Política

El Senado rehúsa tramitar la reforma del poder judicial

La Cámara Alta se limitará a trabajar sobre los delitos de malversación y sedición. Pedro Sánchez anunció que el Gobierno acata la suspensión impuesta por el TC pero que «adoptará cuantas medidas sean precisas» para poner fin al bloqueo.

Pedro Sánchez, durante una intervención en el Senado, en una imagen de archivo. POOL SENADO

El Tribunal Constitucional (TC) impidió ayer en el Senado el debate sobre su propia renovación. La Mesa del Senado, tras una reunión extraordinaria, decidió hoy acatar esa decisión y seguir adelante con la tramitación de la ley sobre la reforma de los delitos de malversación y sedición. Pero nada más. Las enmiendas que afectaban al poder judicial han quedado apartadas.

La suspensión, ayer, del debate parlamentario, es, a juicio de muchos juristas, una medida sin precedentes. El hecho, por su excepcionalidad, empujó al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, a leer hoy una declaración en la que acataba la decisión del TC pero adelantaba su intención de trabajar para revertirla legalmente.

«Esta situación –afirmó el presidente– tiene su origen en la decisión que el principal partido de la oposición, el Partido Popular, adoptó cuando perdió las elecciones: decidió incumplir el mandato constitucional». El bloqueo, durante cuatro años, de la renovación del Consejo General del Poder Judicial y del Tribunal Constitucional tiene como propósito, a su juicio, «mantener la composición anterior, más favorable a su orientación», y «retener por medios espurios un poder que los ciudadanos no han validado en las urnas». El hecho de que ahora se impida debatir a los representantes electos es algo, según Sánchez, «que no tiene precedentes en la historia democrática de nuestro país, ni tampoco de ningún país del espacio institucional europeo».

El presidente dijo comprender «la indignación de muchos demócratas al sentirse vulnerados en un principio básico de la soberanía popular», pero llamó a la serenidad. «Nuestro sistema democrático dispone de mecanismos para superar una situación de esta naturaleza», aseguró. El medio para solucionar este «choque institucional», dijo, «no es otro, no puede ser otro y no va a ser otro que el de la ley y el del cumplimiento de la Constitución».

«Cuantas medidas sean precisas»

El presidente afirmó, explícitamente, que el Gobierno respeta pero no comparte la decisión del TC y que, en consecuencia, «adoptará cuantas medidas sean precisas para poner fin al injustificable bloqueo del poder judicial y del Tribunal Constitucional». Siempre, subrayó en varias ocasiones, respetando la Carta Magna.

Asimismo, senadores del PSOE y del PP se han posicionado en contra y a favor, respectivamente, de la inédita decisión del Tribunal Constitucional. Unidas Podemos, a través del presidente de su grupo parlamentario, Jaume Asens, apostó, como el presidente, por intentar la reconducir situación. «Hay que retomar la iniciativa legislativa. Ahora toca estudiar lo sucedido y volver a presentar una iniciativa para echar a esos magistrados que se han atrincherado ahí, en contra de la decisión de las urnas», declaró en TVE.

Estos «magistrados atrincherados» son, entre otros, el presidente del TC, Pedro González-Trevijano, y Antonio Narváez, cuyos mandatos están caducados y que ayer hicieron caso omiso de las recusaciones y votaron en una decisión que les afectaba personalmente.

Mientras tanto, una vez anuladas las enmiendas relativas al poder judicial, el Senado continúa trabajando en el cambio del Código Penal. La Cámara Alta votará el próximo jueves la reforma de los delitos de malversación y sedición.

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Comentarios
  1. El Tribunal Constitucional confirma que «el atado y bien atado» no era solo una frase.
    Los once miembros del Tribunal Constitucional (6 del PP y 5 del PSOE) han rechazado lo aprobado en el Congreso de los Diputados. El poder judicial vence al legislativo, el Constitucional manda más que el parlamento para demostrarnos (por si no lo teníamos claro) que el voto popular que conforman, tras una Ley d´hont incalificablemente injusta. pero aceptada en una especie de Trágala por el carrillismo, las cámaras, vale menos que la interpretación de los 11 prebostes del TC. Se da la circunstancia que, sin apelar a la dignidad, dos de los miembros con el cargo caducado y sobre los que recaía la petición de separarse de la votación, han ejercido sin pudor el derecho a votarse a sí mismo. La Justicia está en las mismas manos desde hace casi 80 años, los apellidos «ilustres», las familias «nobles», el bipartidismo sustentador del régimen del 78, no dejan margen a cambio alguno. El eslógan célebre de «Sí se puede» tampoco debía referirse a la justicia. Ni a la corona, ni al Ibex, ni a la OTAN; ni… , era más bien una expresión del deseo. En el actual sistema no cabe.

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