Economía
Especial econoNuestra | Inflación, salarios y lucha de clases, con Fernando Luengo
El debate sobre las causas y las implicaciones de la inflación, que ha alcanzado en nuestras economías cotas históricas, así como las políticas para superarla, es trascendental. Los salarios están en el centro de este debate. Para el pensamiento económico conservador existe la amenaza de instalarnos en una espiral salarios/precios, por lo que exige que las personas trabajadoras pierdan capacidad adquisitiva, contribuyendo de esta manera a suavizar las tensiones inflacionistas.
Lo cierto, sin embargo, es que la supuesta espiral salarios/precios no existe ni se la espera. Son los beneficios corporativos los que están registrando un fuerte crecimiento y están disparando al alza los precios. La vía de salida para luchar contra la inflación no puede ser, por lo tanto, la contención salarial. Al contrario: un adecuado funcionamiento de la actividad económica precisa que se mantenga el poder adquisitivo de los salarios que, además, es de justicia para los trabajadores y trabajadoras.
Este es el tema que Fernando Luengo , coordinador del videoblog econoNuestra, aborda en el vídeo «Inflación, salarios y lucha de clases», resultado de una charla organizada por la Casa de Cultura y Participación Ciudadana de Chamberí y celebrada en la Casa del Cura, que ha contado con la colaboración de La Marea.
Da igual como lo expliques; y sobre todo si es, como se ve, razonablemente argumentado; el contenido solo alcanza a una pequeña parte de los lectores que deja fuera, principalmente, a los seguidores y fieles de la “creencia económica conservadora” que no están dispuestos a seguir más que las clásicas consignas de los habituales de la carcunda mediática. Esos que cuando ya no pueden apoyar lo que llaman recaudación confiscatoria española porque esta está por debajo de la media europea recurren a la presión fiscal como forma de sostener el mensaje, aunque también esta sea causa de lo mismo, en España solo pagan impuestos las nominas y la presión fiscal solo recae en los que pagan porque el resto evade, esconde en una economía sumergida que alcanza principal mente a los que más ganan.
Un enfoque estructural que nos permite ver a los que más ganan desde futbolistas a ministros, pasando por artistas, sin que nombremos aquí los comisionistas y primados y hasta el Rey emérito, escondiendo los ingresos tras testaferros y empresas offshore en paraísos fiscales, mientras en “los naranjos” florece esta argumentación destinada a la intoxicación propagandista.
Una explicación que se construye en la misma filosofía que esconde los efectos de la inflación, construida en el oportunismo y el privilegio de los mercados, pretendiendo, como en la crisis de 2008, cargar sobre los salarios en saqueo que realizan los beneficios.
A pesar de todo, el mensaje goebbelsiano –repetir tantas veces la mentira como sea necesario hasta que se crea como verdad- funciona y una buena masa de ciudadanos alienados en aquella defienden y evitan meditar sobre la realidad que los hechos nos cuentan.