Opinión
Kafka en Madrid
"No descarto acabar muriendo solo y triste, como un insecto al que nadie quiere; por otra parte, nada que no hayan experimentado miles de ancianos en las residencias de Madrid durante la pandemia", escribe Javier Durán.
Al despertar esta mañana, tras un sueño intranquilo, me encontré en mi cama convertido en un monstruoso insecto.
Me había transformado en una cucaracha, en un incendiario peligroso por haber ido a una manifestación para defender la sanidad pública.
Pongo Aló Presidenta, la cadena antes conocida como Telemadrid, y veo a la amada líder, en su primera aparición tras la manifestación, hablar de ETA.
¿Ha vuelto ETA? ¿Seré un colaboracionista de la banda? ¿Un nuevo miembro del comando Madrid?
Impactado por esta nueva patología, salgo corriendo a las urgencias de mi centro de salud, donde lo primero que veo en la puerta es un letrero de “No hay médico”.
Ir a las urgencias de un centro de salud y que no haya médico es una locura, eso confirma mi autodiagnóstico: estoy perdiendo la razón.
Saco mi teléfono móvil para pedir cita con psiquiatría, pero no hay cita hasta marzo de 2023.
La pido.
Pedir cita médica urgente se ha convertido en el nuevo comprar entradas para conciertos que se celebrarán el próximo año, un acto de fe.
¿Y ahora qué hago?
De repente, tomo conciencia de que igual formo parte de un grupo terrorista con cientos de miles de miembros, el grupo terrorista más numeroso del planeta, si no contamos a los ultraderechistas.
¿Qué hago? ¿Qué haría un terrorista novato como yo en pleno Madrid?
¡La kale borroka!
¿Lanzo objetos en la calle? ¿Patinetes, bicicletas, motos eléctricas? ¿Convierto un contenedor en una barricada?
¿Hago un homenaje a un asesino?
A quién quiero engañar, vivo en el Madrid de Almeida, eso es el día a día de nuestra ciudad.
Veo una Menina gigantesca envuelta en papel albal enfrente de mí, la busco en Google para confirmar que existe, que no es una alucinación mía.
Existe. Según Antonio Azzato, el venezolano que ha impulsado esta iniciativa, supongo que por amor al arte, es una Menina forrada con mantas isotérmicas que representa “el abrigo que necesitan en estos momentos los ciudadanos de Madrid”.
Inmediatamente abandono mi idea de la kale borroka, me han superado por la derecha.
¿Qué hago?
De repente, recuerdo que vivo en la ciudad de la libertad, sobre todo para tomarme una caña. Busco una herriko taberna, pero no hay.
Entro en un «Museo del Jamón”.
En la televisión del bar veo a Ana Rosa cariacontecida y secundada por su coro trágico griego por el éxito de la manifestación a favor de la sanidad pública; intenta minimizar el éxito de la protesta hablando de una huelga de camioneros que no es huelga ni tiene camioneros.
Si las reacciones desorbitadas a una manifestación son directamente proporcionales a su tamaño, estamos, sin duda, ante una de las más numerosas de los últimos años.
Aunque ha sido difícil calcular el número de asistentes.
Para ser un acto que inundó Madrid con cientos de miles de peligrosos activistas haciendo enaltecimiento de la sanidad pública, no había apenas cobertura de medios de comunicación, ni cámaras de seguridad del Ayuntamiento, ni imágenes aéreas, más allá de las grabadas con algún móvil.
Por no haber, no había apenas policía.
Hasta eché de menos que nos escoltaran unos cuantos cientos de policías como si fuésemos un grupo de neonazis que van insultando y amenazando gays por Chueca.
Tampoco vi a ningún antidisturbios, igual eso explica, por otra parte, que no hubiera ningún disturbio.
También eché de menos el omnipresente helicóptero que sobrevuela Madrid a todas horas. Vi uno sobrevolando la zona esa noche, supongo que para comprobar que todas las calles ya estaban vacías y había transcurrido todo con normalidad. Un alivio.
Han hecho zapping en la tele del bar, ahora aparece de nuevo Díaz Ayuso, nuestra Bolsonaro de Hacendado. Sigue con lo de ETA, algo de Catalunya y disturbios, y algo de lo malo que es subir impuestos a los ricos que no entiendo muy bien.
Creo que ella tampoco, pero es una sensación mía, seguro.
Pienso que no es casual que nuestra presidenta Trumpida hable de ese grupo terrorista del que usted me habla, de ETA, cuyas siglas son Euskadi Ta Askatasuna, Euskadi y Libertad; si cambiamos Euskadi por Madrid, sería “Madrid y Libertad”. ¡El programa electoral de Díaz Ayuso!
Impactado por esta revelación, salgo a la calle.
Paseando por la calle Génova paso por delante de la sede del PP, hago mi último intento del día para ver si valgo como nuevo integrante del comando Madrid y coreo la mítica consigna «Presoak etxera» (Los presos a casa).
Siempre he pensado que sería un ideón y una buena forma de ahorrar gastos al Estado transformar la sede del PP en un centro penitenciario, sería un ahorro brutal en partidas como el traslado de los presos.
Me vuelvo a casa, me acuesto.
Estoy agotado, creo que no valgo para esto de ser gudari.
Creo, incluso, que tengo unas décimas de fiebre.
Como todo esto es kafkiano, no descarto acabar muriendo solo y triste, como un insecto al que nadie quiere; por otra parte, nada que no hayan experimentado miles de ancianos en las residencias de Madrid durante la pandemia gracias al protocolo de la “vergüenza” de Ayuso.
BIBLIOGRAFÍA:
La metamorfosis, de Frank Kafka, adaptado por Peter Kuper. Editorial Astiberri.
Mejor la ausencia, de Edurne Portela. Galaxia Gutenberg.
Morirán de forma indigna, de Alberto Reyero, exconsejero de Políticas Sociales de la Comunidad de Madrid. Editorial Libros del K.O.
Carta en blanco con la palabra Libertad y foto de Isabel Díaz Ayuso. Propaganda electoral del PP para las elecciones autonómicas de Madrid.
El capitalismo y sus lacayas no tendrían vida sin alienar las mentes y crear el caos y la destrucción: A río revuelto ganancia de pescadores, las ganancias de unos son las pérdidas de otros.
“Yo entiendo que pedirle a un comunista que entienda de datos económicos es como pedirle a un neandertal que entienda de internet”.
Cuando no acude a Cuba, Venezuela y Corea del Norte para tapar la situación caótica, por ejemplo, que vive la Sanidad madrileña.
Gracias por el artículo, me pareció creativo.
Españistan apesta a podrido , a rancio , a insalubre , a nocivo ; siendo el asqueroso » Madri » el frasco que contiene todo ese anterior » perfume…………..» .
Salud.