Opinión

Antonio Ramos Espejo: “Vine como periodista y me voy como periodista”

El reportero andaluz, director de varios periódicos en su trayectoria profesional y autor de investigaciones como el 'caso Almería', ha muerto este sábado.

Antonio Ramos Espejo fue nombrado Hijo Predilecto de su pueblo, Alhama de Granada. Granada Hoy

Hace unos años, en 2012, Antonio Ramos Espejo fue a la Facultad de Comunicación de Sevilla a recoger una placa. Homenajeado junto a tres profesores jubilados más, acudió a ese templo a hacer lo que ha hecho siempre, dentro y fuera de sus aulas: defender el periodismo. “No podemos ahora, ni como periodistas ni como profesores, mirar hacia otro lado, mirar a las estrellas. Tenemos la obligación de denunciar la situación que desde hace años viene destruyendo, empobreciendo, la profesión periodística y afrontar una mínima autocrítica, si se me permite, sobre la formación de los periodistas”, dijo en un discurso que, por qué no recordarlo, hizo a varios asistentes removerse en sus sillones, poco acostumbrados a oír la palabra autocrítica en casa y tan de cerca.

“He oído en exceso que una Facultad o la Universidad, en general, no está para preparar alumnos, profesionales, para el mercado de trabajo; sino para formarlos como pensadores. ¿Solo para eso? Me pregunto: ¿Cómo y para qué se forman a los futuros médicos, abogados, ingenieros, arquitectos…? Se les prepara para ser médicos, abogados, ingenieros, arquitectos… para que intervengan en hospitales, en los tribunales de justicia… Pero ¿cómo se forma, con qué criterio e intensidad, a un periodista?”, prosiguió.

Con Antonio Ramos Espejo, los alumnos no escribíamos para coger apuntes. Escribíamos para contar una noticia, para denunciar una injusticia en un reportaje, para narrar una vida a través de una entrevista… Para eso escribíamos, para aprender a ser periodistas, no para aprender a ser pensadores. “Me sentí útil y plenamente realizado, como un redactor jefe encargando o haciendo directamente con los alumnos páginas como si fueran a editarse en un periódico… No se trataba de aprobar o suspender, sino de enseñar, formar, para que cuando estos alumnos llegaran a una redacción estuvieran a la altura de las circunstancias”, continuó el reportero Ramos Espejo, director de varios periódicos en su trayectoria profesional y autor de libros tan enormes como Pasaporte andaluz o investigaciones como el caso Almería.

Él fue la primera persona que me habló, en el año 2000, de esa otra historia que no nos contaron de la Transición. Él fue la primera persona que me habló, también por primera vez, de Carmen de Burgos. La primera persona que me habló de tantas cosas que no se enseñaban entonces. Me animó a que hiciera una tesis doctoral sobre las primeras mujeres periodistas, a que se reconocieran. “Me he sentido con los alumnos más que como profesor, como periodista, su futuro compañero de profesión”, añadió en su discurso. 

Una vez escribí un artículo sobre la importancia de dar las gracias. Comencé por la canción que Jorge Drexler le dedica a Joaquín Sabina. «Y hoy que pasaron 22 diciembres ya / de aquella noche loca que selló mi suerte / esta canción, más vale tarde que jamás / la escribo para agradecerte. / Y aunque sé bien que con tu empaque de alatriste / te da pudor la confesión de borrachera / creo que sabes que el regalo que me hiciste / me cambió la vida entera». En mi caso, fue Antonio Ramos Espejo la persona que me cambió la vida entera. 

Porque muchos de esos alumnos, a los que no olvidó citar aquel día en la facultad, fueron sus compañeros de profesión. Y lo fueron, en gran parte, porque él se fijó en ellos, porque nos dio la oportunidad a todos aquellos jóvenes que veníamos del pueblo, en muchos casos la primera generación de universitarios de la familia, dispuestos a comernos el mundo pero sin apellidos ni herencias de las que echar mano, a acceder a aquel mundo maravilloso que fue El Correo de Andalucía. Éramos nosotros: el hijo de Águeda, la hija de Chari, el hijo de María Asunción, la hija de Josefa, la hija de Agustina… Con nuestras ilusiones y nuestras ganas de aprender. Y ahí estaba él, orgulloso de sus alumnos y becarios. De sus compañeros.

Me he rebelado siempre contra la sinrazón, las injusticias… en los más de cuarenta años de profesión en los medios por donde he pasado y, por supuesto, en los años que he pasado en esta facultad. Y detesto, sobre todo, la indefensión en la que se encuentran muchas veces los alumnos por historias”, denunció también. “Siempre en su sitio” –como previamente lo había definido el entonces decano, Antonio Checa Godoy–, Antonio Ramos Espejo fue claro y rotundo, elegante y contundente. Y lo más importante, sincero consigo mismo. Honesto. Huyó siempre de las pompas y los academicismos: “Vine como periodista y me voy como periodista. Porque un periodista nunca se jubila. Un reportero es reportero hasta el final”.

Cuando ya desaparecieron las redacciones, a menudo Raúl y yo quedábamos a desayunar con él junto a su casa. “Bueno, pues vamos a hacerlo”, decía siempre ante cualquier idea, ante cualquier proyecto. Hasta el último momento.

Antonio, gracias.

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Comentarios
  1. La izquierda si tiene quien le escriba: insurgente.org
    La línea ideológica de insurgente.org no gusta y hackean la web.
    En los últimos días, insurgente.org ha sufrido dos ataques que han impedido que pueda verse la web con normalidad. Es obvio, tenemos enemigos y estamos orgullosos de que así sea. Nuestra posición ideológica antifascista, la denuncia permanente del sistema capitalista (lo practique quien lo practique) escuece a muchos sectores y, reconozcámoslo, somos vulnerables, por eso atacan. Si su idea es que desparezcamos o cambiemos y nos hagamos cómplices del sistema, pincharon en hueso. El apoyo de los miles de lectores/as se hace en este momento imprescindible, necesitamos escudos de protección. Pedimos disculpas por esta ausencia en la red que nos ha llevado muchas horas reparar.
    https://insurgente.org/la-linea-ideologica-de-insurgente-org-no-gusta-y-hackean-la-web/

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