Especial Entrevistas Antifascistas | Sociedad
Morgan Finssiö: “La extrema derecha es una amenaza para la democracia y los derechos humanos”
'La Marea' inaugura un ciclo de entrevistas con antisfascistas de distintos países con esta conversación entre el periodista de la revista sueca 'Expo', un referente desde que fue fundada por Stieg Larsson en 1995.
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MIQUEL: En La Marea teníamos muchas ganas de hablar con expertos en extrema derecha y hoy hemos decidido que queríamos invitar a esta conversación a una persona que la conoce bien. Se llama Morgan Finnsiö, vive en Suecia y trabaja para una de las revistas pioneras en el análisis, investigación y denuncia de la extrema derecha. Expo es un proyecto muy ambicioso que además cuenta con una fundación y ha realizado una labor de investigación periodística excepcional durante estas últimas décadas. Una revista que fue fundada, además, por una persona muy conocida tanto a nivel periodístico como literario, el gran Stieg Larsson, que también contribuyó al análisis y seguimiento de la extrema derecha cuando poca gente le prestaba atención en Europa y más allá de ella. Explíquenos qué es Expo, en qué consiste su trabajo en esta revista y las investigaciones que se están llevando a cabo en ella.
MORGAN: Soy periodista e investigador de la Fundación Expo y de la revista Expo Magazine, que publicamos cuatro veces al año. Expo fue fundada en 1995 en Suecia por Stieg Larsson y otros periodistas como respuesta a un movimiento de extrema derecha muy agresivo y en rápida expansión en la Suecia de entonces. A mediados de los años 90, se produjo la llamada tercera ola de organización fascista en Suecia y surgió una nueva generación de jóvenes que se radicalizaron como parte del llamado movimiento skinhead, inspirado por la música británica white power, por la supremacía blanca estadounidense y por las tradiciones e influencias nacionales también en la escena ultraderechista sueca.
En esa época, en los años 90, como ya he dicho, este movimiento era muy agresivo y sus representantes llevaron a cabo una serie de ataques violentos contra personas en la calle, algunos ataques organizados, otros espontáneos, y varias personas resultaron muertas. Un joven adolescente fue torturado hasta la muerte por neonazis, un joven solicitante de asilo fue apuñalado hasta la muerte al azar, hubo ataques contra sindicalistas e izquierdistas, etc. Y esto dio lugar a una especie de movilización popular generalizada contra el racismo en Suecia, y la Fundación Expo fue una de las iniciativas que surgieron de esa movilización antirracista.
La idea de la Fundación Expo siempre ha sido hacer periodismo de investigación, producir información, crear conocimiento y difundir ese conocimiento porque creemos que una de las formas esenciales de defender la democracia es proporcionar conocimiento sobre sus enemigos para protegerla. Así que, desde entonces, Expo ha cubierto de diferentes formas a la extrema derecha a través de investigaciones de seguimiento, periodismo de investigación y también trabajo educativo. Acudiendo a escuelas, sindicatos, comunidades religiosas, iglesias y grupos de la sociedad civil, y compartiendo nuestros conocimientos sobre la amenaza de la extrema derecha y la naturaleza de su movimiento con cualquiera que desee y necesite esta información para hacer más seguras sus comunidades o sus lugares de trabajo.
PATRICIA: En España, donde todavía falta mucho por asentar una cultura de derechos humanos y democracia, los periodistas que realizamos nuestro trabajo con este enfoque de derechos humanos a menudo se nos tacha de ser más activistas que periodistas. ¿Ocurre en lo mismo en Suecia o allí ya se entiende que no hay periodismo de calidad que no defienda los derechos humanos?
MORGAN: Ocurre ambas cosas, depende de a quién le preguntes. En general, hay una sólida tradición en la prensa y el periodismo dominantes suecos de una especie de perspectiva humanista liberal según la cual hay que defender los derechos humanos, hay que erradicar la corrupción, etcétera. Expo siempre ha sido reconocida como parte de esa tradición. Tenemos una agenda política, consideramos que el antirracismo es político y siempre hemos sido claros al respecto.
En Suecia existen sólidas normas profesionales sobre cómo ejercer correctamente el oficio del periodismo y sus directrices éticas. Es posible decir abiertamente que tenemos nuestras perspectivas ideológicas, que somos antirracistas y antifascistas, y hacer un periodismo justo y objetivo en la medida de lo posible. Nunca le hemos gustado a la extrema derecha, obviamente, pero tampoco les gustan otros periodistas de periódicos más grandes que también les investigan.
Siempre nos han llamado extremistas de izquierdas, incluso terroristas, y han intentado vincularnos a todo tipo de locuras. Estas calumnias eran su forma de intentar evitar ser objeto del periodismo de investigación. Pero a medida que la extrema derecha se ha hecho más fuerte políticamente en Suecia, han conseguido que otros medios compartan esa perspectiva y hablen de nosotros también de esa manera.
A Expo siempre se nos ha considerado tanto periodistas como activistas. La gente de extrema derecha hará hincapié en que somos activistas y dirán «tienen una agenda, así que nada de lo que publican, nada de lo que dicen es fiable».
Pero creo que, en general, todavía se nos ve más como los periodistas que somos en realidad.
«Es como si los políticos, de izquierdas y de derechas, se hubieran quedado sin ideas y lo único de lo que hablan es de la inmigración».
MIQUEL: Suecia ha servido durante muchos años de ejemplo por sus políticas de asilo, de inmigración, de derechos humanos…. Sin embargo, hemos visto en los últimos años que el partido de extrema derecha, Demócratas de Suecia, se ha convertido en el principal partido de la derecha sueca y, por otro lado, que las políticas y los debates sobre inmigración y asilo están siendo cuestionados. Por lo tanto, esta imagen y liderazgo que Suecia ha tenido durante muchos años en estos temas se está tambaleando de alguna manera. ¿Cómo se está viviendo esto desde Suecia?
MORGAN: Es un desarrollo deprimente, sin duda. Como dices, los otros partidos de derecha han aceptado la agenda de los Demócratas de Suecia en lo que respecta a las cuestiones de migración, no solo en un sentido abstracto o simbólico, sino de manera muy concreta. El gobierno actual está formado por los partidos de derechas y, fuera del gabinete, sus socios colaboradores son los Demócratas de Suecia, este partido de extrema derecha. Para apoyar este gobierno acordaron una agenda política llamada el Acuerdo Tidö dirigida a producir una nueva legislación e introducir nuevas normas, sobre todo acerca de la política de migración y también sobre cuestiones de ley y orden. Todo el mundo está de acuerdo de que este acuerdo es la lista de deseos de los Demócratas de Suecia. Ellos mismos se jactan de que esto será un cambio de paradigma en lo que se refiere a la política migratoria sueca: hará mucho más difícil trabajar en Suecia, emigrar aquí, obtener permisos de residencia, convertirse en ciudadano, disfrutar de beneficios sociales y económicos… Formas todas ellas de limitar las libertades y los derechos de los considerados no ciudadanos en Suecia y de que sea mucho más difícil venir aquí por cualquier razón.
¿Por qué ha ocurrido esto? Es una tendencia estructural a largo plazo en la política sueca. Antes existía un consenso muy fuerte sobre la importancia de los derechos de asilo, que Suecia tenga políticas de inmigración generosas, y que nuestro Estado del bienestar depende de la inmigración. Ese consenso ha dado un giro populista en la política sueca, tanto entre los políticos como en los medios de comunicación. Ahora la gente se siente cómoda hablando sobre los inmigrantes con discursos populistas de derechas, vinculando la inmigración con la delincuencia y problemas sociales, aunque nada de eso esté respaldado por los hechos ni por las estadísticas. Pero es una forma barata de ganar puntos políticos y, poco a poco, más partidos y políticos empezaron a adoptar esta forma de hablar de política. Es como si los políticos, de izquierdas y de derechas, se hubieran quedado sin ideas y lo único de lo que hablan es de la inmigración. Y eso fue un regalo para los Demócratas de Suecia porque ellos son los dueños de este tema desde que fundaron su partido en 1988. Ahora son el segundo partido más grande de la política sueca —el partido más grande siguen siendo los socialdemócratas, pero están sin poder—, y el más grande de toda la política de derechas de Suecia. Están marcando la agenda, tanto en sentido literal como figurado.
«La extrema derecha está organizada de manera internacional e, incluso, transnacional»
PATRICIA: ‘Expo’ es la revista de investigación más importante en cuanto al crecimiento de la extrema derecha en Escandinavia y específicamente en Suecia. Tiene el archivo más exhaustivo de los últimos veinte años sobre cómo funciona la extrema derecha y el terrorismo de extrema derecha. ¿Cómo se articulan y coordinan estos grupos en el plano internacional?
MORGAN: La extrema derecha está organizada de manera internacional e, incluso, transnacional. Históricamente, ha habido una tendencia a malinterpretar este movimiento como si fueran grupos nacionalistas compartimentados por países y regiones. Claro que los nacionalistas entraron en guerra entre sí por cuestiones de fronteras, pero la extrema derecha contemporánea y el movimiento fascista, desde los años veinte, siempre han sido movimientos transnacionales que comparten muchas características ideológicas, y en el plano del dicurso, del método y de los objetivos. No siempre son buenos cooperando, pero eso no significa que no sean el mismo movimiento. Mires al país que mires, sorprenden más las similitudes que las diferencias.
Por supuesto, hay pequeñas variaciones y son buenos adaptando sus posiciones y su discurso a los problemas locales, a los temas de actualidad de un lugar concreto. Pero en el corazón de su ideología, hay una resistencia violenta contra la idea de igualdad. No les gusta ningún tipo de igualitarismo, ni entre géneros, ni entre etnias y culturas, ni entre clases, ni entre nada. Quieren una sociedad jerárquica y ese es el núcleo de todo lo que hacen.
Y, por último, es importante reconocer lo violentos que son. Tienen un modo de operar en el que pasan del discurso y las ideas violentas a las prácticas violentas. Y, en última instancia, al terrorismo y al terrorismo de masas y, por extensión, finalmente, a la guerra. Siempre ha sido así con este movimiento, por lo que es muy peligroso política y físicamente.
MIQUEL: Recientemente, en Alemania, se desmanteló un presunto grupo terrorista que pretendía dar un golpe de Estado e incluso secuestrar a miembros del Parlamento. Su lista de objetivos incluía periodistas y políticos de izquierdas y conservadores. La amenaza del terrorismo de extrema derecha es considerada desde hace años como una de las amenazas globales más importantes para la democracia y para los países occidentales que, durante muchos años, han estado más preocupados por otros tipos de terrorismo. En el caso de España, ni siquiera se reconoce la existencia de esta amenaza terrorista de extrema derecha a pesar de que ha sido alertada por organismos internacionales y de seguridad de otros países de nuestro entorno. Este año hemos visto algunos atentados de extrema derecha. También en Suecia ha habido casos de violencia de extrema derecha que incluso se han considerado casos de terrorismo. Según vuestros análisis e investigaciones, ¿es real esta amenaza terrorista de la extrema derecha? ¿Existe desconocimiento o desinterés por parte de las autoridades para reconocer esta amenaza real?
MORGAN: La extrema derecha es una amenaza para la democracia en general y es una amenaza importante también para los individuos a nivel físico y para las comunidades de minorías a nivel de población en diferentes países. Me gustaría insistir en que la extrema derecha debe ser vista como un movimiento, no desde el punto de vista organizativo, sino como un movimiento que tiene ramificaciones en diferentes países. Y cuando vemos que este movimiento se está volviendo más violento en lugares como Estados Unidos, entre otros, esa violencia también se expresará en otros lugares.
Desde la década pasada, hemos visto una escalada muy aguda de la violencia de extrema derecha en diferentes países, algo que continuará porque, durante la pandemia, este movimiento creció junto al que cree en teorías de conspiración, que también radicalizó aún más a la gente. Algunos países manejan o reconocen esta amenaza mucho mejor que otros.
Alemania tiene muchos problemas con el extremismo de derechas, incluso en sus servicios uniformados, como la policía militar. Pero también tienen una estrategia antiterrorista policial muy proactiva por la que está realizando muchas detenciones. Han conseguido detener el complot que hemos visto recientemente con el movimiento Reichsbürger. Y el liderazgo político está ahí. Los principales dirigentes políticos de Alemania, tanto de la derecha como de la izquierda, han hablado públicamente y han dicho: «Esta es una prioridad para nuestro país. Tenemos que deshacernos de la extrema derecha».
En Suecia, por ejemplo, no existe ese nivel de liderazgo político o de claridad en los objetivos. Suecia considera que la extrema derecha es una amenaza. En los últimos dos años, los servicios de seguridad suecos han elevado la amenaza terrorista al nivel 3 de una escala de 5 niveles, pero queda mucho por hacer. Y creo que podemos fijarnos en países como Alemania y el Reino Unido, donde las autoridades están trabajando para contrarrestar esa, de lo que deberíamos aprender en países como España y Suecia.
Luego, la sociedad civil y los antifascistas de base y la gente corriente también tienen que movilizarse contra esta amenaza. En Estados Unidos, tras la época de Trump, hemos visto cómo mucha gente corriente que ha empezado a movilizarse de diferentes maneras. Así que tiene que ocurrir tanto a nivel público, con agencias y autoridades, como a nivel de la gente, que tiene que exigir ese tipo de acción a sus políticos y a sus servicios de seguridad. La amenaza es real y procede tanto de la derecha radical, actores y partidos políticos como los Demócratas de Suecia, como de la extrema derecha fuera de los Parlamentos y de las instituciones políticas formales.
«Cada vez más, la extrema derecha fabrica sus propias armas a través de la impresión 3D»
PATRICIA: Ha mencionado cómo la extrema derecha y el fascismo están operando, por un lado, a través de las instituciones por medio de los partidos políticos y, también, de los grupos que operan desde fuera, como grupos violentos y terroristas. ¿Cómo son las conexiones entre ellos, cómo se coordinan? ¿Tienen estrategias compartidas entre los que aportan el discurso y los de la lucha armada?. Y, por otro lado, me gustaría saber cómo ha podido influir en esto el hecho de que, como ya se ha documentado, algunas de las armas que se están enviando a Ucrania están llegando a otros países a través del mercado negro. Se han encontrado armas en Finlandia, en Dinamarca y en otros países procedentes de esas donaciones. ¿Cómo pueden estas armas ser utilizadas por estos grupos terroristas de extrema derecha?
MORGAN: Sobre la primera cuestión, es difícil dar una respuesta rápida porque puede cambiar de un momento a otro y de una situación a otra. Tomando a Suecia como ejemplo, si se pregunta a la dirección del partido Demócratas de Suecia y a la del grupo extraparlamentario más extremo, el Movimiento de Resistencia Nórdica, –un grupo nazi revolucionario–, qué piensan la una de la otra, dirán abiertamente»esos tipos están locos, no queremos tener nada que ver con ellos».
Sin embargo, si bajas al nivel de simpatizantes y de quienes están interesados en la ideología de extrema derecha de forma más general, estas personas no tienen fronteras tan fuertes entre los grupos, pueden simpatizar con ambos y pueden votar a ambos. En la Red, los encontrarás participando en actividades digitales en torno a ambos tipos de grupos. Hemos publicado, como otros colegas a lo largo de los últimos años, una y otra vez, las conexiones entre políticos locales, simpatizantes y trabajadores de partido Demócratas de Suecia con grupos más violentos y extremistas. Esto se debe normalmente a que la mayoría de los grupos extremistas quieren infiltrarse en el partido. Pero a veces no hay un plan, sino que es un solapamiento espontáneo. Y es normal porque tienen puntos de vista muy diferentes sobre qué métodos utiliza para alcanzar su objetivo pero comparten la misma visión de una nación pura, homogénea, que se limpia de minorías y elementos extraños… una sociedad jerárquica y antiigualitaria en la que las minorías son eliminadas o, al menos, puestas en su lugar.
Entonces, la mayoría de la gente interesada en esta ideología mirará a los diferentes partidos y grupos y dirá: «Bueno, los Demócratas de Suecia son buenos para conseguir leyes y legislación, y el Movimiento de Resistencia Nórdico es bueno para mantener las calles seguras de la escoria extranjera». Si nos fijamos en la historia del movimiento de izquierdas, vemos todo tipo de grupos que se considerarían rivales entre sí y se denunciarían mutuamente, pero que tienen objetivos generales muy similares.
En cuanto a la cuestión de las armas, creo que existe un riesgo. Creo que incluso los líderes europeos con una posición más firme a favor de seguir enviando armas a Ucrania, reconocen que, a largo plazo, se corre el riesgo de que las armas acaben en manos de grupos extremistas. Es un riesgo. Aunque antes de la escalada actual en la guerra de Ucrania ya había un montón de armas en circulación en Europa Central y del Este que, según algunos investigadores, se pueden rastrear su recorrido hasta las manos de los extremistas de derecha franceses. Ya hemos visto una preocupante circulación de armas.
También vemos otra tendencia preocupante: la de los actores de extrema derecha, a pequeña escala, que cada vez más fabrican sus propias armas a través de la impresión 3D. Hay muchos riesgos para la seguridad en lo que respecta a las armas y la extrema derecha. Tras ver el complot de la extrema derecha desactivado en Alemania, hay que pensar en el problema que supone que tengan acceso a grandes cantidades de armas y explosivos.
MIQUEL: Respecto a la organización recientemente desmantelada en Alemania, lo que llamó mucho la atención fue la implicación de varios militares y miembros de las fuerzas de seguridad alemanas. Aquí en España también se han denunciado en varias ocasiones algunas muestras de ideología de extrema derecha por parte de miembros de las fuerzas de seguridad del Estado y de las Fuerzas Armadas. ¿Está ocurriendo algo similar en Suecia o en los países escandinavos, según las investigaciones que ha realizado?
MORGAN: En Escandinavia en general y en Suecia en particular, todavía no hemos visto un problema tan grande como, por ejemplo, en Alemania, de infiltración o aparición de simpatizantes de extrema derecha en los servicios uniformados o en el Ejército. Sin embargo, sabemos —porque hablan de ello— que la extrema derecha sueca y la extrema derecha nórdica quieren infiltrarse en el Ejército. Hay una parte del Ejército sueco que se llama la Guardia Nacional, una especie de organización paramilitar de tipo voluntario, a la que es más fácil unirse porque es una fuerza voluntaria. Sabemos que los extremistas de extrema derecha suecos han hablado de unirse sistemática y estratégicamente a ella.
Es un riesgo para el futuro, especialmente ahora que vivimos tiempos de guerra en Europa. El aparato militar sueco probablemente crecerá en los próximos años, querrán reclutar muchos más soldados y personal nuevo, lo que supondrá un riesgo que las fuerzas suecas tendrán que vigilar. Me gustaría poder decir que confío en su capacidad para ser efectivas y vigilantes en este asunto, pero desgraciadamente, creo que existe una oportunidad para que los extremistas de derechas la exploten en este sentido. Pero, hasta ahora, solo hemos visto un puñado de casos de soldados simpatizantes, claramente, de la extrema derecha.
MIQUEL: Durante muchos años, hablar de antifascismo, para los medios de comunicación, era como hablar de tribus urbanas. El antifascismo no ha sido considerado como esa vacuna democrática, como esa defensa radical de los derechos humanos que había sido el antifascismo durante décadas. Esta situación, desgraciadamente, se ha prolongado durante demasiados años y hoy, sin embargo, ante esta emergencia y este llamamiento directo que nos hace la extrema derecha, ganando cada vez más terreno, el antifascismo empieza a ser ya una cuestión de autodefensa democrática. Y creo que es una situación que estamos compartiendo en varios países de nuestro entorno que no sé si se ha dado en Suecia y en los países escandinavos, teniendo en cuenta además que vuestro trabajo en la Expo nunca ha ocultado el hecho de que os consideráis antifascistas.
MORGAN: Bueno, creo que la situación en Suecia es similar a lo que has descrito en España. El término «antifascista» se ha asociado con el extremismo violento de izquierdas, con métodos violentos en general o con el llamado «movimiento antifa». «Antifascista» es un término sensible. Muchas personas que trabajan contra la extrema derecha, por los derechos humanos, por la democracia, prefieren no llamarse a sí mismos antifascistas porque es delicado. Prefieren llamarse antirracistas que se considera un término más seguro. Sin embargo, creo que es importante no rendirse ni renunciar al término «antifascismo» porque realmente es un movimiento amplio y siempre ha sido representativo de diferentes formas de contrarrestar a la extrema derecha.
Por supuesto, el antifascismo también ha tenido y tiene practicantes violentos. Si nos remontamos a la Segunda Guerra Mundial, es evidente que fue un conflicto violento contra el fascismo. Pero, si nos remontamos a los años veinte y treinta, siempre ha habido una gran variedad de enfoques para abordar este problema. Sophie Scholl, esta joven estudiante cristiana de Alemania que se resistió a los nazis, era antifascista, la Fundación Expo es antifascista, y otras personas están constantemente pensando en formas de ejercer de la mejor manera posible el antifascismo. Es importante y valioso defender ese término y no avergonzarse de él. No debería ser controvertido dentro de la democracia definirse como antifascista, que es combatir al fascismo. No debería ser controvertido desde una perspectiva liberal, ni conservadora ni de izquierdas.
«Por desgracia, ya no podemos dar por sentada la democracia«
PATRICIA: En España seguimos preguntándonos cuáles son las formas y los métodos más eficaces para frenar el auge de la extrema derecha. En ‘La Marea’ hemos entrevistado a numerosos expertos, hemos dedicado revistas a preguntar a diferentes periodistas y especialistas en derechos humanos cómo frenar este auge y cuál es la mejor manera: si es desmantelar sus canales de financiación, si es denunciar la falsedad de sus discursos, si es mejor silenciar algunas de sus declaraciones… y seguimos sin tener claro cuál es la mejor estrategia. En ‘Expo’, lleváis casi 30 años haciendo este trabajo de investigación, dando charlas en colegios, en ONGs con grupos políticos y también vigilando a grupos extremistas. ¿Cuáles crees que son las formas más eficaces de frenar a la extrema derecha, tanto política como a los grupos terroristas más violentos?
MORGAN: Obviamente, ni en Suecia ni en otros lugares hemos podido detener a la extrema derecha. Pero, sí, podemos ver que algunos métodos son más eficaces que otros. Lo primero, creo, es que es crucial que cualquier análisis y cualquier esfuerzo para contrarrestar a la extrema derecha tenga en cuenta y tome como punto de partida el hecho de que es un movimiento transnacional, al que le encanta reunirse, compartir ideas, ir a los programas y podcasts de los demás, aprender unos de otros… Interactúan de muchas maneras, lo que los convierte en un movimiento resistente e inteligente, así como una amenaza más peligrosa para la democracia. El trabajo para contrarrestar este movimiento también tiene que ser transnacional. Tenemos que hacer lo que estamos haciendo ahora: compartir experiencias, debatir métodos, cooperar y colaborar a través de las fronteras, porque es la única manera de contrarrestar esta amenaza.
Otra cosa importante es tender puentes y crear coaliciones contra la extrema derecha. Incluso con grupos con los que puede que no estés de acuerdo en todo lo que dicen o que pueden tener una opinión ideológica diferente. Es muy importante que el antifascismo y el antirracismo no se queden aislados en un sector concreto de la izquierda o del centro. Tiene que ser un movimiento amplio que implique tanto a las instituciones como a las bases, y a las agencias de seguridad, a las que hay que presionar a través de los políticos, del periodismo, del trabajo de opinión pública, para que actúen contra la extrema derecha.
Y también, la idea central de la Fundación y la revista Expo: difundir el conocimiento y la concienciación sobre cómo piensan y cómo trabajan estos grupos. Muchos otros grupos en Suecia —y creo que en todo el mundo occidental— se centran en las condiciones materiales de estos grupos. Y nosotros también lo hacemos. Pero también tenemos que entender sus ideas, sus discursos, su ideología. Y, desde un punto de vista democrático, desde el punto de vista de las personas que creen en los derechos humanos, en la igualdad y en la democracia, estas ideas pueden parecernos extrañas, repelentes, difíciles de comprender, pero es realmente importante que entendamos su ideología porque así es como llegan a los demás, cómo reclutan. Cuando estudiamos su pensamiento, vemos qué van a hacer a continuación, cómo van a responder a una determinada situación. Así que comprender e investigar sus ideas es muy importante
MIQUEL: Muchas gracias, Morgan, por su tiempo. Reconocemos y admiramos todo el trabajo que hace. Y ha sido un placer hablar, tender esos puentes entre países y realidades para combatir, como decía, un problema común, que es esta extrema derecha y este intento de revertir los derechos humanos y la propia democracia.
PATRICIA: Muchas gracias, Morgan. Para La Marea, Expo es una referencia muy inspiradora y esperamos poder volver a colaborar porque, efectivamente, esto es un trabajo transnacional. Muchas gracias.
MORGAN: Muchas gracias. He disfrutado mucho de esta conversación y os deseo mucha suerte en vuestro trabajo y espero que todos los que vean esta entrevista puedan contribuir de alguna manera al trabajo antirracista y antifascista. Todos tenemos que estar muy atentos. Por desgracia, ya no podemos dar por sentada la democracia.
Tekyo Pantzov : fascista vs facha , derecha/ultra vs ultraderecha , Franco vs Borbones ; da exactamente igual como los queramos denominar o llamar .
Salud.
Me agradan vuestros artículos, su lectura que nos induce a la reflexión academica.
En mi país, Perú, estos temas no son recurrentes, pero si de análisis.
Un saludo desde la Ciudad Blanca de Perú, Arequipa.
Sera que la alienación en la que vivo no me permite ver la realidad, pero no, no he visto, a pesar de mis desacuerdos con muchos representantes de la UE, que los que se están nombrando se “estén comportando y estén operando como cómo verdaderos tiranos golpistas” “verdaderos extremista de ultraderecha” o “fascista”. Tirano, golpista, extremista de ultraderecha y fascista, nada tienen que ver, aparte de que se confunda elección directa con elección democrática a la hora de saber si han sido elegidos para los cargos que ocupan, ni con lo que hacen ni con lo que dicen. Seguramente es por eso por lo que no has oído a ningún politólogo, ni periodista calificarlos de lo que tú dices que son, por la quiebra lógica existente entre la realidad y el relato delirante supuesto.
Una conservadora en lo social y neoliberal en lo económico, y el otro un socio-liberal que se desconectó de la socialdemocracia hace tiempo, tienen muchos defectos y se han transformado en burócratas, pero resulta absurdo hablar de tiranía, y golpismo, o de extrema derecha, a menos que no se sepa de que se está hablando cuando se nombran estas cosas.
Simpatzo con la causa de estos jovenes suecos. Sin embargo, creo qué hay qué tener mucho cuidado con el lenguage. Los terminos: » Extrema Derecha» o » Fascismo» o » Ultranacionalismo» o Extrema Izquierda», no son descripciones ilustrativas de ideologias o de visiones politico-economicas del mundo, sólo
son etiquetas con poco o ningun contenido y su uso repetido y acritico sólo produce confusión. Entre otras razones porqué, quienes usan estas expresiones, las consideran absolutamente categóricas, olvidando qué sólo son etiquetas con nulo caracter informativo. Por ejemplo: ¿alguno de los grupos, llamados de extrema derecha de Suecia, Alemania o España, esta llamando a una guerra de exterminio, a una yihad, contra los extranjeros o contra una etnia o contra un país ?, No. Nunca, se cuidan de no meterse en esa. Sin, en la UE observamos qué, funcionarios del más
alto nivel, utilizam rutinariamente una terminologia qué es la característica esencial de la extrema derecha, sin qué nadie los tache de extremistas. Me refiero al lenguaje utilizado rutinariamente en las arengas ( qué no son discursos) de von der Leyen, ése Borrel en especial y Stoltemberg, contra el pueblo ruso. En efecto, durante este año y con motivo de la invasión
de los militares rusos a Ucrania, los tres se han cansado de expresar su odio, altamente rasista y agresivo, contra la cultura y el pueblo rusos. En efecto, no se contentan con denostarlo, sino qué llaman a su exterminio; una actitud tipicamente extremista de derecha, fundamentalista y supremacista. Es decir típica de la más
extrema de las llamadas » ultra» derechas. Éste comportamiento de los tres mandamases de la UE es ya absolutamente inaceptable. Pero, ademas, debemos recordar qué ninguno de los tres: ni von der Leyen, ni Borrell, ni Stoltemberg han sido elegidos nunca para los cargos, supremos, qué ostentan. Y menos para qué digan semejantes barbaridades a nombre de la UE, claro. Por consiguiente, podemos decir qué la tipa y los dos tipos qué la veneran, se estan comportando, y están operando, cómo verdaderos tiranos golpistas, esto es, cómo verdaderos extremistas de ultraderecha. Lo terrible de todo esto, es qué, aunque los tres principales dirigentes politicos de la UE son , y actúan, cómo ejemplos de libro de lo qué los politólogos llamarian «extremistas de derecha», o fascistas, no he escuchado a ningún politólogo ni periodista calificarlos cómo tales y, tampoco, cómo hace el grupo sueco, discutir sus argumentos y denunciarlos publicamente.
Puede que sí, que parezca sesgada y exagerado el sesgo del articulo. Sobre todo si se miran los contenidos con la perspectiva que precisamente se “describe” en la dirección que su contestación cuelga como referencia (http://perseus.iies.su.se/~tpers/papers/CompleteDraft190301.pdf).
“Perdedores económicos, ganadores políticos”
Donde se refiere el creciente ascenso de la ultraderecha(que “no toda” es fascista aunque si este sea de ultraderecha) en Suecia, como en el resto mundo desarrollado, mediante la utilización de los efectos de una crisis de origen neoliberal (sistema económico hegemónico en el que se originó y a través de sus instituciones) cuyo fracaso, paro, inseguridad, inestabilidad y falta de perspectivas, copiando un modelo que ya conocimos en la década de los treinta del siglo pasado y que presenta la oferta de enemigos (el emigrante como culpable de nuestra apatía para los cambios de modelo y la solución real de problemas reales) como forma de apretar las filas propias responsabilizándolo, cual judío de entonces, de todos los males que nos aquejan.
Claro que como en todo estudio medianamente decente se enfocan, también, las deficiencias de sentido contrario, que no deberían servir para plantear esta “metonimia” en la que una pequeña parte toma el nombre del “Todo” haciendo parecer el contenido como lo contrario de lo que se dice, cuando en realidad explica, (recordemos como el fascismo se afianzo, tras la crisis del 29, en los efectos de la Gran Depresión y el hundimiento de los ahorros de la gente por la inflación, que se tanto se agitaban en los histéricos discursos del leader nazi), la repetición de un proceso que así quedó, para su mal uso, en las técnicas propagandistas sociales como modelo confirmado por parte de los expertos de “esto” de la creación de relato.
Y parece que, al contrario de lo que supone la estereotipada consigna, si han publicado tu carta.
En primer lugar, aprecio mucho la distinción hecha entre “fascista” y “extrema derecha”. Hay una lamentable tendencia a clasificar de facha todo lo que esté a derecha de Cantinflas. El periodista entrevistado hace alarde de cuán objetivo y científico es su método, pero plantea la oposición a la inmigración como un deus ex machina carente de toda base en la sociedad sueca, cuando se han publicado estudios exhaustivos que ubican esta corriente de lleno dentro de la tradición de la dialéctica histórica de corte marxista, dotado de análisis de clase.
Cito aquí unos ejemplos: Economic Losers and Political Winners: Sweden’s Radical Right, by Ernesto Dal Bo, Frederico Finan, Olle Folke, Torsten Persson, and Johanna Rickne PDF, February 2019
http://perseus.iies.su.se/~tpers/papers/CompleteDraft190301.pdf
El jefe del Partido Moderado sueco, Ulf Kristofferson, escribió en Facebook en noviembre de 2019:
“ … la segregación, la exclusión y la inmigración descontrolada de larga data que ahora genera graves delitos no surgieron de repente. Muchos comparten la responsabilidad por años de políticas mal concebidas y la incapacidad para abordar los problemas, incluido mi partido, los Moderados… Pero el primer ministro [el socialdemócrata Stefan Löfven] yerra fundamentalmente al describir la realidad. … Es completamente erróneo que esta evolución haya sido impredecible. Muchos lo advirtieron ya en la década de 1990… y muchas otras voces se les sumaron en la década de los 2000.
«Desde entonces, las voces se han vuelto muchas… los problemas de la inmigración a gran escala y la escasa integración, y los riesgos a largo plazo de una profunda exclusión, fuertes tensiones sociales y delitos graves, han sido planteados por muchos y con intenciones constructivas. Por lo tanto, la evolución ha sido predicho con precisión.
Pero demasiados políticos no hicieron caso se este fenómeno por demasiado tiempo…
… el Partido Moderado reconoce sinceramente que compartimos la culpa. Nosotros también deberíamos haber actuado antes, de manera más unívoca e insistente. Y en la medida en que mi partido ha ayudado a vilipendiar y excluir las voces [a saber los Demócratas Suecos] que querían y osaban dar la alarma, se merecen mi disculpa sin reservas y la de mi partido ….. … lo que [el primer ministro] Stefan Löfven no es capaz de ver, casi todos los demás lo ven: está bastante claro que las pandillas, los tiroteos y las ejecuciones están estrechamente vinculados a la inmigración excesiva y a su defectuosa integración. ¿Cómo es posible fingir lo contrario?»
19 nov 2019
https://www.facebook.com/UlfKristerssonM/posts/2534466263455715
Según el diario Aftonbladet, el 14% de los socios del partido SD son inmigrantes, la misma proporción que en la población de Suecia. Muchos son cristianos refugiados oriundos del Irak.
Fuente: https://en.wikipedia.org/wiki/Sweden_Democrats
¿Pero para qué seguir? Vosotros jamás vais a publicar esta carta porque no encaja con vuestra estrecha ideología. El caso es que vuestro “periodista” sueco es un embustero.