Que sea una mujer no es una eventualidad, no pasa desapercibido. Sería así en cualquier país europeo donde ser primera ministra es aún algo excepcional. Lo es mucho más en un país como Italia, donde las leyes que defienden los derechos de las mujeres llegaron siempre con retraso, y todavía lo hacen, en un sistema enormemente patriarcal. Los números sobre la presencia de mujeres en la política del país transalpino son también enormemente desesperanzadores, y algunos partidos aún se lamentan de las famosas “cuotas rosas”: solo una mujer es presidenta de región en Italia y son solo siete alcaldesas en 106 ayuntamientos de las principales ciudades. En este contexto, la ultraderechista Giorgia Meloni (Hermanos de Italia) lidera desde hace meses los sondeos de las próximas elecciones.
El objeto de debate no es ahora si una mujer tomará las riendas por primera vez en Italia, donde han gobernando personajes como Silvio Berlusconi –de nuevo candidato–, sino que sea una mujer que comparte casi nada, o nada, con el feminismo. Al otro lado, en la izquierda italiana que defiende medidas centradas en las mujeres, se produce también una contradicción: hay pocas mujeres y ninguna gran líder vinculada al principal partido, el PD, que pueda enfrentar el ideario de Meloni. La foto que resulta de ello es la de un país que podría votar este 25 de septiembre en masa por una mujer primera ministra con un discurso donde se anima a las italianas a estar en casa y cuidar de la familia.
Lo repite siempre, lo hizo en España cuando acompañó a sus aliados de VOX en un mitin que consiguió viralizarse por la violencia de su discurso, donde insistía en uno de sus mantras: “Soy una mujer, soy una madre, soy cristiana y no me lo pueden quitar”. En su autobiografía, top ventas en Italia, Io sono Giorgia (Yo soy Giorgia), publicada el pasado año, reconoce que las mujeres tienen que “currárselo” el doble, pero que ella cree en la meritocracia y que donde ha llegado lo demuestra. “Al final fue menos difícil de lo que pensaba”, dice.
Benedetta Scuderi es secretaria de los Jóvenes Verdes Europeos, socia de la principal coalición de centro izquierda con el PD y candidata a las elecciones italianas en la circunscripción europea. “Giorgia Meloni se equivoca desde el principio. Dice que las mujeres podemos conseguir todo con la voluntad. Es un argumento falso. Es evidente que las mujeres vivimos, por desgracia, una situación de desigualdad que nos hace tener muchas menos posibilidades que los hombres. No es que no queramos, es que durante mucho tiempo no nos han dejado”, explica la joven política.
Benedetta responde a la crítica generalizada de las pocas mujeres que hay en la izquierda en política. “Vayas donde vayas siendo mujer y queriendo deconstruir la sociedad patriarcal, encuentras problemas. Sea a derecha o a izquierda. Tengo que reconocer que vivimos en una sociedad, la italiana, aún muy machista. Y la izquierda no está exenta de ese sistema que nos domina hace tantas décadas”, confiesa. Scuderi finaliza recordando algo que para ella es fundamental: “Ser mujer no quiere decir ser feminista. Meloni es el ejemplo”.
Un aparente paso al frente para algunas mujeres italianas –varias asociaciones “feministas” piden el voto para Meloni porque consideran un logro que una mujer sea primera ministra independientemente de su ideología– es, en realidad, un paso atrás para muchas otras. Michela Murgia, prestigiosa escritora y periodista italiana, especializada en temas de género, respondía ante la prensa extranjera lo siguiente: “Ninguno parece creer verdaderamente que finalmente Giorgia Meloni vaya a ser primera ministra. Hay una infravaloración de las consecuencias del fenómeno. Hace poco leí un artículo en una revista de lifestyle femenina italiana en la que valoraba el hecho de que fuese mujer, veía que eso ya era un logro. Y esa revista la leen las mujeres más vulnerables, las que tienen menos armas, aquellas que se obtienen con la formación. Ahí ha calado el mensaje y ahí es donde veo peligro”.
Huracán Meloni
Analizaba también con preocupación cómo cree que esa infravaloración se deba a que muchos italianos ya no cuentan con los instrumentos críticos para entender la matriz de una Meloni fascista que, según la intelectual italiana, tienen ante sus ojos pero que está enmascarada con una estrategia de endulzamiento de su discurso”. Además, a pesar de que Meloni es una mujer líder, el resto es mayoritariamente masculino y, por los esquemas tradicionales de la derecha, en los que también habla en su autobiografía, ha estado siempre rodeada de hombres desde que con poco más de quince años comenzó su militancia política.
Tras la dimisión de Mario Draghi, Italia se enfrenta este 25 de septiembre a unas elecciones donde la guerra, la inflación y los fondos de recuperación de la UE son los tres temas fundamentales. Pero el huracán Meloni y el 25% de votos que le auguran los sondeos han puesto el debate de género encima de la mesa. Se habla de mujeres y poder ahora que parece más cercano que nunca que se empiece a escribir “la primera ministra italiana”. Mientras ahí fuera muchas mujeres no sentirán esa esperable victoria como la suya.