminado agregándose otros numerosos sectores productivos de la economía francesa, ha logrado poner a Francia «patas arriba».
Las movilizaciones y huelgas generales no son sólo para impedir que las jubilaciones pasen de los 62 a los 64 años. Ha sido también, según los convocantes «una protesta en contra de Macrón, de su manera de pensar y de su ideología, que ya no corresponden ni a los deseos de los franceses ni a los tiempos que estamos viviendo «.
Un maestro veinteañero, que participaba en el evento de protesta, precisó aún más, acerca de cuál estaba siendo el sentir de la sociedad francesa:
“La ideología de este sistema nos obliga a trabajar más para que produzcamos y produzcamos cosas y mercancías que no necesitamos. Su ideología está sirviendo de lubricante para incrementar el aumento de las desigualdades sociales, multiplicándolas en todo el mundo. Es la ideología de la privatización y de la competencia. La ideología que te empuja a competir compulsivamente con aquel que tienes a tu lado , que arrastra a la gente a que compita de manera permanente entre ellos mismos, logrando crear una atmósfera social nauseabunda».
Macron sostiene que trabajar dos añitos más es la única fórmula para mantener un «Estado de bienestar», que está dejando de serlo, si alguna vez llegó a serlo realmente.
Pedro Sánchez y su ministro de Trabajo precisamente estos días han permanecido encerrados en Bruselas con representantes de la Gran Banca, tratando de urdir un «plan de pensiones trampa» para intentar cargarlo luego sobre las espaldas de los futuros jubilados españoles.
En este extraño país donde dice estar gobernando la» coalición más progresista de su historia» para aquellos que hayan logrado cotizar durante 37 años y seis meses, la jubilación tendrá lugar a los 65 años. Y para aquellos que no hayan cotizado ese número de años, que son la mayoría, será a los 66 años y cuatro meses.
Pero lo que ahora se están proponiendo nuestros «progres» gubernamentales es que, a partir del presente año 2023 y hasta 2027, la edad legal de jubilación se vaya elevando a razón de 2 meses por año, hasta situarse en 67 años, si bien aquellos que hayan cotizado más de 38 años y 6 meses podrán jubilarse a la edad ordinaria de 65 años.
https://canarias-semanal.org/art/34042/francia-paralizada-en-protesta-por-el-plan-de-jubilaciones-de-macron
Así deberíamos hacer todos los ciudadanos europeos y más los españoles que aceptamos todo sin rechistar. Lo más rancio de la política neoliberal que inunda Europa y que tantos adeptos tiene , auspiciado por el parlamento europeo.
Y a la presidenta de la cámara como a todos los políticos europeos que toman medidas en contra de sus ciudadanos y se dejan » presionar por los lobbys», decirle que quienes nos faltan al respeto, son ellos, ya que toman medidas que nos perjudican a la mayoría de los ciudadanos, olvidándose de que su sueldo , se lo pagamos nosotros y a nosotros, se deben.