Cultura
Corto documental | ‘Paula’, un testimonio visual de la supervivencia precaria
Fernando Iglesias narra cómo surgió 'Paula', un corto producido por El Deseo con banda sonora de Alberto Iglesias, el músico fetiche de Pedro Almodóvar.
Fernando Iglesias, fotógrafo y videocreador, sabe que las imágenes nos encuentran y nos obligan a decidir qué hacer con ellas. Paula, su corto documental que muestra los asentamientos de braceros migrantes en los campos almerienses, se cruzó en su camino –literalmente– hace unos meses. Y supo que tenía que hacer algo; detenerse a mirar para contarlo a su manera. “Yo veo las cosas pero no soy creador”, asegura con una humildad que forma parte de la belleza de toda su obra. Producido por El Deseo, la banda sonora de Paula está compuesta por Alberto Iglesias, el músico fetiche de Pedro Almodóvar.
“Me ofrecieron exponer fotografías en Murcia, en el Congreso de Artes y Diversidad que celebran allí y, de camino para allá, pasé por Almería, y por las carreteras vimos esos campamentos; me quedé hipnotizado mirándolos. Con el plástico negro que tienen, que es muy espectacular. Fue a raíz de eso y luego también porque, cuando estábamos en Almería localizando para una película, me iba corriendo a la playa, que estaba como a tres kilómetros, y por el camino iba viendo ropa de gente. Y era de la gente que llega en pateras. Y me los empecé a imaginar pasando por allí, recorriendo ese mismo camino, solo que ellos hacia dentro, yo hacia fuera; yo por placer, ellos por desesperación”.
Y lo grabó con el móvil. “Me gustan mucho los sonidos raros y escuchar. Entonces empecé primero grabando el audio del sonido y después, en una de estas veces en las que estaba corriendo, empecé a grabar también los pasos. Adelanté un poquito la cámara para que no se vieran mis pies y ya empecé a grabar todo ese suelo. Y de ahí ya empezó a volar todo. Y, como ya habíamos pasado por delante de los campamentos… esa fue la chispa. Pensé: ¿cómo puedo meterme yo ahí?”.
Entró, en un primer momento, con ayuda de Juan Nicolás y de CEPAIM, que le facilitaron entrar allí con una cámara de fotos y el teléfono. “Después entré una segunda vez, cuando ya tenía la primera carga de imágenes. Fue también un poco anárquico: quiero grabarlo pero tampoco sé lo que quiero grabar. Y sé que no quiero que se vea gente porque no les gusta ni a ellos ni a mí. No lo veo necesario. Es indigna en sí esa arquitectura para que alguien viva ahí dentro. Que te salga alguien diciéndote lo horrible que es… Míralo. Y encima entiendo que a ellos tampoco les guste porque tenían una sensación… Porque, si al final el corto tiene alguna difusión y ha salido alguna cara, puede llegar a sus familias y entonces no es plato de buen gusto para ellos”. En ese segundo momento se detiene en el agua. “Porque es algo fundamental allí, claro. No hay agua, no hay alcantarillado, no hay duchas. Solo hay inventos maravillosos que se hacen ellos, pero antihigiénicos. Y ya ahí se enredó todo otra vez”.
Fernando reflexiona sobre la situación: “La mayoría de quienes malviven ahí son temporeros que vienen a recolectar la fresa, tomates o lo que sea. Este está en Almería, pero hay en Huelva y en todos lados y muchísimos… Muchos de ellos los han contratado en origen, los traen aquí, hacen esa temporada y, después, muchos de ellos, evidentemente, no se vuelven y se quedan en estos campamentos. El rollo es que, al año siguiente, vuelve a haber una recolección, o a lo mejor hay dos o tres o las que sean, y les es más fácil contratar en origen de nuevo por todo el papeleo que conlleva, traer más y llenar más esto en vez de arreglarle los papeles a la gente que ya está ahí en condiciones infrahumanas. A mí me parece más lógico y mucho más barato, seguro, a la larga, muchísimo más barato, ponerlos en condiciones. Es que además vienen a trabajar… Esos miedos que tienen a esta gente que… Porque atreverte y meterte en eso… madre mía la fuerza que tienes que tener”.
‘Paula’ y el fuego
Paula es mucho más que un testimonio visual de la supervivencia precaria; es también una hermosa pieza de arte efímero, el testimonio de un lugar que dejó de existir pocos meses después de que Fernando lo grabara tras ser arrasado por un incendio, y cuyas fotografías sirven como ceniciento epílogo.
“Hay unas fotos que me mandaron y se te ponen los pelos de punta. Y no entiendo que no haya más incendios si las conexiones a la electricidad son con horquillas del pelo y con tacos de madera. Cero seguridad. Además, en cuanto llueve, arrasa con todo. Es un poco como en los campamentos de refugiados del Sáhara o de Argelia. No hay ninguna diferencia. Estamos en Andalucía con Marbella y su alcaldesa ahí al ladito, pero… Es un sitio que el relator de Naciones Unidas ya dijo que era de los peores que había en el mundo, a nivel de Bangladesh. Y me parece tan indecente… Me indigna. Además, ahora viendo que para un mundial de fútbol ponen allí como cincuenta campos de fútbol de casas prefabricadas y está allí la gente pagando un dineral por eso… Y tardan en montarlo un mes. Y esta gente está viviendo ahí entre… No sé, es todo muy injusto. No lo entiendo, la verdad. Se me escapa un poco”, analiza.
No obstante, considera que este corto es la mejor forma que tiene para contarlo aunque siga sin entenderlo. “Yo no soy de muchas palabras, no soy muy hablador. Por eso, a lo mejor, es impersonal y… ahí no hay imágenes tocadas, no hay nada que no sea verdad. Y creo que esa propia impersonalidad es lo que le da un poco de personalidad al corto. De todas formas, a pesar de lo que me indigna y lo tristísima que es la situación, me parece visualmente potentísimo. Esas estructuras con la madera de palé, con el plástico por encima que le ponen… Hay gente más cuidadosa y menos cuidadosa, pero las cosas que hacen… Para aislarlo plantan plantitas alrededor de su edificación para que crezcan para arriba y que, cuando llegue el verano, estén más fresquitos. Porque, claro, imagínate lo que es estar en Almería a cuarenta grados en agosto metido en un plástico negro. Es una locura”.
Fernando se centra ahora en la educación: “Son asentamientos ilegales pero consentidos. Menos mal que están ahí las ONG y gente que está trabajando sobre el terreno. Las asociaciones están todo el día hablando con el Ayuntamiento y el Ayuntamiento siempre promete. Pero yo creo que lo que falta es educación. No sé si social o no sé cómo llamarla. Porque les tienen miedo, así resumiendo y a lo bruto. Es miedo lo que tienen. No les quieren alquilar una casa porque piensan que se van a meter allí a hacer fuego en el salón y a ponerte toda la… Pues, chico, que haya un cafre una vez en tu vida no quiere decir que todo el mundo sea un cafre. El Ayuntamiento mismo podría ponerles unos espacios o unas duchas, que no tienen y no se pueden duchar. Estas asociaciones ponen un sitio con unas duchas y un sitio al que pueden ir a un médico si se encuentran mal, pero todo esto es privado. Sin embargo, lo saben todo, son conscientes perfectamente, pero parece que toda la historia se centra en acabar con ello en vez de cómo resolverlo. Y es muy feo”.
‘Paula’ y el deseo
“El proyecto del corto empezó a crecer porque vieron las imágenes y les parecieron una maravilla. Pedro Almodóvar y El Deseo dijeron ‘oye, ¿y qué te parecería…?’. Porque todo esto fue en medio de una exposición que hacían allí, en la que íbamos a colgar una obra de Pedro y de Jorge Galindo y a localizar para un corto que se ha rodado hace poco, y fue entonces cuando pasamos también por los campamentos. Y vieron las imágenes cuando estábamos allí hospedados. Las vio Lola, las vio Pedro y me dijeron ‘¿y por qué no les quieres meter un poquito más de…? Ya verás tú que Alberto (Iglesias) te va a hacer una maravilla, va a ser la bomba’. Dijeron que en el montaje iba a ganar, y es verdad. La verdad es que, cuando lo vi, me quedé… Teresa Font, la montadora, crea una historia ahí encima con el gato. Es una maravilla. Y, a lo mejor, de la otra forma, si hubiese puesto las imágenes crudas para que fuese más realista… haría perder la atención. Sería de estas cosas incómodas que te hacen girar la cabeza. Y, gracias al montaje y a la música, creo que puedes estar todo el rato mirando y, además, verlo bonito. Salvajemente bonito”.
En España –especifica– se calculan 30.000 personas en esa situación. “Yo te estoy hablando de estos dos campamentos que son 900. Pero es que 30.000 en España… Quise detenerme ahí, no verlo de paso, de camino y acelerando. Ahí todo el mundo acelera. Tiran millas. Es como ‘cuanto menos lo vea, menos daño me hace’. Todo esto es que no me entra en la cabeza y quería entender qué coño pasa, por qué están ahí en medio de la nada sin agua. Era por curiosidad y por hablar con dos o tres y por saber. Y son gente de lo más cordial y estupenda del mundo, nada agresiva. Y en esa situación imagino que tu intimidad es poca. Pero por esa curiosidad viene toda esta historia, mira tú”.
Y cierra insistiendo en que esto no es posible: “Es algo que tiene que solucionarse porque es ilegal. Es tu obligación. Si eres gobernante, es tu obligación. Del que sea: de la Junta de Andalucía, del Gobierno central… O que uno presiona al otro y el otro presiona al uno. O los dos a la vez. Lo que no puedes tener es eso ahí. No puedes tener esa gente ahí y así. Y además, repito, que pienso que es gente honrada y viene a trabajar. Y encima perfectamente absorbibles. Simplemente con un pelín de voluntad. Y tanto efecto llamada… ¿Qué efecto llamada? Se me caería la cara de vergüenza. Se creen que porque tú pongas a una gente a vivir medio decentemente con agua… ¿te crees que se van a poner a saltar en pateras para venir aquí y que tú hagas…? Es que usan unos argumentos… ¿De verdad te crees que esta gente viene por capricho? Como quien viene a ver un concierto de Madonna a España y cruza con la patera”.
‘Paula’ y el futuro
“Ahora estamos preparando una instalación con fotografía y proyección del corto. La instalación consistiría en construir una chabola con los palés, con plástico y los cables colgando, tierra por el suelo… Y es un proyecto un poco complicado porque luego hay que ver dónde proyectar el corto: si dentro de la chabola o en una sala con pantalla grande. Estamos todavía en ello, pero es difícil porque necesitas un espacio grande, producción… Estoy moviéndolo todavía”.
Insiste en la necesidad de difusión: “Quiero que todo se vea más, que tenga más difusión… Ya no es por vanidad, sino porque a lo mejor soluciona algo. Me encantaría, vamos. Se lo doy a televisión para que lo emita y que vea la gente lo que hay aquí abajo. Me encantaría, pero no lo sé. Lo que no quiero es que se muera el corto. Porque, además, es completamente actual. Esto es de 2020. Cuando yo estuve en el Sáhara era principios de los 90. Y te garantizo que estamos hablando de lo mismo. Que también es un poco terrible que no haya dejado de ser actual”.
El mundo ha cambiado tanto que muy pocas personas se indignan por lo que están sufriendo las personas que no han elegido donde nacer ni vivir, es indignante que prevalecen más los intereses que las vidas humanas. El mayor ejemplo es la situación del pueblo Saharaui. Reconocido nuestro derecho de vivir libres en nuestra tierra. Nuestro hándicap es nustra riqueza como el continente africano. Solo intercambio de intereses. La migración es usada como mercancía desgraciadamente.
¿Que no entiendes que la gente esté pagando mientras tanto un dineral en el mundial de futbol? ES EL CAPITALISMO, Fernándo; pero lo más grave es que la gente es ADICTA a él. Se han sustituido los valores por el dinero.
Con respecto a la inmigración yo me pregunto si no sería la mejor solución obligar a nuestros gobiernos a que inviertan, en lugar de en guerras, en proyectos internacionales de desarrollo, en educación, en control de la natalidad en determinados países para que la gente pudiera vivir en su país sin necesidad de emigrar. Siempre habrá emigrantes políticos, climáticos y de otra índole, pero menos.
En mi ciudad también hay gente de aquí pidiendo en las calles. Cuando les pregunto por esa renta básica me dicen que a ellos no les ha llegado. O que no les llega hasta fín de mes.
En lugar de invertir en guerras, hay tantas necesidades donde invertir: en la mejora de la sanidad pública y no permitir que la privaticen que ésa es la intención, en una escuela pública y de calidad para todxs, en bienestar social…pero si la gente está dormida y contenta con los recortes en derechos y libertades, con la carestía de la vida, si se resigna a que acabemos con unas migajas poco o nada se puede hacer.
LAS CIFRAS DE LA VERGÚENZA (Oxfam)
76% de las emisiones mundiales de carbono proceden de los países del G20. Los 10 países más afectados por el cambio climático emiten tan sólo el 0,13.
123% ha aumentado el hambre durante los últimos 6 años en los 10 países más pobres.
1% de las personas más ricas de la tierra genera el doble de emisiones que la mitad más pobre.
26 millones de personas se ven obligadas a vivir en la pobreza por los desastres naturales cada año.
8 veces más fondos requiere hoy la crisis humanitaria relacionada con el clima extremo que hace 20 años.
2.800 millones de euros diarios de beneficios han acumulado los sectores del petróleo y el gas durante los últimos 50 años. Sus beneficios en menos de 18 días bastarían para financiar la totalidad de los llamamientos humanitarios de Naciones Unidas en 2.022.