Sociedad

Capítulo 3 | ¿Queda hoy algo del ‘Prestige’ en las costas gallegas?

Hoy en día, las actividades pesqueras y marisqueras, y los espacios naturales de los que ellas se nutren, se siguen enfrentando a otros tipos de contaminación, a la sobreexplotación y al calentamiento global. Este es un nuevo capítulo de 'Las huellas del Prestige'

Restos de chapapote en las piedras de la costa en Camelle. BRAIS LORENZO

El Prestige se ha llevado, quizá por ser el accidente más reciente, la mayor repercusión mediática de las catástrofes medioambientales en la costa de Galicia. No hay que ir, sin embargo, muy atrás en el tiempo para recordar otras tragedias ecológicas en la misma zona. Este mismo año, el 3 de diciembre, se cumplen 30 años desde que el Aegean Sea, otro petrolero, encalló a los pies de la Torre de Hércules, en A Coruña. Aquella mañana de 1992, la carga comenzó a arder y generó una nube negra que atemorizó a la ciudad y contaminó las rías del Golfo Ártabro durante muchos meses. También aquí, en 1976, el Urquiola sufrió un grave accidente, que cubrió la costa coruñesa y se grabó en la memoria de la ciudad.

Y un 5 de diciembre de 1987 –es inminente, por tanto, el 35º aniversario–, el Cason embarrancó en la punta do Castelo, unos ocho kilómetros al norte del cabo Fisterra, muy cerca de donde el Prestige inició su deriva. Y, como en el Aegean Sea, la carga empezó a arder. Eran productos químicos tóxicos e inflamables. 23 de los 31 tripulantes fallecieron, muchos de ellos al saltar al mar huyendo del incendio a bordo. Rumores nunca confirmados especularon con que a bordo también había material radiactivo. Apenas año y medio después de la explosión nuclear de Chernóbil, el miedo era patente. Sin embargo, no quedó constancia, más allá de los primeros días, de una contaminación importante en la zona.

En 2002, del Cason y el Aegean Sea apenas quedaban los pecios, destartalados frente a la costa, y sus anclas: una expuesta en el puerto de Fisterra y la otra, en el acuario de A Coruña. Las costas estaban prácticamente recuperadas (al menos en relación con el impacto de estos vertidos) cuando llegó el Prestige. Lo que ocurrió a finales de 2002 y comienzos de 2003 fue, sin duda, una de las mayores catástrofes medioambientales causadas por el ser humano en Europa Occidental. ¿Pero queda algo de todo aquello? ¿Sigue el chapapote del Prestige presente de alguna manera en la costa gallega?

La muerte de cientos de miles de aves y la asfixia de muchas especies esenciales en la cadena trófica dejaron importantes cicatrices. Aun así, los científicos consultados concluyen lo mismo: la resiliencia de estas costas, expuestas al embate eterno de las olas, y la limpieza de cientos de miles de manos solidarias han acabado, casi en su totalidad, con las huellas medioambientales del Prestige. Hay, sin embargo, algunos impactos por aclarar, debido a la falta de datos previos y a los cambios que continuamente viven los hábitats marinos […].

La bateeira Dolores Gómez y la mariscadora María Vales recuerdan la marea negra en la ría de Arousa

Restos de chapapote en las piedras del entorno del santuario de A Virxe da Barca en Muxía. BRAIS LORENZO

Así comienza el capítulo 3 de Las huellas del Prestige, un reportaje multimedia que desbroza, dos décadas después, los hilos que un día abrieron la mayor catástrofe medioambiental en España. Puedes leerlo completo aquí.

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