Economía

Qatar da juego en el IBEX 35

Qatar Investment Authority, el Fondo Soberano de Inversión de Qatar, cuenta con participaciones accionariales en IAG, Inmobiliaria Colonial e Iberdrola.

Ignacio Sánchez Galán, presidente de Iberdrola, y Al-Sayed, director general y consejero delegado de Qatar Holding, en 2011. SUSANA VERA / REUTERS

Los reyes de España solo han ofrecido dos cenas de gala en el Palacio Real en lo que va de año (además de un almuerzo con motivo del Día de la Hispanidad): la última, para recibir a los más de 30 jefes de Estado de los países miembros de la OTAN en junio, durante la celebración de la Cumbre Atlántica en Madrid. La anterior, la primera de 2022, tenía como objetivo agasajar al emir de Qatar, Tamin bin Hamad Al Thani, y a la jequesa, Jawaher Bint Hamad Bin Suhaim Thani, quienes llegaron a Madrid escoltados por casi medio centenar de coches.

Tal honor no se explicaría sin la lluvia de millones prometida por el emir en inversiones en España: 4.720 millones de euros más en los próximos años. Así, en la cena de gala tenían reservado un asiento los principales ejecutivos de Iberdrola, Naturgy, Enagás, Indra, Navantia, Banco Santander, Acciona o FCC, atentos a esta suerte de lotería de miles de millones procedente de la península arábiga. El Gobierno participó de la parafernalia otorgando al emir el Collar de la Orden de Isabel la Católica y, a la jequesa, la Gran Cruz. El Ayuntamiento de Madrid, por su parte, les entregó las llaves de oro de la capital. Un paso más en el lavado de imagen de la autocracia catarí, anfitriona del actual Mundial de Fútbol.

La relación España-Qatar

Según los datos recopilados por el investigador Pedro Ramiro en el libro IBEX 35. Tres décadas marcando la agenda política de España y de tu bolsillo, el Estado de Qatar cuenta con casi el 1,5% del valor del principal selectivo bursátil español en forma de acciones. Lo hace gracias a su fondo soberano, el Qatar Investment Authority, propietario del 25,22% de IAG (matriz de Iberia, entre otras), el 19% de la inmobiliaria Colonial y el 8,69% de Iberdrola, de acuerdo con datos actualizados a junio de 2022. IAG, si bien cotiza en el IBEX 35, es un holding aéreo hispano-británico.

La eléctrica vasca ha sido una de las inversiones más rentables de QIA, que actualmente es el principal accionista de la compañía. Solo en dividendos, el fondo soberano catarí ha obtenido unos 8.000 millones de euros desde que decidiese asociarse a Iberdrola en 2011; QIA pagó 5,63 euros por las primeras acciones que adquirió, las cuales hoy cotizan por encima de los 10 euros. En la inmobiliaria Colonial, Qatar Investment Authority es también el accionista mayoritario con una cartera que se acerca a los 800 millones de euros. Gracias a esta adquisición, QIA cuenta con dos asientos en el consejo de administración de Colonial, aunque no tiene ninguno ni en Iberdrola ni en IAG. Unas «exitosas inversiones», en palabras del propio emir catarí, que colocan a España como uno de los socios predominantes dentro de Europa para este país de Oriente Próximo.

Sin embargo, según explica David Hernández, profesor de Relaciones Internacionales en la Universidad Complutense de Madrid, Europa no tiene una relevancia significativa, ni política ni económica, para Qatar. Dentro del continente, no obstante, España se encontraría entre los tres Estados con mayor interés para el emirato, siendo Francia el socio principal. En el país galo, Qatar participa empresarialmente en Louis Vuitton, TotalEnergies, Accor o beIN Sports, entre otras, además de ser propietaria del Paris Saint-Germain, su brazo futbolístico más potente en Europa.

El Corte Inglés y PRISA

«Qatar mira a España como un mercado de oportunidades, sobre todo a partir de la crisis de 2008, cuando la situación económica era verdaderamente negativa y se buscan nuevos inversores. Ahí es cuando llegan Qatar, Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos… Y el primero entra en el sector energético, inmobiliario, de medios de comunicación… Se le vio como un socio necesario», explica Hernández, que asegura que la buena relación entre las casas reales de España y Qatar también es clave para esta alianza. Así, tras el partido de la selección española contra Costa Rica, Felipe VI se reunió en Doha con representantes de una treintena de importantes compañías españolas, como Acciona, FCC, Técnicas Reunidas, SACYR o Iberdrola y, posteriormente, con el emir de Qatar Tamin bin Hamad Al Thani.

Dentro del IBEX 35, Qatar Investment Authority (QIA) todavía se encuentra muy alejado de la capacidad inversora de otros fondos extranjeros como BlackRock, Norges Bank o Vanguard Group, que cuentan con participaciones en las 35 empresas del selectivo y que acaparan, respectivamente, el 3,67%, 2,14% y 2,12% del valor de IBEX. Asimismo, también está por detrás de Capital Group (1,68% del valor total), lo que coloca al fondo catarí en la quinta posición.

Fuera del IBEX 35, el emirato también cuenta con participaciones relevantes en empresas como El Corte Inglés o PRISA, la compañía editora de El País. En este caso, se trata de inversiones del jeque Khalid Thani Abdullah Al-Thani, miembro de la familia real, y que el pasado junio vendió la mitad de su participación en El Corte Inglés, quedándose con un 5,53% del total del accionariado –antes superaba el 11%–. El empresario catarí también redujo en verano su participación en PRISA por debajo de 5%, una compañía en la que llegó a controlar el 8,17% del capital. Tanto en El Corte Inglés como en PRISA, Al Thani controla estas inversiones con sendas compañías domiciliadas en Luxemburgo: Primefin e International Media Group SARL, respectivamente.

De acuerdo con el profesor de Relaciones Internacionales David Hernández, las futuras inversiones anunciadas por el emirato se dirigirán principalmente hacia el sector energético: «Empresas de este ámbito son las que posiblemente busquen la mayor parte del dinero catarí. Pero en el discurso de la cena de gala, el emir también habló de aprovechar la digitalización de la economía española, que abarcará diferentes sectores».

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Comentarios
  1. El fútbol contemporáneo — y, visto lo visto, todas aquellas actividades que alguna vez llamamos deporte — ha consagrado la derrota, no ya de la democracia — aunque sea liberal, que algo es algo — , sino de las ideas mismas de igualdad, libertad y, sobre todo, fraternidad.
    El «fútbol» y los «futbolistas» que están en Qatar son la expresión de un mundo donde los goles valen mucho; el placer de meterlos, vale mucho más; el todavía mayor placer de verlos meter, vale todavía más; pero, lo que de verdad tiene valor es la imagen de éxito con la cual las empresas trasnacionales del fútbol promocionan a modernos esclavos que se exhiben en vitrinas que le aseguren a sus dueños multimillonarias ganancias.
    Un informe elaborado por la consultora internacional Deloitte & Touche, asegura que el fútbol mueve todos los años más de 500.000 millones de dólares; aunque el dueño de los caballitos, Gianni Infantino — delante de alguien que le sabe al asunto de los negocios, Donald Trump, mientras le pedía convertir al fútbol en parte del «sueño americano» — , reconoció «apenas» un volumen de 200.000 millones.
    Unas pocas empresas — encubiertas como clubes deportivos y firmas de mercadeo — se han apoderado de la propiedad de la imagen no solo de los futbolistas mismos, sino de sus cuerpos, sus gestos, sus movimientos, sus deseos, sus escándalos. Esta es la época. Una economía imaginaria que manipula, multiplica, comercializa las imágenes — y ahora te las empaca en NFT, para que creas que tienes algo único — y un mercado capitalista que ha conseguido combinar y corromper el movimiento, la competición y la lucha en el campo de juego, que era patrimonio de todos; y compra y vende las imágenes deportivas que, alguna vez — por allá cuando todavía había deportistas y no contratados — , fueron depósito de la dignidad deportiva y humana.
    El resultado es ese gran negocio que los aficionados siguen llamando en todo el mundo por una singular homonimia, deporte.
    Lo peor del fútbol contemporáneo es que cada vez más, más gente, encuentra sumo gusto en eso — de los 8.000 millones de personas que somos en el planeta desde esta semana, se estima en 5.000 millones la audiencia esperada del Mundial de la FIFA en Qatar, aunque de la cifra se podrá descontar sin problemas mayores a los palestinos que Israel asesine en los próximos 28 días, los yemeníes que mueran bajo los bombardeos saudíes, algún polaco que resulte daño colateral del ejército ucraniano y los que, eventualmente, mueran de hambre en Eritrea.
    Lo peor es que resulte cada vez más apetecible, tan admirable, tan digna de imitación, la suerte de estos esclavos contemporáneos — y no la de los que fueron asesinados en la construcción de los estadios, como antes en la construcción de las pirámides egipcias o la muralla china, por cuyos albañiles se preguntó un día el sarcástico Bertolt Brecht.
    https://insurgente.org/dayron-roque-lazo-la-caida-del-reino-de-la-lealtad-humana-gramsci-el-futbol-y-el-mundial-de-qatar/

  2. Y a los talibanes en coordinación con EEUU. Qatar: un negocio para capos.

    Según 20 Minutos, los talibán ganaron millones de euros con la construcción de los estadios del Mundial.
    La subcontrata de maquinaria de construcción fue la vía de ingresos, según The Telegraph.
    El movimiento fundamentalista talibán ganó millones de euros durante la construcción de los estadios del Mundial de fútbol de Qatar, según afirma una investigación de diario británico The Telegraph, gracias a la subcontratación de equipos para el levantamiento de las instalaciones.
    Según responsables de la oficina política de los talibán en Doha, la capital de Qatar, el movimiento aprovechó dinero vinculado a las conversaciones de paz con EEUU y Naciones Unidas que tenían lugar en esta ciudad desde 2013 para “comprar y luego subcontratar maquinaria pesada para la infraestructura del torneo”.
    “Los talibán invirtieron mucho en la construcción de la Copa del Mundo y el torneo fue la gallina de los huevos de oro. Les pagaron millones”, según esta fuente del diario, que residió en la ciudad durante las negociaciones, finalmente frustradas cuando los talibán terminaron conquistando Afganistán por las armas en 2021.
    El dinero mencionado procedía de unos “estipendios” asignados a los integrantes de la oficina política talibán para vivir en el país y facilitar las negociaciones, que acabaron parcialmente destinados a la compra de este equipamiento para revenderlo posteriormente a un precio mucho mayor.
    “Algunos eran propietarios de entre seis y diez piezas de maquinaria pesada y ganaban hasta 11.000 euros por máquina al mes“, de acuerdo con esta fuente.
    Otras fuentes, antiguos diplomáticos afganos en Doha, han asegurado al diario que esta práctica “era un secreto a voces”. “La oficina política de los talibán estaban siendo bien pagada por el régimen de Qatar e invirtieron estos salarios en equipos de construcción para la Copa del Mundo“, añaden.
    El Gobierno de Qatar se ha limitado a comentar a ‘The Telegraph’ que “la oficina política (de los talibán) y sus actividades fueron coordinadas con Estados Unidos, que tenía plena visibilidad sobre todos los arreglos” y asegura que “todas las medidas adoptadas o los arreglos realizados cumplieron con las obligaciones de Qatar en virtud del derecho internacional y de las leyes y reglamentos pertinentes”.

  3. No está en el IBEX Juán Roig, miembro del Opus Dei, otro angelito benefactor de la humanidad.
    Explotación laboral. (El Salto)
    El método Mercadona que somete a 96.000 trabajadoras: silencio, sumisión y sectarismo.
    CGT Andalucía convocó una jornada de boicot al supermercado Mercadona el miércoles 16 de noviembre tras los últimos casos de acoso y abuso laboral.
    Según la propia compañía, “Mercadona es una empresa involucrada con los objetivos de la sociedad”.
    La falta de una postura crítica por parte de los medios de comunicación, la gran implantación en todo el territorio y una autorrepresentación amable por parte de la compañía hace que la sociedad tenga una visión positiva e inquebrantable de la empresa, hasta el punto de que está extendida la idea de que Mercadona es una de las empresas que mejor trata a sus empleados. Sin embargo, muchos testimonios nos aportan una realidad distinta a esta proyección.

    MERCADONA Y SAT ¿Quienes son los ladrones? pregunta Esther Vivas.
    Sacar de un supermercado nueve carros de la compra con productos alimentarios de primera necesidad sin pasar por caja para dárselo a quienes más lo necesitan parece ser constitutivo de delito; vulnerar derechos laborales, pagar un precio de miseria a los productores agrícolas y acabar con el campesinado local… queda impune ante la Ley.
    Hoy quien debería dar explicaciones frente a los jueces no son los sindicalistas del SAT con Juan Manuel Sánchez Gordillo a la cabeza, sino el propietario de Mercadona, Juan Roig, por las prácticas abusivas de Mercadona, que le han permitido amasar una de las principales fortunas del país, y ya de paso para dar explicaciones de los oscuros hilos que mueve tras las bambalinas de la política valenciana.
    La acción llevada a cabo por los sindicalistas del SAT puede ser ilegal, pero en el contexto de crisis aguda en el que nos encontramos es del todo legítima, mientras que precarizar las condiciones laborales puede ser, lamentablemente, legal pero no tiene nada de legítimo. Y cada vez son más las personas conscientes de ello. De aquí que frente la legitimidad y el apoyo a estas movilizaciones, la única opción del poder sea la represión y la criminalización. Solidaridad, pues, con aquellos que no se resignan y luchan.
    A pesar de que Mercadona ha buscado cultivar la imagen de una empresa familiar, preocupada por el bienestar de sus trabajadores y consumidores, al igual que las grandes cadenas del sector, destaca por imponer unas condiciones de trabajo abusivas y practica una política de gestión de la mano de obra que se basa en el mantenimiento de una presión constante a los trabajadores para asegurar su rendimiento. En el Estado español, una de las principales luchas sindicales contra una empresa de la gran distribución fue la mantenida en 2006 por los trabajadores de Mercadona en el Centro Logístico de Sant Sadurní d’Anoia. Además Mercadona ha tenido varias sentencias contrarias, por despidos improcedentes y acoso en el trabajo, durante los últimos años.

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