Economía | Laboral

Los motivos por los que trabajadores y trabajadoras de Correos van a la huelga por Navidad

Los empleados de Correos, que ya pararon el pasado 28 de noviembre, están llamados a la huelga por la CGT para pelear por un nuevo convenio

Un camión de Correos. GREGBOWDEN / Licencia CC BY 2.5

Por un convenio actualizado y contra la privatización del servicio. El primero se suscribió en 2011 y caducó dos años después; lo segundo responde a una mentalidad de beneficio empresarial que convierte a las personas usuarias por clientes. Esas son las dos razones principales por las que CGT ha convocado una huelga en Correos, la empresa pública de reparto postal y de paquetería que no se sienta en la mesa de negociación con los sindicatos desde el pasado mayo y en la que sus trabajadores y trabajadoras han perdido un 20% de su poder adquisitivo en los últimos 15 años. La compañía, por su parte, defiende que “mantiene abierta una línea de diálogo con todas las organizaciones sindicales”.

“Ahora mismo estamos en medio de un ciclo de movilizaciones que empezamos el 28 de noviembre, continuamos en estos días, y seguiremos el 4 y 5 de enero si la empresa no se sienta a negociar el convenio colectivo”, explica la secretaria de comunicación de CGT Correos a nivel estatal, Virginia Hidalgo. Estas fechas elegidas, 22 y 23 de diciembre, no son baladís, puesto que no trabajar el 24 y el 31 es un derecho adquirido en esta empresa pública, por lo que llamando a la huelga un par de días, Correos estará parado hasta cinco.

Uno de los principales retos a los que se enfrenta el sindicato, que comparte mesa en el comité de empresa junto a CCOO, la UGT, CSIF y un sindicato libre de la entidad, es llegar a toda la plantilla, dada la dispersión de los centros de trabajo. “Solo en la Comunidad de Madrid somos alrededor de 400 centros de trabajo, pero hemos intentado contar con todas las opiniones posibles y realizar el máximo número de asambleas para que esto no se quede en un bocinazo sindical”, relata Hidalgo.

De esta forma, la CGT pretende conseguir dos objetivos principales: un nuevo convenio colectivo propio que regule su actividad acorde con los estándares actuales, y no con los del año 2013, cuando caducó; y el fin de lo que ellos denominan la uberización del servicio. Es decir, que, aunque se trate de una empresa pública y aporte un servicio público, la mentalidad bajo la que funciona responda a criterios de competitividad y neoliberales.

Convenio con artículos derogados

“Nuestro convenio data de 2011, cuando se aprobó, y se sigue aplicando por la ultraactividad, pero llevamos nueve años con el convenio caducado. La realidad laboral española ha cambiado mucho desde entonces, hasta tal punto que nuestro convenio tiene artículos obsoletos directamente ilegalizados por la Audiencia Nacional”, argumenta la secretaria de comunicación de CGT, sindicato que ostenta el 8,52% de la representación de los trabajadores según Correos.

Para ilustrar esta cuestión que comenta la sindicalista, un ejemplo: Correos paga un extra a los repartidores rurales por la gasolina que utilizan, pero con precios de 2011 y teniendo que abonar ellos mismos lo restante. «También hay cosas que se han ido aplicando al sector público, cosas de sentido común, como las 35 horas semanales, que a nosotros no nos aplica”, prosigue Hidalgo.

A ello se suma que los trabajadores ven reducida su nómina si se encuentran de baja. “Si yo tengo dos días gripe, dos días de salario que pierdo”, se queja la sindicalista, quien añade que el salario base de Correos se encuentra mínimamente por encima del salario mínimo: “Aquí hay gente que gana los 1.000 euros pelaos por una jornada completa, cuando en los últimos cuatro años el SMI ha subido un 30%”, en sus propias palabras.

Según los cálculos que manejan desde el sindicato convocante de la huelga en Correos, en cinco años la plantilla ha perdido un 20% de su poder adquisitivo, lo que se traduce en unos 250 euros de media al mes. “Esa es la diferencia entre que el final de mes empiece el día 15 o cuando debe empezar”, apuntilla Hidalgo. 

Correos se defiende

La empresa, por su parte, asegura que “mantiene abierta una línea de diálogo con todas las organizaciones sindicales, con un espíritu marcado por una actitud constructiva y la escucha activa”. Según el punto de vista de la compañía, esto se ha traducido en la convocatoria de su mayor oferta pública de empleo en décadas, con 7.757 plazas de personal laboral operativo. También en la firma, “en el seno de la Comisión Negociadora, con los sindicatos que ostentan más del 80% de la representación, de un acuerdo para hacer efectivo el incremento retributivo del 3,5% para el ejercicio 2022”, sostienen. Correos, en cambio, no se pronuncia sobre por qué no se ha negociado un convenio nuevo después de que el anterior quedara caduco en 2013.

Por otra parte, CGT alerta de que, cada día, Correos se parece más a una empresa privada de distribución de mercancías y logística. Pese a tratarse de una empresa pública, los ritmos de trabajo y las condiciones a las que se dirige la compañía dicen lo contrario, tal y como defienden desde el sindicato. «Les cuesta ver que venimos de lo público y que hay ciertos derechos, como las jornadas continuas, que a la empresa le incomoda porque son un freno en la competición que han emprendido frente a otras empresas”, denuncia Hidalgo.

En 2001, Alberto Núñez Feijóo era presidente de Correos. Bajo su mandato, la compañía se convirtió en sociedad anónima estatal. “Pues, desde entonces, vamos hacia el precipicio. Quieren convertir esto en Amazon”, reflexiona Hidalgo. Ricardo Mallada es el secretario general de CGT Correos en España y también ve esta realidad de manera similar: “Lo público se abandona y nos enfocan hacia la paquetería. Sin ir más lejos, en los repartos nos dicen que dejemos de entregar las cartas si eso significa dejar de entregar los paquetes de Amazon”.

Por lo público, contra la privatización

Por eso, desde el sindicato han elegido un eslogan en el que reclaman un futuro público para Correos. “Incluso en reuniones hemos escuchado que todas las empresas reparten en fines de semana menos nosotros”, añade el secretario general. Mallada, que es cartero rural en Asturias, ve algunos hechos clave para sostener su opinión: “Desde hace años solo hablan del beneficio y tratan a los usuarios como clientes, dando prioridad al servicio privado frente al público”.

De esta manera, el sindicalista afirma que Correos prioriza envíos de paquetería china o de Amazon frente a otros que son de servicio público, como cartas de usuarios y notificaciones que, a pesar de la importancia que tienen, siempre quedan relegadas al último puesto, según indica. El deterioro, además, se ve en las cifras: si en 2008 España contaba con 66.000 carteros, actualmente la cifra solo alcanza hasta los 48.000. “Y es imposible dar un servicio de cantidad si reducen constantemente al personal”, remacha el sindicalista.

De los cinco sindicatos en el comité de empresa, tan solo CGT convoca la huelga en Correos. En la anterior ocasión, el 28 de noviembre, el paro estuvo sostenido por algunos sindicatos regionales además de CGT y llegó a colapsar ciudades como Madrid, Barcelona, Sevilla y Valencia. “Es difícil que tengamos datos de todas las provincias, porque ni siquiera tenemos presencia en todas ellas, pero parando las grandes ciudades podemos ver el impacto que tendrá en las demás”, alega Hidalgo.

Mallada, por su parte, concretiza que la plantilla de reparto en Madrid rondó el 70%, y en Barcelona el 60%. “Tenemos miles de centros de trabajo entre los lugares de reparto, oficinas y centros de clasificación. Hemos intentado consensuar esta huelga con la mayor cantidad de trabajadores posibles y solo estamos siguiendo el calendario que nos hemos impuesto”, concluye Mallada. 

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Comentarios
  1. jODER, MENCIONAIS A FREIJO PERO NO SERRANO EL ACTUAL PRESIDENTE DE CORREOS PUESTO A DEDO POR SANCHEZ, PP, PSOE, PODEMOS IGUAL CULPA TIENEN…

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