Sociedad

Paula Calvo: “Cuando comemos carne, la mayoría no se plantea cómo ha vivido ese animal”

Paula Calvo fue la primera doctora en España en antrozoología, el estudio científico de la interacción humano-animal con todo tipo de objetivos

Paula Calvo en una foto cedida.

“Mi refugio siempre fueron los animales. Cuando era pequeña tenía una situación familiar compleja, ya que mi madre y mi padre tenían un trastorno mental. A medida que me fui haciendo mayor me di cuenta de todo lo que me habían ayudado los animales”.

Paula Calvo, bioquímica de formación, dedicó su vida a entender aquello que había marcado su infancia. Primero se centró en los animales, en entender sus conductas. “Pero luego empecé a comprender que muchas veces el problema estaba en las personas”. Así, acabó haciendo un doctorado en el campo de la psiquiatría en la Universitat Autònoma de Barcelona.

Se convirtió en la primera doctora de España en antrozoología, el estudio científico de la interacción humano-animal con todo tipo de objetivos. Hoy, entre otras cosas, colabora desde la ciencia con las entidades que luchan por crear un mundo mejor para los animales y las personas y participa en la Cátedra animales y sociedad de la Universidad Rey Juan Carlos.

¿Cómo influyen los animales en nuestro bienestar?

Varía mucho en función de qué animales estudiemos. Si hablamos de animales de compañía, está comprobada la existencia de beneficios físicos y psicológicos para las personas que conviven o interactúan con ellos. Se sabe que convivir con un perro o con un gato favorece una mejor recuperación tras un accidente cardiovascular o ayuda en el tratamiento de problemas de salud mental.

Los animales domésticos han sido seleccionados para interactuar con los humanos. ¿Qué vínculos podemos llegar a crear con ellos?

Llegamos a construir los mismos vínculos que con cualquier persona de nuestra red próxima. Con los animales de compañía llegan a crearse vínculos paterno-filiales. Llegamos a interactuar con ellos como si fuesen nuestros hijos. No pasa nada porque nos sintamos así, es un mecanismo adaptativo y un vínculo muy positivo para la persona.

La antrozoología estudia precisamente estas relaciones animal-humano.

La antrozoología es una ciencia multidisciplinar que parte de la antropología, la psiquiatría, la medicina, la veterinaria… Su objetivo es acabar comprendiendo por qué el ser humano se relaciona de la forma en que se relaciona con cada una de las especies animales.

¿Por qué tratamos a un perro de una forma y a un animal de ganadería de otra? ¿Cuáles son las aplicaciones de antrozoología?

Si nos seguimos centrando en los animales de compañía, la antrozoología nos permite conocer mejor el vínculo que creamos con ellos para así poder tener una relación sana y responsable. También nos ayuda a entender por qué se abandona o por qué hay crueldad hacia otros animales y cómo ambas cosas repercuten en la sociedad.

A pesar de ese vínculo que se crea con los animales de compañía, cada día se abandonan más de 700 animales en España.

¿Y cuántos niños se abandonan? ¿Cuántos niños se maltratan? ¿Cuántas personas mayores que son los padres de alguien están aisladas y olvidadas? Es verdad que un animal de compañía no tiene el mismo estatus que una persona, aunque tras la reciente modificación del Código Civil ya no es así, y pensamos que no es lo mismo abandonar a un perro que abandonar a un niño. Hay personas que por sus creencias, su base cultural o la razón que sea no establecen vínculos. Incorporan a un animal a su vida por una razón normalmente utilitarista y, cuando aparecen problemas, se deshacen de él. La antrozoología nos ayuda a detectar los factores de riesgo para prevenir el abandono.

¿En qué sentido?

Cuando alguien va a adoptar o a comprar un animal, se debería hacer una serie de entrevistas de selección para detectar qué personas están capacitadas para tener una relación de éxito con un perro o con un gato. A veces, primamos la parte estética a la hora de incorporar un animal en nuestra vida, pero cada uno tiene su personalidad y su temperamento y no tienen por qué ser compatibles con los nuestros.

Hablaba también de entender por qué hay crueldad con los animales.

Si quitamos a los animales de la ecuación y nos preguntamos por qué hay crueldad, ¿cuál es la respuesta? Hay seres humanos que son crueles, independientemente de que la víctima sea alguien de nuestra especie o de otra. Está muy estudiado que la crueldad con animales es el inicio de un camino hacia la crueldad con las personas. Por ejemplo, en algunos casos de violencia doméstica, el animal también es víctima. Si un veterinario detecta maltrato animal, es probable que exista también maltrato hacia otros miembros de la familia.

Otra rama de la antrozoología estudia el uso terapéutico de los animales de compañía. ¿Cómo influyen en personas mayores que vivan solas?

Se ha comprobado que las personas mayores que conviven con animales de compañía tienen la tensión arterial más baja y controlada, los trastornos ligados al aislamiento también se reducen, el sentimiento de utilidad y autoestima salen reforzados y se fomenta la autonomía, ya que un animal exige que la persona haga una serie de ejercicios diarios

También estudia el antropomorfismo, la atribución de cualidades o rasgos humanos a un animal.

El antropomorfismo es una capacidad humana. Asignamos rasgos humanos a otros seres o incluso a objetos. En cierta medida, el antropomorfismo es la base de la empatía con los animales, nos permite sentir una conexión con nuestro perro o nuestro gato y considerarlos seres cercanos. Ahora bien, un exceso de antropomorfismo también puede ser un problema, porque podemos exigirle al animal reacciones que no le corresponden.

Hay estudios que han probado que llegamos a influir tanto en los animales con los que convivimos que incluso cambian su personalidad.

A lo largo de la coevolución de los animales y el ser humano, la mano del hombre ha marcado la domesticación. Estas especies, y perro y gato en particular, han ido modificándose para adaptarse a lo que el ser humano les pedía. Era lo que marcaba su supervivencia. Por ejemplo, los perros tienen un músculo en las cejas que no tienen ni los lobos ni otros cánidos que les permite poner una mirada tierna. Ese músculo ha surgido porque es un rasgo que hemos favorecido o seleccionado las personas. A nivel de personalidad, tanto en los animales como en las personas hay rasgos que son innatos. Pero muchos otros se modifican a lo largo de la vida en función de lo que le ocurra al animal en relación con su entorno y sus referencias, con nosotros.

Tradicionalmente hemos clasificado a los animales por el servicio que nos prestan o el perjuicio que nos causan. ¿Está cambiando?

Los animales son buenos o malos y punto, así lo hemos visto siempre. Es cierto que algo está cambiando, pero va a costar. Me sorprende incluso que se esté dando este debate sobre las macrogranjas. Parece que se está despertando algo en una parte de la sociedad. Aun así, cuando nos sentamos a la mesa a comer un trozo de carne, la mayoría no se plantea cómo ha sido la vida de ese animal. Nadie piensa en cómo se ha tratado ese animal o cómo se ha sacrificado. Con la fauna salvaje también lo vemos, empezando por el lobo o el oso y siguiendo por las especies que se consideraban alimañas y han sido erradicadas. Hay más conciencia, creo que sí, pero no sé hasta qué punto estamos dispuestos a hacer los cambios necesarios.

El cambio ahora está en que la gran mayoría de personas que conviven con perros o gatos ya comprenden que tienen personalidad. Esto antes no pasaba. El perro era un perro y punto, no tenía emociones. Además, la proporción de hogares con animales de compañía cada vez es más alta.

¿Y extender esta percepción a todos los animales?

A mí me sorprende ver a gente que adora a su perro y al mismo tiempo defiende la tauromaquia. Nos cuesta abstraer y darnos cuenta de que estamos hablando de animales que tienen emociones y personalidades. A los perros y a los gatos los hemos ido incorporando como miembros de la familia, a otros animales nos cuesta más. Otro caso evidente es el de la experimentación animal. Por qué un perro de raza beagle acaba en una familia que le da una buena vida y protege sus derechos y por qué otro acaba en un laboratorio donde se le tortura legalmente. Hay ciudadanos caninos de clase A y de clase B. No tiene ningún sentido.

¿Cuáles son las causas de esta reticencia a considerar a todos los animales como seres sintientes?

Si considerásemos que todos los animales sienten, nos veríamos obligados a tomar una serie de decisiones para actuar en consecuencia. Si el toro sufre, no puedes permitir, éticamente, los espectáculos taurinos. Como no se quiere cambiar eso, se entra en disonancia cognitiva. Nos intentamos convencer de que el toro no siente, pero la ciencia ha demostrado que sí sufre. Tomar conciencia supone cambiar de hábitos y asumir ciertas renuncias.

¿Qué opinión le merece el anteproyecto de la ley de protección y derechos de los animales?

Es un avance social y creo que tenemos que estar contentos. Hace cinco años me dicen que íbamos a estar tramitando esta ley y no me lo hubiera creído. Pero es cierto que es una norma que hay que pulir. Por ejemplo, los animales para experimentación no están incluidos en el anteproyecto.

Ni la ganadería ni la tauromaquia.

Claro. Pero prefiero pensar que es un inicio. Se podrían mejorar muchas cosas, pero bienvenida sea esta ley. Ha habido un cambio de conciencia social que ha obligado a cambiar la legislación. A su vez, la nueva normativa obligará a cambiar a aquellos que no habían tomado conciencia inicial. La gente que pensaba que podía tener a su perro atado todo el día se lo planteará ahora de otra manera.

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Comentarios
  1. Gracias por tu dedicación al mundo de los sentimientos de los animales tanto «racionales» como «irracionales»(que en realidad no sé a cuál pertenecemos dado nuestro salvajismo con la vida).
    Y me vas a disculpar…pero la palabra «personalidad» considero que sólo puede aplicarse cuando hablamos de personas…
    Cuando hablamos de animales «irracionales» deberíamos utilizar otra definición…. «animalidad»…. «carácter» no sé…. Siempre me suena mal aplicar personalidad a un animal. No porque sea animal (que nosotros también lo somos) si no porque no son personas.
    Gracias por tu trabajo.

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