Hace ya 20 años, el cine dijo «No a la guerra» en la gala de los Goya. En esta edición, la trigésimo séptima, celebrada el pasado sábado en Sevilla, hubo también referencias a las guerras que siguen y a las que han empezado, pero estuvo marcada muy especialmente por la defensa de la sanidad pública. Comenzó con ello la viuda de Carlos Saura, Eulalia Ramón, en un emotivo discurso de agradecimiento al personal que había atendido al director de cine, Goya de Honor, en sus últimos días. Y siguieron actores y actrices, como la copresentadora, Clara Lago, quien hizo hincapié, además, en la salud mental.
El periodista Jordi Évole, incluso, animó a sumarse a la manifestación prevista este domingo en Madrid. Allí, cientos de miles de personas han vuelto a salir a la calle: 250.000, según la Delegación del Gobierno; un millón, según las organizaciones convocantes. Entre sus asistentes, numerosos rostros de la cultura, como el mismo copresentador de la gala, Antonio De la Torre, Juan Diego Botto, Rozalén, Carlos Bardem, Luis Pastor, Juan Echanove y Alberto San Juan.
«A quien corresponda», había dicho la noche anterior la viuda de Saura. La Comunidad de Madrid, en un tuit desde la cuenta oficial, respondió diciendo que aquel hospital era público de gestión privada. En la manifestación de este domingo –que se suma a las protestas y huelgas que se vienen sucediendo en Madrid–, el foco estuvo puesto una vez más sobre la gestión de la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, cuyo gobierno califica las manifestaciones de «políticas«.
En un acto en Málaga, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, también presente la noche anterior en la gala, contrapuso su modelo al de Ayuso: «Ante el modelo del Partido Popular, que es el que se cure quien pueda, con sus privatizaciones y con sus recortes a la sanidad pública, nosotros defendemos una sanidad pública digna, de calidad, gratuita y universal».
ASI EN MADRID COMO EN ZARAGOZA
PP/Cs./VOX: CRIMINALIZANDO LA POBREZA y volviéndonos a los tiempos de «extraordinaria placidez».
La ordenanza de limpieza del Gobierno de Azcón «criminaliza la pobreza» con multas de hasta 1.500 euros a las personas que buscan en la basura.
Ni les ayudan ni les permiten que se busquen la vida honradamente tan cual sanguinarios dictadores.
El obispado de Barbastro se sale por la tangente de la Ley de Memoria.
Han pasado más de 18 años desde la primera iniciativa para que se retirase la enorme losa en recuerdo de los caídos del bando fascista situada en la Iglesia de San Francisco de Balbastro. Y ahí sigue, a la vista de todos con el mensaje “caídos por Dios y por España”, una gran cruz, y el nombre de José Antonio Primo de Rivera encabezando la lista con letras más grandes. Una herida que perdura en el tiempo y que la iglesia y la derecha, tanto que insisten en olvidar no tienen voluntad de hacerlo, ni de pedir perdón.
Debería saber el Obispado que la pedagogía de la paz es incompatible con la cutre estética urbana de la dictadura, que el turno de los agravios memorialistas y los coletazos del nacionalcatolicismo debe concluir ya, sin plazos, sin subterfugios ni rogativas, como si estuviéramos en el tiempo de la democracia.
Calatayud y el empeño de su alcalde (PP) por mantener un homenaje a Franco (la medalla de oro que la ciudad le concedió con carácter vitalicio).
La posición del alcalde, con el apoyo de Cs y Vox, tiene algo de estrategia de partido en cuanto a la resistencia que están mostrando los principales ayuntamientos aragoneses gobernados por el PP, como el de Zaragoza, a la eliminación de los vestigios del franquismo en los espacios públicos de sus localidades.
Ir a votar representaría defender tu derecho al voto o el derecho de esos violadores a estar en libertad, Misha. Puedes tener la seguridad de que nunca caeré tan bajo.
Alfonso : a ti se te percibe también con gran «preocupación», vaya personaje……….
(y no hace falta que nos digas a quien votas) .
Se les ve igual de preocupados que a los votantes de Vox y el PP por la liberación de violadores. Vaya país…