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Carta a la redacción de ‘La Marea’
Hola, redacción de La Marea:
He leído con interés y atención vuestro dossier sobre la independencia de los medios. Incidiendo en lo que dice Ángel Barbas, «la creación de una comunidad fuerte de lectores/as o suscriptores/as es un elemento fundamental para mantener y reforzar la independencia de un medio», aporto algunas reflexiones sobre lo que yo -como lectora y suscriptora- busco en el periodismo y los medios de comunicación independientes. No se refieren necesariamente a mis lecturas de La Marea.
- Además de que se verifiquen los hechos -el popularísimo fact-checking-, agradezco que no se mezcle la opinión del periodista con el relato de los hechos. Para ese cometido están las columnas de opinión.
- Los lectores necesitamos que se nos presenten las noticias sin interpretarlas. Nuestros conocimientos son los que son, pero no somos tontos y, desde luego, no necesitamos que se nos adoctrine.
- Cuando un periodista entrevista a alguien -sobre todo en directo- debe escuchar a su interlocutor. De esa escucha saldrán las preguntas más interesantes. Se puede tener un guión con los puntos más relevantes a tratar, pero estos no deben condicionar la conversación. Además, y con demasiada frecuencia, en la pregunta va implícita la contestación. Es una manera de crear opinión, tan sutil como habitual en los medios dominantes.
- Por último, uno de mis temas favoritos, la importancia del lenguaje en el periodismo. No voy a repetirme, porque ya he tratado este tema en otro texto, pero insisto: el lenguaje puede moldear un discurso deseado. Por desgracia, el periodismo no se libra de cierta mediocridad y falta de cultura (general) en muchos ámbitos de la sociedad. No le interesa al poder que seamos seres pensantes y críticos, sólo que aceptemos su punto de vista sobre lo que él considera que son las necesidades de la sociedad. Para no extenderme, me remito a algún ejemplo a modo de explicación. Parece que los habitantes en España somos mayoritariamente españoles, consumidores y de clase media. El abuso de estos tres términos crea discurso y cala en la opinión pública con una facilidad pasmosa. Hablar de españoles no solo excluye a los habitantes que no lo sean, sino que indica también lo poco que importan las minorías a las élites y lo molestas que son cuando piden sus derechos. La palabra consumo ya ha sustituido todo sinónimo: gasto, uso, empleo, compra… Se nos considera para todo contribuyentes al PIB, lo único que le interesa al capitalismo. Teniendo en cuenta que la clase obrera está ausente del debate porque, en mi opinión, nuestros gobernantes no entienden ni de lejos lo que es la clase obrera y sus necesidades, de repente la clase media lo inunda todo. Hasta el presidente del Gobierno habla de la «clase media trabajadora». La misma frase es un oxímoron. Si eres asalariada o pensionista y no tienes otros ingresos, no puedes ser jamás clase media. Hay clase media en España, sí, pero es cada vez más pequeña, se precariza y se convierte en clase trabajadora. Y no confundamos cierta clase acomodada -vivienda propia, algún ahorro, suficientes ahorros para una vida digna- con la clase media.
Como siempre, espero aportar al debate.
Un abrazo,
Christine Lewis Carroll, suscriptora
Las opiniones y los datos aportados en este artículo son responsabilidad de su autor/a y no representan necesariamente el ideario ni la metodología de trabajo de La Marea.
En general, me parecen muy acertadas las observaciones y sugerencias que formula Christine Lewis Carroll. Pero me llama la atención que no considere la exclusión más general. Cuando indica «Parece que los habitantes en España somos mayoritariamente españoles, consumidores y de clase media» para criticar las exclusiones que ese lenguaje implica, se olvida de la más general: la exclusión de las mujeres, que somos españolas o inmigrantes, y consumidoras o no, y de clase media o no. El lenguaje genérico masculino se produce en un entorno que excluía a las mujeres de casi todo. Decir ahora que nos incluye es inexacto. Además, también se puede hablar de ciudadanía española e inmigrante. «Ciudadanía» si es un genérico que nos incluye.